INTERSTELLAR. Estados Unidos, 2014. Un film de Christopher Nolan
Teniendo en cuenta la trayectoria del realizador Christopher Nolan, siempre crea expectativa el estreno de sus filmes. Eso ocurre con Interstellar, su reciente proyecto de gran ambición artística; con su acostumbrado cuidado y refinamiento, el director ha tratado de ofrecer un film de ciencia ficción sobre la exploración espacial valiéndose de un guión que escribió junto con su hermano Jonathan Nolan.
El relato se ubica en un futuro cercano donde el planeta Tierra ha sido diezmado por cambios ambientales que destruyen las cosechas y amenazan con sembrar el hambre. En un paraje desolado se encuentra Cooper (Matthew McConaughey), un ex astronauta e ingeniero viudo convertido en un forzado granjero, viviendo junto a su hijo Tom (Timothée Chalamet) de 15 años, su hija Murph (Mackenzie Foy) de 12 y su suegro (John Lithgow). Azarosamente, Cooper llega a la sede de la NASA donde había trabajado en el pasado; a pesar de que la organización quedó desmantelada tiempo atrás, ahí se encuentra el profesor Brand (Michael Caine) realizando investigaciones científicas y asistido por su hija Amelia (Anne Hathaway). Este científico llegó a la conclusión de que nuestro planeta será en poco tiempo más inhabitable y habiendo descubierto que cerca de Saturno hay un “agujero de gusano” (un atajo a través del espacio y el tiempo) que permite desplazarse a otra galaxia, logra convencer a Cooper para que junto con Amelia y dos astronautas más (Wes Bentley y David Gyasi) inicien una exploración espacial en procura de planetas más hospitalarios que puedan albergar a la humanidad.
El viaje intergaláctico del grupo origina un espectáculo visual sencillamente extraordinario; su majestuosidad y grandeza constituye lo más atractivo del film y en tal sentido no cabe duda que a la hora de los Oscar, logrará varias nominaciones en los rubros técnicos. Sin embargo, eso no implica que globalmente considerado el film alcance un nivel excepcional. Eso se debe a un guión demasiado pretencioso y a veces pomposo que intenta abarcar más de lo que puede sin llegar a cautivar; así, si bien el relato cuenta con algunos momentos de planteos filosóficos y científicos, no siempre bien claros para el espectador corriente, la historia se entremezcla con otras situaciones banales que le quitan profundidad.
Como lo ha hecho en su sólida filmografía, Nolan es un cineasta que apuesta a lo cerebral e intelectual pero no siempre logra igualar esas virtudes en el plano emocional. La energía e imaginación visualmente volcada no es correspondida a nivel de drama humano. A pesar de que en ciertas instancias la narración trata de resaltar los valores familiares, especialmente en el fuerte lazo que une a Cooper con su ahora adulta hija (Jessica Chastain), el relato carece de la gravitación necesaria que conmueva al espectador.
Es imposible no asociar este film con la extraordinaria obra vanguardista 2001: A Space Oddisey (1968) de Stanley Kubrick que utilizando un tema similar, además de sus extraordinarios efectos especiales empleados para esa época, introducía coherentemente importantes tópicos como los de la soledad, la evolución, la muerte, la inmortalidad, la inteligencia artificial, entre otros, que causaron verdadero impacto y que aún hoy día sorprenden por su audacia. Es eso lo que carece Interstellar que si bien valioso en el plano formal, su desigual relato no alcanza un desarrollo dramático que lo haga trascender.
La otra objeción que merece el film es su extremada longitud; las casi tres horas de duración resultan fatigosas, a pesar de su belleza visual; nuevamente queda en desventaja si se lo compara con Gravity (2013) donde con escasos 90 minutos Alfonso Cuarón ofrece un relato conciso y de gran tensión dramática que logra la empatía total del espectador.
A nivel de actuación, tanto McConaughey como Hathaway se desempeñan con corrección aunque no exista química alguna entre ellos. El resto del elenco (Jessica Chastain, Bill Irwin, Ellen Burstyn, Matt Damon, Casey Affleck, Topher Grace, John Lithgow y Michael Caine), también se desempeña satisfactoriamente.
Conclusión: El espectador asiste a un espectáculo esplendoroso que lo hace recomendable, aunque con las reservas apuntadas. Jorge Gutman