El Efec­to de un Beso

MATTHIAS ET MAXI­ME. Cana­dá, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Xavier Dolan

Des­pués del tras­pié de su penúl­ti­mo film de The Death and Life of John F. Dono­van (2018), Xavier Dolan retor­na a Mon­treal con Matthias et Maxi­me, un film supe­rior a aquél aun­que sin la fuer­za nece­sa­ria de sus mejo­res trabajos.

Gabriel D’Al­mei­da Frei­tas y Xavier Dolan

En un guión que le per­te­ne­ce el joven rea­li­za­dor rela­ta la his­to­ria de una amis­tad de jóve­nes ami­gos. En su mayor par­te el rela­to los enfo­ca cuan­do salen de vaca­cio­nes, alter­nan­do en reunio­nes, dis­cu­sio­nes, fies­tas y des­pe­di­das tenien­do en cuen­ta que Maxi­me (Dolan), uno de ellos quien tra­ba­ja como bar­man de un club, está a pun­to de par­tir a Aus­tra­lia por dos años. Den­tro de ese gru­po ade­más de Maxi­me se encuen­tra Matthias (Gabriel D’Al­mei­da Frei­tas), un exi­to­so abo­ga­do, quien man­tie­ne con aquél un sóli­do lazo amis­to­so que se ha pro­lon­ga­do des­de la infancia.

El con­flic­to dra­má­ti­co del rela­to se pro­du­ce cuan­do Matthias y Maxi­me acep­tan par­ti­ci­par en un cor­to­me­tra­je estu­dian­til don­de en una esce­na ambos deben besar­se. El impac­to de ese con­tac­to les hace des­cu­brir un sen­ti­mien­to homo­se­xual que ambos igno­ra­ron has­ta ese momen­to y que les deja des­con­cer­ta­dos por no saber cómo asu­mir­lo; eso se evi­den­cia con mayor énfa­sis en Matthias, quien hete­ro­se­xual­men­te man­tie­ne una bue­na rela­ción con su novia Sarah (Marilyn Cas­ton­guay) y que como con­se­cuen­cia de lo ocu­rri­do tra­ta­rá de man­te­ner dis­tan­cia con su amigo.

Aun­que esta his­to­ria de deseos sexua­les repri­mi­dos pue­da en prin­ci­pio inte­re­sar, tal como está pre­sen­ta­da resul­ta difí­cil de admi­tir­la por­que has­ta el momen­to en que tie­ne lugar el men­cio­na­do beso no hay evi­den­cia algu­na que deje pre­su­mir la exis­ten­cia de un amor pla­tó­ni­co u homo­ero­tis­mo entre ambos ami­gos. Gran par­te del pro­ble­ma del film resi­de en que el guión no ahon­da sufi­cien­te­men­te en sus per­so­na­jes impi­dien­do que el espec­ta­dor se intere­se por ellos. A todo ello, Dolan no ofre­ce nada dife­ren­te de lo que ya pre­sen­tó en ante­rio­res opor­tu­ni­da­des; así, en esce­nas secun­da­rias recu­rre al típi­co con­flic­to exis­ten­te entre madre e hijo, en este caso Maxi­me y su enfer­ma madre (Anne Dorval).

Sin una pues­ta en esce­na remar­ca­ble ni una inter­pre­ta­ción que tras­cien­da, excep­to la muy bue­na par­ti­ci­pa­ción de D’Al­mei­da, aquí no des­te­lla la ener­gía e inten­si­dad emo­cio­nal que han carac­te­ri­za­do a los mejo­res tra­ba­jos del inte­li­gen­te rea­li­za­dor; en con­se­cuen­cia, sin ser medio­cre, la fal­ta de con­sis­ten­cia de la his­to­ria pro­pues­ta lo con­vier­te en un film de menor alien­to. Jor­ge Gutman

El Dra­ma de Eurípides

ELEC­TRA — ORESTES

Pro­si­guien­do con la trans­mi­sión de obras de la La Comé­die Fra­nçai­se,  el públi­co de Cana­dá podrá nue­va­men­te dis­fru­tar del gran tea­tro de esta pres­ti­gio­sa com­pa­ñía en la pan­ta­lla de los cines. Median­te la fil­ma­ción efec­tua­da en el Tea­tro Riche­lieu de París duran­te la repre­sen­ta­ción del 27 de mayo de 2019, se apre­cia­rá Elec­tra-Ores­tes, dos pie­zas com­bi­na­das del dra­ma­tur­go grie­go Eurí­pi­des escri­tas entre 413 y 408 antes de la era cristiana.

La acción que trans­cu­rre en la anti­gua Gre­cia comien­za sie­te años des­pués de que a su regre­so de la gue­rra de Tro­ya el rey Aga­me­nón fue­ra ase­si­na­do por su espo­sa Cly­tem­nes­tra y su aman­te Egis­to. Tras un lar­go exi­lio, Ores­tes, el hijo de Aga­me­nón retor­na a Argos; allí se pro­du­ce el reen­cuen­tro con su her­ma­na Elec­tra y ambos deci­den ven­gar la muer­te del padre y des­tro­nar al usur­pa­dor que rei­na jun­to con Cly­tem­nes­tra. Más aún, la joven Elec­tra urge a Ores­tes para que ase­si­ne a su madre. El matri­ci­dio pro­du­ce en los her­ma­nos un gran remor­di­mien­to al haber aca­ba­do con la vida de quien fue su progenitora.


