Valio­so Espec­tácu­lo Musical

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

THE TIMES THEY ARE A CHAN­GIN.  A Con­cert Cele­bra­tion – Intér­pre­tes: Loui­se Pitre y W. Joseph Mathe­son —  Direc­ción: Avery Sal­tz­man –- Inte­gran­tes del Con­jun­to Musi­cal: Nick Bur­guess, Simon Legault, Jason Field, Evan Ste­wart y Peter Colan­to­nio –  Orques­ta­dor y Super­vi­sor Musi­cal: Mark Cami­lle­ri — Direc­tor Musi­cal en Mon­treal: Nick Bur­guess — Esce­no­gra­fía: Sabri­na Miller — Ves­tua­rio: Loui­se Bou­rret – Ilu­mi­na­ción: Emily Sous­sa­na – Dise­ño de Pro­yec­ción: Dan Bow­man — Dura­ción: 1h30 sin entre­ac­to- Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 22 de Mar­zo de 2020 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

En una afor­tu­na­da cola­bo­ra­ción del Segal Cen­tre con la Com­pa­ñía Harold Green Jewish Thea­tre de Toron­to diri­gi­da por Avery Sal­tz­man y David Eis­ner, Mon­treal asis­te a un espec­tácu­lo ori­gi­nal e inge­nio­so que lle­va como títu­lo una de las can­cio­nes que com­pu­so en 1964 el gran com­po­si­tor fol­kló­ri­co Bob Dylan.

Loui­se Pitre (Foto: Andrée Lanthier)

La pie­za-con­cier­to está con­for­ma­da por un esti­mu­lan­te ciclo de can­cio­nes y fue crea­da en 2017 por Loui­se Pitre y W. Joseph Mathe­son para la Com­pa­ñía de Toron­to don­de en esa ciu­dad obtu­vo un rotun­do suce­so. Tan­to Mathe­son como su espo­sa Loui­se deci­die­ron refle­jar la crea­ti­vi­dad de com­po­si­to­res judíos que en la déca­da del 60 logra­ron infun­dir genui­na emo­ción con sus can­cio­nes. Den­tro del vas­to reper­to­rio que exis­tió en ese enton­ces des­pués de un arduo tra­ba­jo han logra­do selec­cio­nar 24 can­cio­nes com­pues­tas por Dylan, Leo­nard Cohen, Woody Guth­rie, Caro­le King, Randy New­man, Janis Ian, el dúo de Paul Simon y Art Gar­fun­kel, Phil Ochs y Lau­ra Nyro, entre otros.

¿Por qué ubi­car el con­tex­to de las can­ciio­nes en los años 60? Por­que ha sido una épo­ca que de algún modo revo­lu­cio­nó las cos­tum­bres impe­ran­tes en la cul­tu­ra ame­ri­ca­na has­ta ese enton­ces. Ése ha sido un perío­do en que el idea­lis­mo fer­vien­te de los jóve­nes pron­ta­men­te deven­dría en una pro­fun­da des­ilu­sión que engen­dró en los artis­tas la nece­si­dad de vol­car su frus­tra­ción y rabia con­te­ni­da en la letra de sus canciones.

Joseph Mathe­son (Foto: Andrée Lanthier)

El espec­ta­dor no asis­te a un tra­di­cio­nal espec­tácu­lo del géne­ro, sino que en este caso las melo­días no están diso­cia­das de la rique­za con­te­ni­da en sus letras. De este modo, estos jóve­nes poe­tas con­ci­bie­ron ver­da­de­ros him­nos de rebe­lión fren­te a los dra­má­ti­cos acon­te­ci­mien­tos que tuvie­ron lugar en esos años. Gra­cias a los clips e imá­ge­nes pro­yec­ta­dos al com­pás de las can­cio­nes se van refle­jan­do en pan­ta­lla en rápi­dos bro­cha­zos los ase­si­na­tos de John Ken­nedy, de su her­mano Robert y el de Mar­tin Luther King, la trá­gi­ca gue­rra de Viet­nam, como así tam­bién aspec­tos vin­cu­la­dos con los comien­zos de la libe­ra­ción de la mujer para encon­trar un lugar en el mun­do sin depen­den­cia alguna.

Si The Times They Are A Chan­gin’ alcan­za un ópti­mo nivel de cali­dad eso es debi­do a la acer­ta­da direc­ción de Avery Sal­tz­man y fun­da­men­tal­men­te a la actua­ción de sus dos voca­lis­tas crea­do­res. Loui­se Pitre es una figu­ra bien cono­ci­da en Mon­treal don­de el públi­co tuvo la opor­tu­ni­dad de juz­gar­la en la inol­vi­da­ble carac­te­ri­za­ción rea­li­za­da de Edith Piaf en The Angel and the Spa­rrow en la tem­po­ra­da ante­rior del Segal Cen­tre; ella infun­de colo­ri­do, sen­ti­mien­to y enor­me pasión en sus can­cio­nes modu­lan­do su voz en fun­ción de la letra escri­ta. W. Joseph Mathe­son brin­da su encum­bra­da voz varo­nil al ser­vi­cio de las melo­días que ento­na así como su expre­si­va ges­tua­li­dad. Más allá del víncu­lo con­yu­gal de estos dos estu­pen­dos intér­pre­tes, exis­te una remar­ca­ble com­pli­ci­dad entre ambos al brin­dar una ele­gan­te sin­cro­ni­za­ción en los temas que les toca can­tar a dúo. La ban­da musi­cal lide­ra­da por el pia­nis­ta Nick Bur­gess acom­pa­ña a la dis­tin­gui­da pare­ja per­mi­tien­do que la audien­cia se con­ta­gie de las melo­días y resul­te gra­ti­fi­ca­da en los 90 minu­tos de espec­tácu­lo que, debi­do a la rela­ti­vi­dad del tiem­po, trans­cu­rren mucho más rápi­do que lo deseado.

W. Joseph Mathe­son y Loui­se Pitre. (Foto: Andrée Lanthier)

Este con­cier­to des­ti­lan­do un sabor nos­tál­gi­co para quie­nes han vivi­do esos años va mucho más allá. Cuan­do a tra­vés de las can­cio­nes de pro­tes­ta se des­ta­can algu­nos tópi­cos mal­sa­nos vin­cu­la­dos con la polí­ti­ca, la ambi­ción por el poder, las gue­rras con el sal­do de víc­ti­mas ino­cen­tes ade­más de los gra­ves pro­ble­mas de des­pla­za­mien­tos pro­du­ci­dos en los sobre­vi­vien­tes, uno com­prue­ba que lamen­ta­ble­men­te nada ha cam­bia­do hoy día. Con todo, el espec­tácu­lo deja abier­ta la puer­ta al opti­mis­mo con algu­nos de sus núme­ros, en espe­cial el reso­nan­te Tze­na, Tze­na, Tze­na de Issa­char Miron así como el vibran­te final con Fore­ver Young de Bob Dylan.

Para con­cluir esta nota cabe des­ta­car una vez más a Lisa Rubin, la exce­len­te direc­to­ra eje­cu­ti­va del Segal Cen­tre, quien en su pro­gra­ma­ción anual ofre­ce pro­duc­cio­nes que sus­ci­tan el entu­sias­mo del públi­co, como lo es esta esplen­do­ro­sa “cele­bra­ción de concierto” .

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