Lo Vis­to en Fantasia

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí el comen­ta­rio de 7 pelí­cu­las pre­sen­ta­das en Fantasia.

Un buen docu­men­tal es lo que ofre­ce la direc­to­ra Kim Lon­gi­not­to en Shoo­ting the Mafia (Irlan­da-Esta­dos Uni­dos) cen­tran­do su aten­ción en la labor aco­me­ti­da por la fotó­gra­fa perio­dis­ta Leti­zia Battaglia.
Con sus 84 años de edad, ella ha sido tes­ti­go de los múl­ti­ples inci­den­tes vio­len­tos acon­te­ci­dos en su ciu­dad natal de Paler­mo, Sici­lia. Con un carác­ter fir­me y deci­di­do esta valien­te mujer va recons­tru­yen­do su vida en la cual des­de tem­pra­na edad así como en su ado­les­cen­cia se vio for­za­da a desa­fiar la auto­ri­dad machis­ta impe­ran­te don­de la mujer de la socie­dad tra­di­cio­nal debía casar­se y ser bue­na espo­sa y madre para sus hijos. Es así que a los 16 años habien­do cono­ci­do a su pri­mer mari­do huye con él; sin embar­go, en su matri­mo­nio igual­men­te se sien­te limi­ta­da fren­te a un espo­so que no desea que ella pue­da estu­diar para lograr una bue­na for­ma­ción profesional.
Median­te mate­rial de archi­vo entre­mez­cla­do con fotos y fil­mes case­ros, se apre­cia a Bat­ta­glia quien, des­pués de su divor­cio, se desem­pe­ñó como perio­dis­ta y pos­te­rior­men­te a los 40 años de edad, acom­pa­ñó sus artícu­los con foto­gra­fías que fue­ron publi­ca­das en el dia­rio L’O­ra de Paler­mo don­de tomó más de medio millón de fotos has­ta que el perió­di­co cerró en 1992.
Como fotó­gra­fa le dis­pen­só espe­cial aten­ción a los crí­me­nes come­ti­dos por la mafia, cap­tan­do emble­má­ti­cas imá­ge­nes de los cuer­pos san­grien­tos de las víc­ti­mas ase­si­na­das. Eso le ha vali­do a que fue­se expues­ta a seve­ras ame­na­zas de muer­te; a pesar de todo, ella no se dejó ame­dren­tar demos­tran­do su valen­tía en tes­ti­mo­niar la vio­len­cia refle­ja­da por la Cosa Nos­tra sici­lia­na, sobre todo en una épo­ca en que el poder de la temi­ble orga­ni­za­ción era prác­ti­ca­men­te imbatible.
El film alcan­za su máxi­ma dimen­sión emo­cio­nal cuan­do el rela­to se aden­tra en el con­tex­to polí­ti­co al hacer refe­ren­cia a la amis­tad que unió a la fotó­gra­fa con el ínte­gro juez Gio­van­ni Fal­co­ne quien al igual que el magis­tra­do Pao­lo Bor­se­llino fue ase­si­na­do por la orga­ni­za­ción cri­mi­nal debi­do a la lucha empren­di­da denun­cian­do sus atro­ces crímenes.
A tra­vés de una muy bue­na edi­ción Lon­gi­not­to ofre­ce un valio­so docu­men­to del esta empren­di­da y deter­mi­na­da mujer que dedi­có gran par­te de su vida a expo­ner a tra­vés de su crea­ción artís­ti­ca, uno de los gran­des males que afec­tó a la socie­dad italiana.

