Fas­ci­nan­te Documental

A COM­PAS­SIO­NA­TE SPY. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña, 2022. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do de Ste­ve James. 102 minutos

Pre­sen­ta­do en el Fes­ti­val de Vene­cia de 2022, este valio­so docu­men­tal abor­da al cien­tí­fi­co ame­ri­cano Theo­do­re (Ted) Alvin Hall quien ha pro­vis­to de valio­sa infor­ma­ción a Rusia duran­te la Segun­da Guerra.

Theo­do­re Alvin Hall en A COM­PAS­SIO­NA­TE SPY

Aun­que dife­ren­te del impor­tan­te film de fic­ción Oppenhei­mer que actual­men­te aca­pa­ra la aten­ción del públi­co, ambos tie­nen en común en que los dos físi­cos par­ti­ci­pa­ron en la ela­bo­ra­ción de la bom­ba ató­mi­ca de Esta­dos Uni­dos. En todo caso, lo que con­vie­ne resal­tar en A Com­pas­sio­na­te Spy es que el docu­men­ta­lis­ta Ste­ve James ha rea­li­za­do un exce­len­te tra­ba­jo gra­cias a la hábil narra­ción y al flui­do rit­mo impre­so en la que ha pro­por­cio­na­do algu­nos aspec­tos no muy difun­di­dos que mere­cen ser teni­dos en consideración.

A tra­vés del repor­ta­je que James rea­li­za en 2019 a Joan Hall de 90 años de edad, la his­to­ria retro­ce­de a 1998 don­de ella se encuen­tra al lado de su anciano mari­do Ted Hall. Así se sabe que en 1944 el enton­ces remar­ca­ble estu­dian­te de Har­vard de 18 años es el más joven físi­co reclu­ta­do para cola­bo­rar con Robert Oppenhei­mer y su equi­po en el Pro­yec­to Manhat­tan para la crea­ción de la pri­me­ra bom­ba ató­mi­ca. Con­ven­ci­do de que el mono­po­lio esta­dou­ni­den­se de esta pode­ro­sa arma pue­de con­du­cir a una catás­tro­fe nuclear, Ted con la cola­bo­ra­ción de Savi­lle “Savy” Sax, su gran ami­go de Har­vard, sigi­lo­sa­men­te sumi­nis­tra a espías de la Unión Sovié­ti­ca deta­lles sobre la cons­truc­ción de la bomba.

Cuan­do des­pués de la gue­rra cono­ce en la Uni­ver­si­dad de Chica­go a Joan, con quien con­trae enla­ce en 1947, Ted le hace saber acer­ca de la infor­ma­ción divul­ga­da a los sovié­ti­cos y pidién­do­le que guar­de abso­lu­to secre­to. El docu­men­tal des­ta­ca que duran­te un bre­ve perío­do pre­vio al ini­cio de la gue­rra fría, Esta­dos Uni­dos man­tu­vo una bue­na rela­ción con Rusia al haber enfren­ta­do con­jun­ta­men­te a Hitler.

Al comen­zar la déca­da del 50, ya en ple­na gue­rra fría entre las dos poten­cias mun­dia­les, el FBI comien­za a inves­ti­gar a quie­nes creía sos­pe­cho­sos de haber man­te­ni­do víncu­los con el comu­nis­mo; sin embar­go tan­to Ted como Joan, siem­pre guar­dan­do estric­to secre­to sobre el espio­na­je rea­li­za­do en el pasa­do, no resul­ta­ron afec­ta­dos. La situa­ción es dia­me­tral­men­te dife­ren­te para el matri­mo­nio inte­gra­do por Julius y Ethel Rosem­berg quie­nes al ser con­vic­tos por haber cola­bo­ra­do como espías de los rusos son con­de­na­dos a la pena de muer­te y eje­cu­ta­dos en junio de 1953.

