Don Gio­van­ni

DES­DE EL MET

En otra de las trans­mi­sio­nes en vivo des­de el MET de Nue­va York a tra­vés de los cines de Cine­plex se pre­sen­ta­rá Don Gio­van­ni, la ópe­ra pós­tu­ma de Mozart en la con­cep­ción per­so­nal del per­so­na­je liber­tino crea­do por Anto­nio de Zamora.

don-giovanniEsta ópe­ra es una de las gran­des obras maes­tras que el genial com­po­si­tor logró en su fruc­tí­fe­ra e inten­sa carre­ra pro­fe­sio­nal. Entre sus gran­des méri­tos y con­tan­do con el libre­to de Da Pon­te pudo armo­ni­zar la acción cómi­ca con el dra­ma así como dotar­lo de cier­tos ele­men­tos sobre­na­tu­ra­les. Estre­na­da en octu­bre de 1787, Don Gio­van­ni  ocu­pa el sép­ti­mo lugar entre las ópe­ras más repre­sen­ta­das mun­dial­men­te y es la ter­ce­ra en popu­la­ri­dad de Mozart, des­pués de La Flau­ta Mági­ca y Las Bodas de Figaro. 

don-giovanni-2Para la pro­duc­ción actual, el MET cuen­ta con la par­ti­ci­pa­ción del acla­ma­do barí­tono inglés Simon Keenly­si­de inter­pre­tan­do el per­so­na­je cen­tral. En otros pape­les de impor­tan­cia se encuen­tran la soprano rusa Hibla Gerz­ma­va (Doña Ana), la soprano sue­ca Malin Bys­trom (Doña Elvi­ra), el bajo barí­tono Adam Pla­chet­ka (Lepo­re­llo), la mez­zo soprano ita­lia­na Sere­na Mal­fi (Zer­li­na) y el bajo Matthew Rose (Maset­to). El repar­to se com­ple­ta con el tenor Paul Appleby (Don Otta­vio) y el bajo Kwang­chul Youn (Com­men­da­to­re).

La pues­ta en esce­na es de Michael Gran­da­ge, la direc­ción musi­cal corres­pon­de al maes­tro Fabio Lui­si, en tan­to que Chris­topher Oram tuvo a su car­go la esce­no­gra­fía y el dise­ño del vestuario.

La trans­mi­sión direc­ta se efec­túa el 22 de octu­bre de 2016 y habrá otras tres trans­mi­sio­nes en dife­ri­do los días 26, 28 y 30 de noviem­bre de 2016. Para los cines par­ti­ci­pan­tes y los hora­rios loca­les per­ti­nen­tes pre­sio­ne aquí 

Cinés­pec­ta­cle

LA CUL­TU­RA EN SU MEJOR EXPRESION

La pre­sen­ta­ción de las ópe­ras en direc­to a los cines que hace 10 años comen­zó a difun­dir­se des­de el Metro­po­li­tan Ope­ra Hou­se de Nue­va York ha cre­ci­do en popu­la­ri­dad. Afor­tu­na­da­men­te en la actua­li­dad no sola­men­te el géne­ro líri­co sino las más impor­tan­tes expre­sio­nes artís­ti­cas de tea­tro, con­cier­tos y ballet son igual­men­te posi­bles de con­tem­plar des­de los más renom­bra­dos esce­na­rios de Europa.

En tal sen­ti­do es loa­ble la ini­cia­ti­va empren­di­da por el Ciné­ma Beau­bien y el Ciné­ma du Parc para brin­dar al públi­co ciné­fi­lo la posi­bi­li­dad de dis­fru­tar tam­bién de otros géne­ros apre­cia­dos por los meló­ma­nos. Eso es fac­ti­ble gra­cias a la exce­len­te pro­gra­ma­ción alter­na­ti­va que bajo el emble­ma de Cinés­pec­ta­cle per­mi­ti­rá a la audien­cia de Que­bec apre­ciar las pro­duc­cio­nes pro­ve­nien­tes de la Opé­ra Natio­nal de Paris, la Royal Ope­ra Hou­se y la Royal Sha­kes­pea­re Com­pany de Lon­dres, así como tam­bién del Gran Tea­tre del Liceu de Bar­ce­lo­na. A ello habrá que agre­gar la difu­sión de las pie­zas de tea­tro de la emble­má­ti­ca Comé­die-Fra­nçai­se. Lo más impor­tan­te de esta tem­po­ra­da 2016 – 2017 es que la trans­mi­sión será efec­tua­da en directo.