Shoo­ting the Mafia

Ins­pi­ra­do en un hecho real, el direc­tor Fred Gri­vois narra en L’In­ter­ven­tion (Fran­cia-Bél­gi­ca), un dra­má­ti­co suce­so acae­ci­do en una colo­nia fran­ce­sa de África.
A los pocos minu­tos de ini­cia­do el rela­to, la tran­qui­li­dad de una aldea de Dji­bou­ti se ve alte­ra­da cuan­do un gru­po arma­do de rebel­des soma­líes negros en 1976 secues­tran arre­ba­ta­da­men­te un ómni­bus esco­lar con 21 niños de Fran­cia, ame­na­zan­do no solo a los chi­cos sino al con­duc­tor del vehícu­lo a fin de que los con­duz­ca hacia la fron­te­ra con Somalia.
Para quien no cono­ce la his­to­ria de este país afri­cano, cabe acla­rar que en el año en que trans­cu­rre la acción ha sido una de las últi­mas colo­nias de Fran­cia en el con­ti­nen­te negro. Ese dato es bien impor­tan­te de saber dado que en el film no que­da muy cla­ro cuál es la ver­da­de­ra moti­va­ción de los secues­tra­do­res sal­vo que demues­tran su des­pe­cho hacia los fran­ce­ses, pre­ten­dien­do que esta colo­nia for­me par­te inte­gral de Soma­lia libre de ves­ti­gio colonial.
Al no poder tras­pa­sar la fron­te­ra, los terro­ris­tas con los chi­cos pri­sio­ne­ros en el ómni­bus se ven con­fron­ta­dos con las auto­ri­da­des fran­ce­sas. Es así que Fran­cia con­vo­ca a una éli­te de fran­co­ti­ra­do­res alta­men­te entre­na­dos lide­ra­dos por André Ger­val (Alban Lenoir) para efec­tuar su res­ca­te en una ope­ra­ción que a todas luces se vuel­ve alta­men­te arries­ga­da A todo ello Jane Ander­sen (Olga Kury­len­ko), la maes­tra ame­ri­ca­na de los niños, se ofre­ce como rehén a fin de ofre­cer­les su pro­tec­ción y cari­ño mater­nal fren­te a la odi­sea que atraviesan.
A medi­da que avan­za el rela­to poco es lo que acon­te­ce dado que la estra­te­gia pre­pa­ra­da por Ger­val se ve obs­ta­cu­li­za­da por las órde­nes pro­ve­nien­tes de París a fin de lograr una solu­ción diplo­má­ti­ca antes que recu­rrir al abier­to asal­to del ómni­bus. Sin embar­go cuan­do los esfuer­zos de solu­cio­nar pací­fi­ca­men­te el gra­ve con­flic­to fra­ca­san y tenien­do en cuen­ta que con más de 24 horas de secues­tro aumen­ta el peli­gro para los rehe­nes, el equi­po de res­ca­te ini­cia el ata­que dan­do lugar a 15 minu­tos de gue­rra con la vio­len­cia gene­ra­da entre el gru­po coman­do y los secuestradores.
Si bien las esce­nas de acción cobran vida hacia el final, el film no logra has­ta ese momen­to la ten­sión nece­sa­ria; eso es debi­do a que la mayor par­te del rela­to se cen­tra fun­da­men­tal­men­te en las con­ver­sa­cio­nes e his­to­rias per­so­na­les de los miem­bros del gru­po de res­ca­te sin que cobren mayor inte­rés. Por el con­tra­rio, el poco estruc­tu­ra­do guión deja de lado la com­ple­ja reali­dad geo­po­lí­ti­ca de esta par­te de Áfri­ca en el momen­to en que trans­cu­rre el rela­to; al no hacer­lo, los secues­tra­do­res que­dan ilus­tra­dos como des­al­ma­dos terro­ris­tas negros en vez de haber sido enfo­ca­do como libre lucha­do­res que tra­tan de libe­rar­se del opre­sor yugo colonial.
Apre­cian­do la cali­dad téc­ni­ca de la pro­duc­ción, el film tam­bién se des­ta­ca por la huma­na carac­te­ri­za­ción que Kury­len­ko brin­da a su per­so­na­je como así tam­bién la de Lenoir como el coman­dan­te de la uni­dad anti­te­rro­ris­ta quien hacia el final no pue­de con­te­ner la inten­sa emo­ción que le pro­du­ce una vic­to­ria que para él es al pro­pio tiem­po dolo­ro­sa en la medi­da que la mis­ma ha cobra­do la vida de una cria­tu­ra inocente.
La nota incor­po­ra­da en los cré­di­tos fina­les seña­la que la acción de este gru­po coman­do ha sido la géne­sis del deno­mi­na­do Grou­pe d’ inter­ven­tion de la Gen­dar­me­rie natio­na­le (GIGN) de Fran­cia que es uno de las más exper­tas uni­da­des anti­te­rro­ris­tas del mun­do habien­do inter­ve­ni­do en más de 1800 misio­nes y res­ca­ta­do a más de 600 rehenes.