Aun­que es Joan quien actúa a mane­ra de guía sobre los acon­te­ci­mien­tos narra­dos, James se vale en par­te de las entre­vis­tas rea­li­za­das a las hijas de Hall como asi­mis­mo a Sarah y Boria Sax, los hijos de Savy Saxa; ellos comen­tan cómo la acti­tud de sus padres impac­tó sus años de infan­cia, así como cuan­do el secre­to bien man­te­ni­do adqui­rió esta­do públi­co. Asi­mis­mo es rele­van­te lo que mani­fies­tan Joseph Albright y Mar­cia Kuns­tel, los auto­res del libro Bomshell en el que des­cri­ben los acon­te­ci­mien­tos vin­cu­la­dos con el espio­na­je ató­mi­co. No menos impor­tan­te es el video gra­ba­do en 1998 en don­de se tie­ne la opor­tu­ni­dad de escu­char al pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria. El docu­men­tal se encuen­tra enri­que­ci­do con el valio­so mate­rial de archi­vo pro­ve­nien­te de las biblio­te­cas pre­si­den­cia­les de Dwight Eisenho­wer, Harry Tru­man y John F. Ken­nedy, la biblio­te­ca del Con­gre­so, el labo­ra­to­rio nacio­nal de Los Ála­mos, la Uni­ver­si­dad de Chica­go como tam­bién de publi­ca­cio­nes del New York Times y Life Magazine.

En aspec­tos más ínti­mos, la pelí­cu­la resal­ta el gran amor de la pare­ja duran­te 55 años de matri­mo­nio has­ta la muer­te de Ted en 1999. Median­te una recrea­ción dra­má­ti­ca se ilus­tra la román­ti­ca rela­ción man­te­ni­da en su juven­tud en el cam­pus de la Uni­ver­si­dad de Chica­go, así como el pla­cer de dis­fru­tar con­jun­ta­men­te de la músi­ca clá­si­ca en don­de la ban­da de soni­do ofre­ce her­mo­sos extrac­tos de Mah­ler, Mozart, Schu­mann y Bruck­ner, entre otros gran­des compositores.

El docu­men­tal per­mi­te refle­xio­nar sobre la con­duc­ta de Hall. ¿Ha sido un trai­dor como muchos lo han con­si­de­ra­do cuan­do en la déca­da del 90 el FBI reve­ló su espio­na­je a tra­vés de los lega­jos cla­si­fi­ca­dos, o un indi­vi­duo que median­te su con­cien­cia cre­yó fir­me­men­te de que su acti­tud sal­va­ría a la huma­ni­dad de un desas­tre nuclear? La res­pues­ta se encuen­tra en la últi­ma esce­na del film en opor­tu­ni­dad que se le pre­gun­ta al anciano físi­co sobre lo que le diría a la pró­xi­ma gene­ra­ción; titu­bean­do un poco él res­pon­de que la mis­ma tie­ne que dar­se cuen­ta de que el mun­do está extre­ma­da­men­te cer­ca de un total desastre.

En los cré­di­tos fina­les se lee que Esta­dos Uni­dos es la úni­ca nación que ha uti­li­za­do armas nuclea­res en gue­rras. Ade­más se indi­ca que el 22 de enero de 2021 el orga­nis­mo de las Nacio­nes Uni­das decla­ró ile­gal el empleo de dichas armas, aun­que nin­gu­na de las nue­ve nacio­nes que las poseen han fir­ma­do el tratado.

Al igual que el muy buen film Oppenhei­mer de Nolan, este fas­ci­nan­te docu­men­tal de James dedi­ca­do a quie­nes han arries­ga­do sus vidas por la paz, cons­ti­tu­ye un lla­ma­do de aler­ta sobre los peli­gros que aca­rrea­ría una gue­rra nuclear. Jor­ge Gutman

Una Livia­na Comedia

SHORT­CO­MINGS. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Ran­dall Park. 92 minutos

Esta ópe­ra pri­ma de Ran­dall Park está basa­da en la homó­ni­ma nove­la grá­fi­ca escri­ta en 2007 por Adrian Tomi­ne quien a su vez tuvo a su car­go la adap­ta­ción cinematográfica.

Sherry Cola y Jus­tin H. Min

La his­to­ria que trans­cu­rre en Ber­ke­ley pre­sen­ta a Ben (Jus­tin H. Min) un pre­su­mi­do joven ame­ri­cano de ori­gen japo­nés que con­vi­ve con su ami­ga Miko (Ally Maki) de igual pro­ce­den­cia. Su per­so­na­li­dad que se ase­me­ja a la de un misán­tro­po no resul­ta muy agra­da­ble; habien­do deja­do sus estu­dios en la escue­la de cine sigue sien­do un aspi­ran­te a cineas­ta en tan­to que mane­ja un vie­jo cine que ofre­ce pelí­cu­las de reper­to­rio y a su vez es un gran admi­ra­dor de nota­bles rea­li­za­do­res como Truf­faut y Roh­mer entre otros.

