Amor Sin Barreras

WEST SIDE STORY. Esta­dos Uni­dos, 2021. Un film de Ste­ven Spielberg.154 minutos

Si aca­so podía exis­tir algún temor de que esta nue­va ver­sión cine­ma­to­grá­fi­ca de West Side Story pudie­se resul­tar infe­rior a la pelí­cu­la homó­ni­ma de Robert Wise y Jero­me Rob­bins de 1961 que obtu­vo 10 Oscar inclui­do al de mejor film, las dudas des­apa­re­cen por com­ple­to apre­cian­do el exce­len­te logro obte­ni­do por el emi­nen­te rea­li­za­dor Ste­ven Spielberg.

Apo­ya­do por la glo­rio­sa músi­ca de Leo­nard Berns­tein y la remar­ca­ble letra del gran com­po­si­tor Stephen Sondheim recien­te­men­te falle­ci­do, el direc­tor ha con­ta­do con la valio­sa cola­bo­ra­ción de Tony Kush­ner para ofre­cer un dra­ma de nota­ble enver­ga­du­ra; así, la pre­sen­te adap­ta­ción ‑siem­pre basa­da en la pie­za tea­tral ori­gi­nal de Arthur Lau­rents- adquie­re rele­van­cia por algu­nas acer­ta­das modi­fi­ca­cio­nes intro­du­ci­das, entre ellas el dar­le mayor car­na­du­ra a los per­so­na­jes latinos.

La his­to­ria ins­pi­ra­da en la román­ti­ca tra­ge­dia sha­kes­pe­ria­na de Romeo y Julie­ta, se desa­rro­lla en el Upper West Side de Manhat­tan de la déca­da del 50 que se ase­me­ja a un terreno de com­ba­te. En ese lugar con­vi­ven dos gru­pos juve­ni­les que son irre­con­ci­lia­bles enemi­gos: por un lado están los Jets, inte­gra­dos por mucha­chos des­cen­dien­tes de fami­lias blan­cas de Euro­pa; por el otro se encuen­tran los Sharks, con­for­ma­do por por­to­rri­que­ños quie­nes son dis­cri­mi­na­dos por sus con­trin­can­tes por no ser con­si­de­ra­dos ame­ri­ca­nos de pura cepa. Tenien­do eso en cuen­ta, Spiel­berg y Kush­ner deci­die­ron que con­si­de­ra­ble par­te del diá­lo­go man­te­ni­do por los Sharks se efec­túe en espa­ñol y que los inte­gran­tes de ambas ban­das calle­je­ras fue­sen carac­te­ri­za­dos por acto­res de la mis­ma edad bio­ló­gi­ca de sus per­so­na­jes; como con­se­cuen­cia, esta nue­va ver­sión gene­ra mayor autenticidad.

Ansel Elgort y Rachel Zegler

No es nece­sa­rio deta­llar el argu­men­to de esta nue­va adap­ta­ción don­de al igual que en la de 1961 Romeo es el Jet Tony (Ansel Elgort) y Julie­ta la por­to­rri­que­ña María (Rachel Zegler) cuyo her­mano Ber­nar­do (David Álva­rez) que lide­ra el gru­po de los Sharks, se opo­ne y prohí­be fir­me­men­te la rela­ción amo­ro­sa de ambos enamorados.

La glo­rio­sa músi­ca de Berns­tein es eje­cu­ta­da por la Orques­ta Filar­mó­ni­ca de Nue­va York diri­gi­da por el maes­tro Gus­ta­vo Duda­mel y cuen­ta con una coreo­gra­fía mara­vi­llo­sa de Jus­tin Peck basa­da en la ori­gi­nal de Jero­me Rob­bins, cuyo pri­mer ballet -The Dan­ce at the Gym, mez­cla de mam­bo y jazz- es sen­ci­lla­men­te deslumbrante.

Aria­na DeBose

Uno de los gran­des méri­tos de Spiel­berg es haber con­ta­do con un elen­co inte­gra­do por dúc­ti­les acto­res que sin dobla­je alguno ento­nan con brío las mara­vi­llo­sas can­cio­nes del com­po­si­tor ame­ri­cano. Así Zegler en su exi­to­so debut para el cine encan­ta en la inter­pre­ta­ción de I Feel Pretty; algo seme­jan­te acon­te­ce con Elgort en Somethin­g’s Coming, Maria y jun­to a Zegler ento­nan­do Tonight, no menos rele­van­te es la exce­len­te actua­ción de Aria­na DeBo­se, la aplau­di­da artis­ta de Broad­way, can­tan­do Ame­ri­ca que es sin duda el más espec­ta­cu­lar de los núme­ros musicales.

En esta adap­ta­ción Kush­ner deci­dió eli­mi­nar el per­so­na­je de Doc, el ame­ri­cano due­ño de una dro­gue­ría del barrio, para en cam­bio incor­po­rar el per­so­na­je de Valen­ti­na, su viu­da por­to­rri­que­ña inter­pre­ta­do por Rita Moreno; resul­ta emo­ti­vo vol­ver a con­tem­plar a esta actriz que habien­do dado vida a Ani­ta ‑la gran ami­ga de María- en la ver­sión de 1961 aho­ra con sus casi 90 años inte­gra nue­va­men­te el elen­co can­tan­do mara­vi­llo­sa­men­te el her­mo­so tema Somewhe­re. Entre las esce­nas tier­nas del rela­to se des­ta­ca la cáli­da rela­ción que Valen­ti­na man­tie­ne con su emplea­do Tony en la far­ma­cia que here­dó de su espo­so; habien­do sido el mucha­cho un delin­cuen­te juve­nil, aho­ra ella lo alec­cio­na para que pro­si­ga por el buen camino y se man­ten­ga apar­ta­do del odio que alien­ta a las dos ban­das rivales.

Spiel­berg ha sabi­do crear un ver­da­de­ro cli­ma de ten­sión en el con­ti­nuo enfren­ta­mien­to de las pato­tas anta­gó­ni­cas que se inten­si­fi­ca en los últi­mos minu­tos del rela­to cul­mi­nan­do en una esce­na dra­má­ti­ca­men­te conmovedora.

¿Valió la pena una nue­va adap­ta­ción seis déca­das des­pués de la pre­ce­den­te? Dada la maes­tría del míti­co rea­li­za­dor a tra­vés del tra­ta­mien­to brin­da­do, la res­pues­ta es un con­tun­den­te SI. Ilus­tran­do el pre­jui­cio, la ani­mo­si­dad racial y la into­le­ran­cia que sub­ya­cen en esta his­to­ria, no es arries­ga­do afir­mar que, aun­que en menor dimen­sión, esos males aún per­sis­ten en la Amé­ri­ca del siglo XXI.

En suma, la con­jun­ción de la inol­vi­da­ble músi­ca, impo­nen­tes dan­zas, esme­ra­da rea­li­za­ción, estu­pen­dos diá­lo­gos y las irre­pro­cha­bles actua­cio­nes de Zegler, Elgort, DeBo­se, Álva­rez, Moreno y el res­to del elen­co inclu­yen­do a Mike Faist, Brian d’Arcy James y Corey Stoll, con­du­cen a que ésta sea una de las mejo­res pelí­cu­las del año. La úni­ca obje­ción que mere­ce es la deci­sión de Spiel­berg de no haber que­ri­do sub­ti­tu­lar los diá­lo­gos en espa­ñol, pri­van­do dis­fru­tar de los mis­mos a la audien­cia que no domi­na la len­gua de Cer­van­tes. Jor­ge Gutman