(Foto: Comé­die Française)

La pues­ta escé­ni­ca es del pres­ti­gio­so direc­tor bel­ga Ivo van Hove quien abor­da esta tra­ge­dia de dolor, sufri­mien­to y pro­fun­do con­flic­to moral a tra­vés de una nue­va inter­pre­ta­ción al haber fusio­na­do las dos pie­zas del dra­ma­tur­go griego.

En los prin­ci­pa­les roles de esta ver­sión actúan Sulia­ne Brahim (Elec­tra), Chris­tophe Mon­te­nez (Ores­tes), Elsa Lepoi­vre (Cly­tem­nes­tra), Pejo Ber­te­rret­che (Egis­to) y Loïc Cor­bery (Pyla­de). La esce­no­gra­fía e ilu­mi­na­ción es de Jan Vers­wey­veld, el ves­tua­rio es de An D’Huys, la músi­ca ori­gi­nal y con­cep­ción sono­ra per­te­ne­ce a Eric Slei­chim y la coreo­gra­fía a Wim Van­de­key­bus.

La trans­mi­sión de este clá­si­co mito será efec­tua­da en la ver­sión fran­ce­sa con sub­tí­tu­los en inglés (no nece­sa­ria­men­te en todos los cines), el 20 de Octu­bre de 2019 en las salas de Cine­plex.

Dos Obras de Natio­nal Theatre

Duran­te los pró­xi­mos días, el públi­co cana­dien­se ten­drá la opor­tu­ni­dad de asis­tir a la exhi­bi­ción de dos pro­duc­cio­nes de Natio­nal Thea­tre de Lon­dres.

A MID­SUM­MER NIGH­T’S DREAM

Esta obra escri­ta alre­de­dor de 1595 es gene­ral­men­te con­si­de­ra­da como la come­dia más román­ti­ca escri­ta por William Sha­kes­pea­re. Sin lle­gar a la com­ple­ji­dad de sus gran­dio­sos dra­mas, Sue­ño de una Noche de Verano es una pie­za muy acce­si­ble que ha gana­do el favor del públi­co a tra­vés de las innu­me­ra­bles repre­sen­ta­cio­nes efec­tua­das a tra­vés del tiempo.

Gwen­do­li­ne Chris­tie. (Foto: Manuel Harlan)

La pre­sen­te pro­duc­ción ha sido diri­gi­da por el exce­len­te direc­tor Nicho­las Hyt­ner quien fue muy elo­gia­do por su bri­llan­te pues­ta escé­ni­ca al haber extraí­do el encan­to que Sha­kes­pea­re impri­mió a su his­to­ria. En una bre­ve sín­te­sis se pue­de anti­ci­par que la tra­ma gira en torno de cua­tro ena­mo­ra­dos y un gru­po de acto­res afi­cio­na­dos que se inter­nan una noche de verano en un bos­que mági­co domi­na­do por hadas y duendes.

Ham­med Ani­mashaun. (Foto: Manual Harlan)

La pie­za que se repre­sen­tó has­ta fines de agos­to pasa­do en el Tea­tro Brid­ge de Lon­dres y ha sido fil­ma­da para su difu­sión inter­na­cio­nal cuen­ta con un exce­len­te elen­co de acto­res lide­ra­dos por Gwen­do­li­ne Chris­tie, Oli­ver Chris, David Moorst, Ham­med Ani­mashaun, ani­man­do los res­pec­ti­vos roles de Tita­nia, Obe­ron, Puck y Bot­ton. El repar­to se com­ple­ta con Paul Ade­ye­fa, Char­lot­te Atkin­son, Tes­sa Bonham Jones, Jer­mai­ne Free­man, Isis Hains­worth, Chi­po Kure­ya, Fran­cis Lovehall, Kevin McMo­na­gle, Ami Met­calf, Jamie-Rose Monk, Feli­city Mon­ta­gu, Len­nin Nel­son-McClu­re, Rachel Tolz­man, Jay Webb y Kit Young. La esce­no­gra­fía ha sido dise­ña­da por Bunny Chris­tie, el ves­tua­rio es de Chris­ti­na Cun­ningham, la ilu­mi­na­ción corres­pon­de a Bruno Poet y el soni­do a Paul Arditti

Esta obra será exhi­bi­da en las salas de Cine­plex a par­tir del 17 de Octu­bre de 2019

ONE MAN, TWO GUVNORS

Esta otra pro­duc­ción de Natio­nal Thea­tre Live ha sido escri­ta por Richard Bean quien se basó en la cele­bra­da come­dia del arte ita­lia­na Il ser­vi­to­re di due padro­ni con­ce­bi­da en 1745 por Car­lo Gol­do­ni. El dra­ma­tur­go inglés ha tras­la­da­do la acción de Ita­lia a Ingla­te­rra res­pe­tan­do la esen­cia del con­te­ni­do ori­gi­nal con un enfo­que alta­men­te diná­mi­co; el resul­ta­do ha sido un reso­nan­te éxi­to tan­to de crí­ti­ca como de públi­co en oca­sión de su estreno en el West End de Lon­dres y pos­te­rior­men­te con moti­vo de su pre­sen­ta­ción en Broadway.

