Por una Cau­sa Noble

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

EL DIA DE LA JOR­NA­DA FAMI­LIAR 2018 

Al igual que en los últi­mos 7 años, Cine­plex, la com­pa­ñía exhi­bi­do­ra más impor­tan­te de Cana­dá, cele­bra­rá el sába­do 27 de octu­bre una nue­va edi­ción del Día de la Jor­na­da Fami­liar (Com­mu­nity Day/Journée fami­lia­le). 

La enco­mia­ble tarea a la que este cir­cui­to cine­ma­to­grá­fi­co Cine­plex está abo­ca­do tie­ne como pro­pó­si­to ofre­cer a las fami­lias cana­dien­ses una jor­na­da mati­nal de fil­mes gra­tui­tos espe­cial­men­te selec­cio­na­dos. En tal oca­sión, tan­to las dona­cio­nes reci­bi­das, como lo recau­da­do por los pro­duc­tos ali­men­ti­cios ofre­ci­dos por los con­ce­sio­na­rios así como la ven­ta de varia­dos artícu­los vin­cu­la­dos con el tema del cine (entre otros pelu­ches, figu­ri­nes, lla­ve­ros, acce­so­rios, etc.) serán des­ti­na­dos para apo­yar la noble tarea desem­pe­ña­da por WE; este orga­nis­mo de bene­fi­cen­cia tie­ne como pro­pó­si­to lograr que la gen­te se una sumi­nis­trán­do­le las herra­mien­tas para cam­biar al mun­do. Es por ello que en varia­das opor­tu­ni­da­des Ellis Jacob, pre­si­den­te y direc­tor gene­ral de Cine­plex Enter­tain­ment, ha des­ta­ca­do la satis­fac­ción y orgu­llo de aso­ciar­se con esta huma­ni­ta­ria orga­ni­za­ción para ayu­dar a man­te­ner a lo lar­go del año su pro­gra­ma local en Cana­dá así como tam­bién las ini­cia­ti­vas des­ti­na­das a edu­car, habi­li­tar y cele­brar a los jóve­nes del país y sus historias.

Estas jor­na­das comu­ni­ta­rias resul­tan pro­pi­cias para que las fami­lias y los gru­pos de ami­gos de todo el país se jun­ten para cele­brar y dejar­se ins­pi­rar por quie­nes creen en el cam­bio posi­ti­vo a nivel local e internacional.

En esta edi­ción, Cine­plex pre­sen­ta­rá una selec­ción de fil­mes que tuvie­ron reper­cu­sión popu­lar en opor­tu­ni­dad de su estreno. Los fil­mes que serán exhi­bi­dos con sus res­pec­ti­vos hora­rios en la maña­na del 27 de octu­bre son los siguientes:

Sher­lock Gno­mes (10h)

Come­dia ani­ma­da rea­li­za­da por John Ste­ven­son con las voces de Johnny Deep, James McA­voy, Julio Bonet y Emily Blunt.

Dadd­y’s Home 2 (10h30)

Reide­ra come­dia sobre niños y entro­me­ti­dos papás. Diri­gi­da por Sean Anders en los roles pro­ta­gó­ni­cos par­ti­ci­pan los popu­la­res acto­res Will Ferrell, Mark Wahl­berg y Mel Gibson.

Trans­for­mers: The Last Knight (10h15)

Un rela­to fan­tás­ti­co de acción diri­gi­do por Michael Bay con la actua­ción de Mark Wahl­berg, Anthony Hop­kins y Josh Duha­mel en los roles protagónicos.

Trans­for­mers: The Last Knight

Tee­na­ge Mutant Nin­ja Turtles: Out of the Sha­dows (9h30) 

Una come­dia de acción de Dave Green con un elen­co enca­be­za­do por Megan Fox, Will Arnett y Tyler Perry .

Tee­na­ge Mutant Nin­ja Turtles: Out of the Shadows

Book Club (9h45) 

El rea­li­za­dor Bill Hol­der­man ha reu­ni­do a cua­tro renom­bra­das actri­ces de la vie­ja ola de Holly­wood para dar vida a una diver­ti­da come­dia geriá­tri­ca. Ellas son Dia­ne Kea­ton, Jane Fon­da, Can­di­ce Ber­gen y Mary Steen­bur­gen quie­nes están secun­da­das por Andy Gar­cia, Craig T. Nel­son, Don John­son, Ali­cia Sil­vers­to­ne y Richard Dreyfuss.

Book Club

Los pro­duc­tos ali­men­ti­cios que habrán de ven­der­se al módi­co pre­cio de 2,50 dóla­res inclu­yen palo­mi­tas de maíz (pop­corn), bebi­das gaseo­sas, café y golo­si­nas seleccionadas.

Las salas abri­rán sus puer­tas a las 9 de la maña­na del 27 de octu­bre y los fil­mes comen­za­rán a ser exhi­bi­dos a par­tir de las 9h30 en los 165 cines de Cine­plex.de Cana­dá. Tenien­do en cuen­ta la limi­ta­ción del núme­ro de asien­tos, los bille­tes ofre­ci­dos se dis­tri­bui­rán por orden de lle­ga­da de cada espec­ta­dor o fami­lia has­ta su agotamiento.

A fin de obte­ner una lis­ta com­ple­ta de los cines par­ti­ci­pan­tes, el hora­rio de las repre­sen­ta­cio­nes y el idio­ma en que las pelí­cu­las serán pre­sen­ta­das, pre­sio­ne aquí (en fran­cés) y/o aquí (en inglés).

