El Esplen­dor de Pompeya

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

IMPOR­TAN­TE MUES­TRA DEL MBAM

El Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBAM) pre­sen­ta POM­PEII una espec­ta­cu­lar expo­si­ción sobre la icó­ni­ca ciu­dad del impe­rio romano. La mis­ma ha sido orga­ni­za­da con­jun­ta­men­te con el Royal Onta­rio Museum de Toron­to, habien­do con­ta­do para tal even­to con la valio­sa cola­bo­ra­ción del Museo Archeo­lo­gi­co Nazio­na­le di Napo­li y la Super­in­ten­den­za Pompei.

La selec­ción pre­sen­ta alre­de­dor de 260 arte­fac­tos arqueo­ló­gi­cos de ines­ti­ma­ble valor y exce­len­te­men­te res­guar­da­dos don­de se apre­cian mosai­cos, fres­cos y escul­tu­ras de dife­ren­tes mate­ria­les inclu­yen­do el már­mol, bron­ce y tie­rra coci­da; igual­men­te se obser­va la pre­sen­cia de obje­tos de arte deco­ra­ti­vos como tam­bién reli­gio­sos, acce­so­rios de lujo e ins­tru­men­tos musi­ca­les; men­ción espe­cial mere­ce una selec­ción de obje­tos de repre­sen­ta­cio­nes eró­ti­cas que habien­do sido con­si­de­ra­das ofen­si­vas cuan­do la ciu­dad fue des­cu­bier­ta en el siglo XVIII han sido con­ser­va­das por par­te del Cabi­ne­te Secre­to del Museo Arqueo­ló­gi­co de Nápoles.

Mosaico de un perro. Pompeya, Casa de Orfeo

Mosai­co de un perro. Pom­pe­ya, Casa de Orfeo

Con sec­cio­nes temá­ti­cas e ins­ta­la­cio­nes inmer­si­vas dise­ña­das por el MBAM, la expo­si­ción trans­por­ta al visi­tan­te en un via­je a tra­vés del tiem­po, don­de el pasa­do y el pre­sen­te inter­ac­túan. En esen­cia, la mues­tra per­mi­te que el públi­co asis­ten­te de rien­da suel­ta a la ima­gi­na­ción para apre­ciar cómo trans­cu­rrió la vida ordi­na­ria de esta peque­ña colo­nia del impe­rio romano cuan­do se pro­du­jo el bien cono­ci­do dra­ma de agos­to de 79 de la era cris­tia­na en don­de la erup­ción del Vesu­bio la cata­pul­tó bajo los sedi­men­tos del volcán.

Copa de Vino. Pompeya, Casa de Ménandre

Copa de Vino. Pom­pe­ya, Casa de Ménandre

Al comien­zo de la expo­si­ción, la pri­me­ra sala ofre­ce una vis­ta de lo que fue la ciu­dad en su épo­ca, inclu­yen­do sus ani­ma­das calles, mer­ca­dos, nego­cios, tem­plos y sobre todo per­mi­te obser­var sus habi­tan­tes escul­pi­dos en már­mol. Pro­si­guien­do este ima­gi­na­rio paseo, la mues­tra exa­mi­na cómo la pobla­ción de Pom­pe­ya se recrea­ba a tra­vés de la apre­cia­ción que sen­tían por la músi­ca, el tea­tro, jue­gos atlé­ti­cos, sin des­car­tar los ritua­les del amor y los delei­tes de ban­que­tes con bue­na bebi­da inclui­da; todo ello con­fi­gu­ra­do, entre otros deta­lles por la pre­sen­cia de ins­tru­men­tos de músi­ca, acce­so­rios de gla­dia­do­res, esta­tuas de atle­tas así como la mani­fes­ta­ción del arte eró­ti­co como pro­vee­dor de placer.

