FUNNY PAGES. Estados Unidos, 2022. Un film escrito y dirigido por Owen Kline. 86 minutos
Después de haber realizado tres cortos, Owen Kline ‑hijo del actor Kevin Kline- efectúa su debut como director y guionista en Funny Pages, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes de este año. El tema está centralizado en la subcultura de los comics en un relato incongruente donde resulta problemático empatizar con su principal personaje.
Robert (Daniel Zolghadri) es un adolescente de 17 años que con su aptitud de dibujante de comics aspira a ser un artista de ilustraciones gráficas. Al comenzar el relato, se lo ve frente a Katano (Stephen Adly Guirgis), su profesor de arte que le aconseja que desarrolle su creatividad abarcando dibujos más osados que los que suele realizar; para ello invita a Robert a que dibuje su cuerpo posándose frente a él completamente desnudo. Tras esta escena bizarra, Katano muere en un accidente automovilístico dejando al muchacho desolado.
Dispuesto a seguir las recomendaciones de su desaparecido profesor, Robert desoyendo a sus padres (Maria Dizzia, Josh Pais) abandona sus estudios secundarios y deja su confortable hogar de Princeton en New Jersey con la intención de dedicarse plenamente a desarrollar su talento. Después de mudarse a Trenton, alojándose en una deplorable pieza de un edificio venido a menos, logra un empleo en lo de una abogada (Marcia Debonis) y ahí conoce a Wallace (Matthew Maher), uno de sus clientes que había trabajado como colorista en la celebrada editorial Image Comics; intuyendo que él podrá ayudarlo a mejorar sus dotes de dibujante en la aplicación de los colores; a partir de allí Robert no se desprende de él forjándose entre los dos un frágil lazo de corto alcance.
Lo que sobreviene después carece de credibilidad en la medida que resulta difícil concebir que Robert idealice a un individuo posesivo y de cierta inestabilidad mental como lo es Wallace. A un desagradable suceso provocado por este individuo en una farmacia local, le sucede el comportamiento violento que adopta durante la visita que efectúa a la casa de los padres de Robert; por razones de discreción se evitará relatar lo que allí acontece y menos aún el descabellado desenlace de esta historia.
Aunque el relato de Kline se nutre de algunas situaciones jocosas, el gran problema reside en su enfoque absolutamente irrealista. Si bien el joven realizador tiene como propósito ilustrar el proceso de madurez de Robert a través de su vocación, el resultado es el opuesto en la medida que este adolescente se muestra completamente inmaduro al considerar al repulsio Wallace como su nuevo mentor artístico en reemplazo de su fallecido maestro; tampoco resulta clara la animosidad del joven hacia sus padres, al no evidenciarse motivo alguno que lo justifique.
Sin que llegue a deslumbrar, la realización de Kline supera ampliamente al guión concebido; en todo caso, la solidez de esta absurda comedia reside en su correcto elenco en el que se destacan Zolghadri y en especial Maher a pesar del desagradable personaje que le correspondió animar. Jorge Gutman