FAR FROM THE MADDING CROWD. Gran Bretaña-Estados Unidos, 2015. Un film de Thomas Vinterberg
A pesar de que la novela de Thomas Hardy Lejos del Mundanal Ruído ya había sido llevado a la pantalla en otras oportunidades, donde la primera de ellas fue la filmada en 1967 por el realizador John Sschlesinger con Julie Christie en el rol central, el director danés Thomas Vinterberg decidió abordar nuevamente el romántico drama pastoral donde el personaje de Bathsheba Everdene es ahora animado por Carey Mulligan. Podrá resultar discutible si acaso valió la pena repetir la experiencia, pero en todo caso la película sin llegar a excitar mantiene interés por la caracterización de la feminista heroína lograda por Mulligan.
En la adaptación realizada por el novelista británico David Nicholls, el relato que transcurre en 1870 en los enverdecidos valles de Dorset, al sudoeste de Inglaterra, presenta a la joven Bathsheba (Mulligan) quien con la voz en off anticipa al espectador de que como una huérfana de temprana edad tuvo que valerse por sí misma madurando como una persona independiente. Explotando la granja perteneciente a su tía, ella reafirma su independencia cuando Gabriel Oak (Matthias Schoenaerts), un modesto pastor vecino, le propone matrimonio y ella amable pero firmemente lo rechaza porque no quiere ser propiedad de nadie. Al poco tiempo la tía muere y la muchacha se convierte en heredera exclusiva, en tanto que Gabriel por un desafortunado incidente que produce la muerte de su ganado, se encuentra arruinado financieramente y no tiene otra opción que convertirse en empleado de Batsheba quien al propio tiempo será su amigo y leal confidente. El devenir de los acontecimientos hará que posteriormente la muchacha salga al paso de dos pretendientes; uno de ellos es William Boldwood, un rico granjero (Michael Sheen) de mediana edad por quien ella no siente atractivo romántico alguno y el otro es Troy (Tom Sturridge), un apuesto aunque disoluto sargento que la llega a fascinar y caerá rendida a sus encantos.
La novela de Hardy abunda en varios incidentes melodramáticos que si bien literariamente atraen, en la pantalla resultan demasiado condensados sin que el relato alcance impacto emocional. A pesar de la pulcra y cuidada realización de Vinterberg, el comprimido guión no se adentra suficientemente en la psicología de sus personajes, en especial el de Batsheba donde no queda muy claro la personalidad de esta joven feminista indecisa y contradictoria.
Conclusión: Aunque el film no logre destellar, se distingue por la interpretación de Mulligan como así también por el esplendor visual logrado por la magnífica fotografía de Charlotte Bruus Christensen captando la belleza pastoral en imágenes, que en algunos casos parecerían como si hubiesen sido extraídas de las maravillosas pinturas de Vincent van Gogh. Jorge Gutman