Fresco de una escena de banquete. Herculánum

Fres­co de una esce­na de ban­que­te. Herculánum

Siguien­do el reco­rri­do se apre­cia el espa­cio ínti­mo reser­va­do al hogar des­ta­can­do la entra­da, el dor­mi­to­rio, come­dor y otros apo­sen­tos; al pro­pio tiem­po se reve­la la fun­ción ejer­ci­da por la mujer en el seno de esa socie­dad a tra­vés de su ves­tua­rio, per­fu­mes, joyas, etc. A con­ti­nua­ción se des­cu­bre un jar­dín encan­ta­do que tras­lu­ce la sim­bio­sis exis­ten­te en la ilu­sión de la ima­gen y la reali­dad natu­ral; en la entra­da de esta sec­ción, se encuen­tra una intere­san­te escul­tu­ra de bron­ce de una joven refle­jan­do su belle­za y dis­tin­ción que se está ajus­tan­do –o qui­zás des­ajus­tan­do- su túni­ca (peplo), cuya foto se expo­ne a continuación.

pompeya 3Des­pués de la visi­ta del jar­dín, la pró­xi­ma sala pre­sen­ta una evo­ca­ción mul­ti­me­dia de la erup­ción del Vesu­bio; a tra­vés de las dife­ren­tes eta­pas en que se desa­rro­lló se asis­te a la repro­duc­ción del trá­gi­co cata­clis­mo natu­ral don­de las espe­sas nubes de ceni­zas y pie­dras sella­ron el fatí­di­co des­tino de 1500 resi­den­tes de Pom­pe­ya. En esa sala se pue­de con­tem­plar un famo­so mosai­co de un perro guar­dián, un mol­de en yeso de otro perro enca­de­na­do, así como tam­bién la tra­ge­dia que­da reme­mo­ra­da en 7 mol­des en yeso de víc­ti­mas des­en­te­rra­das por arqueó­lo­gos. Final­men­te el últi­mo esla­bón de este via­je fan­tás­ti­co mues­tra cómo Pom­pe­ya rena­ce de sus ceni­zas, des­ple­gan­do una doce­na de obje­tos mol­dea­dos en con­tras­te con el recien­te tra­ba­jo del exper­to artis­ta con­tem­po­rá­neo de video Lau­rent Gras­so; se tra­ta de “Soleil Noir” (2014), un cor­to­me­tra­je fil­ma­do por un dro­ne que sobre­vue­la las rui­nas de Pom­pe­ya. Cabe men­cio­nar que varios docu­men­ta­les refe­ren­tes a la recons­ti­tu­ción de la ciu­dad com­ple­men­tan la presentación.

Fresco de un sátiro y una ménade. Pompeya, Casa de Epigrama

Fres­co de un sáti­ro y una ména­de. Pom­pe­ya, Casa de Epigrama

Esta exce­len­te expo­si­ción, sin duda la más com­ple­ta exhi­bi­da has­ta la fecha en Que­bec sobre la emble­má­ti­ca ciu­dad ita­lia­na, será muy apre­cia­da por los aman­tes del arte anti­guo gre­co-romano, his­to­ria­do­res y arqueó­lo­gos. La mis­ma podrá ser visi­ta­da has­ta el 5 de sep­tiem­bre de 2016 y cabe seña­lar que han sido pro­gra­ma­das varias acti­vi­da­des cul­tu­ra­les vin­cu­la­das con la mis­ma, inclu­yen­do con­fe­ren­cias, cine y músi­ca. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aqui

Detrás de la Escena

HAIL, CAE­SAR!. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film diri­gi­do y escri­to por los her­ma­nos Joel y Ethan Coen.

Los her­ma­nos Coen en cali­dad de cineas­tas y guio­nis­tas siem­pre sus­ci­tan aten­ción. En este caso era gran­de la expec­ta­ti­va de juz­gar su recien­te film Hail, Cae­sar!. Aun­que de difí­cil cata­lo­ga­ción, lo que se des­pren­de de su visión es que la inten­ción de los Coen fue la de rea­li­zar una come­dia basa­da en los fil­mes que Holly­wood solía pro­du­cir en los últi­mos años de la déca­da del 40 y la déca­da siguien­te. Lo que se apre­cia es una pelí­cu­la que aun­que rela­ti­va­men­te entre­te­ni­da es des­igual en su ejecución.