Las salas par­ti­ci­pan­tes de la pro­vin­cia de Que­bec son las siguientes:

  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Beau­port (Beau­port)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Bros­sard y Ciné­ma VIP (Bros­sard)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Bou­cher­vi­lle (Bou­cher­vi­lle)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Carre­four Dorion (Dorion)
  • Ciné­ma Star­ci­té Gati­neau (Gati­neau)
  • Ciné­ma Cine­plex Kir­kland (Kir­kland)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Pla­ce La Salle (La Salle)
  • Ciné­ma Famous Pla­yers Carre­four Angrig­non (La Salle)
  • Ciné­ma Cine­plex Laval (Laval)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Caven­dish Mall (Mon­tréal)
  • Ciné­ma Cine­plex Forum (Mon­tréal)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Quar­tier Latin (Mon­tréal)
  • Ciné­ma Ban­que Sco­tia Mon­tréal (Mon­tréal)
  • Ciné­ma Star­ci­té Mon­tréal (Mon­tréal)
  • Ciné­ma Galaxy Sher­broo­ke (Sher­broo­ke)
  • Ciné­ma Capi­tol St. Jean (Saint-Jean-sur-Riche­lieu)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon St. Bruno (Saint-Bruno)
  • Ciné­ma Cine­plex Odeon Ste. Foy (Saint-Foy)
  • Ciné­ma Galaxy Vic­to­ria­vi­lle (Vic­to­ria­vi­lle)

Final­men­te cabe seña­lar que Cine­plex se com­pla­ce en reco­no­cer el gran apo­yo brin­da­do por emplea­dos de nume­ro­sas cor­po­ra­cio­nes, el per­so­nal de las salas de cines ofre­cien­do su tra­ba­jo como volun­ta­rios, como así tam­bién a Para­mount Pic­tu­res, Mars Cana­da, Win­gley Cana­da por el sumi­nis­tro de pro­duc­tos y ser­vi­cios para que el Dia de la Jor­na­da Fami­liar pue­da ser una realidad.

El Indis­cu­ti­ble Poder de la Música

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

CHOIR BOY. Autor: Tarell Alvin McCra­ney – Direc­ción: Mike Payet­te — Elen­co: Patrick Abe­llard, Vlad Ale­xis, Quincy Armo­rer, Ste­ven Char­les, Lyndz Dan­tis­te, Chris­topher Par­ker, Paul Rain­vi­lle — Direc­ción Musi­cal y Arre­glos: Floydd Ric­ketts Esce­no­gra­fía y Ves­tua­rio: Rachel For­be­so – Ilu­mi­na­ción: Andrea Lundy Dura­ción: 90 minu­tos (sin entre­ac­to) — Repre­sen­ta­cio­nes: has­ta el 28 de Octu­bre de 2018 en el Cen­taur Thea­tre (www.centaurtheatre.com)

El talen­to­so dra­ma­tur­go Tarell Alvin McCran­ney del cual una de sus obras sir­vió de ins­pi­ra­ción a Moon­light, el film que obtu­vo el Oscar al mejor film en 2017, vuel­ve a invo­lu­crar­se en un tema que le es caro como lo es el de la iden­ti­dad negra.

Ste­ven Char­les y Quincy Armo­rer. (Foto: Andrée Lanthier)

La acción de Choir Boy trans­cu­rre en Drew School, una pres­ti­gio­sa escue­la eli­tis­ta afro­ame­ri­ca­na de ense­ñan­za media cuyo pro­pó­si­to es el de crear hom­bres negros fuer­tes y de con­duc­ta éti­ca. En la for­ma­ción esco­lar la escue­la atri­bu­ye impor­tan­cia al coro, su ele­men­to dis­tin­ti­vo, inte­gra­do por efi­cien­tes voces que expre­san el sen­ti­mien­to de la músi­ca evan­gé­li­ca. En estos momen­tos, el cole­gio está rea­li­zan­do los pre­pa­ra­ti­vos para el fes­te­jo de los 50 años de exis­ten­cia en don­de el coro ten­drá acti­va par­ti­ci­pa­ción; dicho even­to per­mi­ti­rá al mis­mo tiem­po que la ins­ti­tu­ción pue­da seguir con­tan­do con el apo­yo de sus patro­ci­na­do­res a fin de lograr el finan­cia­mien­to nece­sa­rio que res­guar­de su futuro.

En la pri­me­ra esce­na de la pie­za, cono­ce­mos a Pha­rus (Ste­ven Char­les), un mucha­cho gay que no ocul­ta su orien­ta­ción sexual y que está agra­cia­do con una bellí­si­ma voz. Ensa­yan­do una can­ción para el even­to, inte­rrum­pe su can­to cuan­do Bobby (Patrick Abe­llard), uno de sus riva­les coris­tas que se bur­la de él lo insul­ta gri­tán­do­le “Sissy” (mari­cón). Allí se pro­du­ce un momen­to de ten­sión tenien­do en cuen­ta que Bobby es el sobrino de Marrow (Quincy Armo­rer), el direc­tor de la escue­la, cuya fami­lia es una de sus prin­ci­pa­les donan­tes. Sin embar­go, Pha­rus, res­pon­dien­do al códi­go de honor impe­ran­te en la escue­la, no lo denun­cia pese a que ten­dría el dere­cho de hacer­lo al haber sido desig­na­do para lide­rar el coro en el siguien­te año lectivo.

