5 Her­ma­nos de Sangre

DA 5 BLOODS. Esta­dos Uni­dos, 2020. Un film de Spi­ke Lee. Dis­po­ni­ble en Netflix

No hay duda que el nota­ble rea­li­za­dor Spi­ke Lee es quien con más fer­vor y apa­sio­na­mien­to ha con­si­de­ra­do en su fil­mo­gra­fía la temá­ti­ca del racis­mo; por lo tan­to, pro­si­guien­do con su com­pro­mi­so social y polí­ti­co, una vez más lo vuel­ve a tra­tar en Da 5 Bloods. Este remar­ca­ble dra­ma cons­ti­tu­ye un toque de aler­ta a uno de los gran­des males que afec­ta a la socie­dad, sobre todo tenien­do en cuen­ta el recien­te mons­truo­so epi­so­dio don­de un infa­me poli­cía blan­co con el peso de su pie asfi­xia sin pie­dad algu­na a un inde­fen­so ciu­da­dano negro.

Como pró­lo­go del film, median­te un efi­cien­te mon­ta­je Lee intro­du­ce una suer­te de noti­cia­rio don­de se pasa revis­ta a varios de los epi­so­dios de los años 60 y 70 que tuvie­ron lugar en su país, inclu­yen­do entre otros una céle­bre alo­cu­ción de Muham­mad Ali don­de no acep­ta ser reclu­ta­do para com­ba­tir en Viet­nam, el movi­mien­to civil de Black Pan­ters, el des­cen­so del hom­bre a la luna, la actua­ción de la mili­tan­te de los dere­chos civi­les Ange­la Davis y obvia­men­te la gue­rra de Vietnam.

Del­roy Lin­do y Jonathan Majors

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Kein Will­mott, Danny Bil­son y Paul DeMeo está estruc­tu­ra­do en el pre­sen­te ‑uti­li­zan­do el for­ma­to de pan­ta­lla pano­rá­mi­ca- y el pasa­do ‑emplean­do uno casi cua­dra­do y más angos­to-. En su comien­zo se asis­te en el aero­puer­to de Hȏ Chi Minh (Sai­gón) al reen­cuen­tro de cua­tro vete­ra­nos de gue­rra afro­ame­ri­ca­nos, des­pués de varias déca­das de haber actua­do en los fren­tes de bata­lla como sol­da­dos de una uni­dad de infan­te­ría luchan­do con­tra el Viet­cong en las sel­vas de Viet­nam. Es así que Paul (Del­roy Lin­do), Otis (Clar­ke Peters), Eddie (Norm Lewis) y Mel­vin (Isiah Whitlock Jr.) no pue­den ocul­tar su inmen­sa ale­gría de ver­se nue­va­men­te reu­ni­dos como ver­da­de­ros her­ma­nos de sangre.

El pro­pó­si­to que los con­vo­ca es el de ubi­car el cadá­ver de Nor­man (Chad­wick Bose­man) ‑apo­da­do Stor­min’ Norm‑, el mesiá­ni­co líder espi­ri­tual del gru­po muer­to en el com­ba­te, para repa­triar­lo a Esta­dos Uni­dos. Pero al mis­mo tiem­po la inten­ción de estos sexa­ge­na­rios es tra­tar de reco­brar un cofre con­te­nien­do barras de oro que duran­te la gue­rra habían des­cu­bier­to entre los resi­duos de un avión estre­lla­do y que deci­die­ron sepul­tar­lo cer­ca del lugar don­de fue ente­rra­do Norm. En ese queha­cer el gru­po es acom­pa­ña­do por David (Jonathan Majors), el joven hijo de Paul, que man­tie­ne una difi­cul­to­sa rela­ción con su padre pero que en cam­bio logra empa­ti­zar con Otis quien le alec­cio­na sobre los epi­so­dios vivi­dos duran­te el con­flic­to bélico.

Isiah Whitlock Jr., Norm Lewis, Clar­ke Peters, Del­roy Lin­do and Jonathan Majors

En un prin­ci­pio nada pare­ce ensom­bre­cer el pro­pó­si­to de estos via­je­ros don­de pasean­do con el guía local Vinh (Johnny Trí Nguyễn) que­dan asom­bra­dos de ver a la ex Sai­gón como una ciu­dad moder­na y ani­ma­da don­de no fal­tan los McDo­nald y otros luga­res típi­cos de comi­da lige­ra que pro­li­fe­ran en el mun­do occidental.

En el emo­ti­vo reen­cuen­tro de Otis con Tien (Lê Y Lan), una pros­ti­tu­ta duran­te la gue­rra y que en ese enton­ces había sido su aman­te, ella le pro­por­cio­na el con­tac­to de un oscu­ro hom­bre de nego­cios fran­cés (Jean Reno) quien ofre­ce­rá ayu­da al con­tin­gen­te para ubi­car el lugar don­de se encuen­tra ocul­to el tesoro.