Los direc­to­res ubi­can la acción en 1951 en “Capi­tol Pic­tu­res”, un estu­dio fic­ti­cio de pro­duc­ción holly­woo­den­se, don­de Eddie Man­nix (Josh Bro­lin) que osten­ta el títu­lo de Jefe de la Pro­duc­ción Físi­ca –algo simi­lar a la de un pro­duc­tor eje­cu­ti­vo- es en la prác­ti­ca una suer­te de media­dor. Tra­ba­jan­do duran­te lar­gas horas dia­rias sin des­can­so alguno, debe resol­ver los múl­ti­ples pro­ble­mas que se pre­sen­tan en el tra­to con sus supe­rio­res, acto­res, direc­to­res, perio­dis­tas, etc. Su úni­co apo­yo es la de su secre­ta­ria Nata­lie (Heather Gol­denhersh) quien tra­ta de faci­li­tar­le la tarea.

Si bien el aná­li­sis de la per­so­na­li­dad de Man­nix resul­ta de gran inte­rés, al ser des­crip­to como un hom­bre cató­li­co bien inten­cio­na­do y acu­dien­do a con­fe­sar­se fre­cuen­te­men­te por razo­nes nimias, el rela­to se alter­na casi en for­ma per­ma­nen­te con el roda­je de varios fil­mes que se están rea­li­zan­do en ese momen­to sin rela­ción algu­na entre los mismos.

Una pelí­cu­la en roda­je es Hail, Cae­sar! A tale of the Christ; se tra­ta de un tema bíbli­co pro­ta­go­ni­za­do por Baird Whitlock (Geor­ge Cloo­ney), el actor más popu­lar del momen­to, don­de ani­ma a un cón­sul de la Roma Anti­gua con­ver­ti­do al cris­tia­nis­mo. Para evi­tar pro­ble­mas ulte­rio­res, Man­nix con­vo­ca a repre­sen­tan­tes de las dife­ren­tes reli­gio­nes, inclu­yen­do un sacer­do­te cató­li­co, otro clé­ri­go grie­go orto­do­xo, un ter­ce­ro pro­tes­tan­te y un rabino; el pro­duc­tor quie­re que ellos opi­nen sobre el tema del film a fin de ase­gu­rar­se de que el tra­ta­mien­to con­cer­nien­te a Cris­to y a Dios no resul­te ofen­si­vo; el inter­cam­bio de opi­nio­nes que se sus­ci­ta al res­pec­to ori­gi­na uno de las esce­nas más gra­cio­sas logra­das por los realizadores..

George Clooney

Geor­ge Clooney

Ines­pe­ra­da­men­te la fil­ma­ción se ve inte­rrum­pi­da cuan­do Whitlock es secues­tra­do por un gru­po de guio­nis­tas comu­nis­tas que soli­ci­tan 100.000 dóla­res por su res­ca­te; el acto pare­ce­ría estar jus­ti­fi­ca­do por el tra­to injus­to que los libre­tis­tas de cier­ta ideo­lo­gía reci­ben en Holly­wood. Si aca­so los Coen qui­sie­ron alu­dir a la lis­ta negra del macar­tis­mo y a la caza de bru­jas de esa épo­ca, su tra­ta­mien­to es ende­ble y muy superficial.

En otro film que se está rodan­do se pre­sen­cia a Dee Anna Moran (Scar­lett Johans­son), una actriz que asu­me el rol de una sire­na acuá­ti­ca. Como Moran se encuen­tra en los pri­me­ros meses de emba­ra­zo sin estar casa­da, eso pue­de afec­tar su ima­gen así como el éxi­to de la pelí­cu­la; de allí que Man­nix se ve urgi­do a resol­ver el pro­ble­ma de mane­ra cau­te­lo­sa e imperceptible.