En fun­ción de lo que pre­ce­de, Mario For­tin, direc­tor gene­ral del Ciné­ma Beau­bien y del Ciné­ma du Parc seña­la que esta difu­sión en vivo y en direc­to es posi­ble gra­cias a la inte­gra­ción del sis­te­ma Gofi­lex, un meca­nis­mo de retrans­mi­sión que uti­li­za la más avan­za­da tec­no­lo­gía de la actua­li­dad. Así en sus pala­bras “el públi­co que­be­quen­se podrá reír, llo­rar y vibrar al mis­mo rit­mo y en el mis­mo momen­to que los espec­ta­do­res euro­peos asis­ten­tes en los tea­tros”.

A con­ti­nua­ción se enu­me­ran las pro­duc­cio­nes que serán difun­di­das por las dife­ren­tes com­pa­ñías con las fechas de la pri­me­ra trans­mi­sión.

ROYAL OPE­RA HOUSE

La tem­po­ra­da de la ROH comen­zó con la ópe­ra Nor­ma de Belli­ni el 26 de sep­tiem­bre últi­mo y será pre­sen­ta­da en dife­ri­do el 23 y 27 de octu­bre. He aquí las siguien­tes presentaciones:

Cosi fan tut­te ( Mozart), 17 de octu­bre de 2016

Anas­ta­sia (Mac Millan), 2 de noviem­bre de 2016

Dmitri Hvorostovsky en Il Trovatore

D. Hvo­ros­tovsky en Il Trovatore

The Nut­crac­ker (Wright), 8 de diciem­bre de 2016

Il Tro­va­to­re (Ver­di), 31 de enero de 2017

Woolf Works (McGre­gor), 8 de febre­ro de 2017

The Slee­ping Beauty (Petipa/Ashton/Wheeldon), 28 de febre­ro de 2017

Mada­me But­terfly (Puc­ci­ni), 30 de mar­zo de 2017.

Jonas Kaufman en Otello

Jonas Kauf­man en Otello

Jewels (Balan­chi­ne), 11 de abril de 2017

The Dream / Sympho­nic Varia­tions / Marghe­rri­te and Armand (Ash­ton), 7 de junio de 2017

Ote­llo (Ver­di), 28 de junio de 2017

ROYALSHA­KES­PEA­RE COMPANY

Ham­let (Sha­kes­pea­re), 2 de octu­bre de 2016

Cym­be­li­ne (Sha­kes­pea­re), 30 de octu­bre de 2016

King Lear (Sha­kes­pea­re), 20 de noviem­bre de 2016

COMÉ­DIE-FRA­NÇAI­SE lemisanthrope

Roméo et Juliet­te (Sha­kes­pea­re), 13 de octu­bre de 2016

Le Misanth­ro­pe (Moliè­re), 9 de febre­ro de 2017

Cyrano de Ber­ge­rac (Ros­tand), 4 de julio de 2017

OPÉ­RA NATIO­NAL DE PARIS

Sam­son et Dali­la (Cami­lle Saint-Saëns), 13 de octu­bre de 2016

Les Con­tes d’Hoff­mann (Offen­bach), 15 de noviem­bre de 2016)

Le Lac des cygnes (Rudolf Nure­yev), 8 de de diciem­bre de 2016

Cosi fan tut­te (Mozart), 16 de febre­ro de 2017

Le Son­ge d’u­ne nuit d’é­té (Geor­ge Balan­chi­ne), 23 de mar­zo de 2017

La Fille de nei­ge (Niko­lai Rimsky-Kor­sa­kov), 25 de abril de 2017

La Cene­ren­to­la (Ros­si­ni), 20 de junio de 2017

GRAN TEA­TRE DEL LICEU

Mac­beth (Ver­di), 30 de octu­bre de 2016

Rigo­let­to (Ver­di), 7 de abril de 2017

Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí

Uni­ver­sos Paralelos

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

CONS­TE­LLA­TIONS. Autor: Nick Pay­ne – Direc­ción: Peter Hin­ton — . Elen­co: Graham Cuth­ber­tson, Cara Ric­ketts, Jane Chan — Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Michael Gian­fran­ces­co – Ilu­mi­na­ción: Andrea Lundy Dise­ño de Soni­do: Peter Cero­ne – Dura­ción: 85 minu­tos (sin entre­ac­to) — Repre­sen­ta­cio­nes: has­ta el 30 de Octu­bre de 2016 en el Cen­taur Thea­tre (www.centaurtheatre.com)

