RICKI AND THE FLASH. Estados Unidos, 2015. Un film de Joonathan Demme
Meryl Streep continúa sorprendiendo. Si bien es sabido que cualquier papel que se le asigne la laureada intérprete habrá de realizarlo brillantemente, lo que menos se podía imaginar es que se la viera animando a una madura cantante rockera. Asumiendo un nuevo desafío, la actriz nuevamente destella en Ricki and The Flash y es su arrolladora presencia la que contribuye a su visión.
La historia presenta a la actriz animando a Ricki –su verdadero nombre es Linda- quien con guitarra en mano y junto con su banda The Flash se dedica a interpretar música rock en un bar del valle de San Fernando en Los Ángeles. Su pasión por la música la llevó hace años a dejar a su familia en Indianápolis para realizar sus sueños de cantante en California aunque sus magros ingresos son complementados con lo que obtiene trabajando durante el día en un supermercado.
La acción se moviliza cuando Ricki recibe el llamado telefónico de su gentil ex marido (Kevin Kline). El le pide que retorne para brindar confort y tranquilidad a Julie (Mamie Gummer), la hija mayor del matrimonio, quien intentó suicidarse por que su marido abruptamente la abandonó por otra mujer.
A su regreso a Indianápolis Ricki recibe una recepción muy poco cordial tanto de Julie como de sus otros dos vástagos, Josh (Sebastian Stan) y Adam (Nick Westrate), por haber sido abandonados durante largo tiempo. Aunque el relato en principio tiene todas las características de presenciar los conflictos de una familia disfuncional, en realidad no es así; tanto el realizador Jonathan Demme como la guionista Diablo Cody prefirieron atenuar el drama tratando más bien de contar la historia de una madre que se esfuerza para reconciliarse con su familia.
Lo que se cuenta más se asemeja a a una cálida fábula que a una historia realista, pero en todo caso la poca verosimilitud del relato es compensada por la autenticidad de sus números musicales; éstos permiten testimoniar las muy buenas aptitudes vocales de Streep ‑que ya lo había demostrado en A Prairie Home Companion (2006), Mamma Mia (2008) y en Into the Woods (2014)- así como la complicidad que guarda con su guitarrista Greg (muy bien interpretado por el antiguo famoso roquero Rick Springfield) con quien mantiene una relación sentimental.
Algunas de las canciones que se hicieron famosas en la década del 60 y la introducción de otros éxitos recientes volcados con vitalidad, autenticidad y energía por Streep, Springfield y los integrantes de la banda (Bernie Worrell, Joe Vitale, Rick Rosas) permiten que este film, aunque de modestos alcances, resulte agradable de ver.
Como nota al margen cabe destacar que Mamie Gummer, que en la vida real es hija de Meryl Streep, mantiene una buena química con su madre en la caracterización de sus respectivos personajes. Jorge Gutman