La Pri­me­ra Pelí­cu­la en Cinemascope

HOW TO MARRY A MILLIO­NAI­RE 

En el mar­co de la serie de Clas­sic Films, en el trans­cur­so del pre­sen­te mes las salas de Cine­plex pre­sen­ta­rán How to Marry a Millio­nai­re (Cómo Casar­se con un Millo­na­rio) que pro­du­ci­do en 1953 fue el pri­mer film fil­ma­do en el sis­te­ma Cine­mas­co­pe, a pesar de que “The Robe”, la segun­da pelí­cu­la del enton­ces nue­vo for­ma­to, fue estre­na­da previamente.

Esta deli­cio­sa come­dia del direc­tor Jean Negu­les­co con­tó en su momen­to con el atrac­ti­vo de tres her­mo­sas actri­ces, a saber: la inol­vi­da­ble cur­vi­lí­nea Marilyn Mon­roe, con­si­de­ra­da como el más impor­tan­te sím­bo­lo sexual de Holly­wood; la sim­pá­ti­ca Betty Gra­ble que se carac­te­ri­zó por sus bien pro­por­cio­na­das pier­nas y Lau­ren Bacall que es uno de los gran­des mitos de la his­to­ria del cine. Este trío supo insu­flar con­si­de­ra­ble brío y dina­mis­mo a la his­to­ria con­ce­bi­da en el guión de Nun­nally Johnson.

Marilyn Mon­roe, Betty Gra­ble y Lau­ren Bacall

En una bre­ve sinop­sis, el rela­to se refie­re a tres mode­los que son entre sí bue­nas ami­gas y que tra­tan de lograr un mari­do de bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca; es así que inten­tan hallar­lo entre los sol­te­ros más adi­ne­ra­dos de la ciu­dad de Nue­va York. A tra­vés de diver­sas situa­cio­nes joco­sas que van desa­rro­llán­do­se estas caza­do­ras de for­tu­nas lle­gan a la con­clu­sión de que el amor es mucho más impor­tan­te que el dinero.

Con chis­pean­tes diá­lo­gos, la diná­mi­ca direc­ción de Negu­les­co y un buen elen­co que ade­más de Mon­roe, Gra­ble y Bacall está inte­gra­do por William Powell, Rory Calhoun y David Way­ne, entre otros, se asis­te a una come­dia alta­men­te entre­te­ni­da; en este caso el film igual­men­te intere­sa como cró­ni­ca de una épo­ca en lo que con­cier­ne a los valo­res puri­ta­nos pre­do­mi­nan­tes en el cine de Holly­wood de ese entonces.

Este diver­ti­men­to se podrá ver los días 20, 22, 23, 24 y 25 de Julio. Para cono­cer los cines de Cine­plex que exhi­bi­rán el film y los hora­rios per­ti­nen­tes pre­sio­ne aquí

Recor­dan­do a un Mito de la Canción

WHIT­NEY. Gran Bre­ta­ña, 2018. Un film de Kevin Macdonald

El direc­tor Kevin Mac­do­nald en un docu­men­tal hon­da­men­te sen­si­ble a la vez que teñi­do de tris­te­za efec­túa una cró­ni­ca de la malo­gra­da can­tan­te afro­ame­ri­ca­na Whit­ney Hous­ton. Al hacer­lo va refle­jan­do su derro­te­ro artís­ti­co a la vez que su tur­bu­len­ta exis­ten­cia sig­na­da por un trá­gi­co des­tino que la con­du­jo a su muer­te a los 48 años de edad en el baño de un hotel de Beverly Hills en febre­ro de 2012.

Whit­ney Houston

Aun­que el film no expli­ci­ta abier­ta­men­te qué es lo que la ha hecho famo­sa, no cabe duda que ha sido su inigua­la­ble voz ‑pre­ci­sa­men­te ella es tam­bién cono­ci­da como “The Voi­ce”- la que ha logra­do con­quis­tar al públi­co. Con sus can­cio­nes de gós­pel, blues y músi­ca soul, entre otras, ha bati­do el récord de la ven­ta a nivel mun­dial de 200 millo­nes de álbu­mes, así como el tema “I will always love you” es el títu­lo más ven­di­do por una can­tan­te de su género.