Capi­tol tam­bién está fil­man­do una come­dia musi­cal inter­pre­ta­da por Burt Gur­ney (Chan­ning Tatum), ani­man­do a un mari­ne­ro que jun­to con otros dos com­pa­ñe­ros can­tan, bai­lan y zapa­tean al esti­lo de los fil­mes de Gene Kelly, como lo fue por ejem­plo On The Town (1949). Aun­que muy bien coreo­gra­fia­da, esas esce­nas apa­re­cen como suel­tas y des­pren­di­das del con­tex­to glo­bal del film que se analiza.

El rela­to adquie­re mayor soli­dez con­tem­plan­do a Hobie Doy­le (Alden Ehren­reich). El es un joven actor acos­tum­bra­do a per­so­ni­fi­car a cow­boys pero que al tener que actuar en esta oca­sión en un dra­ma román­ti­co demues­tra ser un pési­mo intér­pre­te; su desem­pe­ño cris­pa los ner­vios del direc­tor Lau­ren­ce Lau­rentz (Ralph Fien­nes). La inefi­ca­cia de Doy­le, que ori­gi­na momen­tos de fran­co humor, nue­va­men­te colo­ca a Man­nix en la obli­ga­ción de resol­ver la emba­ra­zo­sa situa­ción cuan­do reci­be las que­jas del frus­tra­do realizador.

Ya fue­ra del esce­na­rio don­de se fil­ma, Man­nix tam­bién ten­drá que obrar en for­ma elu­si­va fren­te a dos her­ma­nas colum­nis­tas (ambos roles ani­ma­dos por Til­da Swin­ton) pro­cu­ran­do obte­ner apro­pia­dos chis­mes para sus notas perio­dís­ti­cas. Aquí, los Coen se han ins­pi­ra­do en la chis­mo­sa repor­te­ra Hed­da Hop­per que recien­te­men­te se la ha vis­to exce­len­te­men­te carac­te­ri­za­da por Helen Mirren en Trum­bo.

A medi­da que el film va pro­gre­san­do, se tie­ne la sen­sa­ción de que el públi­co no asis­te pre­ci­sa­men­te a una sáti­ra del mun­do de Holly­wood sino a lo que acon­te­ce detrás de la esce­na cuan­do se fil­ma una pelí­cu­la. Lo que suce­de es que aquí bien podría apli­car­se el refrán de “mucho rui­do y pocas nue­ces” por­que se abar­can dema­sia­dos epi­so­dios que no están sufi­cien­te­men­te engra­na­dos, impi­dien­do de este modo que el pro­duc­to final que­de satis­fac­to­ria­men­te redon­dea­do. Lo que más tras­cien­de es la per­so­na­li­dad de Eddie Man­nix que como un hom­bre ínte­gro de fami­lia no pue­de gozar de su inti­mi­dad por estar com­ple­ta­men­te alie­na­do en su tra­ba­jo; curio­sa­men­te, cuan­do reci­be una intere­san­tí­si­ma ofer­ta de tra­ba­jo en la com­pa­ñía aero­es­pa­cial Lockheed que le per­mi­ti­ría dis­fru­tar más tiem­po con su fami­lia, no sabe qué deci­sión adoptar.

A nivel de actua­ción cabe des­ta­car el buen desem­pe­ño de Bro­lin, la enco­mia­ble par­ti­ci­pa­ción espe­cial de Ehren­reich, así como la satis­fac­to­ria inter­ven­ción de Tatum. En un cameo de esca­sos 30 segun­dos, tam­bién se dis­tin­gue Fran­ces McDor­mand como mon­ta­jis­ta de un film que se está pro­yec­tan­do. El res­to del elen­co se desem­pe­ña correc­ta­men­te aun­que sin trascender.

