EO. Polonia-Italia, 2022. Un film de Jerzy Skolimowski. 87 minutos
Después de haber ofrecido notables trabajos durante varias décadas, el octogenario realizador Jerzi Skolimowski demuestra no haber perdido la energía, audacia e inteligencia que lo caracteriza brindando un remarcable film protagonizado por un burro llamado Eo.
La película se inspira en el excelente film Au Hazard Balthazar que Roberto Bresson realizó en 1966; no obstante la diferencia estriba en que allí la historia estaba más centrada en los humanos explotando al animal con un toque de suave melancolía; el film del cineasta polaco se centra fundamentalmente en el animal, además de ser más radical y estar imbuido por un sugestivo lenguaje audiovisual.
El guión del veterano director escrito con Ewa Piaskowska presenta en su comienzo a Eo trabajando en un circo de Polonia manejado por la joven Kasandra (Sandra Drzymalska) donde queda evidenciado el afectuoso vínculo que los une; sin embargo el orden normal se altera cuando las manifestaciones de militantes ecologistas logran que el circo no se valga de animales. De allí en más, comienza el largo peregrinaje del animal atravesando aventuras y desventuras en la medida que va cambiando de mano.
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Al principio se ve coronado con un collar de zanahorias por parte de ciertos funcionarios para, posteriormente recalar en una granja de caballos; entre otros episodios se lo ve involucrado en un partido de fútbol que con su intervención permite que el equipo local gane aunque eso le redundará consecuencias negativas al ser atacado por el equipo opuesto; otro segmento incluye el encuentro de Eo con un camionero (Mateusz Kosciukiewicz) conduciendo una remesa de equinos.
Al promediar el relato, el asno se vincula con un joven cura (Lorenzo Zuzolo) que es el hijastro de una condesa Italiana (Isabelle Huppert), lo que origina un episodio extemporáneo que pareciera pertenecer a otro film, aunque no llega a empañar su contenido global.
En ese recorrido que efectúa el animal, que bien podría asemejarse al de un humano buscando un lugar en el mundo, va comprobando el exagerado comportamiento de los humanos; es allí que traduce su sentimiento de pena por la explotación de que es objeto al atravesar situaciones crueles y violentas en un azaroso mundo de incierto futuro.
En líneas generales Skolimowski expresa magníficamente el pensamiento del asno que aunque generalmente se lo asocia como un animalito terco y obstinado, también es capaz de demostrar ternura y cariño cuando es bien tratado y por ello sufre por estar separado de Kasandra.
En lo que concierne al elenco, lo más destacable es el trabajo de Eo transmitiendo la emoción de su personaje; no obstante es importante aclarar que para ello el realizador se valió de seis burros actores (Hola,Tako, Marietta, Ettore, Rocco y Mela) que al estar muy bien ensamblados resulta difícil imaginar que así haya sido. Sobriamente dirigido, Skolimowski contó con la valiosa colaboración del fotógrafo Michal Dymek y la acertada música de Pawel Mykietyn.
En suma, no obstante su triste historia, el film destila una mágica poesía capaz de sensibilizar al cinéfilo exigente. Por sus innegables méritos, Eo obtuvo, en situación de empate, el Premio del Jurado en el Festival de Cannes de este año. Jorge Gutman