Resi­dien­do en el con­for­ta­ble depar­ta­men­to de Miko, la rela­ción sen­ti­men­tal que Ben ha man­te­ni­do con ella por varios años se encuen­tra resen­ti­da debi­do a dife­ren­cias de cri­te­rios que se han ido sus­ten­tan­do a tra­vés del tiem­po; eso en gran par­te es debi­do a que Ben no está muy segu­ro de su iden­ti­dad asiá­ti­co-ame­ri­ca­na y ade­más por­que Miko sos­pe­cha cuan­do lo des­cu­bre vien­do en el orde­na­dor a rubias muje­res blan­cas actuan­do por­no­grá­fi­ca­men­te. Can­sa­da un poco de él, Miko deci­de par­tir por tres meses a New York para hacer una pasantía.

Ya sin su com­pa­ñe­ra, Ben encuen­tra res­pal­do y apo­yo en su ami­ga Ali­ce (Sherry Cola), tam­bién de ori­gen asiá­ti­co, quien como les­bia­na ocul­ta a su fami­lia su orien­ta­ción sexual. Al pro­pio tiem­po en su obse­sión por las muje­res no asiá­ti­cas, Ben flir­tea con la nue­va emplea­da de la sala de cine (Tavi Gevin­son) y asi­mis­mo man­tie­ne un bre­ve víncu­lo con una chi­ca bise­xual (Debby Ryan). Cuan­do Ali­ce se muda a New York y él que­da des­em­plea­do por haber cerra­do defi­ni­ti­va­men­te la sala de cine, para no encon­trar­se solo tam­bién se diri­ge a la gran ciu­dad; allí se alo­ja en el depar­ta­men­to que Ali­ce ocu­pa con su nue­va ami­ga Mere­dith (Sono­ya Mizuno) y al pro­pio tiem­po tra­ta de recon­ci­liar­se con Miko.

Estruc­tu­ra­do en varios bre­ves seg­men­tos, el film abor­da varia­dos temas, como los de géne­ro sexual, iden­ti­dad racial y el de la comu­ni­ca­ción huma­na, que resul­tan fami­lia­res sin agre­gar algo que real­men­te lo dis­tin­ga. A su favor, la pelí­cu­la cuen­ta con un buen elen­co que trans­mi­te auten­ti­ci­dad en la com­po­si­ción de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes; en tal sen­ti­do es enco­mia­ble la labor de Min quien como pro­ta­go­nis­ta refle­ja la natu­ra­le­za de un indi­vi­duo anti­so­cial y con­tra­dic­to­rio que a tra­vés de las expe­rien­cias vivi­das es posi­ble que comien­ce a madurar.

Aun­qiue sin inda­gar dema­sia­do en las vici­si­tu­des de la comu­ni­dad asiá­ti­ca radi­ca­da en Esta­dos Uni­dos, Short­co­mings es una come­dia correc­ta­men­te rea­li­za­da y acep­ta­ble­men­te entre­te­ni­da. Jor­ge Gutman

Un Pres­cin­di­ble Perfume

LE PAR­FUM VERT. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2022. Un film escri­to y diri­gi­do por Nico­las Pari­sier. 100 minutos

Aun­que estre­na­do en la Quin­ce­na de Cineas­tas de Can­nes 2022, Le Par­fum Vert no reúne la sufi­cien­te cali­dad que se aguar­da de un film invi­ta­do en la mues­tra para­le­la del pres­ti­gio­so fes­ti­val. Si bien el rea­li­za­dor Nico­las Pari­sier se dis­tin­guió con sus dos pre­vios tra­ba­jos (Le grand jeu y Ali­ce et le Mai­re), su ter­cer film care­ce de inge­nio debi­do a su inve­ro­sí­mil guión.