Es pon­de­ra­ble el tra­ba­jo de los Coen por revi­vir la era dora­da de Holly­wood, apor­tan­do de este modo una nos­tal­gia para aquel sec­tor de públi­co que la ha expe­ri­men­ta­do en su momen­to. Sin embar­go, las obser­va­cio­nes apun­ta­das ante­rior­men­te influ­yen para que el film no logre con­ven­cer ple­na­men­te. De todos modos, algu­nos momen­tos bien logra­dos per­mi­ten ate­nuar las obje­cio­nes mencionadas.

En lo que con­cier­ne a los valo­res for­ma­les, la repro­duc­ción de la meca del cine de hace 65 años es impe­ca­ble gra­cias a la cola­bo­ra­ción con­jun­ta de los dise­ños de pro­duc­ción de Jess Gon­chor, la foto­gra­fía de Roger Dea­kins y el ves­tua­rio con­ce­bi­do por Mary Zoph­res cui­dan­do que se ajus­ta­ra a los reque­ri­mien­tos de cada una de las pelí­cu­las fil­ma­das. Jor­ge Gutman

Anne Frank Revivida

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

THE SECRET ANNEX. Autor: Alix Sobler – Direc­ción Escé­ni­ca: Mar­cia Kash –- Elen­co: Sara Farb, Judith Bari­beau, Anne Cas­sar, Brett Donahue, Mar­cel Jean­nin – Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Michael Eagan – Ilu­mi­na­ción: Spi­ke Lyne – Com­po­si­tor: Chris­tian Tho­mas — Dura­ción: 1hora 45 minu­tos con un entre­ac­to de 20 minu­tos- Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 21 de febre­ro de 2016 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Es loa­ble la inten­ción per­se­gui­da por la dra­ma­tur­ga Alix Sobler al tra­tar de revi­vir a Anne Frank, cuyo dia­rio per­so­nal con­mo­vió al mun­do con su lec­tu­ra. Sin embar­go, el pro­pó­si­to de actua­li­zar su vigen­cia a tra­vés del arti­fi­cio sobre “¿qué hubie­ra pasa­do si ella habría sobre­vi­vi­do el holo­caus­to?” no se tra­du­ce en una obra que real­men­te impacte.

Sara Farb y Judith Baribeau (Foto de Andrée Lanthier)

Sara Farb y Judith Bari­beau (Foto de Andrée Lanthier)

Si bien el encuen­tro ima­gi­na­ti­vo de per­so­na­jes his­tó­ri­cos ha sido moti­vo para que muchos auto­res hayan uti­li­za­do este arti­fi­cio ‑don­de uno de los ejem­plos es la exce­len­te obra Tra­ves­ties de Tom Stoppard‑, en este caso se asis­te a una situa­ción total­men­te dife­ren­te por­que se tra­ta de per­so­na­jes reales cuyas vidas fue­ron cobra­das por el Holo­caus­to y que en el caso de la emble­má­ti­ca Anne su Dia­rio sus­ci­tó res­pe­to y admi­ra­ción por­que pre­ci­sa­men­te fue des­cu­bier­to des­pués de su muer­te. ¿Habría el mun­do ente­ro sabi­do de Anne si aca­so ella hubie­ra sobre­vi­vi­do como otra gen­te ha teni­do afor­tu­na­da­men­te la suer­te de sal­var su vida?

Sara Farb y Marcel Jeannin (Foto de Anrdrée Lanthier)

Sara Farb y Mar­cel Jean­nin (Foto de Anr­drée Lanthier)