(Foto: Robert Day)

La his­to­ria gira en torno de Fran­cis Henshall, quien para solu­cio­nar sus pro­ble­mas finan­cie­ros acep­ta tra­ba­jos para dos patro­nes dife­ren­tes. Uno de ellos es el supues­to Ros­coe Crab­be, un peque­ño ban­di­do del East End que se encuen­tra en Brigh­ton para reco­ger 6000 libras del padre de su novia; pero suce­de que Ros­coe está muer­to y es su her­ma­na Rachel quien adop­ta esa fal­sa iden­ti­dad; habrá que acla­rar que su novio Stan­ley Stub­bers fue quien lo ase­si­nó. Lo más sor­pren­den­te es que el emplea­dor de su segun­do empleo es nada menos que Stan­ley Stub­bers, quien se man­tie­ne ocul­to de la poli­cía y aguar­da reen­con­trar­se con Rachel. Para pre­ve­nir ese des­cu­bri­mien­to Fran­cis debe man­te­ner a sus dos jefes alejados.

Ade­más de su ori­gi­nal con­te­ni­do„ el suce­so de esta hila­ran­te come­dia resi­de en la extra­or­di­na­ria inter­pre­ta­ción logra­da por James Cor­den; asu­mien­do el papel pro­ta­gó­ni­co, ha con­se­gui­do pro­vo­car en el públi­co car­ca­ja­das a gra­nel a tra­vés de los dife­ren­tes equí­vo­cos vivi­dos por su per­so­na­je. De los 19 acto­res que inte­gran el repar­to tam­bién se des­ta­can Tom Eden, Nick Hyt­ner, Oli­vier Chris y Daid O’Reilly.

Esta joco­sa pie­za será difun­di­da el 19 de octu­bre de 2019 con fechas adi­cio­na­les en las salas de Cine­plex.

Comen­ta­rios de Fil­mes del FNC

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí una rese­ña de algu­nos de los fil­mes pre­sen­ta­dos en el Fes­ti­val du Nou­veau Cinée­ma (FNC) que se está desa­rro­llan­do en Mon­treal has­ta el pró­xi­mo 20 de Octubre.en Montreal

El direc­tor y guio­nis­ta Ale­jan­dro Lan­des ofre­ce en Monos (Colom­bia-Argen­ti­na-Ale­ma­nia-Sue­cia-Uru­guay) un meri­to­rio dra­ma que ha sido dis­tin­gui­do con el Pre­mio Espe­cial del Jura­do en el últi­mo Fes­ti­val de Sundance.
Ubi­can­do la acción en Colom­bia, en la pri­me­ra esce­na se obser­va a 8 sol­da­dos ado­les­cen­tes para­mi­li­ta­res pro­vis­tos de armas de fue­go que viven en un para­je ais­la­do ubi­ca­do en la cima de una mon­ta­ña. Estos mucha­chos son some­ti­dos a rigu­ro­sos ejer­ci­cios físi­cos por par­te de un auto­ri­ta­rio coman­dan­te adul­to (William Sala­zar) que a la vez está al ser­vi­cio de una mis­te­rio­sa orga­ni­za­ción. Los inte­gran­tes del gru­po son cono­ci­dos como “monos” y cada uno de ellos lle­va nom­bres extra­ños, tales como Ram­bo (Sofía Bue­na­ven­tu­ra), Boom Boom (Snei­der Cas­tro), Pitu­fo (Dei­bi Rue­da), Wolf (Julián Giral­do), Perro (Paúl Cubi­des), Lady (Karen Quin­te­ro), Big­foot (Moi­sés Arias) y Sue­ca (Lau­ra Cas­tri­llón).

MONOS

La esen­cia del rela­to radi­ca en la diná­mi­ca rela­ción que se esta­ble­ce entre estos sol­da­dos, inclu­yen­do algu­nos ritos, la cele­bra­ción de extra­ñas cere­mo­nias, las esca­ra­mu­zas sexua­les entre algu­nos de sus inte­gran­tes y muy en espe­cial la vigi­lan­cia que ejer­cen en una doc­to­ra esta­dou­ni­den­se (Julian­ne Nichol­son) que ha sido secues­tra­da y man­te­ni­da como rehén.
A tra­vés de lo que aquí se con­tem­pla, pue­de infe­rir­se que el pro­pó­si­to de Lan­des es haber uti­li­za­do esta his­to­ria como una metá­fo­ra de la lucha enta­bla­da duran­te varias déca­das entre los gobier­nos de turno y llas Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia (FARC). De todos modos, sin que exis­ta una espe­cí­fi­ca refe­ren­cia ideo­ló­gi­ca de quie­nes están al fren­te de la clan­des­ti­na orga­ni­za­ción y los moti­vos que esti­mu­lan a los jóve­nes gue­rri­lle­ros para par­ti­ci­par en la mis­ma, este per­tur­ba­dor e inquie­tan­te rela­to surrea­lis­ta atra­pa la aten­ción del espectador.
Ade­más de la esme­ra­da rea­li­za­ción de Lan­des, los valo­res del film se enri­que­cen por su homo­gé­neo y per­sua­si­vo elen­co, la efi­caz foto­gra­fía de Jas­per Wolf sumi­nis­tran­do algu­nas enso­ña­do­ras imá­ge­nes así como por la logra­da músi­ca de per­cu­sión de Mica Levi resal­tan­do las esce­nas de ten­sión pro­du­ci­das en el desa­rro­llo del rela­to. 