Patrick Abe­llard y Vlad Ale­xis. (Foto: Andrée Lanthier)

A par­tir de allí, la obra va iden­ti­fi­can­do y des­cri­bien­do las per­so­na­li­da­des de los res­tan­tes coris­tas: Junio Davis (Vlad Ale­xis) ‑el com­pin­che de Bobby‑, Anthony (Lyndz Dan­tis­te) ‑el noble com­pa­ñe­ro de cuar­to de Pha­rus a quien le brin­da su máxi­mo apo­yo- y David (Chris­topher Par­ker) ‑que tie­ne en vis­ta vol­car­se al cle­ro para lle­gar a ser pastor-.

Cuan­do entre los jóve­nes emer­ge una dis­cu­sión sobre el con­te­ni­do de la músi­ca gós­pel, el direc­tor con­vo­ca a Pend­le­ton (Paul Rain­vi­lle) para que inter­ven­ga. Este des­ta­ca­do pro­fe­sor blan­co, que ya había ense­ña­do en el esta­ble­ci­mien­to y que en su tra­yec­to­ria ha sido un fer­vien­te lucha­dor en pro­cu­ra de sal­va­guar­dar los dere­chos huma­nos, no alcan­za a aca­llar la dis­cre­pan­cia entre los alum­nos; con todo, sus­ci­ta un posi­ti­vo deba­te acer­ca del gran poder espi­ri­tual que ejer­ce la músi­ca gós­pel en la cul­tu­ra negra ame­ri­ca­na al refle­jar el sufri­mien­to de la nefas­ta escla­vi­tud pade­ci­da por esta comu­ni­dad a tra­vés de la his­to­ria. En tal sen­ti­do es admi­ra­ble cómo McCra­ney ha logra­do que este géne­ro musi­cal se inser­te tan bien en el desa­rro­llo dra­má­ti­co de la pieza.

El direc­tor Mike Payet­te trans­mi­te exi­to­sa­men­te la com­ple­ja y urti­can­te temá­ti­ca del autor inclu­yen­do, entre otros tópi­cos, el pro­ce­so de madu­rez por el que atra­vie­san los coris­tas, la con­for­ma­ción de la iden­ti­dad negra cuan­do a su vez se es gay, como así tam­bién la gra­vi­ta­ción de la músi­ca gós­pel como una fuer­za enco­mia­ble capaz de insu­flar solaz, con­fort espi­ri­tual y mejo­rar la con­di­ción huma­na. Asi­mis­mo, Payet­te ha reu­ni­do un con­jun­to de exce­len­tes jóve­nes artis­tas quie­nes actuan­do y can­tan­do mag­ní­fi­ca­men­te tan­to solos como a cape­lla sin nin­gún tipo de acom­pa­ña­mien­to ins­tru­men­tal bajo la direc­ción musi­cal de Floydd Ric­ketts, valo­ri­zan con­si­de­ra­ble­men­te el con­te­ni­do de esta obra. Sin des­me­dro del res­to del mag­ní­fi­co elen­co, cabe dis­tin­guir a Ste­ven Char­les quien por la impor­tan­cia que adquie­re su rol y la sen­si­bi­li­dad con que lo carac­te­ri­za mere­ce el más cáli­do de los elogios.

Nos­tál­gi­ca His­to­ria Romántica

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

ONCE.  Libro: Enda Walsh basa­do en la pelí­cu­la escri­ta y diri­gi­da por John Car­ney – Direc­ción: Andrew Sha­ver –- Elen­co: Greg Hal­pin, Eva Foo­te, Liv Sim­cha Chaim­berg /Mia Czar­nec­ki, Eric Digras, Oli­vier Ger­vais-Cour­ches­ne, Maha­lia Gol­nosh Tah­ri­riha, Al Gou­lem, Jon-Alex Mac­Far­la­ne, Marie Maha­bal, Sophie Para­dis, Bryan Quinn, Matthew Raud­sepp, Jus­tin Rutled­ge –  Músi­ca y Letra: Glen Han­sard y Mar­ké­ta Irglo­vá —  Direc­tor Musi­cal: David Terriault — Coreo­gra­fía: Annie St-Pie­rre - Esce­no­gra­fía: Ken Mac­ken­zie — Ves­tua­rio: Amy Keith – Ilu­mi­na­ción: Mar­tin Sirois – Dise­ño de Soni­do: Bryan Kenny — Dura­ción: 2 horas más un entre­ac­to — Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 28 de de Octu­bre de 2018 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

La nue­va tem­po­ra­da del Segal Cen­tre no pudo haber comen­za­do de mane­ra más aus­pi­cio­sa con esta pie­za que en 2012 fue galar­do­na­da en Broad­way con 8 Tonys, inclu­yen­do la de mejor come­dia musi­cal. Tras­la­dan­do a la esce­na la her­mo­sa pelí­cu­la de John Car­ney de 2006, la adap­ta­ción rea­li­za­da por la dra­ma­tur­ga Enda Walsh es deci­di­da­men­te satis­fac­to­ria. Así como el éxi­to del film radi­có en su sen­ci­lla his­to­ria ple­na de emo­ti­vi­dad, nue­va­men­te en la come­dia musi­cal que­da refle­ja­do todo el encan­to, cali­dez y melan­co­lía del film original.