A tra­vés de mani­fes­ta­cio­nes ver­ti­das por fami­lia­res, ami­gos y repre­sen­tan­tes de la indus­tria musi­cal se obtie­ne un pano­ra­ma de los aspec­tos más impor­tan­tes que con­for­ma­ron la vida de Whit­ney. A los 11 años, al lado de su madre Cissy comen­zó a can­tar en el coro de una igle­sia bau­tis­ta de Newark reve­lan­do sus apti­tu­des voca­les, don­de pos­te­rior­men­te siguió actuan­do con ella en algu­nos clu­bes noc­tur­nos de Nue­va York; el des­cu­bri­mien­to de su talen­to por par­te de Cli­ve Davis, el pre­si­den­te de Aris­ta Records, repre­sen­tó el ini­cio del camino hacia la fama.

https://www.youtube.com/watch?v=R0rhC90Z4ok

En otros aspec­tos de su vida per­so­nal se sabe que Whit­ney pro­vie­ne de un hogar dis­fun­cio­nal; tan­to el com­por­ta­mien­to don­jua­nes­co de su padre John que moti­vó la sepa­ra­ción de su espo­sa, así como la de Cissy inti­man­do con un minis­tro de la igle­sia, cons­ti­tu­yó para la diva una gran decep­ción que la impul­so a dejar a su fami­lia para con­vi­vir con su gran ami­ga Robyn Craw­ford. Ese víncu­lo, que posi­ble­men­te pudo haber teni­do ribe­tes amo­ro­sos, tuvo sig­ni­fi­ca­ti­va influen­cia en su vida y duró has­ta que Wht­ney cono­ció al can­tan­te Bobby Brown con quien con­tra­jo matri­mo­nio. La rela­ción con­yu­gal des­em­bo­có años des­pués en divor­cio, en gran par­te debi­do a que Brown no pudo evi­tar los celos pro­fe­sio­na­les des­per­ta­dos por el reso­nan­te éxi­to de su esposa.

Des­pués de haber logra­do la cate­go­ría de super­es­tre­lla de la can­ción, a prin­ci­pios de la déca­da del 90 Whit­ney comien­za len­ta­men­te a atra­ve­sar un perío­do de auto­des­truc­ción por el con­su­mo de dro­gas, hecho que la ha lle­va­do a ser tra­ta­da en clí­ni­cas de reha­bi­li­ta­ción. Al mar­gen de su adic­ción, el docu­men­tal se refie­re a sus pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos, moti­va­dos en gran medi­da por trau­mas vivi­dos en su infan­cia al reve­lar­se que había sido abu­sa­do sexual­men­te por su pri­ma, la can­tan­te Dee Dee War­wick casi 20 años mayor que ella.

Los aspec­tos ínti­mos de la can­tan­te se encuen­tran inter­ca­la­dos con sus mag­ní­fi­cas inter­pre­ta­cio­nes ‑una de las mis­mas ento­na­das en oca­sión del Super Bowl de 1991- así como su actua­ción en el cine don­de debu­tó en el román­ti­co thri­ller The Body­guard (1992) con Kevin Kost­ner como co-pro­ta­go­nis­ta. Aun­que cri­ti­ca­da en cier­tas oca­sio­nes por la comu­ni­dad negra por con­gra­ciar­se artís­ti­ca­men­te con los blan­cos, eso que­da des­men­ti­do en un con­cier­to de bene­fi­cio rea­li­za­do en 1994 en Johan­nes­bur­go al demos­trar su abso­lu­ta soli­da­ri­dad con la gen­te de su raza en pre­sen­cia de Nel­son Mandela.

En esen­cia, Mac­do­nald logra un meticu­loso y emo­ti­vo docu­men­to que deja un extra­ño sin­sa­bor al rese­ñar cómo la cele­bé­rri­ma artis­ta no pudo domi­nar sus demo­nios inte­rio­res que ter­mi­na­ron sepul­tán­do­la a una tem­pra­na edad. De todos modos y a mane­ra de con­sue­lo pue­de afir­mar­se que el gran públi­co segui­rá admi­rán­do­la a tra­vés del lega­do de sus memo­ra­bles álbu­mes. Jor­ge Gutman

Sim­pá­ti­ca Come­dia de Época

LE RETOUR DU HÉROS. Fran­cia, 2018. Un film de Lau­ren Tirard

Jean Dujar­din, el buen come­dian­te y gana­dor en 2012 del pre­mio Oscar, jun­to con la agra­cia­da actriz y rea­li­za­do­ra Méla­nie Lau­rent enca­be­zan el repar­to de Le Retour du Héros, una ani­ma­da come­dia de épo­ca que trans­cu­rre en 1809, duran­te las gue­rras napoleónicas.