La tra­ma comien­za en el pres­ti­gio­so tea­tro esta­tal La Come­die Fra­nçai­se de París don­de antes de que se ini­cie la fun­ción tea­tral se apre­cia que una mis­te­rio­sa dama (Lucie Gallo) detrás del esce­na­rio rea­li­za una manio­bra que no se deter­mi­na cla­ra­men­te en qué con­sis­te. A los pocos minu­tos, en medio de la repre­sen­ta­ción de la obra Iva­nov de Che­jov, Vlad (Pas­cal Réné­ric), uno de sus intér­pre­tes, se des­va­ne­ce en esce­na y antes de morir por haber sido enve­ne­na­do le susu­rra al oído de Mar­tin Rémi (Vin­cent Lacos­te), otro de los acto­res que está a su lado, las pala­bras “He sido asesinado…El per­fu­me ver­de”. Curio­sa­men­te, cuan­do Mar­tin sale a la calle es secues­tra­do por varios indi­vi­duos que lo con­du­cen a una sun­tuo­sa man­sión y se enfren­ta con Hartz (Rüdi­ger Vogler), un hom­bre madu­ro que for­ma par­te de la mis­te­rio­sa orga­ni­za­ción inter­na­cio­nal Par­fum Vert; la mis­ma tie­ne como pro­pó­si­to sem­brar la con­fu­sión glo­bal median­te cam­pa­ñas de des­in­for­ma­ción a tra­vés del mun­do. Sor­pren­den­te­men­te des­pués de des­per­tar por haber sido anes­te­sia­do Mar­tin que­da liberado.

San­dri­ne Kiber­lain y Vin­cent Lacoste

Has­ta aquí no que­da cla­ro el moti­vo del secues­tro pero lo cier­to es que Mar­tin com­prue­ba que es obje­to de la per­se­cu­ción tan­to de miem­bros de la orga­ni­za­ción men­cio­na­da como asi­mis­mo de la poli­cía que sos­pe­cha que él fue el cau­san­te de la muer­te de Vlad. En con­se­cuen­cia, el ino­cen­te hom­bre deci­de inves­ti­gar qué es lo que hay por detrás de lo que le está ocu­rrien­do y dilu­ci­dar quén come­tió el cri­men. Por impe­rio de las cir­cuns­tan­cias al visi­tar una libre­ría cono­ce a Clai­re Mayer (San­dri­ne Kiber­lain), una auto­ra de ilus­tra­cio­nes grá­fi­cas que allí tra­ba­ja, que deci­de ayu­dar­lo en su tarea detec­ti­ves­ca. Demás está decir que resul­ta com­ple­ta­men­te inex­pli­ca­ble admi­tir que ella deje su tra­ba­jo para embar­car­se con un des­co­no­ci­do en una arries­ga­da aven­tu­ra pero así lo quie­re el guión.

Como con­se­cuen­cia de lo que pre­ce­de ambos via­jan de París a Bru­se­las y pos­te­rior­men­te a Buda­pest don­de cuen­tan con la ayu­da de Loui­se (Léo­nie Sima­ga) quien es una agen­te que tie­ne como misión ubi­car a la peli­gro­sa orga­ni­za­ción. La his­to­ria alcan­za su cli­max duran­te la repre­sen­ta­ción de una obra de Pie­rre Cor­nei­lle que tie­ne lugar en un tea­tro de la capi­tal húngara.

Lo que se apre­cia son esce­nas que sin expli­ca­ción lógi­ca tra­tan de crear un sus­pen­so que en últi­ma ins­tan­cia no lle­ga a con­cre­tar­se. Ade­más el rea­li­za­dor aña­de a esta his­to­ria la nota román­ti­ca don­de a tra­vés de con­fi­den­cias mutuas Mar­tin y Clai­re lle­gan a sen­tir­se atraí­dos; eso es otro ele­men­to que lamen­ta­ble­men­te con­tri­bu­ye a tri­via­li­zar el relato.

Aun­que con­ven­cio­nal­men­te diri­gi­da, Pari­sier no logra un thri­ller plau­si­ble. El ele­men­to res­ca­ta­ble es la bue­na actua­ción de Kiber­lain y Lacos­te pero ellos no pue­den elu­dir las situa­cio­nes incon­ce­bi­bles a las que están some­ti­dos por el ende­ble libre­to del rea­li­za­dor. Jor­ge Gutman

Los Amo­res de una Madre

LES HOM­MES DE MA MÈRE. Cana­dá, 2023. Un film de Anik Jean. 122 minutos

En su debut como rea­li­za­do­ra Anik Jean con­si­de­ra la mane­ra en que la muer­te de un ser que­ri­do pue­de afec­tar y a la vez modi­fi­car la vida del fami­liar que le sobre­vi­ve. Ani­ma­da de bue­nas inten­cio­nes la rea­li­za­do­ra tra­ta de vol­car su sen­si­bi­li­dad en este melo­dra­ma en la medi­da que ella vivió en car­ne pro­pia la no muy leja­na des­apa­ri­ción de su padre. Para ello con­tó con el libre­to de su ami­ga Mary­se Laten­dres­se quien a su vez vol­có su pro­pia expe­rien­cia al haber­se ins­pi­ra­do en los amo­res vivi­dos por su pro­pia madre.

