Una Pro­lon­ga­da Espera

PARIS CAN WAIT. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film diri­gi­do y escri­to por Elea­nor Coppola

La direc­to­ra Elea­nor Cop­po­la es cono­ci­da por haber rea­li­za­do el remar­ca­ble docu­men­tal Heart of Dark­ness: A Fil­ma­ma­ke­r’s Jour­ney (1991) sobre lo que acon­te­ció duran­te el roda­je del emble­má­ti­co film Apo­caly­se Now (1979) diri­gi­do por su mari­do Fran­cis Ford Cop­po­la. En esta opor­tu­ni­dad retor­na con su pri­mer film de fic­ción abor­dan­do una come­dia dema­sia­do livia­na y reiterativa.

La his­to­ria pre­sen­ta a Anne (Dia­ne Lane) una ele­gan­te y reser­va­da mujer que se encuen­tra en Can­nes acom­pa­ñan­do a su mari­do Michael (Alec Bald­win), un impor­tan­te pro­duc­tor de cine; duran­te el fes­ti­val de 2015. De lo que se obser­va, podría afir­mar­se que cons­ti­tu­yen un matri­mo­nio muy bien ave­ni­do a pesar de que él des­ti­na gran par­te de su tiem­po ape­ga­do a su celu­lar por las con­ti­nua­das lla­ma­das que recibe.

Alec Baldwin, Diane Lane y Arnaud Viard

Alec Bald­win, Dia­ne Lane y Arnaud Viard

La excu­sa que jus­ti­fi­ca la his­to­ria se pro­du­ce cuan­do Michael debe diri­gir­se a Buda­pest para ulti­mar la pro­duc­ción de un film y su espo­sa no pue­de acom­pa­ñar­lo debi­do a una infec­ción de su oído que le impi­de via­jar en avión. Eso moti­va a que ella deci­da regre­sar en tren a París a fin de reu­nir­se con su espo­so una vez que él fina­li­ce su misión; sin embar­go, los pla­nes cam­bian cuan­do Jac­ques (Arnaud Viard), aso­cia­do y ami­go de Michael, ama­ble­men­te se ofre­ce para lle­var­la a des­tino en su coche, hecho que ella acep­ta con cier­ta reluctancia.

El via­je que en prin­ci­pio se supo­nía que dura­ría no más que 7 horas, se pro­lon­ga duran­te un espa­cio de dos días por­que siem­pre exis­te una razón para que el sim­pá­ti­co y bon vivant Jac­ques efec­túe para­das en la ruta; las mis­mas ser­vi­rán para dis­fru­tar de sofis­ti­ca­das comi­das en lujo­sos res­tau­ran­tes, sabo­rear los bue­nos vinos de la región, dis­fru­tar un pic­nic cam­pes­tre como así tam­bién para visi­tar el museo de los her­ma­nos Lumiè­re en Lyon; un des­per­fec­to tran­si­to­rio del vehícu­lo en la ruta demo­ra un poco más el tra­yec­to pero ser­vi­rá para que Anne demues­tre su inge­nio­si­dad al con­duc­tor solu­cio­nan­do el inconveniente.

A medi­da que el via­je trans­cu­rre, ella logra ser con­quis­ta­da por la per­so­na­li­dad extra­ver­ti­da de Michael al pro­pio tiem­po que él tra­ta sigi­lo­sa­men­te de efec­tuar cier­tos avan­ces seduc­ti­vos. ¿Podrá el sutil flir­teo desem­bo­car en adul­te­rio por par­te de Anne? Es pre­fe­ri­ble dejar al espec­ta­dor que encuen­tre res­pues­ta por sí mis­mo a la pre­gun­ta formulada.

El film no tie­ne pre­ten­sión algu­na de pro­fun­di­zar en sus per­so­na­jes ni tam­po­co se pres­ta a emo­cio­nes inten­sas; más allá de una con­fe­sión que Anne efec­túa a Jac­ques acer­ca de la pér­di­da de su hijo, no hay den­si­dad con­flic­ti­va que mue­va las fibras del espec­ta­dor. Cop­po­la recu­rrió a todos los cli­chés habi­dos en este tipo de his­to­rias don­de nada resul­ta sor­pren­den­te. A pesar de que este rela­to se pro­lon­ga más allá de lo nece­sa­rio, el mis­mo per­mi­te que se apre­cie los bellos pai­sa­jes de la región de la Pro­ven­za que se va atra­ve­san­do en la ruta.

Dejan­do de lado la bre­ve apa­ri­ción de Bald­win, tan­to Lane como Viard se desem­pe­ñan correc­ta­men­te sin que resul­te gran esfuer­zo trans­mi­tir lo que sus per­so­na­jes les exi­gen. A pesar del ende­ble guión, la octo­ge­na­ria direc­to­ra per­mi­te que esta come­dia resul­te vis­to­sa aun­que sin poder ocul­tar su super­fi­cia­li­dad. Jor­ge Gutman