Eva Foo­te y Greg Hal­pin (Foto de Les­lie Schachter)

El espec­tácu­lo comien­za antes de entrar a la sala don­de un gru­po de músi­cos ofre­ce al públi­co que se encuen­tra en el hall del tea­tro algu­nos boni­tos temas musi­ca­les para ambien­tar­do en la his­to­ria que se desa­rro­lla­rá inme­dia­ta­men­te des­pués des­de el esce­na­rio. La acción acon­te­ce en Dublin, don­de Él (Grieg Hal­pin) es ‚un des­en­can­ta­do músi­co que se gana la vida inter­pre­tan­do can­cio­nes en las calles de la ciu­dad así como arre­glan­do arte­fac­tos eléc­tró­ni­cos. Una de las tran­seún­tes que lo oyen es Ella (Eva Foo­te), una pia­nis­ta che­ca mucho más joven que El inmi­gra­da a Irlan­da en pro­cu­ra de un futu­ro mejor. Con su inna­ta viva­ci­dad Ella lle­ga­rá a un acuer­do con el gui­ta­rris­ta, en don­de lo lle­va­rá a su casa para que le arre­gle la aspi­ra­do­ra des­com­pues­ta y en pago habrá de tocar­le en piano una pie­za de Men­dels­sohn. La cone­xión que se esta­ble­ce a par­tir de ese momen­to se pro­lon­ga­rá por espa­cio de 5 jor­na­das don­de el víncu­lo musi­cal crea­do los esti­mu­la­rá a com­po­ner can­cio­nes, De esa rela­ción amis­to­sa devie­ne un amor pla­tó­ni­co no con­fe­sa­do don­de ambos tie­nen algo para ofre­cer;: así, Ella ayu­da a su com­pa­ñe­ro a supe­rar su fal­ta de segu­ri­dad en sus con­di­cio­nes natu­ra­les de artis­ta, en tan­to que Él con­tri­bui­rá para que la joven, madre de una peque­ña niña, pue­da encon­trar el camino para reorien­tar su vida.

Uno de los méri­tos de esta come­dia es que sus núme­ros musi­ca­les se encuen­tran per­fec­ta­men­te inter­ca­la­dos en la tra­ma per­mi­tien­do que la mis­ma se desa­rro­lle flui­da­men­te. Rete­nien­do las can­cio­nes escri­tas por Glen Han­sard y Mar­ké­ta Irglo­vá para el film, el públi­co se delei­ta con sus melo­días román­ti­cas don­de entre las can­cio­nes se des­ta­can la evo­ca­ti­va bala­da Falling Slowly ‑gana­do­ra del Oscar a la mejor can­ción de 2006‑, como así tam­bién When Your Min­d’s Made Up y Bro­ken Hear­ted Hoo­ver Fixer Suc­ker Guy. La direc­ción musi­cal de David Terriault es exce­len­te per­mi­tien­do que el efi­caz desem­pe­ño del gui­ta­rris­ta y la pia­nis­ta se com­ple­men­te con la entu­sias­ta par­ti­ci­pa­ción de otros ins­tru­men­tis­tas tocan­do entre ellos el acor­deón y la man­do­li­na lle­gán­do­se a con­ver­tir en per­so­na­jes den­tro de la his­to­ria.  

El Elen­co Com­ple­to. (Foto de Les­lie Schachter)

Otro de los valo­res de este espec­tácu­lo resi­de en la pues­ta escé­ni­ca de Andrew Sha­ver quien ha logra­do que el elen­co inte­gra­do por 14 acto­res brin­de el máxi­mo entu­sias­mo reque­ri­do; así actuan­do, can­tan­do y bai­lan­do con esti­li­za­dos movi­mien­tos físi­cos, los mis­mos per­mi­ten que la esen­cia de la melan­có­li­ca y agri­dul­ce his­to­ria rela­ta­da cale ple­na­men­te en el públi­co asis­ten­te; con todo habrá que dis­tin­guir la gran per­for­man­ce de Eva Foo­te y Greg Hal­pin, dos jóve­nes talen­tos que hacien­do su debut en el tea­tro pro­fe­sio­nal dan prue­ba de una con­si­de­ra­ble madu­rez escé­ni­ca. En tal sen­ti­do, Hal­pin per­so­ni­fi­ca mag­ní­fi­ca­men­te al bohe­mio músi­co irlan­dés que encuen­tra un incen­ti­vo a su vida a tra­vés de su rela­ción con la dul­ce inmi­gran­te. Por su par­te, Eva Foo­te trans­mi­te cali­dez y ter­nu­ra como la joven que rea­li­za lo impo­si­ble para que su com­pa­ñe­ro ele­ve su auto esti­ma; ade­más en su inter­pre­ta­ción cabe resal­tar que su esfuer­zo de hablar inglés con un acen­to che­co resul­ta amplia­men­te convincente.

Por los valo­res men­cio­na­dos, con Once el públi­co asis­te a una muy bue­na vela­da teatral.

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Un Dra­ma Bíblico

SAM­SON ET DALILA

La ópe­ra Sam­son et Dali­la del com­po­si­tor Cami­lle Saint-Saëns es la segun­da crea­ción líri­ca de la actual tem­po­ra­da que se habrá de trans­mi­tir des­de el MET a los cines en una nue­va pro­duc­ción y por pri­me­ra vez en alta definición.