L’ Inter­ven­tion

En carác­ter de pri­mi­cia nor­te­ame­ri­ca­na el fes­ti­val ha pre­sen­ta­do el film A Som­bra Do Pai (Bra­sil), un dra­ma escri­to y diri­gi­do por Gabrie­la Amarai.
La his­to­ria que trans­cu­rre en Sao Pau­lo pre­sen­ta a Dal­va (Nina Medei­ros), una niña de 9 años de edad quien tras la recien­te pér­di­da de su que­ri­da madre prác­ti­ca­men­te se encuen­tra des­pro­te­gi­da; eso se debe a que su padre Jor­ge (Julio Macha­do), un alba­ñil que pade­ce de fuer­te depre­sión, va adop­tan­do una acti­tud com­ple­ta­men­te extra­ña hacia ella; eso se tra­du­ce en un mar­ca­do dis­tan­cia­mien­to entre ambos así como una laten­te vio­len­cia de Jor­ge hacia su hija. Para su solaz, Dal­va encuen­tra par­te del afec­to que anhe­la en su tía Cris­ti­na (Lucia­na Paes) quien le hace ver que median­te la magia negra podrá revi­vir el espí­ri­tu de su madre; en con­se­cuen­cia, ella inten­ta prac­ti­car­la con el pro­pó­si­to de recons­ti­tuir su desin­te­gra­da familia.
Para des­cri­bir la angus­tia de sus per­so­na­jes, la rea­li­za­do­ra entre­mez­cla la reali­dad con la fan­ta­sía y lo sobre­na­tu­ral den­tro del mar­co de un rela­to per­tur­ba­dor bien inte­gra­do. Esta pelí­cu­la aun­que un poco len­ta está correc­ta­men­te fil­ma­da y cuen­ta con un plan­tel de bue­nos intér­pre­tes don­de sobre­sa­le Nina Medei­ros trans­mi­tien­do acer­ta­da­men­te los ava­ta­res de una menor que por impe­rio de las cir­cuns­tan­cias está obli­ga­da a madu­rar antes de tiempo.

A Som­bra Do Pai

Repro­du­cien­do el pro­fun­do sen­ti­mien­to de recha­zo a inmi­gran­tes, refu­gia­dos y musul­ma­nes que se mani­fies­ta en varios paí­ses de Euro­pa, Ulaa Salim en su debut como rea­li­za­dor ofre­ce en Sons of Den­mark (Dina­mar­ca) un pro­vo­ca­ti­vo docu­men­to polí­ti­co que aun­que no del todo per­fec­to no obs­tan­te con­cen­tra la aten­ción del público.
La acción se desa­rro­lla en Copenha­gue en un futu­ro pró­xi­mo don­de una orga­ni­za­ción de extre­ma dere­cha no disi­mu­la su pro­fun­da isla­mo­fo­bia cau­san­do aten­ta­dos terro­ris­tas. En medio de ese cli­ma el joven musul­mán Zaka­ria (Moham­med Ismail Moham­med) de 19 años sin­tién­do­se frus­tra­do por el inci­den­te terro­ris­ta es reclu­ta­do y adoc­tri­na­do por un gru­po mili­tan­te para ase­si­nar a Mar­tin Nordhal (Ras­mus Bjerb); este polí­ti­co ultra­na­cio­na­lis­ta que lide­ra un par­ti­do neo­na­zi con­tem­pla en su pro­gra­ma la repa­tria­ción for­za­da de los inmi­gran­tes que viven en Dina­mar­ca, cual­quie­ra fue­se su estatus.
Simul­tá­nea­men­te a esos hechos, Ali (Zaki Yous­sef), un ofi­cial de poli­cía musul­mán per­te­ne­cien­te al mis­mo gru­po de Zaka­ria, se entre­mez­cla con los neo-nazis tra­tan­do de lograr su sim­pa­tía; esa ambi­güe­dad de con­duc­ta asu­mien­do una doble iden­ti­dad brin­da al rela­to una mar­ca­da tensión.
Aun­que el guión no está estruc­tu­ra­do ade­cua­da­men­te, de todas mane­ras se apre­cia la soli­dez narra­ti­va del novel rea­li­za­dor ilus­tran­do los moti­vos por los que insos­pe­cha­dos jóve­nes para sobre­vi­vir se sien­ten impul­sa­dos a come­ter actos de vio­len­cia en un medio social don­de los inmi­gran­tes ya no son más bienvenidos.