Otro loa­ble film es Tem­blo­res (Gua­te­ma­la-Fran­cia) escri­to y diri­gi­do por Jay­ro Bus­ta­man­te. Este inte­li­gen­te rea­li­za­dor, que ya había dado mues­tras de nota­ble madu­rez en su pri­mer lar­go­me­tra­je Ixca­nul que en 2015 obtu­vo el Oso de Pla­ta en el Fes­ti­val de Ber­lín, aquí rati­fi­ca su talen­to abor­dan­do un tema deli­ca­do refe­ri­do al vía cru­cis de un indi­vi­duo ino­cen­te que es deni­gra­do por el medio social que lo rodea.

TEM­BLO­RES

La his­to­ria que trans­cu­rre en Gua­te­ma­la comien­za con la lle­ga­da de Pablo (Juan Pablo Olys­la­ger) a su hogar, don­de su fami­lia per­te­ne­cien­te a la alta bur­gue­sía gua­te­mal­te­ca y en espe­cial su mujer Isa (Dia­ne Bathen) lo esta­ban espe­ran­do para con­fron­tar­lo. Con su ros­tro refle­jan­do aba­ti­mien­to y ner­vio­sis­mo, dan­do la sen­sa­ción de haber come­ti­do un tre­men­do cri­men, se encie­rra en su habi­ta­ción. Len­ta­men­te el mis­te­rio de su deli­to se deve­la cuan­do se lle­ga a saber que Pablo man­tie­ne una rela­ción amo­ro­sa con Fran­cis­co (Mau­ri­cio Armas), un hom­bre más joven y de infe­rior con­di­ción social. Esa situa­ción pro­du­ce en todos los inte­gran­tes de la fami­lia un terre­mo­to emo­cio­nal, algo pare­ci­do al tem­blor de tie­rra que en ese momen­to sacu­de a la ciudad.
Para que la noti­cia no lle­gue a divul­gar­se es pre­ci­so que Fran­cis­co aban­do­ne inme­dia­ta­men­te a su aman­te y se some­ta a una tera­pia cura­ti­va. Al no hacer­lo, su mujer, que ase­me­ja la homo­se­xua­li­dad con la pedofi­lia, logra a tra­vés de un juez que su mari­do impi­da man­te­ner con­tac­to con sus peque­ños hijos. Ade­más de ser con­si­de­ra­do un paria por sus fami­lia­res, sus ultra reli­gio­sos padres están con­ven­ci­dos de que el acto de su hijo con­tra­ría la volun­tad divina
La situa­ción de Pablo, trans­for­ma­do en un ser angus­tia­do, tor­tu­ra­do y ani­qui­la­do emo­cio­nal­men­te, se agra­va aún más cuan­do es des­pe­di­do como con­sul­tor finan­cie­ro de la impor­tan­te empre­sa para la cual pres­ta­ba ser­vi­cios y no encuen­tra una nue­va posi­bi­li­dad de tra­ba­jo debi­do a sus nega­ti­vos ante­ce­den­tes; ade­más de Fran­cis­co, sola­men­te encuen­tra apo­yo en la emplea­da domés­ti­ca de la fami­lia (María Telón).
En la medi­da que no tie­ne mejor opción en lograr un nue­vo empleo y con el deseo de poder abra­zar a sus hiji­tos, Pablo se encuen­tra for­za­do a tra­ba­jar para la Igle­sia Evan­gé­li­ca fre­cuen­ta­da por su fami­lia, habi­da cuen­ta que debe acep­tar la humi­llan­te tera­pia de con­ver­sión para así eli­mi­nar al “dia­blo” que se apo­de­ró de su persona.
Sin recu­rrir a gol­pes bajos y evi­tan­do que el melo­dra­ma se des­bor­de, el rea­li­za­dor ha narra­do esta devas­ta­do­ra his­to­ria de into­le­ran­cia con máxi­ma sobrie­dad. La tra­ge­dia plan­tea­da demues­tra has­ta qué pun­to la fe reli­gio­sa a ultran­za invo­can­do a Dios y los pre­jui­cios exis­ten­tes en una repre­si­va comu­ni­dad hipó­cri­ta pue­den con­du­cir a la des­truc­ción de una per­so­na al ser­le nega­do los dere­chos inalie­na­bles que le corres­pon­den como ser humano.
A pesar de que la homo­se­xua­li­dad como un hecho natu­ral ha sido acep­ta­da por nume­ro­sos paí­ses, lamen­ta­ble­men­te la homo­fo­bia aún per­sis­te en gran par­te del mun­do con la dis­cri­mi­na­ción que ese hecho con­lle­va. En todo caso, con esta nota­ble pelí­cu­la Bus­ta­man­te efec­túa una can­den­te crí­ti­ca a una socie­dad con­ser­va­do­ra y machis­ta por­tan­do el odio hacia quie­nes son “dife­ren­tes”.