Eli­na Gara­nča y Rober­to Alag­na (Foto: Ken Howard /MET)

Estruc­tu­ra­da en tres actos, la ópe­ra que fue estre­na­da en 1877 cuen­ta con el libre­to en fran­cés del poe­ta Fer­di­nand Lema­re quien se basó en el epi­so­dio de San­són y Dali­la del Anti­guo Tes­ta­men­to. Narra la his­to­ria del céle­bre juez de Israel quien era capaz de des­truir al ejér­ci­to filis­teo con el sim­ple poder de su bra­zo; esa fuer­za sobre­hu­ma­na otor­ga­da por un man­da­to divino emer­gía de su lar­go cabe­llo; si algo le ocu­rrie­se al mis­mo, su mági­co poder se des­va­ne­ce­ría. El nudo del rela­to se pro­du­ce cuan­do la bella filis­tea Dali­la ena­mo­ra a San­són quien apa­sio­na­da­men­te cae bajo su influ­jo y deján­do­se gober­nar por sus ins­tin­tos le comu­ni­ca el secre­to de su fuer­za como prue­ba de su amor. Apro­ve­chan­do que San­són duer­me, Dali­la le cor­ta el pelo y lo entre­ga a los sol­da­dos filis­teos que le arran­can los ojos y le enca­de­nan como escla­vo a una noria para ser veja­do y humi­lla­do por sus enemigos.

Rober­to Alag­na y Eli­na Gara­nča (Foto: Ken Howard/MET)

Hacien­do su debut en el MET el direc­tor Dar­ko Tresn­jak con­tó con la par­ti­ci­pa­ción del tenor Rober­to Alag­na y la mez­zo-soprano Eli­na Gara­nča para los roles pro­ta­gó­ni­cos; ambos can­tan­tes vuel­ven a reu­nir­se des­pués de haber actua­do con­jun­ta­men­te en 2010 en el mis­mo audi­to­rio en la acla­ma­da pro­duc­ción de Car­men de Bizet. En otros roles par­ti­ci­pan Dmitry Belos­selsky (el vie­jo hom­bre hebre­ro), Lau­rent Naou­ri (el sumo sacer­do­te) y Elchin Azi­zov (Abi­mé­lech).

El direc­tor musi­cal es Sir Mark Elder trans­mi­tien­do la bella músi­ca de Saint-Saëns don­de entre las arias se des­ta­ca Mon coeur s’ou­vre ă ta voix can­ta­da por Dalila.

La esce­no­gra­fía es de Ale­xan­der Dod­ge, el ves­tua­rio está a car­go de Lin­da Cho, la ilu­mi­na­ción es de Donald Hol­der en tan­to que Aus­tin McCor­mick tuvo a su car­go la coreo­gra­fía que adquie­re gran impor­tan­cia en el ballet del famo­so Baca­nal de la esce­na final.

Sam­son et Dali­la es can­ta­da en fran­cés con sub­tí­tu­los en inglés en vivo y en direc­to el 20 de octu­bre de 2018. En dife­ri­do será difun­di­da los días 17, 19, 21 y 25 de noviem­bre de 2018. Para infor­ma­ción sobre los cines par­ti­ci­pan­tes de Cana­da del cir­cui­to Cine­plex y los hora­rios loca­les pre­sio­ne aquí.

Crí­ti­cas de Fil­mes del Fes­ti­val du Nou­veau Ciné­ma (FNC)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí bre­ves comen­ta­rios crí­ti­cos sobre seis de los fil­mes exhi­bi­dos en el FNC que se está desa­rro­llan­do en Mon­treal has­ta el domin­go próximo.

Uno de los títu­los más des­ta­ca­dos es el lar­go metra­je Another Day of Life (Polo­nia-Espa­ña-Ale­ma­nia-Hun­gría) del rea­li­za­dor espa­ñol Raúl de la Fuen­te y el cineas­ta pola­co Damian Nenow. El film es un rela­to auto­bio­grá­fi­co del excep­cio­nal perio­dis­ta pola­co Rys­zard Kapuś­cińs­ki falle­ci­do en 2007 quien como repor­te­ro de gue­rra siem­pre fue un ada­lid de las cau­sas per­di­das. El film está basa­do en su libro, que da títu­lo al film, don­de da cuen­ta de la dura expe­rien­cia vivi­da duran­te su misión en Angola.

ANOTHER DAY OF LIFE

Cuan­do en 1975 dicho país afri­cano está pró­xi­mo a obte­ner su inde­pen­den­cia del colo­nia­lis­mo por­tu­gués, arre­cia una cruen­ta gue­rra civil, fun­da­men­tal­men­te entre el Movi­mien­to Popu­lar de Libe­ra­ción de Ango­la (MPLA) de orien­ta­ción izquier­dis­ta y el Fren­te Nacio­nal para la Libe­ra­ción de Ango­la (FNLA), de ten­den­cia dere­chis­ta. Muy intere­sa­do en repor­tar lo que acon­te­ce, Kapuś­cińs­kI logra con­ven­cer a la agen­cia de pren­sa pola­ca don­de tra­ba­ja para que le per­mi­ta des­pla­zar­se a Ango­la. Lle­ga­do a des­tino es tes­ti­go del caos que acon­te­ce entre las par­tes en pug­na y sin dudar­lo se embar­ca en lo que prác­ti­ca­men­te podría con­si­de­rar­se como un via­je sui­ci­da hacia el cora­zón del con­flic­to béli­co. Que­da cla­ro que asis­tien­do a la dra­má­ti­ca reali­dad de con­tem­plar ase­si­na­tos a san­gre fría y sin que como perio­dis­ta pue­da inter­ve­nir, un sen­ti­mien­to de pro­fun­da impo­ten­cia le embar­ga obser­van­do lo que acon­te­ce como asi­mis­mo tra­ta de sobre­vi­vir a la tra­ge­dia que la pobla­ción está viviendo.