Méla­nie Lau­rent y Jean Dujardin

El direc­tor Lau­rent Tirard, autor del libre­to escri­to con Gre­goi­re Vig­ne­ron, intro­du­ce a Dujar­din ani­man­do a Neu­vi­lle, un atra­yen­te capi­tán que aca­ba de pedir la mano de Pau­li­ne Beau­grand (Noé­mie Mer­lant), una joven per­te­ne­cien­te a una aris­to­crá­ti­ca fami­lia que está muy ena­mo­ra­da del galan­te pre­ten­dien­te. La ale­gría de la novia será de cor­to alcan­ce cuan­do su apues­to galán es con­vo­ca­do al fren­te de bata­lla y debe dejar­la con la pro­me­sa de man­te­ner­se en con­tac­to a tra­vés de la corres­pon­den­cia epis­to­lar. Cuan­do des­pués de cier­to tiem­po Pau­li­ne no reci­be noti­cias de Neu­vi­lle que­da sumer­gi­da en un esta­do de aba­ti­mien­to don­de poco le ayu­da el alien­to brin­da­do por sus padres (Evely­ne Buy­le, Chris­tian Bujeau) y Eli­za­beth (Lau­rent), su her­ma­na mayor. Fren­te a su esta­do pro­fun­da­men­te depre­si­vo, Eli­za­beth, a la mane­ra de lo que acon­te­ce en Cyrano de Ber­ge­rac, adop­ta la iden­ti­dad del ausen­te mili­tar escri­bién­do­le car­tas en don­de rela­ta sus expe­rien­cias de gue­rra a la vez que pro­fe­sán­do­le su inque­bran­ta­ble amor y el deseo de un pron­to retorno. Sin embar­go, cuan­do el con­flic­to béli­co con­clu­ye y Pau­li­ne aguar­da que su novio acu­da por ella sin que éste apa­rez­ca, Eli­za­beth deci­de con­ti­nuar la paro­dia; así, hace que el supues­ta­men­te heroi­co capi­tán esté obli­ga­do a ingre­sar al ser­vi­cio secre­to de Fran­cia y envia­do a la India, don­de al poco tiem­po habrá de morir. Fren­te al irre­pa­ra­ble hecho, la des­con­so­la­da Pau­li­ne acep­ta casar­se con Nico­las (Chris­tophe Mon­te­nez), un joven de la nobleza.

La situa­ción cobra un vuel­co ines­pe­ra­do cuan­do al cabo de 3 años, Neu­vi­lle habien­do deser­ta­do del ejér­ci­to retor­na a la aldea y apa­re­ce en la man­sión de la fami­lia Beau­grand; con la sor­pre­sa que su lle­ga­da cau­sa a Eli­za­beth, ella hará lo impo­si­ble para que no que­den reve­la­das las impos­tu­ras urdi­das a su her­ma­na con la fal­sa corres­pon­den­cia. Aun­que tra­ta de sobor­nar­lo para que aban­do­ne el lugar de inme­dia­to, el recién lle­ga­do no pien­sa hacer­lo por­que tie­ne otros pla­nes en su agen­da. De allí en más, el rela­to adop­ta el tono de una soca­rro­na come­dia nutri­da de diver­ti­dos enre­dos que se irán suce­dien­do alo­ca­da­men­te a fin de des­vir­tuar la reali­dad de los hechos. Demás está decir que el anta­go­nis­mo de los dos per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos con­du­ci­rá a un des­en­la­ce román­ti­ca­men­te previsible.

Entre otros aspec­tos, este lige­ro vode­vil atrae fun­da­men­tal­men­te por la com­pli­ci­dad exis­ten­te entre los miem­bros del elen­co y espe­cial­men­te debi­do a la quí­mi­ca entre Lau­rent y Dujar­din quie­nes como con­su­ma­dos acto­res impri­men gra­cia y sim­pa­tía a sus res­pec­ti­vos personajes.

El buen gus­to y fine­za de Tirard en su flui­da narra­ción más los valo­res atri­bui­dos por los exce­len­tes dise­ños de pro­duc­ción de Fra­nçoi­se Duper­tuis y el con­vin­cen­te ves­tua­rio de épo­ca del dise­ña­dor Pie­rre-Jean Larro­que, garan­ti­zan un fres­co y pla­cen­te­ro entre­te­ni­mien­to. Jor­ge Gutman

Retra­to de un Gran Violinista

ITZHAK. Israel-Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Ali­son Chernick

Sin adop­tar el carác­ter de una entre­vis­ta for­mal y enfo­can­do su cáma­ra a tra­vés de dife­ren­tes situa­cio­nes vin­cu­la­das a sus dia­rias acti­vi­da­des, la rea­li­za­do­ra Ali­son Cher­nick esbo­za en Itzhak un apre­cia­ble retra­to de la per­so­na­li­dad del excep­cio­nal músi­co Itzhak Perlman.

