Reme­mo­ran­do Una Masacre

DEAR COM­RA­DES / CHERS CAMA­RA­DES. Rusia, 2020. Un film de Andrei Kon­cha­lovsky 122 minutos.

El octo­ge­na­rio rea­li­za­dor ruso Andrei Kon­cha­lovsky retor­na al cine reme­mo­ran­do una tra­ge­dia acon­te­ci­da en su país natal a tra­vés de un rela­to de fic­ción cen­tra­li­za­do en una fer­vo­ro­sa mujer comu­nis­ta. Por sus sóli­dos valo­res esta pelí­cu­la fue recom­pen­sa­da con el pre­mio al mejor direc­tor en oca­sión de su pre­sen­ta­ción en el fes­ti­val de Vene­cia de 2020.

Julia Vysots­ka­ya

El guón del cineas­ta coes­cri­to con Ele­na Kise­le­va ubi­ca la acción en 1962 en la ciu­dad de Novo­cher­kassk, situa­da al sur de Rusia y pró­xi­ma a la fron­te­ra con Ucra­nia. En la pri­me­ra esce­na se ve a Lyu­da (Julia Vysots­ka­ya), una mujer viu­da de cua­ren­ta años que es mili­tan­te del Par­ti­do Comu­nis­ta. Des­pués de una rela­ción ínti­ma con Logi­nov (Vla­dis­lav Koma­rov), jefe local del movi­mien­to, con él comen­ta sobre la inquie­tud de la pobla­ción debi­do al drás­ti­co aumen­to de los pre­cios de la ali­men­ta­ción y su racio­na­mien­to; sin embar­go, ambos des­es­ti­man el hecho pre­vien­do que el pro­ble­ma ten­drá solu­ción. Más aún, para quie­nes tie­nen bue­nos con­tac­tos como en el caso de Lyu­da, no exis­ten impe­di­men­tos para obte­ner del mer­ca­do negro los artícu­los nece­sa­rios para satis­fa­cer las nece­si­da­des básicas.

Al regre­sar a su hogar que com­par­te con su hija ado­les­cen­te Sve­ta (Julia Buro­va) y su sep­tua­ge­na­rio padre (Ser­gei Erlish), sur­gen momen­tos de ten­sión fren­te a la dis­cre­pan­cia que exis­te entre ella y los suyos. Lyu­da, como apa­sio­na­da par­ti­da­ria del régi­men, cree que el gobierno libe­ral de Niki­ta Krus­chev no uti­li­za la mano fir­me para sofo­car cual­quier pro­tes­ta como solía hacer­lo el des­apa­re­ci­do Josef Sta­lin a quien ella vene­ra. Sve­ta dis­cre­pa abier­ta­men­te con su madre sos­te­nien­do que el des­apa­re­ci­do líder había sido un cruel ase­sino, en tan­to que el padre de Lyu­da, que ha sido un anti­guo cosa­co, no se olvi­da de los abu­sos come­ti­dos por los bol­che­vi­ques y por lo tan­to no son obje­to de su simpatía.

El dis­pa­ra­dor del rela­to se pro­du­ce cuan­do el 1 de junio los tra­ba­ja­do­res de una de las fábri­cas de loco­mo­to­ras más impor­tan­tes ubi­ca­das en la ciu­dad de Novo­cher­kassk se decla­ran en huel­ga al estar des­con­ten­tos por los bajos sala­rios, ser exi­gi­dos de aumen­tar las cuo­tas de pro­duc­ción, la cares­tía de los pro­duc­tos bási­cos y las res­tric­cio­nes para su adqui­si­ción. Cuan­do al siguien­te día miles de obre­ros de la región se unen a la pro­tes­ta en una impo­nen­te mani­fes­ta­ción fren­te a la alcal­día, la mis­ma es bru­tal­men­te sofo­ca­da por los sol­da­dos del ejér­ci­to rojo y los fran­co­ti­ra­do­res de la KGB, gene­ran­do lo que his­tó­ri­ca­men­te es cono­ci­do como la “Masa­cre de Novo­cher­kassk”. Como mues­tra de la igno­mi­nia del régi­men, los miem­bros del par­ti­do están obli­ga­dos a fir­mar una car­ta de con­fi­den­cia­li­dad en don­de nadie pue­de tes­ti­mo­niar sobre lo acon­te­ci­do. Para Lyu­da la situa­ción se agra­va cuan­do su hija no apa­re­ce en el hogar, habien­do sabi­do que ella podría haber­se encon­tra­do entre los manifestantes.

Median­te una inme­jo­ra­ble pues­ta escé­ni­ca el vete­rano cineas­ta obtie­ne un remar­ca­ble dra­ma lúgu­bre expo­nien­do las con­tra­dic­cio­nes exis­ten­tes del comu­nis­mo. Con una exce­len­te foto­gra­fía en blan­co y negro de Andrei Nai­de­nov que per­mi­te al espec­ta­dor una mejor pro­xi­mi­dad a lo refle­ja­do en la pan­ta­lla, Andrei Kon­cha­lovsky se rodeó de un cali­fi­ca­do elen­co. En el rol pro­ta­gó­ni­co Vysots­ka­ya con bra­vu­ra com­po­ne la meta­mor­fo­sis de una mujer que faná­ti­ca del comu­nis­mo y con­ven­ci­da de que hay que apli­car una seve­ra repre­sión a los mani­fes­tan­tes, expe­ri­men­ta un pro­fun­do sen­ti­mien­to de cul­pa cuan­do la masa de tra­ba­ja­do­res es acri­bi­lla­da a bala­zos; uni­da a su pér­di­da de fe en el sis­te­ma, ella trans­mi­te con elo­cuen­cia el dolor de una madre que deses­pe­ra­da­men­te desea saber dón­de se halla su hija ausen­te. En roles de apo­yo se des­ta­can Andrei Gusev como un impor­tan­te ofi­cial de la KGB dis­pues­to a ayu­dar a Lyu­da en ubi­car el para­de­ro de Sve­ta, así como impre­sio­na favo­ra­ble­men­te Erlish como el anciano padre de Lyuda.

En suma, que­da como resul­ta­do un meri­to­rio docu­men­to en el que el gran cineas­ta echa una mira­da crí­ti­ca a la incom­pe­ten­cia, into­le­ran­cia y encu­bri­mien­to del san­grien­to epi­so­dio por par­te de un régi­men que teó­ri­ca­men­te esta­ba des­ti­na­do a defen­der los legí­ti­mos dere­chos de los pro­le­ta­rios. Con la reaper­tu­ra de las salas de cine, esta es la opor­tu­ni­dad para que el públi­co pue­da apre­ciar este nota­ble film en la gran pantalla.
Jor­ge Gutman