En una recons­truc­ción dra­má­ti­ca de esta aza­ro­sa aven­tu­ra los rea­li­za­do­res recu­rren a dos for­mas narra­ti­vas; en la mayor par­te del metra­je, los hechos des­crip­tos por Kapuś­cińs­ki en su libro se refle­jan a tra­vés de la téc­ni­ca del “motion pic­tu­re” con acto­res reales; simul­tá­nea­men­te, dejan­do de lado la ani­ma­ción se acu­de al rela­to ofre­ci­do en tiem­po actual por quie­nes cono­cie­ron al repor­te­ro y logra­ron sobre­vi­vir a la tra­ge­dia. El resul­ta­do es un rela­to cau­ti­van­te don­de entre­mez­clan­do docu­men­tal y fic­ción se evi­den­cia el huma­nis­mo de este idea­lis­ta perio­dis­ta deve­ni­do escri­tor quien pro­po­nién­do­se trans­mi­tir la ver­dad de lo que pre­sen­cia­ba a la vez tra­ta­ba de com­ba­tir las injus­ti­cias del mundo.

Una agra­da­ble sor­pre­sa es la que ofre­ce Tel Aviv on Fire (Israel-Luxem­bur­go-Fran­cia-Bél­gi­ca) del rea­li­za­dor israe­lí Sameh Zoa­bi. Enfo­can­do las rela­cio­nes entre israe­líes y pales­ti­nos, este film repre­sen­ta una bri­sa de aire fres­co para los espec­ta­do­res quie­nes sin duda dis­fru­ta­rán de la deli­cio­sa sáti­ra refle­ja­da en la pantalla.

TEL AVIV ON FIRE

La acción se ubi­ca en 1967 con ante­la­ción al ini­cio de la Gue­rra de los Seis Días (5 al 11 de junio). Salam (Kais Nashef) es un joven soña­dor pales­tino vivien­do en Jeru­sa­lén que tra­ba­ja como asis­ten­te de pro­duc­ción en la tele­no­ve­la pales­ti­na Tel Aviv on Fire que goza de enor­me popu­la­ri­dad tan­to de la tele­au­dien­cia pales­ti­na como por par­te de los tele­vi­den­tes israe­líes. En uno de los capí­tu­los de la fic­ti­cia tra­ma una actriz fran­ce­sa del elen­co (Lub­na Aza­ba­la) per­so­ni­fi­ca a una espía pales­ti­na que se infil­tra en Israel con el pro­pó­si­to de sedu­cir al gene­ral Yehu­da (You­sef Sweid) para pos­te­rior­men­te asesinarlo.

Cuan­do al poco tiem­po Salam es pro­mo­vi­do y se con­vier­te en el nue­vo guio­nis­ta de la serie, a pesar de su esca­sa expe­rien­cia en la mate­ria, encuen­tra un serio obs­tácu­lo lejos de ima­gi­nar. El incon­ve­nien­te se pro­du­ce cuan­do tras­la­dán­do­se des­de su casa al lugar de tra­ba­jo Salam es inter­cep­ta­do en el pues­to de con­trol de Rama­llah por el coman­dan­te israe­lí Assi (Yaniv Biton); al saber que Salam es quien escri­be el libre­to de la famo­sa tele­no­ve­la, de la cual su espo­sa es una entu­sias­ta faná­ti­ca, Assi le retie­ne su pasa­por­te pro­me­tien­do devol­vér­se­lo siem­pre y cuan­do le haga lle­gar el guión don­de cons­te que la lar­ga serie con­clui­rá con una bella his­to­ria de amor entre la espía y el gene­ral israe­lí. En con­se­cuen­cia, el novel escri­tor se ve obli­ga­do a cam­biar la tra­ma argu­men­tal mien­tras que la pobla­ción ente­ra está en ascuas por saber cómo fina­li­za­rá el teleteatro.

La pelí­cu­la está muy bien hil­va­na­da a tra­vés de giros y vuel­tas que ame­ni­zan la expo­si­ción del rela­to nutri­do de con­ti­nua hila­ri­dad gene­ra­da por los ocu­rren­tes diá­lo­gos tan­to del film en sí mis­mo como los de la fic­cio­nal tele­no­ve­la. Aun­que difí­cil­men­te esta pelí­cu­la pue­da alte­rar el rit­mo de los con­flic­ti­vos acon­te­ci­mien­tos que per­tur­ban a la región, es loa­ble el pro­pó­si­to de Zoa­bi de fomen­tar el espí­ri­tu de con­fra­ter­ni­dad entre pales­ti­nos e israe­líes; en tal sen­ti­do su pro­pues­ta es más que bienvenida.

La rea­li­za­do­ra cana­dien­se Kathe­ri­ne Jer­ko­vic da prue­bas de una con­si­de­ra­ble madu­rez con Les rou­tes en février (Cana­dá-Uru­guay) su pri­mer lar­go­me­tra­je en don­de igual­men­te es res­pon­sa­ble del guión. Narran­do una peque­ña his­to­ria cen­tra­da en los lazos de fami­lia, Jer­ko­vic demues­tra una fina sen­si­bi­li­dad en su tra­ta­mien­to como así tam­bién la sapien­cia de haber sabi­do cap­tar las pecu­lia­ri­da­des del com­por­ta­mien­to de vida don­de trans­cu­rre la acción.