Léa­ne Labrèche-Dor

La his­to­ria rela­ta el deve­nir de Elsie (Léa­ne Labrè­che-Dor) una apa­sio­na­da fotó­gra­fa de poco más de trein­ta años que tra­ba­ja como mese­ra en un bar de Mon­treal. Aca­ba de per­der a su madre Anne (Anne-Marie Cadieux), enfer­ma de cán­cer a quien acom­pa­ñó y tra­tó de con­for­tar en la últi­ma eta­pa de su exis­ten­cia; ella que­da sor­pren­di­da cuan­do el nota­rio (Louis-Geor­ge Girard) le lee el tes­ta­men­to don­de Anne pide a su hija que con las ceni­zas de su cre­ma­ción, ella ubi­que a los cin­co ex mari­dos que en dife­ren­tes eta­pas com­par­tie­ron su vida; el pro­pó­si­to es el de acom­pa­ñar a cada uno a des­pa­rra­mar las ceni­zas ‑pre­via­men­te divi­di­das en sepa­ra­das urnas- en los luga­res que les resul­te más conveniente.

Pro­fun­da­men­te dolo­ri­da por la des­apa­ri­ción de su pro­ge­ni­to­ra que fue una actriz de tea­tro, ella cum­ple con su volun­tad y es así que ubi­ca­rá a Neal (Colm Fio­re), J.A. (Marc Mes­sier), Yves (Benoît Gouin) y Paul (Patrick Huard) quien ha sido su padre bio­lói­gi­co al que no vio des­de lar­go tiem­po por haber deja­do el hogar..El quin­to ex cón­yu­ge es Robert, pero para gran sor­pre­sa de Elsie, su hijo Gaby (Jean-Simon Leduc) le comu­ni­ca que falleció.

La pre­mi­sa del guión resi­de en des­ta­car cómo Elsie va cono­cien­do deta­lles des­co­no­ci­dos de su madre y de qué mane­ra el con­tac­to de los hom­bres seña­la­dos ha ser­vi­do para que ella reco­bre una iden­ti­dad que había per­di­do. Si bien tan­to Jean como Laten­dres­se tra­tan de insu­flar legí­ti­ma emo­ción en la narra­ción efec­tua­da, hay algu­nos aspec­tos que resul­tan for­za­dos; es así que la rela­ción román­ti­ca de Elsie con Gabi man­te­ni­da en el pasa­do y rena­ci­da des­pués de 10 años de ausen­cia dis­ta de cobrar cre­di­bi­li­dad; menos aún es que sin un apro­pia­do desa­rro­llo dra­má­ti­co, el fuer­te resen­ti­mien­to de ella hacia su padre pue­da repen­ti­na­men­te trans­for­mar­se en un pro­fun­do amor paterno-filial.

No obs­tan­te las obje­cio­nes seña­la­das, los momen­tos más emo­ti­vos del film se encuen­tran en la comu­ni­ca­ción de Elsie con Neal recor­dan­do las actua­cio­nes que su madre tuvo con él en el fes­ti­val de Strat­ford como así tam­bién cuan­do en su niñez el actor le rega­ló su pri­me­ra cáma­ra foto­grá­fi­ca. Igual­men­te con­vin­cen­te resul­ta el con­tac­to de ella con J.A, que a pesar de su demen­cia men­tal le demues­tra su cari­ño y afec­to y le trans­mi­te el pla­cer que sin­tió al haber com­par­ti­do con Anne la músi­ca de óperas.

En su pri­mer tra­ba­jo, la novel rea­li­za­do­ra ofre­ce un rela­to hones­to que lle­ga a inte­re­sar fun­da­men­tal­men­te por la exce­len­cia de su elen­co don­de ade­más de Labrè­che-Dor inter­pre­tan­do irre­pro­cha­ble­men­te el rol cen­tral, igual­men­te tra­sun­tan huma­ni­dad la pres­ta­ción de los acto­res carac­te­ri­zan­do las dife­ren­tes per­so­na­li­da­des de los espo­sos de Anna. En loss fac­to­res téc­ni­cos de pro­duc­ción se dis­tin­guen la bue­na foto­gra­fía de Ste­ve Asse­lin y la acer­ta­da músi­ca selec­cio­na­da por Jean. Jor­ge Gutman

Mag­ní­fi­ca Fábu­la Musical

Cró­ni­ca de José Ridoutt Polar

GYPSY

El Shaw Fes­ti­val en Nia­ga­ra on the Lake con­ti­nua pre­sen­tan­do su ver­sión de esta famo­sa fábu­la musi­cal en el Fes­ti­val Thea­tre has­ta el 7 de octubre.

