Una Agri­dul­ce Comedia

THE LAST SHIFT. Esta­dos Uni­dos, 2020. Un film escri­to y diri­gi­do por Andrew Cohn. 91 minutos.

En su pri­mer lar­go­me­tra­je de fic­ción el docu­men­ta­lis­ta Andrew Cohn demues­tra poseer la sufi­cien­te sen­si­bi­li­dad para cap­tar las vici­si­tu­des atra­ve­sa­das por gen­te que vive en el cora­zón de la Amé­ri­ca pro­fun­da sin gran posi­bi­li­dad de modi­fi­car su destino.

Sha­ne Paul McGhie y Richard Jenkins

Uno de los per­so­na­jes del rela­to es Stan­ley (Richard Jen­kins) que resi­de en Albion, Michi­gan, habien­do deci­di­do jubi­lar­se des­pués de 38 años de tra­ba­jo como emplea­do en el turno noc­turno de un res­tau­ran­te de comi­da lige­ra; su pro­pó­si­to es tras­la­dar­se a Flo­ri­da don­de su enfer­ma madre vive en un hogar de reti­ro para ancia­nos. El otro pro­ta­go­nis­ta de la his­to­ria es Jevon (Sha­ne Paul McGhie), un joven afro­ame­ri­cano que habien­do esta­do en pri­sión por haber come­ti­do un acto de van­da­lis­mo a un monu­men­to públi­co, se encuen­tra en liber­tad con­di­cio­nal; tenien­do la obli­ga­ción de encon­trar un empleo para no tener que com­ple­tar los res­tan­tes 10 meses fal­tan­tes de su sen­ten­cia él logra ser reclu­ta­do por la geren­te del esta­ble­ci­mien­to (Da’­Vi­ne Joy Ran­dolph) don­de Stan­ley trabaja.

Lo más impor­tan­te del rela­to resi­de en la rela­ción que se gene­ra duran­te el perío­do de entre­na­mien­to en el que Stan­ley le ense­ña al novel emplea­do las gajes del ofi­cio. Opues­tos en per­so­na­li­dad, así como en dife­ren­cia de edad y color de piel, esa tem­po­ra­ria con­vi­ven­cia per­mi­ti­rá que gra­dual­men­te sur­ja entre ambos un mutuo res­pe­to y apre­cio. En el inter­cam­bio que se pro­du­ce, Jevon remar­ca a su entre­na­dor que a pesar del pri­vi­le­gio de ser blan­co, él no lo supo apro­ve­char: así, des­pués de tan­tos años dedi­ca­do con empe­ño y esme­ro a cum­plir su labor, goza de un bajo sala­rio hora­rio debi­do a la indi­fe­ren­cia de sus emplea­do­res. A su vez, Jevon com­pren­de que tam­po­co el medio en que con­vi­ve le per­mi­ti­rá un mejor hori­zon­te como padre de un peque­ño hijo y con su pare­ja (Bir­gun­di Baker) dis­pues­ta a dejar la ciu­dad para estu­diar en la universidad.

Dan­do su voz a los anó­ni­mos seres de una Amé­ri­ca deja­da de lado, a tra­vés de estos dos per­so­na­jes, el rea­li­za­dor con mucha suti­le­za y sin com­pla­cen­cia algu­na ilus­tra la dife­ren­cia racial así como la situa­ción eco­nó­mi­ca rei­nan­te que no alien­ta un por­ve­nir aven­tu­ra­do para quie­nes se encuen­tran en los estra­tos infe­rio­res de la sociedad.

Con una impe­ca­ble narra­ti­va, Cohn evi­ta que la natu­ra­le­za del tema des­bor­de en melo­dra­ma sazo­nan­do a su rela­to con algu­nas esce­nas de un efi­caz humor absur­do. Dan­do vida al con­te­ni­do de esta his­to­ria, el direc­tor ha con­ta­do con sober­bias actua­cio­nes del duo pro­ta­gó­ni­co. Jen­kins, quien ha dado sufi­cien­tes mues­tras en el pasa­do de ser un con­sa­gra­do intér­pre­te, amplia­men­te con­ven­ce como el indi­vi­duo que siem­pre se ha com­por­ta­do correc­ta­men­te aun­que sin tener en cuen­ta la reali­dad cir­cun­dan­te; por su par­te, el joven McGhie estu­pen­da­men­te trans­mi­te la ener­gía, entu­sias­mo y opti­mis­mo de su per­so­na­je al estar per­sua­di­do de que debe cam­biar de rum­bo para supe­rar­se a sí mis­mo. En resu­men, The Last Shift se des­ta­ca como una enno­ble­ce­do­ra agri­dul­ce come­dia que ame­ri­ta su apre­cia­ción. Jor­ge Gutman