Rara vez el cine ha con­si­de­ra­do con tan­ta inten­si­dad el caso de una menor seve­ra­men­te pro­ble­ma­ti­za­da como la direc­to­ra Nora Fings­cheidt lo enfo­ca en su ópe­ra pri­ma Sys­tem Crasher (Ale­ma­nia). Su títu­lo se ori­gi­na en un nom­bre no ofi­cia­li­za­do que desig­na a niños difí­ci­les de cata­lo­gar por­que su con­duc­ta no encua­dra en una nor­ma o cate­go­ría espe­cí­fi­ca. Eso acon­te­ce con Ben­ni (Hele­na Zen­gel) que con sus 9 años de edad es hiper­ac­ti­va y capaz de mutar de momen­tos tran­qui­los a otros inusi­ta­da­men­te vio­len­tos. A pesar de que ella desea con­vi­vir con su madre mono­pa­ren­tal (Lisa Hag­meis­ter), está débil mujer, no está en con­di­cio­nes de alber­gar­la en su hogar por­que tenien­do otras dos peque­ñas hijas teme que Ben­ni pue­da cau­sar­les daño.

SYS­TEM CRASHER

Con­se­cuen­te­men­te el ser­vi­cio social del esta­do se hace car­go de ella a tra­vés de Bafa­né (Gabrie­la Maria Sch­mei­de), una abne­ga­da fun­cio­na­ria del orga­nis­mo, que tra­ta por dife­ren­tes vías de resol­ver el gra­ve pro­ble­ma de esta cria­tu­ra. Tra­ta­da por médi­cos y al pro­pio tiem­po ubi­ca­da en suce­si­vas fami­lias de aco­gi­da a fin de encon­trar el medio ambien­te y con­fort nece­sa­rio para cal­mar sus ansie­da­des, los esfuer­zos rea­li­za­dos resul­tan infructuosos.
Final­men­te, Bafa­né enco­mien­da a Micha (Albrecht Schucht), un expe­ri­men­ta­do edu­ca­dor, para que se ocu­pe de ella. El víncu­lo que se enta­bla entre ambos adquie­re carac­te­rís­ti­cas espe­cia­les en la medi­da que Ben­ni ve en él a un com­pa­ñe­ro, ami­go y al padre que no tie­ne; sin embar­go, cuan­do pare­cía divi­sar­se una sali­da al tre­men­do asun­to, una ines­pe­ra­da y des­afor­tu­na­da cri­sis de Benny abor­ta la relación.
El film deja una sen­sa­ción tris­te y aun­que en cier­tos momen­tos resul­ta incó­mo­do de con­tem­plar­lo de todos modos mere­ce ser vis­to. Ade­más de la esme­ra­da rea­li­za­ción de Fings­cheidt lo que resal­ta en este intere­san­te estu­dio carac­te­ro­ló­gi­co es la extra­or­di­na­ria com­po­si­ción de Zen­gel en el per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co; esta extra­or­di­na­ria actriz de 11 años de edad cau­sa admi­ra­ción en la for­ma que da vida a esa bom­ba de tiem­po que es Benny trans­mi­tien­do la varia­da gama de emo­cio­nes y con­tra­dic­to­rios sen­ti­mien­tos que ani­dan en ese tris­te per­so­na­je El res­to del elen­co es igual­men­te con­vin­cen­te, espe­cial­men­te las inter­pre­ta­cio­nes de Schucht y Schmeide.

El vete­rano rea­li­za­dor Wer­ner Her­zog retor­na con Family Roman­ce, LLC (Japón), en una come­dia dra­má­ti­ca ins­pi­ra­da en las acti­vi­da­des rea­li­za­das por una com­pa­ñía japo­ne­sa que fue fun­da­da por Yui­chi Ishii; el obje­ti­vo de la empre­sa es con­tra­tar acto­res para que adop­ten iden­ti­da­des fic­ti­cias ante fami­lia­res o ami­gos, según lo desee el clien­te de turno.
Ishii, en el rol pro­ta­gó­ni­co, se encar­ga de brin­dar los ser­vi­cios de su empre­sa a una mujer (Miki Fuji­ma­ki), madre de Mahi­ro (Mahi­ro Tani­mo­to) de 12 años que nun­ca lle­gó a cono­cer a su padre y por lo tan­to desea que él asu­ma ese rol. Cum­plien­do esa misión, el supues­to padre se excu­sa ante la niña hacién­do­le saber que él tie­ne otra fami­lia pero que de todos modos está intere­sa­do por ella. El suce­si­vo tra­to que Ishii man­tie­ne con Mahi­ro se va inten­si­fi­can­do en la medi­da que ella se va abrien­do gra­dual­men­te con­tes­tan­do a sus pre­gun­tas e intere­sán­do­se por él, con el resul­ta­do de que esos encuen­tros ori­gi­nan una cáli­da rela­ción. El pro­ble­ma se pre­sen­ta para Ishii al tener que com­pa­ti­bi­li­zar el aspec­to comer­cial de su com­pa­ñía con el legí­ti­mo sen­ti­mien­to de cari­ño y ter­nu­ra que aflo­ra en él al adop­tar esa fal­sa identidad.