La com­pa­ñía tea­tral Cen­taur inau­gu­ró la tem­po­ra­da 2016 – 2017 con Cons­te­lla­tions, una ori­gi­nal, audaz y absor­ben­te pie­za del joven dra­ma­tur­go bri­tá­ni­co Nick Pay­ne que adop­ta una for­ma de escri­tu­ra nada con­ven­cio­nal para sumer­gir al espec­ta­dor en un jue­go inte­lec­tual no muy común en la dra­ma­tur­gia teatral.

constellatins

La pro­pues­ta del autor es suge­rir que la exis­ten­cia del ser humano se desa­rro­lla en uni­ver­sos para­le­los y por lo tan­to el resul­ta­do de cada deci­sión que adop­ta en el con­jun­to de infi­ni­tas posi­bi­li­da­des exis­ten­tes será dife­ren­te. En otras pala­bras, el libre albe­drío que en prin­ci­pio se supo­ne alea­to­rio e impo­si­ble de con­tro­lar no es más que la con­se­cuen­cia expe­ri­men­ta­da a lo lar­go del camino que se ha ele­gi­do para transitarlo.

El tema sobre las varia­cio­nes del des­tino no resul­ta com­ple­ta­men­te nue­vo; así, el cine lo ha con­ce­bi­do a tra­vés de la visión de Krzysz­tof Kies­lowsky en Blind Chan­ce (1987) o bien Peter Howitt en Sli­ding Doors (1998), para citar algu­nos ejem­plos. Con todo lo que dis­tin­gue a la pie­za de Pay­ne es la idea del cos­mos que lo vuel­ve intri­gan­te. Para ello con­vie­ne anti­ci­par bre­ve­men­te sobre su con­te­ni­do argumental.

En la pri­me­ra esce­na Roland (Graham Cuth­ber­tson), un tími­do api­cul­tor, y Marian­ne (Cara Ric­ketts), una des­en­vuel­ta físi­ca cuán­ti­ca, tra­ban cono­ci­mien­to en una comi­da ofre­ci­da por ami­gos comu­nes. Sus dife­ren­tes per­so­na­li­da­des y ocu­pa­cio­nes no cons­ti­tu­yen obs­tácu­lo para que exis­ta una mutua atrac­ción y pron­ta­men­te la pers­pi­caz Marian­ne valién­do­se de sus cono­ci­mien­tos cien­tí­fi­cos le hace ver a su inter­lo­cu­tor las múl­ti­ples posi­bi­li­da­des exis­ten­tes en uni­ver­sos para­le­los si lan­za­ra un dado miles de veces. A esa esce­na, le suce­de­rán apro­xi­ma­da­men­te otras 50 en don­de se asis­ti­rá a las dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes que va adqui­rien­do una rela­ción sen­ti­men­tal, a saber: las eta­pas del flir­teo, la amis­tad, el amor con los con­si­guien­tes encuen­tros, des­en­cuen­tros y recon­ci­lia­cio­nes. Todo lo que pre­ce­de está con­ce­bi­do en el con­tex­to de la teo­ría de una mul­ti­tud de uni­ver­sos que adquie­re en cier­tas ins­tan­cias dimen­sio­nes cós­mi­cas que trans­cien­den la realidad.

