Una Tris­te Infancia

THE FLO­RI­DA PRO­JECT. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Sean Baker

Per­tur­ba­dor docu­men­to sobre la infan­cia des­con­tro­la­da, la pobre­za y la degra­da­ción que sufren cier­tos sec­to­res des­fa­vo­re­ci­dos de Esta­dos Uni­dos es lo que ilus­tra Sean Baker en The Flo­ri­da Pro­ject, cuya acción se desa­rro­lla en una zona peri­fé­ri­ca de Dis­ney­world en Orlando.

Allí se detec­ta la exis­ten­cia de mote­les de baja cate­go­ría don­de habi­tan fami­lias de limi­ta­dos recur­sos, gen­te que vive en la indi­gen­cia y algu­nos turis­tas oca­sio­na­les en pro­cu­ra de alber­gues bara­tos. En el ambien­te poco hos­pi­ta­la­rio de uno de esos mote­les habi­ta Moo­nee (Brooklynn Prin­ce), una niñi­ta vivaz y de ple­na ener­gía que jun­to con Scooty (Chris­topher Rive­ra), otro chi­co de edad simi­lar del mis­mo esta­ble­ci­mien­to, viven alo­ca­da­men­te y envuel­tos en tra­ve­su­ras que en más de una vez oca­sio­nan daños a ter­ce­ros; en algu­nas ins­tan­cias se les une Jan­cey (Vale­ria Cot­to), la mejor ami­ga de Moo­nee, quien resi­de en otro motel pró­xi­mo jun­to a su abuela.

William Dafoe y Brooklynn Prince

El rela­to se cen­tra fun­da­men­tal­men­te en Moo­nee que coha­bi­ta con Halley (Bria Vinal­te), su madre sol­te­ra due­ña de una des­agra­da­ble per­so­na­li­dad. Ade­más de inma­du­ra, Halley es gro­se­ra, mal habla­da y en cier­tas oca­sio­nes vio­len­ta; tra­tan­do de pagar el arrien­do de su pie­za no hesi­ta en recu­rrir a cual­quier medio posi­ble para lograr­lo, ya sea pros­ti­tu­yén­do­se o bien esta­fan­do a algún turis­ta. Su inde­sea­ble con­duc­ta es trans­mi­ti­da a su hiji­ta incul­cán­do­le la des­obe­dien­cia hacia ter­ce­ros como nor­ma de vida; de este modo, la peque­ña que goza de com­ple­ta liber­tad y sin una cla­ra noción del bien o del mal se com­por­ta salvajemente.

Fil­ma­do como si se tra­ta­ra de un docu­men­tal. Baker en base a su pro­pio guión escri­to con Chris Ber­goch pre­sen­ta una suce­sión de esce­nas que demues­tran las con­se­cuen­cias del com­por­ta­mien­to infan­til cuan­do los chi­cos que­dan libra­dos al azar sin super­vi­sión de sus padres. Así, en un momen­to cla­ve del rela­to Moo­ne y sus ami­gui­tos visi­tan una casa aban­do­na­da y antes de salir le pren­den fue­go pro­vo­can­do un gra­ve incen­dio. En medio de ese deplo­ra­ble ambien­te, se encuen­tra Bobby (William Dafoe), el buen inten­cio­na­do geren­te del motel que tra­ta de lidiar con las ten­sio­nes crea­das por Halley y Moo­ne actuan­do como su pro­tec­tor; ade­más, este noble hom­bre adop­tan­do un papel pater­nal se ocu­pa muy bien de vigi­lar y expul­sar a poten­cia­les pre­da­do­res que deam­bu­lan por el com­ple­jo habi­ta­cio­nal en sal­va­guar­dia de los chi­cos que allí viven.

En este cru­do rela­to de degra­da­ción moral, social y cul­tu­ral, el rea­li­za­dor ofre­ce una pin­tu­ra rea­lis­ta de una de las tan­tas regio­nes del país más pode­ro­so del mun­do don­de el anhe­la­do sue­ño ame­ri­cano no es más que una fala­cia. Mos­tran­do las pau­pé­rri­mas con­di­cio­nes de vida que se desa­rro­llan a esca­sa dis­tan­cia de don­de se halla el par­que temá­ti­co más impor­tan­te del mun­do visi­ta­do por millo­nes de turis­tas, el con­tras­te exis­ten­te entre dos dife­ren­tes Esta­dos Uni­dos no pue­de ser más evi­den­te. Que­da enton­ces escla­re­cer cuál es el verdadero.

Habien­do reclu­ta­do un elen­co no pro­fe­sio­nal, con excep­ción de William Dafoe, Baker ha logra­do un nivel de inter­pre­ta­ción sor­pren­den­te. Todos los niños pare­cen estar vivien­do sus per­so­na­jes; con todo se des­ta­ca Broo­klinn Prin­ce don­de su mara­vi­llo­sa actua­ción cau­sa pro­fun­da admi­ra­ción, hacién­do­la mere­ce­do­ra de un Oscar; estan­do en per­pe­tuo movi­mien­to y con un des­plie­gue físi­co increí­ble, pare­cie­ra haber sido toca­da con una vari­ta mági­ca al sumer­gir­se por com­ple­to en la vida de Moo­nee; en la esce­na final trans­mi­te una sen­si­bi­li­dad extra­or­di­na­ria capaz de emo­cio­nar al públi­co más indi­fe­ren­te como una cria­tu­ra impo­ten­te de modi­fi­car su suer­te. Simi­lar elo­gio mere­ce la encum­bra­da carac­te­ri­za­ción que rea­li­za Vinai­te como la rebel­de y amo­ral madre de Moonee

Por los valo­res apun­ta­dos y por su con­te­ni­do social, éste es un docu­men­to valien­te que rea­li­za­do con gran hones­ti­dad es alta­men­te reco­men­da­ble. Jor­ge Gutman