MADAME. Francia, 2017. Un film escrito y dirigido por Amanda Sthers
Una comedia costumbrista sin otra intención que entretener es lo que la realizadora Amanda Sthers presenta en Madame.
Anne (Toni Collette) y Bob Fredericks (Harvey Keitel) conforman un matrimonio americano no bien avenido de la alta burguesía, viviendo en una suntuosa residencia de París. Cuando ellos deciden organizar una cena para agasajar a sus amigos reciben la visita inesperada de Steven (Tom Hughes), el hijo de un anterior matrimonio de Bob, quien al incorporarse a la velada hará que sean 13 personas las que se encontrarán reunidas en torno a la mesa. Anne que es muy supersticiosa, teme que ese número de comensales pueda acarrear alguna desgracia; a fin de solucionar el inconveniente decide agregar a una de sus empleadas domésticas para compartir la cena; la elegida es María (Rossy de Palma), una eficiente inmigrante de humilde condición social proveniente de España, quien por imposición de su patrona se ve obligada a adoptar el rol de una condesa española frente a los demás invitados. La situación se complica cuando David Morgan (Michael Smiley), un marchand británico, se entusiasma frente al candor y espontaneidad de María comenzando prontamente un flirteo que deviene en romance sin que él sospeche de la verdadera identidad de su enamorada.
Gracias a los malentendidos y falsas apariencias, la historia se presta al humor y la directora logra sacarle provecho; eso permite que ‑aunque sin profundizar lo suficiente‑, el film refleje las diferencias de clase, el ascenso social, la envidia así como la hipocresía al servicio de un ardid donde predomina el interés económico.
Lo que el film expone dista de ser novedoso pero no por ello carece de eficacia. Con una fluida realización, la directora obtiene un buen rendimiento de su elenco. En el mismo se destaca la eficiente prestación de Tony Collete como la Madame del título y sobre todo la maravillosa actuación de Rossy de Palma, una de las musas de Pedro Almodóvar; ella es en última instancia el alma del film deleitando con su candor como así también con la expresividad demostrada en la impostura que graciosamente adopta su personaje.
Jorge Gutman