Para que el espec­ta­dor pue­da dejar­se lle­var y sumer­gir­se en la pro­pues­ta del autor se requie­re en pri­mer lugar una pues­ta en esce­na que per­mi­ta que el con­te­ni­do filo­só­fi­co de la obra adquie­ra dimen­sión emo­cio­nal. En tal sen­ti­do la esme­ra­da direc­ción de Peter Hin­ton es irre­pro­cha­ble; él le impri­me un dina­mis­mo al desa­rro­llo de la acción de mane­ra que las varia­cio­nes sobre un mis­mo tema que se ofre­cen en suce­si­vas esce­nas no resul­ten monó­to­nas. Para ello ha con­ta­do con la valio­sa cola­bo­ra­ción de la esce­no­gra­fía mini­ma­lis­ta de Michael Gian­fran­ces­co quien se vale de una tari­ma gira­to­ria ins­ta­la­da en un sec­tor del esce­na­rio don­de en la mayor par­te de su desa­rro­llo los acto­res van rotan­do man­te­nien­do un deli­ca­do equi­li­brio; fue­ra de la mis­ma se encuen­tra una vio­lon­che­lis­ta eje­cu­tan­do una sua­ve melo­día de fon­do de cós­mi­cas reminiscencias.

El otro impor­tan­te apo­yo que tie­ne la pre­sen­te pro­duc­ción es la nota­ble inter­pre­ta­ción de sus dos pro­ta­go­nis­tas; Cuth­ber­son demues­tra ofi­cio y amplio domi­nio de su rol en tan­to que Ric­ketts logra salir airo­sa de un per­so­na­je que ofre­ce mayor com­ple­ji­dad; a tra­vés de un diá­lo­go flui­do y pre­ci­so exis­te una nota­ble sin­to­nía acto­ral que per­mi­te la empa­tía del espec­ta­dor fren­te a las dis­tin­tas alter­na­ti­vas que se suce­den en la obra; a modo de ejem­plo bas­ta­ría citar la joco­sa y a la vez tier­na esce­na ‑o mejor dicho las suce­si­vas esce­nas- en que Roland le pro­po­ne matri­mo­nio a Marian­ne don­de pre­via­men­te hace refe­ren­cia a las fun­cio­nes que desem­pe­ñan las dife­ren­tes espe­cies de abejas.

Sin duda, la audien­cia asis­te a una apa­sio­nan­te vela­da tea­tral don­de es posi­ble que al fina­li­zar la pie­za cada per­so­na pue­da lle­gar a inter­pre­tar­la de mane­ra dife­ren­te. Sin duda algu­na, la rique­za expre­si­va que el autor vol­có en su tra­ba­jo, la cali­dad de la direc­ción y la inter­pre­ta­ción, así como su ima­gi­na­ti­va esce­no­gra­fía, con­tri­bu­yen para que esta obra merez­ca ser vis­ta sin reser­va alguna.

Una His­tó­ri­ca Rebelión

THE BIRTH OF A NATION. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Nate Parker

Este film es otro res­pe­ta­ble docu­men­to abor­dan­do la tra­ge­dia ame­ri­ca­na del racis­mo. Su estreno no pue­de ser más opor­tuno tenien­do en cuen­ta los vio­len­tos epi­so­dios racia­les que recien­te­men­te han teni­do lugar en Esta­dos Uni­dos. En este caso el rea­li­za­dor Nate Par­ker ilus­tra la rebe­lión de 1831 lide­ra­da por el negro Nat Tur­ner y con­si­de­ra­da como la más san­grien­ta de la his­to­ria americana.

Nate Parker

Nate Par­ker

El libre­to escri­to por el rea­li­za­dor y Jean McGian­ni Celes­tin pre­sen­ta al peque­ño Nat cuya fami­lia es man­te­ni­da como escla­va en una plan­ta­ción algo­do­ne­ra de Vir­gi­nia. Inte­li­gen­te y bien moti­va­do, el chi­co goza de la sim­pa­tía y apre­cio de Eli­za­beth (Pene­lo­pe Ann Miller), la mujer del due­ño de la plan­ta­ción, quien le ense­ña a leer así como tam­bién lo intro­du­ce a la biblia. La lec­tu­ra del libro sagra­do ejer­ce gran influen­cia en la eta­pa adul­ta de Nat (Par­ker) don­de con su fe reli­gio­sa se con­vier­te en un res­pe­ta­do pre­di­ca­dor mora­lis­ta de la pobla­ción negra local.

