Los Cor­to­me­tra­jes Nomi­na­dos Para Los Oscar 2014

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Los cor­to­me­tra­jes que han sido nomi­na­dos para optar al pre­mio Oscar 2014 abar­can tres géne­ros: a) fic­ción, b) ani­ma­ción, c) documental.

 Una escena del corto HELIUM

Una esce­na del cor­to HELIUM

En la sec­ción de fic­ción se dis­tin­guen algu­nos cor­tos de nota­ble cali­dad. Un buen ejem­plo es Helium del direc­tor danés Anders Wal­ter. Con gran sen­si­bi­li­dad pero sin sen­si­ble­ría algu­na, el direc­tor enfo­ca la rela­ción enta­bla­da entre un enfer­me­ro de un hos­pi­tal con un niño allí inter­na­do que se encuen­tra afec­ta­do de una dolen­cia ter­mi­nal; con un cuen­to que el abne­ga­do hom­bre le rela­ta, el peque­ño ele­va su espí­ri­tu e ima­gi­na­ción per­mi­tien­do de este modo lograr un subli­me con­fort en sus últi­mas horas de vida.

 Una escena de AQUEL NO ERA YO

Una esce­na de AQUEL NO ERA YO

El impac­tan­te cor­to espa­ñol Aquél no era yo del rea­li­za­dor madri­le­ño Este­ban Cres­po incur­sio­na en el tema de los “niños sol­da­dos”, o sea meno­res que son obje­to de lava­dos cere­bra­les para com­ba­tir como si fue­ran robots en con­flic­tos béli­cos. Den­tro de ese con­tex­to se asis­te a la his­to­ria de Pau­la, una mujer espa­ño­la lle­ga­da a Áfri­ca para una labor huma­ni­ta­ria, y Kaney, un niño afri­cano que actúa obe­de­cien­do las órde­nes de un gene­ral de un ejér­ci­to rebel­de y es adies­tra­do para matar sin titu­bear. Cuan­do ambos se encuen­tran en un pues­to fron­te­ri­zo, las cir­cuns­tan­cias obli­ga­rán a que los acon­te­ci­mien­tos adquie­ran un cli­ma de hon­do dra­ma­tis­mo para cul­mi­nar con un des­en­la­ce de reden­ción hon­da­men­te emo­cio­nan­te.

Otro sóli­do rela­to lo ofre­ce Xavier Legrand en el cor­to fran­cés Avant que de tout per­dre (Antes de Per­der­lo Todo) en don­de el tópi­co de la vio­len­cia físi­ca con­yu­gal sale a relu­cir. Den­tro de un cli­ma de exce­len­te ten­sión, una mujer casa­da y sus dos hijos se apres­tan a huir del super­mer­ca­do don­de ella tra­ba­ja con la ayu­da de sus cole­gas, cuan­do el abu­si­vo mari­do apa­re­ce en el lugar tra­tan­do de ubi­car­la con inten­cio­nes nada agra­da­bles. Ese film es un buen ejem­plo de cómo en 30 minu­tos se pue­de desa­rro­llar una his­to­ria huma­na de con­si­de­ra­ble sus­pen­so que muy bien podría pres­tar­se a un largometraje. 

Cier­ta intri­ga aun­que no del todo logra­da es la que se apre­cia en el cor­to bri­tá­ni­co The Voor­man Pro­blem de Mark Gill. La his­to­ria gira en torno de un reco­no­ci­do psi­quia­tra que debe tra­tar a un pri­sio­ne­ro que se con­si­de­ra Dios; en las entre­vis­tas que man­tie­ne con el con­vic­to sur­gen cier­tos momen­tos de inte­rés que se pres­tan a la refle­xión, pero el inte­rés de la pre­mi­sa ini­cial se esfu­ma cuan­do se pro­du­ce un cam­bio de roles no muy con­vin­cen­te que con­du­ce a un final abrupto.

El últi­mo de los cor­tos de fic­ción es Do I Have to Take Care of Everything? de ori­gen fin­lan­dés per­te­ne­ce a Sel­ma Vilhu­nen. En tono de far­sa se asis­te a un rela­to que sin ser tras­cen­den­te resul­ta diver­ti­do; en esca­sos 7 minu­tos de dura­ción se desa­rro­lla una tra­ma cen­tra­da en una fami­lia que en for­ma pre­ci­pi­ta­da lle­ga a una igle­sia para asis­tir a una boda cuan­do en reali­dad se está cele­bran­do un funeral. 

En la sec­ción de ani­ma­ción se encuen­tra la diver­ti­da aven­tu­ra Get a Hor­se de Lau­ren Mac­Mu­llan don­de los entra­ña­bles per­so­na­jes del ratón Mic­key, su novia Min­nie, el peli­gro­so Peter Pata de Palo y algu­nos otros per­so­na­jes de Dis­ney cobran vida en la pan­ta­lla y fue­ra de ella a tra­vés de una narra­ción flui­da y ame­na; el cor­to repre­sen­ta una nos­tál­gi­ca evo­ca­ción de los pri­me­ros fil­mes de ani­ma­ción del genial dibujante.

