El Regre­so del Hom­bre Araña

THE AMA­ZING SPI­DER-MAN 2. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Marc Webb

Des­pués del pri­mer capí­tu­lo de la nue­va serie del Hom­bre Ara­ña comen­za­da hace dos años las aven­tu­ras de Peter Par­ker como el Hom­bre Ara­ña con­ti­núan, aun­que esta vez la tra­ma carez­ca de la fres­cu­ra de la ante­rior tri­lo­gía comen­za­da en 2002.

For­mal­men­te, esta segun­da par­te está correc­ta­men­te fil­ma­da y ade­cua­da­men­te inter­pre­ta­da con­tan­do con sufi­cien­tes esce­nas de acción para que el públi­co joven se sien­ta satis­fe­cho; sin embar­go, resul­ta más cues­tio­na­ble saber has­ta qué pun­to una audien­cia más exi­gen­te que­da­rá com­pla­ci­da fren­te a un rela­to dema­sia­do entre­ve­ra­do, no siem­pre cohe­ren­te y de dura­ción excesiva.

Andrew Garfield

Andrew Gar­field

Este capí­tu­lo mues­tra a Peter Par­ker (Andrew Gar­field), un joven vul­ne­ra­ble y trau­ma­ti­za­do por el aban­dono de sus padres que aho­ra lle­ga a saber qué les acon­te­ció, aun­que eso no ami­no­ra sus penas. Al pro­pio tiem­po, y a pesar de su inma­du­rez es cons­cien­te de las res­pon­sa­bi­li­da­des que le con­cier­nen sabien­do que como un super­hé­roe dota­do de pode­res espe­cia­les debe estar al ser­vi­cio de la comu­ni­dad neo­yor­ki­na para cuan­do lo necesite.

Tenien­do en cuen­ta que sin villa­nos no hay his­to­ria que man­ten­ga la intri­ga del rela­to, el guión ela­bo­ra­do por Alex Kur­tz­man, Rober­to Orci y Jeff Pink­ner, con­ci­be tres enemi­gos a fal­ta de uno. Así se encuen­tra Max Dillon (Jamie Foxx), un inge­nie­ro eléc­tri­co de la cor­po­ra­ción OsCorp don­de tra­ba­ja­ba el padre de Peter, quien por un acci­den­te invo­lun­ta­rio que­da con­ver­ti­do en Elec­tro, un peli­gro­so aun­que paté­ti­co enemi­go des­car­gan­do elec­tri­ci­dad; el otro mal­va­do es Alek­sei Sytse­vich, un sádi­co ruso (Paul Gia­mat­ti) de bre­ve apa­ri­ción en la tra­ma aun­que apor­ta algu­nos de los mejo­res momen­tos del film, y el ter­ce­ro es Harry Osborn (Dane DeHaan), el here­de­ro de la men­cio­na­da empre­sa y ami­go de la infan­cia de Peter quien cree que éste lo trai­cio­nó y que trans­for­ma­do en el Duen­de Ver­de tra­ta­rá de ven­gar­se de él. No es nece­sa­rio ade­lan­tar el modo en que cada uno de los mis­mos inter­ac­túa con nues­tro super­hé­roe; con todo cabe seña­lar que se ori­gi­nan secuen­cias de con­si­de­ra­ble acción don­de, entre otras, se verá al Hom­bre Ara­ña efec­tuan­do sal­tos espec­ta­cu­la­res a tra­vés de los edi­fi­cios de Nue­va York, enfren­tan­do a Elec­tro en Times Squa­re y una deci­si­va lucha final con el Duen­de Ver­de que deja abier­ta la puer­ta para enla­zar este capí­tu­lo con la ter­ce­ra par­te de la saga que se verá en 2016.

El mayor pro­ble­ma del film es la fal­ta de con­ca­te­na­ción del guión des­cri­bien­do una his­to­ria dema­sia­do caó­ti­ca y con­vul­sio­na­da que al final de la mis­ma ter­mi­na por fati­gar. Lo más res­ca­ta­ble y lo que en ver­dad cons­ti­tu­ye el alma de este rela­to es su lado román­ti­co, don­de Peter y su dul­ce novia (Emma Sto­ne) ade­más de apor­tar los momen­tos ínti­mos del rela­to brin­dan en su des­en­la­ce una de las esce­nas más bellas y poé­ti­cas del film. Otro aspec­to a su favor son los efec­tos espe­cia­les bien logra­dos y la bue­na músi­ca de Johnny Marr, Pha­rrell Williams y Hanz Zimmer.

Con­clu­sión: Un segun­do capí­tu­lo que sin inno­var ni lle­gar a exci­tar mayor­men­te agra­da­rá al públi­co ado­les­cen­teJor­ge Gutman