La pelí­cu­la adquie­re las carac­te­rís­ti­cas de un rela­to de acción a par­tir del momen­to en que los ex sol­da­dos comien­zan a avan­zar en la jun­gla para lograr los dos obje­ti­vos pro­pues­tos. Tras ubi­car los res­tos de Nor­man, don­de en silen­cio los cua­tro ami­gos le rin­den un emo­ti­vo home­na­je, la siguien­te tarea es loca­li­zar el teso­ro escon­di­do. Al apa­re­cer los pri­me­ros lin­go­tes de oro el espí­ri­tu de con­fra­ter­ni­dad has­ta ese enton­ces exis­ten­te se va fra­gi­li­zan­do al sur­gir opi­nio­nes dis­pa­res sobre la mane­ra en que debe redis­tri­buir­se la millo­na­ria for­tu­na halla­da. Los pro­ble­mas del gru­po se com­pli­can con la exis­ten­cia de cam­pos aún mina­dos que deben atra­ve­sar como así tam­bién por el des­agra­da­ble encuen­tro con legio­na­rios mer­ce­na­rios viet­na­mi­tas arma­dos que tam­bién pre­ten­den pose­sio­nar­se del oro; de este modo el esce­na­rio está pre­pa­ra­do para que el infierno del pasa­do resur­ja brutalmente.

El film es ambi­cio­so y qui­zás dema­sia­do para su pro­pio bien; eso vie­ne al caso por­que Lee intro­du­ce varios tópi­cos que podrían ser ana­li­za­dos sepa­ra­da­men­te. A pesar de tra­tar­se de un rela­to coral, el per­so­na­je de Paul es el que mayor rele­van­cia adquie­re don­de se refle­ja cómo las heri­das emo­cio­na­les de la gue­rra aún no han logra­do cica­tri­zar; su casi irra­cio­nal vene­ra­ción al des­apa­re­ci­do Norm y sus fre­cuen­tes pesa­di­llas lle­gan a des­es­ta­bi­li­zar­lo men­tal­men­te; ade­más, sus fuer­tes arre­ba­tos de vio­len­cia se tra­du­cen en un mar­ca­do des­pre­cio hacia su hijo por razo­nes que des­pués se lle­gan a expli­car; curio­sa­men­te, este indi­vi­duo tan sufri­do es un admi­ra­dor de Trump por­tan­do con­si­go la clá­si­ca boi­na roja con la ins­crip­ción de “hacer una Amé­ri­ca gran­de”. De los otros per­so­na­jes el más des­ta­ca­ble y humano es el de Otis; una con­mo­ve­do­ra esce­na acon­te­ce cuan­do él cono­ce y abra­za a Michon (Sandy Hương Phạm), la joven hija de Tien. Una pelí­cu­la dife­ren­te mere­ce­ría la bús­que­da y encuen­tro del teso­ro don­de se mues­tra cómo la codi­cia pue­de lle­gar a ensom­bre­cer una amis­tad. Final­men­te otro capí­tu­lo vin­cu­la­do que podría ser ana­li­za­do inde­pen­dien­te­men­te es el de Hedy (Méla­nie Thierry), una joven fran­ce­sa que dejan­do de lado a su fami­lia que se enri­que­ció duran­te el perío­do de colo­ni­za­ción de Fran­cia en Indo­chi­na, deci­de vol­car sus esfuer­zos en una orga­ni­za­ción sin fines de lucro dedi­ca­da a des­ac­ti­var los terre­nos minados.

Lo más impor­tan­te del impre­sio­nan­te rela­to es su tras­fon­do polí­ti­co don­de el direc­tor demues­tra a tra­vés de flash­backs el sufri­mien­to de los afro­ame­ri­ca­nos a tra­vés de todos los tiem­pos; en lo con­cer­nien­te a Viet­nam, median­te de una emi­sión radial se lle­ga a saber que si bien los negros repre­sen­ta­ban en ese enton­ces el 11 % de la pobla­ción ame­ri­ca­na, sin embar­go el 32% de sus sol­da­dos fue­ron con­vo­ca­dos para luchar en una de las gue­rras más racis­tas de la historia.

De impe­ca­ble rea­li­za­ción y exce­len­te inter­pre­ta­ción de con­jun­to, Lee ofre­ce un docu­men­to impac­tan­te cuyo men­sa­je que­da sin­te­ti­za­do en la esce­na final. En la mis­ma, a tra­vés de un mate­rial de archi­vo se asis­te al dis­cur­so pro­nun­cia­do por Mar­tin Luther King el 4 de abril de 1967 don­de seña­la: “Amé­ri­ca nun­ca será libre has­ta que los des­cen­dien­tes de escla­vos pue­dan libe­rar­se com­ple­ta­men­te de las cade­nas que aún lle­van” Exac­ta­men­te un año des­pués de esa fecha, el gran pas­tor esta­dou­ni­den­se y ardien­te crí­ti­co de la gue­rra de Viet­nam fue ase­si­na­do en Memphis, Ten­nes­see. Sus pala­bras siguen tenien­do ple­na vigen­cia. Jor­ge Gutman