FAMILY ROMAN­CELLC

Como lo ha demos­tra­do en su valio­sa fil­mo­gra­fía, Wer­zog pri­vi­le­gia el aspec­to humano y eso es lo que pre­do­mi­na en este rela­to de fic­ción que obvia­men­te no des­de­ña su carác­ter docu­men­tal. Aun­que se tra­te de un film de meno­res alcan­ces, su plan­teo cen­tral per­mi­te apre­ciar algu­nos de los aspec­tos cul­tu­ra­les de Tokio como así tam­bién la cáma­ra del direc­tor logra cap­tar la belle­za de la ciu­dad a tra­vés de sus par­ques y los cere­zos en flor.

https://www.youtube.com/watch?v=GjissANjlSc

El direc­tor y guio­nis­ta Hly­nur Pál­ma­son con­si­de­ra en A Whi­te, Whi­te Day (Islan­dia-Dina­mar­ca-Sue­cia), el due­lo vivi­do ante la pér­di­da de un ser ama­do. En una exce­len­te secuen­cia ini­cial se sigue a un auto­mó­vil tran­si­tan­do en una carre­te­ra de Islan­dia, com­ple­ta­men­te ais­la­da cubier­ta de nie­ve y nie­bla; ahí se tie­ne la sen­sa­ción que algo serio habrá de ocu­rrir, hecho que se con­fir­ma con un acci­den­te. Como con­se­cuen­cia del mis­mo, se lle­ga a saber que el deso­la­do ex poli­cía Ingi­mun­dur (Ing­var E Sigurds­son) ha enviu­da­do al morir su que­ri­da espo­sa en el trá­gi­co inci­den­te. De allí en más su pro­fun­da pena se ve ate­nua­da con la pre­sen­cia de su nieta.

A WHI­TE, WHI­TE DAY

Tra­tan­do de afe­rrar­se a los recuer­dos de los momen­tos feli­ces vivi­dos con su cón­yu­ge, va revi­san­do vie­jas foto­gra­fías has­ta que sor­pre­si­va­men­te comien­za a tener indi­cios que su mujer pudo haber­le sido infiel al haber man­te­ni­do rela­cio­nes adúlteras.
A par­tir de allí, el cineas­ta trans­mi­te con elo­cuen­cia el dolor emo­cio­nal de Ingi­mun­dur temien­do que a tra­vés de la inves­ti­ga­ción que efec­tua­rá lle­gue a con­fir­mar­se la doble vida de su seño­ra y cómo él podrá sobre­lle­var seme­jan­te peso.
Remar­ca­ble­men­te cons­trui­do, el deso­la­do pano­ra­ma inver­nal, remar­ca­ble­men­te logra­do por la foto­gra­fía de Maria von Hauss­wolff, se aso­cia mag­ní­fi­ca­men­te al cli­ma físi­co y emo­cio­nal de este sen­si­ble drama.

En Zom­bi Child (Fran­cia) el direc­tor Ber­trand Bone­llo, igual­men­te autor del guión, ofre­ce un fas­ci­nan­te rela­to don­de ade­cua­da­men­te se entre­mez­clan la fic­ción y la reali­dad al incur­sio­nar en las creen­cias per­ti­nen­tes a la cul­tu­ra haitiana.

ZOM­BI CHILD

Basa­do en una his­to­ria real, la acción se ini­cia en Hai­tí en 1962 don­de Clair­vius (Mac­ken­son Bijou), un humil­de joven, es víc­ti­ma de dro­gas inge­ri­das que le pro­du­cen su muer­te y con­se­cuen­te sepul­tu­ra. Sin embar­go, las apa­rien­cias enga­ñan por­que pron­ta­men­te que­da­rá des­en­te­rra­do y trans­for­ma­do en un zom­bi vil­men­te explo­ta­do al estar obli­ga­do a tra­ba­jar en las plan­ta­cio­nes de caña de azú­car por quie­nes están al fren­te de la dic­ta­du­ra que impe­ra en el país.
Simul­tá­nea­men­te el desa­rro­llo de esta his­to­ria se tras­la­da a la épo­ca actual en un eli­tis­ta liceo de seño­ri­tas de París don­de sus alum­nas per­te­ne­cen a pres­ti­gio­sas fami­lias que han sido con­de­co­ra­das con la Legión de Honor; la úni­ca estu­dian­te negra es Melis­sa (Wis­lan­da Loui­mat), quien naci­da en Hai­tí, se mudó a Fran­cia con­vi­vien­do con su tía Katy (Katia­na Wil­fort), cuan­do sus padres pere­cie­ron en el vio­len­to terre­mo­to que afec­tó al país en enero de 2010. La razón de haber sido acep­ta­da en el pres­ti­gio­so esta­ble­ci­mien­to esco­lar es debi­do a que su madre había reci­bi­do la Legión de Honor por su lucha con­tra el dic­ta­dor Duva­lier. Aun­que al prin­ci­pio es dis­cri­mi­na­da racial­men­te por sus con­dis­cí­pu­las, final­men­te es aco­gi­da por el gru­po al pasar un test reci­tan­do el poe­ma Cap’­tain Zom­bi de René Depestre.
Entre las dis­cí­pu­las del cole­gio se encuen­tra Fanny (Loui­se Labè­que) quien man­tie­ne una bue­na comu­ni­ca­ción con Melis­sa; al haber sido aban­do­na­da por su novio resuel­ve acu­dir a Katy para que ella, como exper­ta en la prác­ti­ca del vudú, con­si­ga recu­pe­rar a su amado.
Lejos de adop­tar una narra­ti­va con­ven­cio­nal, los dos rela­tos ‑el de Hai­tí y el de Fran­cia- no se encuen­tran per­fec­ta­men­te cohe­sio­na­dos; de todos modos, eso no dis­mi­nu­ye el inte­rés de este intri­gan­te y des­con­cer­tan­te rela­to de Bone­llo, sobre todo al mos­trar cómo las prác­ti­cas colo­nia­lis­tas de Fran­cia deja­ron des­afor­tu­na­dos resa­bios en Hai­tí, a tra­vés de la escla­vi­tud de los zombis.