LES ROU­TES EN FÉVRIER

Diez años atrás, cuan­do aún era peque­ña, Sara (Arien Agua­yo Ste­wart) y sus padres deja­ron Uru­guay para vivir en Mon­treal. Aho­ra, la mucha­cha que aca­ba de per­der a su padre deci­de via­jar a su tie­rra natal en el cáli­do mes de febre­ro en par­te para cal­mar su pena, visi­tar a Mag­da (Glo­ria Demas­si), su abue­la pater­na que resi­de en un pue­blo rural, como asi­mis­mo tra­tar de revi­vir sus memo­rias de infan­cia. En el reen­cuen­tro con su abue­la se detec­ta cier­ta frial­dad por par­te de Mag­da al no com­pren­der por­que Sara dejó de lado su sue­ño de ser actriz para tra­ba­jar como cama­re­ra en un bar lo que la hace pen­sar que la joven care­ce de ambi­cio­nes. A pesar de los silen­cios exis­ten­tes que sue­len pro­du­cir­se en cier­tos momen­tos entre ambas, la sen­sa­ción de inco­mo­di­dad va cedien­do en la medi­da que en for­ma natu­ral y sin con­fron­ta­ción algu­na, Sara y Mag­da lle­gan a un mutuo enten­di­mien­to; así, más allá de las dife­ren­cias gene­ra­cio­na­les, pre­va­le­ce­rá el cari­ño fami­liar sobre­po­nién­do­se a cual­quier contingencia.

Ade­más de su tema cen­tral, el rela­to incur­sio­na en las dife­ren­cias cul­tu­ra­les a las que Sara enfren­ta y que tra­ta­rá de recon­ci­liar al des­pla­zar­se en bici­cle­ta a tra­vés de la humil­de cam­pi­ña, como así tam­bién en la amis­to­sa rela­ción enta­bla­da con un agra­da­ble mucha­cho (Mathias Per­di­gon) de su mis­ma edad. Adop­tan­do un tono entre nos­tál­gi­co y agri­dul­ce, la rea­li­za­do­ra logra un film inti­mis­ta y tierno que se encuen­tra valo­ri­za­do por las sobrias actua­cio­nes de Ste­wart y Demas­si. 

En su tri­ple con­di­ción de rea­li­za­dor, guio­nis­ta y actor prin­ci­pal, Jim Cum­mings emo­cio­na en la tra­gi­co­me­dia Thun­der Road (Esta­dos Uni­dos) sobre un hom­bre com­ple­ta­men­te abru­ma­do. La pri­me­ra esce­na trans­cu­rre en una igle­sia don­de tie­ne lugar el fune­ral de la madre del agen­te poli­cial Jim Arnaud (Cum­mings). Fren­te a ami­gos pre­sen­tes y a su hiji­ta Crys­tal (Ken­dall Farr), Jim se dis­po­ne a pro­nun­ciar las acos­tum­bra­das pala­bras de des­pe­di­da que se sue­len hacer en estas cir­cuns­tan­cias; en este caso espe­cial, duran­te casi 15 minu­tos el dis­cur­so, al prin­ci­pio nor­mal, se tor­na incon­gruen­te con las pala­bras y acti­tu­des asu­mi­das por Jim, gene­ran­do la son­ri­sa ner­vio­sa de los asis­ten­tes. De retorno a sus fun­cio­nes jun­to con su cole­ga y ami­go Nate Lewis (Nican Robin­son) que­da cla­ro que Jim es un indi­vi­duo pro­fun­da­men­te per­tur­ba­do. De allí en más los hechos que acon­te­cen duran­te el rela­to no son más que una suer­te de obs­tácu­los y sin­sa­bo­res para el anti­hé­roe de esta his­to­ria comen­zan­do con su situa­ción per­so­nal que como divor­cia­do debe lidiar con su ex mujer Roz (Jocelyn DeBoer) sobre la tenen­cia de su ado­ra­da hiji­ta. Como lo que más quie­re es no sepa­rar­se de ella, al per­der su cus­to­dia por la deci­sión de un juez que no con­fía mucho en él, su deses­pe­ra­ción lo con­du­ce a un acto de vio­len­cia fren­te a la esta­ción poli­cial que moti­va su despido.

THUN­DER ROAD

Aun­que la cri­sis exis­ten­cial de una per­so­na ha sido tra­ta­do con cier­ta fre­cuen­cia, Cum­mings per­mi­te dis­tin­guir­lo esti­lís­ti­ca­men­te tan­to en la pues­ta escé­ni­ca como en su magis­tral inter­pre­ta­ción. El cineas­ta trans­mi­te exce­len­te­men­te el des­cen­so a los infier­nos de un paté­ti­co ser humano que sin­tién­do­se aco­rra­la­do y aban­do­na­do por todos inten­ta deses­pe­ra­da­men­te encon­trar una vía de esca­pe para no seguir hun­dién­do­se en la vida. En esen­cia, Cum­mings ofre­ce un fas­ci­nan­te y con­mo­ve­dor film que no deja indi­fe­ren­te al espectador.

