GAUGUIN: VOYAGE DE TAHITI. Francia, 2017. Un film de Edouard Deluc.
Los amantes del arte pictórico y en especial de Paul Gauguin (1848 – 1903), inquietos por saber algo no difundido o desconocido de este gran pintor post impresionista, es probable que queden decepcionados al contemplar este fallido film. Tratando de circunscribirse exclusivamente al período en que el celebrado artista vivió entre 1891 y 1893 en Tahiti, el relato del realizador Edouard Deluc es letárgico sin que trascienda en la pantalla lo que Gauguin creó durante su estadía en la Polinesia Francesa.
Comenzando la acción en París hacia finales de 1890 se observa a un Gauguin (Vincent Cassel) desencantado, sofocado y tratando de hallar un espacio diferente para seguir viviendo. Es así que cree que Tahití podrá aplacar su aburrimiento y brindarle el ambiente necesario para su inspiración artística. Estando casado con la danesa Mette-Sophie Glad (Pernille Bergendorff) desde 1873 y padre de cinco hijos, su familia no está dispuesta a seguirlo en la aventura que desea emprender.
Llegado a destino, su propósito es dedicarse de lleno a su actividad artística aunque sin hacer grandes esfuerzos por integrarse al nuevo entorno socio-cultural. Prontamente conoce a Tehura (Tuhei Adams) de 17 años (aunque verdaderamente tenía solo 13 años) que se convertirá en su compañera; aunque la joven igualmente llegará a ser su musa artística, eso no alcanza a evidenciarse en el relato ni menos aún hasta qué punto ella causa impacto en el pintor, aunque es bien sabido que en la realidad lo ha sido.
Basado en el Diario de Viaje que Gaugin escribió en 1901, el guión escrito por Deluc con Etienne Comar, Thomas Lilti y Sarah Kaminsky carece de inspiración impidiendo que el relato apasione o llegue a emocionar. Todo transcurre de manera morosa mostrando al pintor tan frustrado como antes de que emprendiera este viaje, sumido en la pobreza, imposibilitado de vender sus cuadros y dedicándose a avatares menores para subsistir. El relato se matiza en parte mostrando a Tehura manteniendo relaciones amorosas con Jotepha (Pua-Tai Hikutini), un joven local; en todo caso, el triángulo amoroso configurado pareciera escapar de la tradicional noción de adulterio a pesar del religioso culto católico existente en Tahití. Otro aspecto expuesto es la relación de Gauguin con Henri Vallin (Malik Zidi), un compatriota médico que lo ha asistido y que le recomienda que tenga cuidado con los problemas de salud que le afectan. El relato asimismo trata de reflejar el colonialismo imperante en la región pero su tratamiento es muy epidérmico.
Si bien Vincent Cassel brinda vitalidad a Gauguin, no logra que el espectador empatice con la suerte del personaje que caracteriza porque el guión no alcanza a reflejar la personalidad distintiva del pintor atormentado durante el período reseñado. Tampoco queda bien delineado el personaje de Tehura acerca de sus verdaderos sentimientos hacia el artista.
Entre los detalles positivos del film se destaca la buena fotografía de Pierre Cottereau captando la belleza panorámica del lugar y los buenos diseños de producción de Emmanuelle Cuillery. Como nota curiosa, las pinturas que Gaugin realizó en Tahiti solamente se exhiben en los créditos finales del film donde además se informa sobre lo que aconteció con él cuando regreso temporalmente a París y su posterior viaje a las Islas Marquesas donde transcurrió los últimos años de su vida. Jorge Gutman