https://www.youtube.com/watch?v=RrXWsMdQ6MU

En Can­ción sin Nom­bre (Perú-Espa­ña-Esta­dos Uni­dos), pri­mer lar­go­me­tra­je de Meli­na Leo, la direc­to­ra se ocu­pa de un devas­ta­dor tema acae­ci­do en Perú.

CAN­CIÓN SIN NOMBRE

La his­to­ria se desa­rro­lla en Lima, en 1988, épo­ca en la que tie­ne lugar el con­flic­to interno arma­do del gobierno con la orga­ni­za­ción sub­ver­si­va Sen­de­ro Lumi­no­so cau­san­te de cen­te­na­res de víc­ti­ma inocentes.
Pro­ce­den­te de la zona mon­ta­ño­sa y atraí­da por la pro­me­sa de un ser­vi­cio de salud gra­tui­to en una clí­ni­ca pri­va­da lime­ña, lle­ga a la capi­tal Geor­gi­na (Pame­la Men­do­za), una des­ti­tui­da que­chua en esta­do de gra­vi­dez y pró­xi­ma a dar a luz, acom­pa­ña­da de su mari­do Leo (Lucio Rojas). Cuan­do el naci­mien­to se pro­du­ce, ella no alcan­za a ver a su hiji­ta al haber­le sido sus­traí­da por quie­nes están a car­go del noso­co­mio. Dada la natu­ral deses­pe­ra­ción de esta madre y tenien­do en cuen­ta la indi­fe­ren­cia y fal­ta de com­pa­sión de los poli­cías y ofi­cia­les de turno, ella acu­de a la pren­sa; allí encon­tra­rá a Pedro Cam­pos (Tommy Párra­ga), un repor­te­ro muy bien dis­pues­to a ayu­dar­la aun­que en su inves­ti­ga­ción se encon­tra­rá en medio de un labe­rin­to difí­cil de salir a flote.
En la narra­ción de esta his­to­ria, la novel cineas­ta se basó en el tra­ba­jo de su padre quien en 1981 fun­dó el dia­rio La Repú­bli­ca, uno de los matu­ti­nos más impor­tan­tes de Lima que denun­ció el bochor­no­so trá­fi­co de niños qui­ta­dos de madres humil­des para ser ven­di­dos a pare­jas del exte­rior deseo­sas de adoptarlos.
Ade­más de pre­sen­tar un agu­do pro­ble­ma social, el film deja entre­ver el pobre tra­to reci­bi­do cuan­do se es humil­de a la vez que no elu­de el laten­te aspec­to de dis­cri­mi­na­ción racial de la pobla­ción indígena.
Aun­que el film ado­le­ce de una reso­lu­ción pre­ci­sa, es enco­mia­ble el com­pro­mi­so asu­mi­do por León denun­cian­do un tris­te epi­so­dio del recien­te pasa­do his­tó­ri­co pero que aún reper­cu­te en la actualidad.

https://www.youtube.com/watch?v=LzGXacgsw68

Esta lis­ta se com­ple­ta con Adam (Marrue­cos-Fran­cia-Bél­gi­ca), pri­mer lar­go­me­tra­je de Mar­yam Tou­za­ni quien es igual­men­te auto­ra del guión co-escri­to con Nabil Ayouch, su mari­do y pro­duc­tor de este film. El emo­ti­vo rela­to que trans­cu­rre en un humil­de barrio de Casa­blan­ca se cen­tra en dos muje­res, una que es madre y otra que está a pun­to de serlo.