Har­poon (Cana­dá-Beli­ze) es un thri­ller que no tie­ne otro pro­pó­si­to que el de entre­te­ner y en tal sen­ti­do logra su obje­ti­vo. Con tres úni­cos per­so­na­jes, aun­que no muy pro­fun­di­za­dos, el direc­tor y guio­nis­ta Rob Grant los intro­du­ce a tra­vés de un rela­tor (la voz en off de Brett Gel­man) que los va describiendo.
Uno de ellos es Jonah (Mun­ro Cham­bers), un des­afor­tu­na­do per­de­dor quien es el gran ami­go de Richard (Chris­topher Gray), de bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca con un carác­ter dema­sia­do tem­pe­ra­men­tal, quien tie­ne como pare­ja a Sasha (Emily Tyra). A pesar de la gran amis­tad que los une, en la pri­me­ra esce­na del rela­to se lo ve a Richard quien con furia vio­len­ta trom­pea a su ami­go por­que cree que man­tie­ne rela­cio­nes con su novia. Cuan­do Richard y Sasha le acla­ran que su sos­pe­cha es infun­da­da pues­to que no exis­te nin­gún víncu­lo sen­ti­men­tal, Richard inten­ta repa­rar el daño cau­sa­do invi­tán­do­lo jun­to con su novia a un paseo en el con­for­ta­ble yate de su padre. El paseo trans­cu­rre pla­cen­te­ra­men­te has­ta que a tra­vés de vuel­tas de giro que van emer­gien­do a tra­vés de los diá­lo­gos, esa supues­ta gran amis­tad es pues­ta a prue­ba; para peor el yate se des­com­po­ne en alta mar y todo con­ver­ge para que final­men­te este via­je adquie­ra visos infernales.
Aun­que lo expues­to no se carac­te­ri­za nece­sa­ria­men­te por su vero­si­mi­li­tud, el dina­mis­mo impre­so por el rea­li­za­dor con­tan­do con un muy buen trío acto­ral per­mi­te gene­rar la ten­sión nece­sa­ria para que el film se deje ver como un ameno pasatiempo.

Har­poon

En Astro­naut (Cana­dá) la direc­to­ra y guio­nis­ta She­lagh McLeod abor­da una huma­na his­to­ria pro­ta­go­ni­za­da por Richard Dreyfuss.
El vete­rano intér­pre­te carac­te­ri­za a Angus, un inge­nie­ro civil jubi­la­do de 75 años de edad quien habien­do enviu­da­do recien­te­men­te vive con su hija Molly (Kris­ta Brid­ges), su yerno Jim (Lyriq Bent) y su vivaz nie­to Bar­ney (Richie Law­ren­ce). Des­de siem­pre ha sen­ti­do una gran pasión por la astro­no­mía y esa incli­na­ción la com­par­te aho­ra con Bar­ney con quien guar­da una espe­cial afi­ni­dad; así le hace saber que su máxi­ma aspi­ra­ción es algún día poder rea­li­zar un via­je espa­cial. Al pro­pio tiem­po, debi­do a su decli­nan­te esta­do de salud, acep­ta con reluc­tan­cia la suge­ren­cia de su hija y yerno de tras­la­dar­se a una resi­den­cia de ancia­nos don­de pue­da ser mejor atendido.
La his­to­ria adquie­re un matiz espe­cial cuan­do Angus se ente­ra por la tele­vi­sión que Mar­cus (Colm Feo­re), un poten­ta­do millo­na­rio, a tra­vés de una lote­ría brin­da la posi­bi­li­dad de ofre­cer un asien­to en el vue­lo espa­cial que rea­li­za­rá en bre­ve. Aun­que Angus no reúne las con­di­cio­nes reque­ri­das de no supe­rar la edad de los 65 años y encon­trar­se en buen esta­do de salud, esti­mu­la­do por su nie­to resuel­ve par­ti­ci­par lle­nan­do los datos en línea en don­de alte­ra su ver­da­de­ra edad y ocul­ta el pro­ble­ma car­día­co que lo aque­ja. Si bien resul­ta pre­de­ci­ble quien resul­ta­rá el gana­dor de la lote­ría, el guión ofre­ce unos giros impre­vi­si­bles que des­pier­tan la intri­ga por saber si final­men­te Angus logra­rá o no con­cre­tar su anhe­la­do viaje.
A tra­vés de una his­to­ria sen­ci­lla pero efec­ti­va por estar muy bien narra­da, McLeod evi­den­cia su afec­to hacia la gen­te de la ter­ce­ra edad des­ta­can­do cómo el pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria no es dema­sia­do vie­jo para demos­trar que su sapien­cia tec­no­ló­gi­ca de inge­nie­ría y saga­ci­dad men­tal serán de vital tras­cen­den­cia para evi­tar un terri­ble acci­den­te. Al pro­pio tiem­po la rea­li­za­do­ra resal­ta la impor­tan­cia de los valo­res de la fami­lia, a tra­vés del pro­fun­do amor y pena que Angus sien­te por su mujer des­apa­re­ci­da como igual­men­te en el tierno víncu­lo que man­tie­ne con Bar­ney. En cuan­to a su elen­co, se dis­tin­gue la nota­ble com­po­si­ción que Drey­fuss efec­túa de su per­so­na­je como así tam­bién la par­ti­ci­pa­ción natu­ral y genui­na de Lawrence.