Más allá de la pre­gun­ta pre­ce­den­te, cabe esbo­zar en pocas líneas el modo en que Sobler da rien­da a su ima­gi­na­ción. La Anne Frank de 15 años que logró sobre­vi­vir es aho­ra una joven­ci­ta de 22 años (Sara Farb) que habi­ta en Brooklyn, Nue­va York, jun­to a su her­ma­na Mar­got (Anne Cas­sar). Ambas fre­cuen­tan a Peter (Brett Donahue) quien en el Dia­rio era el hijo del matri­mo­nio Van Pels que tam­bién se encon­tra­ba en el mis­mo escon­di­te don­de se refu­gia­ba la fami­lia Frank. El tema cen­tral de la obra resi­de en el deseo de Anna en ver publi­ca­do su dia­rio ínti­mo por una edi­to­rial a fin de brin­dar a la huma­ni­dad una visión de lo acon­te­ci­do; sin embar­go sus esfuer­zos resul­tan difí­ci­les de con­cre­tar cuan­do la edi­to­ra (Judith Bari­beau) con quien entra en con­tac­to le mani­fies­ta que el con­te­ni­do de su tra­ba­jo no es lo sufi­cien­te­men­te intere­san­te para atraer al públi­co lec­tor por­que todo trans­cu­rre en un ambien­te cerra­do y ade­más por­que no exis­te un final dra­má­ti­co cómo habría resul­ta­do si aca­so ella hubie­ra perecido.

El elenco completo (Foto de Andrée Lanthier)

El elen­co com­ple­to (Foto de Andrée Lanthier)

Las suce­si­vas entre­vis­tas entre Anna y la edi­to­ra resul­tan lo más des­ta­ca­ble de la pie­za por­que Sobler tra­ta de remar­car que un már­tir des­apa­re­ci­do es más impor­tan­te para la ven­ta de un libro que un sobre­vi­vien­te de la gue­rra. En todo caso, el gran pro­ble­ma de esta pie­za es que su auto­ra entre­mez­cla el tema cen­tral con una his­to­ria román­ti­ca don­de por una par­te Peter, a pesar de estar com­pro­me­ti­do con otra per­so­na, quie­re a Anne como mujer pero ella solo sien­te por él un pro­fun­do sen­ti­mien­to de amis­tad. A todo ello, el rela­to agre­ga la pre­sen­cia de Michael Stein (Mar­cel Jean­nin), el jefe don­de tra­ba­ja la joven quien atraí­do hacia ella le pro­po­ne matri­mo­nio. Todo ese trián­gu­lo sen­ti­men­tal se ase­me­ja a un melo­dra­ma ruti­na­rio que dis­trae la razón de ser de esta pie­za. De esta mane­ra, la obse­sión de Anne para que su dia­rio pue­da publi­car­se, dejan­do en segun­do lugar su vida con­yu­gal así como pos­ter­gan­do su voca­ción mater­nal, nun­ca alcan­za el cariz dra­má­ti­co reque­ri­do. Cuan­do con el pasar de los años lle­ga final­men­te a con­ven­cer­se de que el Dia­rio jamás será publi­ca­do, su con­clu­sión de dejar atrás el dolo­ro­so pasa­do y comen­zar a apre­ciar la mara­vi­lla de vivir con total ple­ni­tud, no lle­ga a cobrar resonancia.

Las debi­li­da­des de la his­to­ria plan­tea­da por Sobler se encuen­tran en par­te ate­nua­das por la diná­mi­ca direc­ción impre­sa por Mar­cia Kash quien habien­do diri­gi­do en varias opor­tu­ni­da­des el Dia­rio de Anne Frank ha sabi­do res­ca­tar lo mejor que esta pie­za pudo brindarle.

Otro de los aspec­tos posi­ti­vos de esta vela­da tea­tral es su elen­co. Farb des­cue­lla brin­dan­do brío, apa­sio­na­mien­to y total entu­sias­mo en su carac­te­ri­za­ción de Anne. A pesar de sus roles esque­má­ti­cos, Cas­sar, Donahue y Jean­nin igual­men­te ofre­cen un satis­fac­to­rio desem­pe­ño inter­ac­tuan­do con Farb. Espe­cial dis­tin­ción mere­ce Bari­beau don­de como la eje­cu­ti­va de la edi­to­rial, demues­tra ple­na con­vic­ción al tra­tar de demos­trar­le a Anne que la publi­ca­ción comer­cial­men­te exi­to­sa de un libro radi­ca en que su con­te­ni­do entre­ten­ga al lec­tor más allá de que sea veraz o no lo que se cuen­ta. Fina­men­te, la esce­no­gra­fía de Michael Eagan, inclu­yen­do entre otros deco­ra­dos un salón de estar, dor­mi­to­rio y escri­to­rio de tra­ba­jo, resul­tan fun­cio­na­les al con­te­ni­do de la obra.