ADAM

Samia (Nis­rin Erra­di), una joven sol­te­ra emba­ra­za­da y sin hogar, lle­ga a la ciu­dad con el pro­pó­si­to de con­se­guir un empleo y dar en adop­ción a su bebé cuan­do lle­gue a nacer. Abla (Lub­na Aza­bal), es una viu­da que tra­ba­ja incan­sa­ble­men­te en su modes­ta pas­te­le­ría y es madre de War­da (Douae Belkhaou­da), una inte­li­gen­te niña de 8 años, Cuan­do la pana­de­ra, que atra­vie­sa una retraí­da exis­ten­cia, cono­ce a Samia, se con­mi­se­ra de ella ofre­cién­do­le su hogar en for­ma tem­po­ra­ria; sin embar­go la con­vi­ven­cia se pro­lon­ga­rá de mane­ra inde­fi­ni­da y en ese deve­nir ambas encon­tra­rán un mutuo apoyo.
Aun­que el tema cen­tral no resul­ta nove­do­so, la direc­to­ra lo enca­ra con deli­ca­de­za demos­tran­do un espe­cial afec­to a sus dos pro­ta­go­nis­tas; al hacer­lo no elu­de algu­nos de los pro­ble­mas que gra­vi­tan en Marrue­cos: así, una mujer que tie­ne un hijo fue­ra del víncu­lo con­yu­gal es abier­ta­men­te recha­za­da por el medio social que la rodea; pero la situa­ción no es más con­for­ta­ble para quien como Abla, al haber enviu­da­do que­da social­men­te des­con­si­de­ra­da y con­de­na­da a una vida solitaria.
En esen­cia, a tra­vés de una narra­ción flui­da y con­ci­sa y con las remar­ca­bles inter­pre­ta­cio­nes de Erra­di y Aza­bal, la novel direc­to­ra logra un film femi­nis­ta y humano que lejos de ser com­pla­cien­te per­mi­te que su rela­to des­em­bo­que en un final abier­to con­vin­cen­te­men­te realista.

Una Prin­ce­sa Glacial

TURAN­DOT

Comen­zan­do una nue­va tem­po­ra­da de trans­mi­sio­nes efec­tua­das direc­ta­men­te des­de el Metro­po­li­tan Ope­ra (MET) de Nue­va York en alta defi­ni­cón a más de 2000 salas del mun­do se podrá apre­ciar Turan­dot, la emble­má­ti­ca ópe­ra de Puccini.

(Foto: MET)

Ésta ha sido la últi­ma obra del com­po­si­tor ita­liano que no pudo ser con­cluida debi­do a su muer­te acae­cida en 1924; afor­tu­na­da­mente pudo ser com­ple­tada por el joven com­po­si­tor Fran­co Alfano. Su pri­mera eje­cu­ción tuvo lugar en la Sca­la de Milán en Abril de 1926 bajo la direc­ción del genial maes­tro Artu­ro Toscanini.

Con un libre­to de Giu­seppe Ada­mi y Rena­to Simo­ni ins­pi­rado en los cuen­tos de Las mil y una noches su acción se desa­rro­lla en la Chi­na de una épo­ca legen­da­ria. La his­to­ria pre­senta al prín­cipe Calaf quien se ena­mo­ra de la fría prin­cesa Turan­dot. Ella sólo acep­tará casar­se con quien pue­da resol­ver tres acer­ti­jos; cual­quier res­puesta equi­vo­cada pro­vo­cará la deca­pi­ta­ción del cor­te­jante. Aun­que Calaf, cuya ver­da­dera iden­ti­dad es igno­rada por la prin­cesa, logra exi­to­sa­mente pasar la prue­ba, ella rehú­sa casar­se con él. Con­se­cuen­te­men­te, Calaf al obser­var su resis­ten­cia le ofre­ce una sali­da ele­gante median­te un nue­vo acer­ti­jo: si Turan­dot es capaz de saber su nom­bre antes del ama­ne­cer del pró­ximo día, él acep­tará ser ejecutado.

Fusio­nando ade­cua­da­mente la come­dia con la tra­ge­dia, esta espec­ta­cu­lar ópe­ra de 3 actos cuen­ta con una nota­ble orques­ta­ción e impre­sio­nan­tes coros, ade­más de her­mo­sas melo­días y arias de gran liris­mo y sen­ti­miento don­de Nes­sun dor­ma -can­ta­da en el ter­cer acto por Calaf‑, es sin duda la más cele­brada por el público.

Yusif Eyva­zov y Chris­ti­ne Goer­ke. (Foto: MET)

La mag­ni­fi­cen­te pro­duc­ción per­te­ne­ce al mul­ti­fa­cé­ti­co e inol­vi­da­ble direc­tor ita­liano Fran­co Zef­fi­re­lli des­apa­re­ci­do hace dos meses. Los roles pro­ta­gó­ni­cos de Turan­dot y Calaf son asu­mi­dos por la soprano ame­ri­ca­na Chris­ti­ne Goer­ke y el tenor arge­lino Yusif Eyva­zov. La soprano ita­lia­na Eleo­no­ra Burat­to encar­na a Liù, la fiel y abne­ga­da escla­va de Calaf y el bajo barí­tono esta­dou­ni­den­se James Morris ani­ma al vie­jo y frá­gil Timur, padre de Calaf..

El pres­ti­gio­so direc­tor musi­cal del MET Yan­nick Nézet-Séguin tie­ne a su car­go la direc­ción de la orques­ta. En otros rubros, la coreo­gra­fía es de Chiang Ching, la ilu­mi­na­ción es de Gil Wechs­ler en tan­to que Anna Anni y Dada Sali­ge­ri dise­ña­ron el vestuario.

La ópe­ra será can­ta­da en vivo en su idio­ma ori­gi­nal ita­liano con sub­tí­tu­los en inglés el 12 de Octu­bre de 2019 y será retrans­mi­ti­da los días 2, 4, 6 y 10 de noviem­bre de 2019 en nume­ro­sas salas de Cana­dá per­te­ne­cien­tes a la cade­na exhi­bi­do­ra Cine­plex