A tra­vés de imá­ge­nes digi­ta­les Lau­rent Witz pro­po­ne con Mr Hublot un film de ani­ma­ción surrea­lis­ta de un mun­do pobla­do por habi­tan­tes con­for­ma­dos por par­tes mecá­ni­cas res­ca­ta­das y en don­de el señor Hublot, un per­so­na­je que pade­ce de ago­ra­fo­bia, verá su ruti­na alte­ra­da con la pre­sen­cia de un canino robot.

Fil­ma­do en blan­co y negro, el cor­to Feral de Daniel Sou­sal rela­ta la expe­rien­cia de un niño sal­va­je y su difí­cil adap­ta­ción a la civi­li­za­ción des­pués de haber sido des­cu­bier­to por un caza­dor en una zona bos­co­sa; lo que se apre­cia es una ver­sión ani­ma­da de lo que Fran­co­is Truf­faut brin­da­ra en L’ enfant sau­va­ge (1970).

Cier­ta­men­te ori­gi­nal resul­ta Pos­ses­sions del ani­ma­dor japo­nés Shuhei Mori­ta quien rela­ta el encuen­tro de un via­je­ro per­di­do en la mon­ta­ña que se topa con cier­tos obje­tos como para­guas y kimo­nos pro­vis­tos de almas.

Sim­pá­ti­co y tierno es el rela­to pro­pues­to por Max Lang y Jan Lachauer en Room on the Broom don­de se esta­ble­ce un víncu­lo amis­to­so de una ama­ble bru­ja hechi­ce­ra con un pája­ro, un perro, un gato y un sapo a quie­nes ella aco­ge en su esco­ba vola­do­ra. Posi­ble­men­te éste sea el mejor de los fil­mes ani­ma­dos com­pi­tien­do por el Oscar.

Den­tro de los cin­co cor­to­me­tra­jes de carác­ter docu­men­tal se des­ta­ca el cana­dien­se The Lady in Num­ber 6 del direc­tor Mal­com Clar­ke. La narra­ción enfo­ca la tra­yec­to­ria de Ali­ce Som­mer, la más ancia­na sobre­vi­vien­te del Holo­caus­to; esta excep­cio­nal mujer de 110 años de edad (cuan­do se fil­mó tenía 109 años), con ple­nas facul­ta­des men­ta­les y de un opti­mis­mo a ultran­za, narra cómo la músi­ca trans­for­mó su exis­ten­cia y sien­do la razón por la cual los nazis le per­do­na­ron su vida en el cam­po de con­cen­tra­ción de The­re­siens­tadt al demos­trar­les sus habi­li­da­des de pia­nis­ta. Lo sor­pren­den­te es que el docu­men­tal la mues­tra des­ple­gan­do aún sus con­di­cio­nes de músi­ca en la inter­pre­ta­ción de algu­nos de sus com­po­si­to­res pre­fe­ri­dos como Bach, Brahms, Beetho­ven, etc. Clar­ke logró un film de gran ins­pi­ra­ción y pro­fun­da­men­te emotivo.

El cor­to de Esta­dos Uni­dos Cave­dig­ger del direc­tor Jef­frey Karoff con­cen­tra su aten­ción en los tra­ba­jos de Ra Pau­let­te, un artis­ta exca­va­dor de 65 años de edad que se dedi­ca a pro­du­cir caver­nas artís­ti­cas que ase­me­jan cate­dra­les uti­li­zan­do las pie­dras are­no­sas de los acan­ti­la­dos ubi­ca­dos en el nor­te del esta­do de New Mexi­co. Cada una de sus obras maes­tras lle­va un buen núme­ro de años des­de el momen­to de su con­cep­ción has­ta que el tra­ba­jo es com­ple­ta­do. Actual­men­te se encuen­tra embar­ca­do en la eje­cu­ción de un ambi­cio­so pro­yec­to don­de aún fal­tan varios años para que esté concluido.

El docu­men­tal Facing Fear de Jason Cohen rela­ta la impro­ba­ble amis­tad que se esta­ble­ce entre un homo­se­xual y un neo nazi que lo había bru­tal­men­te atacado. 

Sara Ishaq es la direc­to­ra de Kara­ma Has No Walls; este cor­to  de Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos ilus­tra los acon­te­ci­mien­tos trá­gi­cos que tuvie­ron lugar el 18 de mar­zo de 2011 en Yemen, cuan­do en una pací­fi­ca demos­tra­ción 53 pro­tes­tan­tes, soli­ci­tan­do la remo­ción del auto­crá­ti­co pre­si­den­te Ali Abdu­llah Saleh, fue­ron masa­cra­dos por fran­co tira­do­res del gobierno.

El últi­mo de los cor­tos es Pri­son Ter­mi­nal: The Last Days of Pri­va­te Jack Hall de Edgar Barens, cuyo tema gira en torno de los últi­mos meses de vida de un con­vic­to de la peni­ten­cia­ria del esta­do de Iowa pade­cien­do de una enfer­me­dad ter­mi­nal; Jack Hall había par­ti­ci­pa­do en la Segun­da Gue­rra y fue des­pués con­de­na­do por haber mata­do a un tra­fi­can­te de drogas.