En la pri­me­ra par­te de la tra­ma que­da muy bien des­crip­ta la for­ma des­pó­ti­ca en que los escla­vos son tra­ta­dos, como si fue­sen gana­do en lugar de seres huma­nos. Con todo, Nat a pesar de su con­di­ción reci­be un tra­to más huma­ni­za­do por par­te de su amo Samuel Tur­ner (Armie Ham­mer). Ese hecho le crea una ambi­va­len­cia en su con­duc­ta en la medi­da que se com­por­ta con defe­ren­te obe­dien­cia y res­pe­to hacia él y su fami­lia, mien­tras que al pro­pio tiem­po con­tem­pla la explo­ta­ción de su gen­te por par­te de los res­tan­tes hacen­da­dos blancos.

Simul­tá­nea­men­te a lo ya des­crip­to, Nat cono­ce a Che­rri Ann (Aja Nao­mi King), una joven chi­ca negra mal­tra­ta­da, cuan­do en un rema­te de escla­vos es com­pra­da por Samuel; la cáli­da rela­ción sen­ti­men­tal que se for­ja­rá entre ellos es retra­ta­da con deli­ca­da ternura.

Es en su segun­da mitad, don­de el film adquie­re un carác­ter épi­co. Por haber bau­ti­za­do a un hom­bre blan­co, Nat es seve­ra­men­te repren­di­do y gol­pea­do por su amo; ese hecho le hace adqui­rir ple­na con­cien­cia del sufri­mien­to de sus pares y es así que lo impul­sa a lide­rar un movi­mien­to de sedi­ción; en con­se­cuen­cia, valién­do­se de hachas y filo­sos cuchi­llos los escla­vos empren­den una furio­sa embes­ti­da con­tra los blan­cos. La res­pues­ta de la con­tra­par­te no se hace espe­rar, gene­ran­do una bata­lla cam­pal que ori­gi­na una secuen­cia muy bien coreo­gra­fia­da, ade­más de ser la nota más dra­má­ti­ca e impac­tan­te del rela­to. El des­en­la­ce de esta his­to­ria deja en el espec­ta­dor un ama­go de tris­te­za por­que a pesar de que Abraham Lin­coln abo­li­ría la escla­vi­tud varias déca­das des­pués, el dra­ma racial no ha des­apa­re­ci­do en el inci­pien­te siglo en que vivimos.

El valor de este film radi­ca en su con­te­ni­do que ade­más de invi­tar a la refle­xión se pres­ta al deba­te. Aho­ra bien, des­de el pun­to de vis­ta de apre­cia­ción crí­ti­ca, no siem­pre el rela­to con­ser­va flui­dez, en par­te por sus diá­lo­gos un tan­to exce­si­vos y en otros aspec­tos debi­do a que no siem­pre pre­va­le­ce la suti­le­za nece­sa­ria para des­cri­bir las esce­nas de vio­len­cia. Otro aspec­to a obser­var es que la trans­for­ma­ción del pací­fi­co Nat en líder gue­rre­ro es expues­ta con inapro­pia­da rapidez.

La inter­pre­ta­ción de Par­ker como pro­ta­go­nis­ta está amplia­men­te logra­da mos­tran­do caris­ma y enver­ga­du­ra en el per­so­na­je carac­te­ri­za­do; tam­bién se des­ta­ca Ham­mer, como un hom­bre que a pesar de defen­der sus intere­ses de cla­se y raza es de algu­na mane­ra cons­cien­te de la degra­da­ción sufri­da por los negros. Glo­bal­men­te ana­li­za­do, The Birth of a Nation es un hones­to retra­to de la gran tra­ge­dia sufri­da por los escla­vos afro­me­ri­ca­nos y sin duda Par­ker rin­de un buen tri­bu­to a sus víc­ti­mas. Jor­ge Gutman

Una Repu­dia­ble Negación

DENIAL. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña, 2016. Un film de Mick Jackson

El Holo­caus­to es un dolo­ro­so tema que ha sido muchas veces abor­da­do por el cine; en Denial nue­va­men­te vuel­ve a resur­gir como foco cen­tral de una de las más recor­da­das bata­llas lega­les que tuvo lugar en uno de los estra­dos judi­cia­les de Gran Bre­ta­ña en la déca­da del 90. Brin­dan­do con­si­de­ra­ble enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca, el rea­li­za­dor logra un esme­ra­do film don­de en gran par­te es debi­do al sus­tan­cio­so guión del pres­ti­gio­so dra­ma­tur­go David Hare.