La eter­na his­to­ria de sexo, ambi­ción y anhe­lo de reco­no­ci­mien­to de Stephen Sondheim está diri­gi­da por Jay Tur­vey, con la direc­ción musi­cal de Paul Spor­te­lli y coreo­gra­fía de Genny Ser­mo­nia.

Kate Hen­nig inter­pre­ta a Mom­ma Rose, la madre defi­ni­ti­va con un ham­bre impla­ca­ble de éxi­to y estre­lla­to. Per­si­guien­do indi­rec­ta­men­te la fama a tra­vés de sus hijas June (Madelyn Krie­se) y Loui­se (Julie Lums­den), está deci­di­da a triun­far en el mun­do del espec­tácu­lo sin impor­tar el cos­to y echan­do una mira­da afec­tuo­sa a las difi­cul­ta­des de la vida en el mun­do del espec­tácu­lo. Mom­ma Rose tie­ne una cali­dad mons­truo­sa y el musi­cal tie­ne el arco de una tra­ge­dia ya que su ambi­ción impo­si­ble repe­le a las per­so­nas más cer­ca­nas a ella y des­tru­ye sus rela­cio­nes y, tal vez, su men­te. Kate Hen­nig con­si­gue poner su pro­pio sello per­so­nal en el papel de Mom­ma Rose. Hen­nig habla con auto­ri­dad y exi­ge la aten­ción de sus hijos y adul­tos por igual. Sus dotes de actua­ción en esta carac­te­ri­za­ción nos da acce­so a las maqui­na­cio­nes psi­co­ló­gi­cas detrás de las accio­nes cada vez más deses­pe­ra­das de Rose.

Julie Lums­den y Kate Hennig

Julie Lums­den ofre­ce una inter­pre­ta­ción casi per­fec­ta como Loui­se, tam­bién cono­ci­da como Gypsy Rose Lee. Lums­den tie­ne una her­mo­sa voz para can­tar. Su meta­mor­fo­sis de una ado­les­cen­te joven e incó­mo­da a una mujer que lla­ma la aten­ción es fascinante.

Basa­da libre­men­te en las memo­rias de la artis­ta de strip-tea­se más famo­sa del mun­do, Gypsy Rose Lee, Gypsy inclu­ye can­cio­nes legen­da­rias del tea­tro musi­cal, como “Let Me Enter­tain You”, “Rose’s Turn”, “Together, Whe­re­ver We Go” y “Everythin­g’s Coming Up Roses”.

La par­ti­tu­ra del show comien­za con una ober­tu­ra diná­mi­ca que es inter­pre­ta­da glo­rio­sa­men­te por la orques­ta bajo la direc­ción de Paul Spor­te­lli. Las letras hábil­men­te ela­bo­ra­das por Sondheim jue­gan con el nom­bre de Rose, con abun­dan­tes men­sa­jes subliminales.

Esta pro­duc­ción de Gypsy que con fre­cuen­cia se con­si­de­ra uno de los musi­ca­les más per­fec­tos jamás escri­tos, tam­bién cuen­ta con los dise­ños de esce­no­gra­fía y ves­tua­rio de Cory Sin­cen­nes, el dise­ño de ilu­mi­na­ción de Kevin Fra­ser y el dise­ño de soni­do de John Lott que crean una exu­be­ran­te car­ta de amor al tea­tro duran­te el últi­mo toque final del vodevil.

El uso efi­caz de un toca­dis­cos per­mi­te que muchas de las esce­nas nece­sa­rias flu­yan mara­vi­llo­sa­men­te, inclui­das las esce­nas detrás del escenario/en el esce­na­rio que giran con faci­li­dad, logran­do que el direc­tor Jay Tur­vey ela­bo­re esta com­ple­ja lucha entre madre-hija en torno al poder, la sexua­li­dad y el género.

Este mon­ta­je imper­di­ble de Gypsy cnti­núa has­ta el 7 de octu­bre en el Shaw Fes­ti­val en Nia­ga­ra on the Lake.