La vete­ra­na rea­li­za­do­ra japo­ne­sa Nao­mi Kawa­se ofre­ce en Vision (Japón-Fran­cia) una fábu­la líri­ca en la que la for­ma pre­va­le­ce sobre su con­te­ni­do. No es que el tema resul­te des­es­ti­ma­ble pero su narra­ción no lle­ga a cris­ta­li­zar las preo­cu­pa­cio­nes espi­ri­tua­les que pro­po­ne el guión de la direc­to­ra en la medi­da que el dra­ma plan­tea­do no alcan­za a cun­dir como debiera.

La acción se desa­rro­lla en la fores­ta de una mon­ta­ña japo­ne­sa no espe­ci­fi­ca­da de Japón don­de lle­ga Jean­ne (Juliet­te Bino­che), una escri­to­ra de media­na edad pro­ce­den­te de Fran­cia, con el pro­pó­si­to de encon­trar una rara hier­ba medi­ci­nal que solo emer­ge cada 997 años. A su lle­ga­da a Nara es reci­bi­da por Tomo (Masa­toshi Naga­se), un guar­da­bos­que taci­turno que lle­va una vida soli­ta­ria y que sola­men­te se rela­cio­na con Aki (Mari Natsu­ki), una ancia­na cie­ga pro­fé­ti­ca que pue­de ayu­dar a Jean­ne a obte­ner lo que bus­ca. Sin pro­se­guir deta­llan­do lo que sobre­vie­ne, se pue­de anti­ci­par que raras cone­xio­nes van esta­ble­cién­do­se entre los extra­ños per­so­na­jes que ani­man a este rela­to don­de final­men­te no que­da cla­ro el sen­ti­do del via­je de la protagonista.

Si bien Kawa­se impreg­na su his­to­ria con un con­te­ni­do líri­co y no exen­to de cier­ta poe­sía el pro­ble­ma de esta fan­ta­sía es la caren­cia de un sóli­do plan­teo que la sus­ten­te. La rea­li­za­do­ra no logra hallar el jus­to tono entre lo esté­ti­co y lo dra­má­ti­co; así, el encuen­tro de cul­tu­ras dife­ren­tes, la impro­ba­ble his­to­ria de amor que tie­ne lugar, la nece­si­dad de comu­ni­ca­ción huma­na, la tras­cen­den­cia de la vida y la muer­te así como el con­flic­to entre lo emo­cio­nal y lo racio­nal que emer­ge de los exce­si­vos diá­lo­gos del tex­to, son aspec­tos que no lle­gan a cobrar dra­má­ti­ca mag­ni­tud. A su favor, el film se bene­fi­cia con la correc­ta actua­ción de su redu­ci­do elen­co y de sus ele­men­tos visua­les agra­cia­dos con sus bellas imá­ge­nes y una bue­na repro­duc­ción ambiental.

Para el final de estos comen­ta­rios me refe­ri­ré a Cli­max (Fran­cia) de Gas­par Noé. Cono­ci­do por su adic­ción a la vio­len­cia y gra­tui­to sadis­mo, este rea­li­za­dor nue­va­men­te se com­pla­ce en ofre­cer un film ultra-cho­can­te que sin duda algu­na tie­ne el pro­pó­si­to de escan­da­li­zar al espectador.

CLI­MAX

En un tema que le per­te­ne­ce, no podría ser de otro modo, en su ini­cio se asis­te a un repor­ta­je en video efec­tua­do a un gru­po de jóve­nes bai­la­ri­nes, de dife­ren­tes estra­tos socio­eco­nó­mi­cos, etnias, razas, y orien­ta­ción sexual, que par­ti­ci­pa­rán en una gira pro­gra­ma­da para Fran­cia y Esta­dos Uni­dos. Tras estos pri­me­ros 10 minu­tos, los 35 siguien­tes se los apre­cia ensa­yan­do en un amplio esta­ble­ci­mien­to aban­do­na­do ase­me­jan­do a un inmen­so gal­pón. La ince­san­te músi­ca los mues­tra dan­zan­do con enco­mia­ble ener­gía en un espec­tácu­lo muy bien coreo­gra­fia­do. Cuan­do los ensa­yos fina­li­zan y sin aban­do­nar el lugar, se pro­du­cen entre los bai­la­ri­nes con­ver­sa­cio­nes más bien bana­les don­de la mayo­ría de las mis­mas giran en torno del sexo; eso se ame­ni­za con los tra­gos que se sir­ven de un jarro de san­gría don­de alguien ‑sin saber quien– intro­du­jo LSD en el mis­mo. A par­tir de allí, al comen­zar a sen­tir los efec­tos del alu­ci­nó­geno, los inte­gran­tes del con­jun­to se con­vier­ten en ver­da­de­ras bes­tias huma­nas don­de no fal­tan las agre­sio­nes sexua­les, vio­len­tos ata­ques, poten­cial infan­ti­ci­dio, depra­va­cio­nes y veja­cio­nes de todo tipo; de este modo el rela­to adquie­re un cli­ma de putre­fac­to horror.

Noé con­du­ce al públi­co a un infierno dan­tes­co al asis­tir a las cala­mi­da­des que acon­te­cen en ese ámbi­to duran­te los 55 minu­tos res­tan­tes del rela­to, don­de resul­ta impo­si­ble evi­tar el sen­ti­mien­to de repug­nan­cia que esa orgía pro­du­ce. Para­fra­sean­do a Sha­kes­pea­re, el res­to es silen­cio.