El Gru­po Bea­ver Hall

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

EL ARTE PIC­TO­RI­CO DE MON­TREAL DE LOS AÑOS 20

Reco­no­cien­do la tra­yec­to­ria de un movi­mien­to de cor­ta dura­ción pero de indu­da­ble tras­cen­den­cia como lo ha sido el Gru­po The Bea­ver Hall, des­de el 24 de octu­bre pasa­do el Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBAM) expo­ne una intere­san­te mues­tra deno­mi­na­da 1920s Moder­nism in Mon­treal. The Bea­ver Hall Group. En la mis­ma se mani­fies­ta la crea­ti­vi­dad e ima­gi­na­ción de los pin­to­res que inte­gra­ron este movi­mien­to cul­tu­ral y que con­tri­bu­ye­ron a brin­dar un impul­so vital a la ciu­dad de Montreal.

Ste. Catherine St. de Adrein Hébert (Foto: MMFA, Christine Guest

Ste. Cathe­ri­ne St. de Adrien Hébert (Foto: MMFA, Chris­ti­ne Guest)

El gru­po adop­tó ese nom­bre por haber­se alo­ja­do en 305 Bea­ver Hall Hill, ubi­ca­do en el cen­tro de Mon­treal, don­de sus inte­gran­tes com­par­tían el taller de tra­ba­jo. Fun­da­do en Mayo de 1920 a tra­vés de los esfuer­zos rea­li­za­dos por Ran­dolph Stan­ley Hew­ton, Lilias Torran­ce New­ton, Mabel May y Edwin Hol­ga­te, sus pri­me­ros inte­gran­tes ‑ade­más de los artis­tas men­cio­na­dos- inclu­ye­ron a Mabel Loc­kerby, Anne Sava­ge y al pre­si­den­te A.Y. Jack­son. En enero de 1921 tuvo lugar la pri­me­ra expo­si­ción don­de en su dis­cur­so inau­gu­ral Jack­son remar­có el dere­cho que le asis­tía a todo artis­ta para expre­sar su talen­to en fun­ción de lo que real­men­te sen­tía sin nin­gún tipo de restricciones.

A dife­ren­cia del reco­no­ci­mien­to obte­ni­do por el Gru­po de los Sie­te de Toron­to que fue cons­ti­tui­do poco tiem­po antes que el del Bea­ver Hall y que se espe­cia­li­zó en la ilus­tra­ción de pai­sa­jes vír­ge­nes, el movi­mien­to de Mon­treal se dis­tin­guió en enfa­ti­zar la pin­tu­ra de retra­tos y de pano­ra­mas urba­nos aun­que sin des­car­tar los pai­sa­jes rura­les, entre otros aspec­tos, con un viso moderno a la vez que huma­nis­ta. Lo impor­tan­te es que entre­mez­clan­do lo tra­di­cio­nal con el moder­nis­mo, las obras se dis­tin­guen por un dise­ño sen­ci­llo con cua­li­da­des deco­ra­ti­vas impreg­na­das de colo­res bri­llan­tes e ins­pi­ra­dos en muchos casos en el Art Déco pro­ve­nien­te de Europa.

Como ins­ti­tu­ción Bea­ver Hall tuvo bre­ve exis­ten­cia por­que se man­tu­vo has­ta el oto­ño de 1923; eso no impi­dió que su pre­sen­cia siguie­ra per­sis­tien­do dado que la labor artís­ti­ca de sus miem­bros lle­gó a mani­fes­tar­se has­ta mucho tiem­po des­pués. Así por ejem­plo, gra­cias a la dili­gen­cia de Jack­son que man­tu­vo un flui­do con­tac­to con el Gru­po de los Sie­te, ha sido posi­ble que los tra­ba­jos de los pin­to­res de Mon­treal pudie­ran ser expues­tos en Toron­to e inter­na­cio­nal­men­te; más aún, tenien­do en cuen­ta que una de las carac­te­rís­ti­cas del disuel­to gru­po es que había reu­ni­do un con­si­de­ra­ble núme­ro de muje­res, muchas de ellas con­tri­bu­ye­ron para la cons­ti­tu­ción del Gru­po Cana­dien­se de Pin­to­res (Cana­dian Group of Pain­ters) en 1933 don­de se efec­tua­ron expo­si­cio­nes con sus trabajos.

Immigrants de Prudence Heward (Foto de Sean Weaver)

Immi­grants de Pru­den­ce Heward (Foto de Sean Weaver)

Pre­ci­sa­men­te, uno de los moti­vos que resal­ta la impor­tan­cia de esta mues­tra es que la mis­ma per­mi­te difun­dir algo no muy cono­ci­do como lo ha sido la labor pio­ne­ra apor­ta­da por el sexo feme­nino que con­for­ma­ba la mitad de los miem­bros del des­apa­re­ci­do gru­po. Así entre algu­nas de las remar­ca­bles joyas que se pue­den ver en esta expo­si­ción, se des­ta­can la de Pru­den­ce Howard con Girl on a Hill (1928) así como su emo­ti­vo cua­dro Immi­grants (1928), Girl and Cat (1920) de Emily Coonan, Country Sce­ne (1920) de Anne Sau­va­ge, Indian Woman que es un expre­si­vo retra­to de una mujer autóc­to­na per­te­ne­cien­te a Mabel May, In the Nun’s Gar­den (1933) de Sarah Rober­tson y Nude in the Stu­dio (1933) de Lilias Torran­ce New­ton que cons­ti­tu­yó una de las obras más auda­ces de la épo­ca refle­jan­do con rea­lis­mo abso­lu­to la fiso­no­mía de una mujer com­ple­ta­men­te des­nu­da posan­do en un taller; cabe seña­lar que esta pin­tu­ra fue recha­za­da por el Gru­po Cana­dien­se de Pin­to­res en la expo­si­ción rea­li­za­da en 1934, a pesar de que hoy día es con­si­de­ra­da una obra maestra.

La expo­si­ción tam­bién remar­ca algu­nas otras dis­ci­pli­nas artís­ti­cas en las que par­ti­ci­pa­ron algu­nos de los artis­tas del gru­po; eso se ha mani­fes­ta­do en el cam­po tea­tral, ballet y sobre todo con la con­ta­gio­sa músi­ca del jazz que irrum­pía en Mon­treal cons­ti­tu­yen­do un puen­te de comu­ni­ca­ción del arte con el entre­te­ni­mien­to popu­lar de la época.

Con­tri­bu­yen­do a reve­lar el arte no muy difun­di­do del Gru­po Bea­ver Hall el MBAM rea­li­za una impor­tan­te con­tri­bu­ción cul­tu­ral. La mues­tra pro­si­gue has­ta el 31 de enero de 2016. Para infor­ma­ción adi­cio­nal, pre­sio­ne aquí