Los Her­ma­nos Sean Unidos

BACK TO BUR­GUNDY (Retour en Bour­gog­ne)  Fran­cia, 2017 Un film de Cédric Klapisch

En Back to Bur­gundy, el rea­li­za­dor Cédric Kla­pisch rela­ta una his­to­ria de fami­lia den­tro del mar­co de la cul­tu­ra vitivinícola.

Ana Girar­dot, Pio Mar­mai y Fra­nçois Civil

El esce­na­rio es la zona rural de Bor­go­ña don­de un patriar­ca fami­liar (Eric Cara­va­ca) ha dedi­ca­do su vida a la explo­ta­ción de su viñe­do en una vas­ta exten­sión de terreno que posee. La tra­ma comien­za cuan­do Jean (Pio Mar­mai), su hijo mayor, des­pués de 10 años de haber deja­do el hogar, retor­na tem­po­ral­men­te de Aus­tra­lia don­de tam­bién es vini­cul­tor. Su ale­ja­mien­to se debió a la difí­cil rela­ción man­te­ni­da con su padre y aho­ra regre­sa por­que él está a pun­to de morir. A su lle­ga­da es reci­bi­do con mani­fies­ta ale­gría por su her­ma­na Juliet­te (Ana Girar­dot) y su otro her­mano Jere­mie (Fra­nçois Civil), aun­que ellos guar­dan cier­to resen­ti­mien­to por­que Jean no se había hecho pre­sen­te para la muer­te de su madre acae­ci­da hace algu­nos años. Rápi­da­men­te las aspe­re­zas son deja­das de lado rati­fi­can­do el afec­to exis­ten­te entre los 3 her­ma­nos, sobre todo cuan­do a los pocos días se pro­du­ce el dece­so del padre.

A par­tir de allí sur­ge el prin­ci­pal con­flic­to de esta his­to­ria cuan­do al leer­se el tes­ta­men­to del difun­to, los hijos se impo­nen que tan­to la casa como la enor­me exten­sión del viñe­do les son lega­dos por par­tes igua­les; por lo tan­to si alguno de ellos deci­de obte­ner mone­ta­ria­men­te la par­te que le corres­pon­de se requie­re que todos estén de acuer­do en la ven­ta del fun­do. Sin embar­go los 500 mil euros que impli­ca el impues­to a la heren­cia que se debe pagar y la difi­cul­tad de reu­nir ese mon­to sin ven­der la explo­ta­ción, cons­ti­tu­ye el obs­tácu­lo que debe ser resuel­to por los her­ma­nos en for­ma con­jun­ta. En dicho entorno fami­liar es Juliet­te que a par­tir de la enfer­me­dad de su padre se dedi­có a con­ti­nuar la explo­ta­ción fami­liar jun­to con la cola­bo­ra­ción pres­ta­da por un ayu­dan­te leal (Jean-Marc Rou­lot) del mis­mo; en tan­to, Jere­mie vivien­do en la pro­xi­mi­dad, tie­ne una espo­sa (Yam­me Coutu­re) y un niño recién naci­do y tra­ba­ja para su sue­gro (Jean-Marie Win­ling) quien igual­men­te es un pro­duc­tor de vino muy impor­tan­te de la zona. Por su par­te , Jean, que man­tie­ne una rela­ción un tan­to com­pli­ca­da con su espo­sa (María Val­ver­de), desea des­en­ten­der­se del nego­cio fami­liar y retor­nar a su hogar lo antes posi­ble para estar jun­to a ella y su peque­ño hijo.

De lo que ante­ce­de, el aspec­to más impor­tan­te del rela­to resi­de en cómo con­ci­liar los intere­ses y deseos de Jean, Juliet­te y Jere­mie, en la medi­da que los dos últi­mos nun­ca deja­ron el terru­ño al estar muy arrai­ga­dos al lugar en que han pasa­do toda la vida y apren­di­do de su padre los gajes del oficio.

El guión de Kla­pisch, San­tia­go Ami­go­re­na y Jean-Marc Rou­lot con­tie­ne ele­men­tos atrac­ti­vos aun­que la narra­ción es más bien epi­só­di­ca sin que exis­ta un con­te­ni­do real­men­te dra­má­ti­co que lle­gue a con­mo­ver. Ade­más, el film dedi­ca un tiem­po más allá del con­ve­nien­te para ilus­trar el pro­ce­so de ela­bo­ra­ción del vino y la degus­ta­ción de los mis­mos por par­te de sus per­so­na­jes; si bien eso pue­de com­pla­cer a los enó­lo­gos, a la pos­tre cons­pi­ra un poco en su rit­mo. A pesar de que los per­so­na­jes no están del todo deli­nea­dos, el trío pro­ta­gó­ni­co se desem­pe­ña efi­cien­te­men­te; así Girar­dot con­ven­ce como la joven inse­gu­ra de mane­jar el viñe­do don­de no logra todo el res­pe­to que mere­ce por par­te de su per­so­nal, Civil igual­men­te satis­fa­ce como el her­mano en par­te domi­na­do por la per­so­na­li­dad de su sue­gro y Mar­mai ‑quien efec­túa el rela­to- trans­mi­te los sen­ti­mien­tos ambi­guos de haber esta­do ausen­te de la fin­ca dejan­do a sus her­ma­nos que se ocu­pa­ran de ayu­dar a su padre duran­te su lar­ga ausencia.

En los aspec­tos for­ma­les, Kla­pisch se ha preo­cu­pa­do en ofre­cer un buen retra­to de la región de Bor­go­ña efec­tuan­do la fil­ma­ción a tra­vés de un año com­ple­to para mos­trar la inci­den­cia de las 4 esta­cio­nes en la pro­duc­ción del vino.

Dicho lo que ante­ce­de, este es un film que aun­que no pro­fun­do resul­ta agra­da­ble por des­ta­car la impor­tan­cia de la fami­lia y espe­cial­men­te por trans­mi­tir genui­na­men­te el sen­ti­mien­to de soli­da­ri­dad fra­ter­nal. Jor­ge Gutman