Un Excep­cio­nal Pin­tor Retratista

GOYA: VISIONS OF FLESH AND BLOOD

Fran­cis­co de Goya y Lucien­tes (1746 – 1828) es con­si­de­ra­do como padre del arte moderno y uno de los más gran­des pin­to­res de Espa­ña cuya pre­sen­cia se ha man­te­ni­do vigen­te a tra­vés de los tiem­pos. Si bien un buen núme­ro de sus obras más impor­tan­tes se encuen­tran en el Museo del Para­do de Madrid, lo cier­to es que impor­tan­tí­si­mos museos del mun­do como el Metro­po­li­tan de Nue­va York, la Gale­ría de los Uffi­zi de Flo­ren­cia y la Natio­nal Gallery de Lon­dres con­ser­van cua­dros valio­sos de este excep­cio­nal artista.

Pre­ci­sa­men­te ade­más de los que man­tie­ne en su colec­ción, la Natio­nal Gallery reali­zó en 2015 una expo­si­ción tem­po­ra­ria de 3 meses que con­clu­yó el 10 de enero pasa­do y que por pri­me­ra vez se cen­tró en las face­tas del Goya retra­tis­ta. La mues­tra inclu­yó 60 retra­tos rea­li­za­dos des­de sus comien­zos como pin­tor de la aris­to­cra­cia espa­ño­la has­ta sus últi­mos efec­tua­dos en París poco antes de su falle­ci­mien­to en esta ciudad.

La duquesa de Alba de 1797

La duque­sa de Alba de 1797

Entre algu­nas de las obras expues­tas se encon­tra­ban la de la Duque­sa de Alba (1787), José Moñino, Con­de de Flo­ri­da­blan­ca (1783) y Los Duques de Osu­na y sus hijos (1788). Asi­mis­mo, hubo otros lien­zos dedi­ca­dos a la reale­za dado que Goya tuvo el pri­vi­le­gio de haber sido desig­na­do pin­tor de cáma­ra de Car­los IV; de esa rela­ción sur­gie­ron, entre otros tra­ba­jos, Car­los III en tra­je de caza­dor (1786 – 88), La Fami­lia de Car­los IV (1800) y Fer­nan­do VII (1814 – 1815).

La familia de Carlos IV

La fami­lia de Car­los IV

Para quie­nes no han teni­do opor­tu­ni­dad de visi­tar la capi­tal bri­tá­ni­ca y asis­tir a la expo­si­ción men­cio­na­da, podrán apre­ciar­la en el docu­men­tal Goya: Visions of Flesh and Blood (Goya: Visio­nes de Car­ne y San­gre) fil­ma­do por el direc­tor bri­tá­ni­co David Bic­kers­taff. El film per­mi­te apre­ciar en gran esca­la varias de las obras exhi­bi­das con lujo de deta­lles don­de el esta­do actual de la tec­no­lo­gía per­mi­te su repro­duc­ción en una fide­dig­na dimen­sión cine­ma­to­grá­fi­ca. De algún modo, este film de 1 hora y 40 minu­tos de dura­ción cons­ti­tu­ye una mane­ra para que los aman­tes de la pin­tu­ra pue­dan rego­ci­jar­se con­tem­plan­do la labor de un crea­dor excep­cio­nal cuya pro­fun­da visión como rigu­ro­so obser­va­dor social de su país auna­do a su gran proeza téc­ni­ca lo han con­sa­gra­do como un genuino sím­bo­lo del arte universal.

El docu­men­tal es exhi­bi­do en varios cines de Cana­dá a tra­vés de la cade­na CINE­PLEX, el jue­ves 11 de febre­ro y el domin­go 28 de febre­ro. Para infor­ma­ción adi­cio­nal de las salas par­ti­ci­pan­tes y sus res­pec­ti­vos hora­rios de difu­sión pre­sio­ne aquí.

