EDEN. Francia, 2014. Un film de Mia Hansen-Love
En un guión que le pertenece escrito con su hermano mayor Sven Hansen-Love, la directora Mia Hansen-Love se inspira precisamente en este miembro de su familia para narrar algunas de las alternativas por él vividas como un apasionado disc-jockey (DJ) en su juventud.
Aunque la música electrónica y los grandes templos nocturnos que la albergan constituye el escenario en que se desarrolla esta historia, el relato fundamentalmente se centra en Paul donde a través de dos décadas de su existencia se examina la trayectoria de un joven que en un principio cree haber logrado lo que deseaba; no obstante, su gran energía creadora queda descompensada por su deterioro emocional debido a los altibajos de una vida desordenada, sentimentalmente inestable y su hábito por el alcohol y sobretodo la cocaína que contribuyen a su dramática decadencia.
A pesar de la cuidada realización, el relato no se diferencia de muchos otros similares y durante su primera hora se vuelve demasiado repetitivo, afectando consecuentemente su ritmo. Las interpretaciones son en líneas generales correctas donde de Givry insufla dinamismo a su personaje al propio tiempo que transmite el dejo de tristeza, melancolía y nostalgia de una existencia no colmada. En papeles secundarios se destacan Greta Gerwig, Pauline Étienne y Laura Smet como los intereses sentimentales de Paul y Arsinée Khanjian animando a su madre que en repetidas oportunidades lo saca del apuro.
Formalmente la excelente banda sonora es uno de los aspectos que gravitan favorablemente en la evaluación de este film; así la exuberante música bailada en los centros nocturnos exuda completa autenticidad y en tal sentido es difícil que el espectador no se sienta contagiado por la misma. Jorge Gutman