Itzhak Perl­man

Más que des­cri­bir­lo como vio­li­nis­ta, el film se aden­tra en el hom­bre que exis­te detrás y es en tal sen­ti­do que el públi­co per­mi­te entrar en su inti­mi­dad des­cu­brien­do gra­ta­men­te la huma­ni­dad que des­plie­ga. De padres pola­cos que emi­gra­ron a Israel, Perl­man nació en 1945 en Tel Aviv y des­de peque­ño demos­tró su pro­di­gio­so talen­to musi­cal. Habien­do sido ata­ca­do por la polio­mie­li­tis a los 4 años de edad, des­de enton­ces está con­fi­na­do a tener que valer­se de una silla de rue­das para des­pla­zar­se y el empleo de mule­tas para cami­nar; con todo, esa des­gra­cia­da enfer­me­dad dis­tó de aba­tir­lo al encon­trar en el vio­lín la pasión de su vida. Cuan­do en su tem­pra­na ado­les­cen­cia había que­ri­do pro­se­guir sus estu­dios en Esta­dos Uni­dos, su dis­ca­pa­ci­dad físi­ca cons­ti­tu­yó un obs­tácu­lo para ser acep­ta­do. Sin embar­go la suer­te le son­rió a los 13 años cuan­do encon­trán­do­se en el Show de Ed Sulli­van tocó el melo­dio­so movi­mien­to Alle­gre­to Non Trop­po del Con­cier­to para Vio­lín opus 64 de Men­del­sohn; el sen­sa­cio­nal impac­to que su bri­llan­te actua­ción cau­só en la audien­cia tele­vi­si­va, per­mi­tió su inme­dia­ta admi­sión en la pres­ti­gio­sa Escue­la Jui­lliard de Manhattan.

Como un ver­sá­til músi­co, el docu­men­tal lo expo­ne eje­cu­tan­do el Himno Nacio­nal de Esta­dos Uni­dos en un par­ti­do de béis­bol, tocan­do músi­ca de auto­res clá­si­cos des­de Vival­di pasan­do por Bach, Schu­bert y Strauss entre otros, en un con­cier­to de cáma­ra con la extra­or­di­na­ria pia­nis­ta Martha Arge­rich, codeán­do­se con Billy Joel en el Madi­son Squa­re Gar­den, popu­la­ri­zan­do con su toque mági­co el subli­me tema de Schind­le­r’s List de John Williams como así tam­bién par­ti­ci­pan­do con gran entu­sias­mo en una ban­da de músi­cos klezmer.

Ade­más de la músi­ca lo que tras­cien­de en este docu­men­tal es la figu­ra caris­má­ti­ca, tier­na, risue­ña y pro­fun­da­men­te huma­na de este gran indi­vi­duo que se apre­cia en dife­ren­tes cir­cuns­tan­cias de la vida coti­dia­na; así se lo ve coci­nan­do una sopa para com­par­tir­la con su gran ami­go Alan Alda, comien­do y al pro­pio tiem­po rela­tan­do anéc­do­tas con el vio­lon­che­lis­ta Mis­cha Maisky y el pia­nis­ta Evgeny Kis­sin, obser­ván­do­lo como docen­te con sus jóve­nes alum­nos a quie­nes les brin­da su máxi­mo apo­yo, o bien sien­do con­de­co­ra­do por el Pre­si­den­te Oba­ma en noviem­bre de 2015 con la Meda­lla Pre­si­den­cial de la Liber­tad. No menos impor­tan­te es su rol como padre, abue­lo y sobre todo gran com­pa­ñe­ro de su espo­sa Toby por más de 50 años quien, vio­li­nis­ta como él, es su más apa­sio­na­da admiradora.

Des­ta­can­do el vir­tuo­sis­mo musi­cal de un hom­bre aman­te de la vida, Cher­nik ha logra­do un cáli­do y afec­ti­vo docu­men­tal que más que una bio­gra­fía con­ven­cio­nal resal­ta el vibran­te espí­ri­tu de una per­so­na quien con­tra vien­to y marea ha sabi­do ven­cer a la adver­si­dad. Para con­cluir, se pue­de afir­mar que no se requie­re ser un meló­mano para apre­ciar este sobrio y emo­ti­vo film. Jor­ge Gutman