Rachel Weisz

Rachel Weisz

David Irving (Timothy Spall), un con­tro­ver­ti­do autor inglés de tex­tos de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y sim­pa­ti­zan­te de Hitler, comien­za a adqui­rir noto­rie­dad cuan­do basán­do­se en infor­mes de nula evi­den­cia expre­sa en for­ma apa­sio­na­da que el Holo­caus­to nun­ca ha exis­ti­do como así tam­po­co las cáma­ras de gas en Ausch­witz. En res­pues­ta a ello, la ver­sa­da cate­drá­ti­ca e his­to­ria­do­ra ame­ri­ca­na Debo­ra Lips­tadt (Rachel Weisz) hace refe­ren­cia a su per­so­na cuan­do en for­ma con­tun­den­te lo denun­cia como un cla­ro nega­dor de la tra­ge­dia que con­mo­vió al mun­do en su libro Den­ying the Holo­caust de 1993. Sin­tién­do­se agra­via­do y ofen­di­do por la auto­ra, Irving la deman­da ante la jus­ti­cia por libelo.

Curio­sa­men­te, a dife­ren­cia del sis­te­ma judi­cial ame­ri­cano don­de el acu­sa­do se pre­su­me ino­cen­te has­ta que se com­prue­be su cul­pa­bi­li­dad, en Gran Bre­ta­ña la per­so­na deman­da­da es quien debe pro­bar su ino­cen­cia para que­dar libe­ra­da de cul­pa. Es así que fren­te a la incri­mi­na­ción por la que ha sido obje­to, Lips­tadt, con la asis­ten­cia legal de dos emi­nen­tes abo­ga­dos como Anthony Julius (Andrew Scott) y Richard Ram­pton (Tom Wil­kin­son), se embar­ca en un plei­to judi­cial cuyo resul­ta­do final es muy cono­ci­do. Si bien, todos los entre­te­lo­nes del jui­cio resul­tan apa­sio­nan­tes, lo impor­tan­te es que en el pro­nun­cia­mien­to judi­cial que­da dis­tin­gui­do la dife­ren­cia que exis­te entre una “opi­nión” y un “hecho obje­ti­vo” a fin de deter­mi­nar dón­de la liber­tad de expre­sión pue­de o no que­dar cercenada.

Ade­más de la con­si­de­ra­ble minu­cio­si­dad empren­di­da por Jack­son para rela­tar esta his­to­ria y de la preo­cu­pa­ción de Hare para que el libre­to evi­ta­ra recur­sos o ele­men­tos que pudie­sen dis­traer del enfo­que del film, hay que tener en cuen­ta tam­bién el nivel de inter­pre­ta­ción. En tal sen­ti­do, Rachel Weisz dota a su per­so­na­je con efec­ti­va fir­me­za y deter­mi­na­ción para defen­der una ver­dad que no pue­de ser obje­to de duda algu­na; igual­men­te per­sua­si­va es la actua­ción de Spall encar­nan­do a una per­so­na incen­dia­ria que es inca­paz de retrac­tar­se de sus atro­ces afir­ma­cio­nes en la mate­ria; tam­bién cabe dis­tin­guir a Scott y Wil­kin­son quie­nes apor­tan soli­dez y con­vic­ción como los hom­bres de leyes que dedi­ca­dos con pasión a este sin­gu­lar jui­cio tra­tan de reu­nir todas las prue­bas lega­les para denun­ciar las fal­sas e infla­ma­to­rias acu­sa­cio­nes del demandante.

Este absor­ben­te film dota­do de vita­li­dad y emo­ción dra­má­ti­ca no deja indi­fe­ren­te al espec­ta­dor quien se iden­ti­fi­ca ple­na­men­te con la lucha empren­di­da por Lips­tad en su bús­que­da de jus­ti­cia; al pro­pio tiem­po cons­ti­tu­ye un docu­men­to didác­ti­co para las nue­vas gene­ra­cio­nes a fin de que en el futu­ro nadie pue­da negar una de las gran­des atro­ci­da­des come­ti­das en el últi­mo siglo. Jor­ge Gutman