Una Encan­ta­do­ra Come­dia Romántica

WHEN HARRY MET SALLY

Ya han pasa­do dos déca­das y media del estreno de When Harry Met Sally y a pesar del tiem­po trans­cu­rri­do, ésta es una de las mejo­res come­dias román­ti­cas emer­gen­tes de Holly­wood. Tal éxi­to es debi­do a la con­jun­ción de una deli­cio­sa his­to­ria con­ce­bi­da por Nora Eph­ron, la satis­fac­to­ria direc­ción de Rob Reiner quien le impu­so un ajus­ta­do rit­mo al rela­to y sobre todo a la impe­ca­ble carac­te­ri­za­ción que Billy Crys­tal y Meg Ryan logran de Harry y Sally respectivamente.

La sen­ci­lla his­to­ria sin pre­ten­cio­si­dad algu­na tra­ta de ser lo más sin­ce­ra posi­ble uti­li­zan­do como pre­mi­sa la posi­bi­li­dad o la impo­si­bi­li­dad de que pue­da exis­tir la amis­tad entre un hom­bre y una mujer.

WHEN HARRY MET SALLY

Si bien pue­de resul­tar natu­ral que dos per­so­nas jóve­nes sin ata­du­ras sen­ti­men­ta­les pre­vias, des­pués de cier­to tiem­po de man­te­ner una cáli­da rela­ción ami­ga­ble, des­cu­bra que exis­te amor entre ellos, o tam­bién lo opues­to tam­bién podría acontecer.

En base a lo que ante­ce­de el rela­to pre­sen­ta a Sally, una estu­dian­te de la uni­ver­si­dad de Chica­go que cono­ce a Harry, un com­pa­ñe­ro uni­ver­si­ta­rio, a quien le ofre­ce lle­var­lo en su coche a Nue­va York. Duran­te el tra­yec­to, la con­ver­sa­ción cen­tral gira en torno a la amis­tad entre hom­bres y muje­res, don­de Harry está con­ven­ci­do que la atrac­ción sexual impi­de que pue­da exis­tir un víncu­lo sim­ple­men­te afec­ti­vo y pla­tó­ni­co entre dos per­so­nas adul­tas de dife­ren­te sexo; Sally, por su par­te, está en com­ple­to des­acuer­do con la mane­ra de pen­sar. . Aun­que la con­ver­sa­ción alcan­za las carac­te­rís­ti­cas de una gue­rra de sexos, la san­gre no lle­ga al río. Varios años des­pués, ya como gra­dua­dos uni­ver­si­ta­rios en don­de cada uno siguió su pro­pio rum­bo, el des­tino hace que se cru­cen nue­va­men­te en Manhat­tan y a par­tir de allí, a medi­da que el tiem­po trans­cu­rre con encuen­tros y des­en­cuen­tros, se for­ja entre ellos una genui­na amis­tad. ¿Cuál será el resul­ta­do de todo ello? Aun­que el des­en­la­ce resul­ta pre­de­ci­ble, el desa­rro­llo de la rela­ción que se esta­ble­ce entre ellos rebo­za dul­zu­ra y ter­nu­ra ade­más de diver­tir con sus diá­lo­gos jugo­sos y con bri­llan­tes momen­tos como aque­lla esce­na de anto­lo­gía en que Sally fin­ge en públi­co un orgas­mo que sor­pren­de al ató­ni­to Harry.

WHEN HARRY MET SALLY (2)Este bello film, muy apro­pia­do para cele­brar román­ti­ca­men­te Valentine’s day (Día de los ena­mo­ra­dos), será ofre­ci­do en varios cines de CINE­PLEX el pró­xi­mo 14 de febre­ro y vol­ve­rá a pro­yec­tar­se el 17 y 29 de febrero.

Para cono­cer las salas de exhi­bi­ción y hora­rios res­pec­ti­vos, pre­sio­ne aquí.