El rea­li­za­dor y guio­nis­ta Johan­nes Nyholm enfo­ca en Koko-Di Koko-Da (Sue­cia-Dina­mar­ca) una tra­ge­dia fami­liar sin lle­gar a cla­ri­fi­car si lo expues­to es fan­ta­sía o realidad.
Tobias (Leif Edlund), su espo­sa Elin (Yiva Gallon) jun­to con su hiji­ta Maja (Kata­ri­na Jacob­son) se encuen­tran dis­fru­tan­do de una plá­ci­da vaca­ción cuan­do de mane­ra com­ple­ta­men­te ines­pe­ra­da, apa­ren­te­men­te por comi­da con­ta­mi­na­da en el res­tau­ran­te al que asis­tie­ron, la niña mue­re en su sue­ño pre­ci­sa­men­te el día en que cum­pli­ría 8 años. Está demás expli­ci­tar el dolor que esa des­gra­cia pro­du­ce en el matri­mo­nio en el momen­to en que des­cu­bren su deceso.
Nada se sabe qué es lo que psi­co­ló­gi­ca­men­te acon­te­ce con la pare­ja duran­te los 3 años siguien­tes sal­vo que tras ese perío­do, ellos resuel­ven salir nue­va­men­te de vaca­cio­nes optan­do esta vez por acam­par en un bos­que fron­do­so y com­ple­ta­men­te ais­la­do de la ruta al cual lle­gan con su coche. En ple­na noche, unos sádi­cos per­so­na­jes los ata­can vio­len­ta­men­te don­de se supo­ne que han que­da­do mal­tre­chos o muer­tos; pero no es así por­que apa­ren­te­men­te se tra­tó de un horri­ble sue­ño. Esa horri­ble esce­na con leves varian­tes se repi­te 4 veces afec­tan­do el inte­rés de la his­to­ria; eso es así por­que ya no pro­du­ce sobre­sal­tos al saber de ante­mano que los ata­ques de los psi­có­pa­tas no son más que una pesa­di­lla de Tobías o de Elin dado que a la maña­na siguien­te ambos des­pier­tan sanos y sal­vos como si nada hubie­se pasado.
El rela­to de Nyholm de mane­ra algu­na se pres­ta a efec­tuar una inda­ga­ción psi­co­ló­gi­ca de sus pro­ta­go­nis­tas a tra­vés de sus sue­ños, excep­to que juz­gan­do su des­en­la­ce se podría infe­rir que cons­ti­tu­ye una metá­fo­ra de los efec­tos trau­má­ti­cos del matri­mo­nio por la pér­di­da de Maja. Lo con­cre­to es que a tra­vés de un comien­zo pro­mi­so­rio, la pelí­cu­la cons­ti­tu­ye un ver­da­de­ro cru­ci­gra­ma que sólo el direc­tor pue­de resol­ver pero que en últi­ma ins­tan­cia no logra satisfacer.

Koko-Di Koko-Da

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