CIGARETTES ET CHOCOLAT CHAUD. Francia, 2016. Un film escrito y dirigido por Sophie Reine
En una comedia agridulce muy bien realizada, la novel realizadora Sophie Reine aborda el tema de cómo debe comportarse un buen padre.
El protagonista del relato es Denis (Gustave Kervern), un hombre que habiendo perdido a su esposa asume la completa responsabilidad de sus dos hijas, Janine (Héloíse Dugas) y Mercredi (Fanie Zanini) de 13 y 9 años de edad respectivamente. Tratando de subvenir a las necesidades de la familia, y siempre andando a las corridas, el hombre tiene dos empleos, uno diurno y otro nocturno, por lo que su hogar no está convenientemente organizado. A pesar de todo, los lazos de familia son lo suficientemente sólidos tal como se aprecia en la buena relación mantenida entre el padre y sus hijas.
Cuando después de reiteradas veces Denis no llega en hora al colegio para buscar a Mercredi al finalizar la jornada escolar, la dirección del establecimiento se comunica con los servicios sociales para tomar cartas en el asunto. Así se introduce en el escenario Séverine (Camille Cottin), una visitadora social que le indica a Denis la necesidad de seguir un curso de responsabilidad paternal porque de lo contrario puede llegar a perder la custodia de sus hijas.
Cuando después de algunas sesiones, Denis abandona el curso de aprendizaje y resulta amenazado de quedar sometido a un proceso judicial, la comprensiva visitadora saldrá en su defensa al comprender que los criterios normales impuestos por el medio social en que uno vive no necesariamente se corresponde con el tipo de educación que los padres pueden a su criterio brindar a sus hijos. A pesar de que el film no alcanza un tinte dramático, hay algunas situaciones que suscitan emoción como cuando Denis se muestra impotente en poder ayudar a Janine que padece del Síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico que se caracteriza por múltiples tics físicos y vocales.
En líneas generales la dirección de Reine es fluida y la actuación global es muy buena aunque es innegable que las dos niñas de Denis manteniendo una gran complicidad entre ellas se adueñan de la película con su innegable simpatía. El resultado es un film sensible, gracioso y emotivo que deja una grata sensación al espectador resaltando el valor que adquiere la familia. Jorge Gutman