Un Sin­gu­lar Trío

THE HOL­DO­VERS. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Ale­xan­der Pay­ne. 133 minutos

Una come­dia dra­má­ti­ca de nobles sen­ti­mien­tos es apre­cia­da en The Hol­do­vers, el recien­te tra­ba­jo de Ale­xan­der Pay­ne, don­de efec­túa un exce­len­te estu­dio de carac­te­res a tra­vés de sus tres prin­ci­pa­les personajes.

Paul Gia­mat­ti

Valién­do­se del guión de David Heming­son, con gran pre­ci­sión Pay­ne des­cri­be a Paul Hunham (Paul Gia­mat­ti), un indi­vi­duo de edad media que vivien­do soli­ta­ria­men­te y en cier­ta for­ma des­ilu­sio­na­do del entorno que lo rodea rodea encuen­tra en la ense­ñan­za una vál­vu­la de esca­pe a su frustración.

Como pro­fe­sor de his­to­ria anti­gua de Bar­ton Aca­demy, un inter­na­do de varo­nes eli­tis­ta de edu­ca­ción media ubi­ca­do en New England, su alum­na­do mayor­men­te pro­vie­ne de fami­lias adi­ne­ra­das. Demos­tran­do su iras­ci­bi­li­dad debi­do al com­por­ta­mien­to un tan­to indis­ci­pli­na­do de los jóve­nes, asi­mis­mo es suma­men­te exi­gen­te como docen­te en la medi­da que desea obte­ner de ellos un alto ren­di­mien­to aca­dé­mi­co. Natu­ral­men­te, los estu­dian­tes tam­po­co sim­pa­ti­zan con él y entre los mis­mos se encuen­tra el rebel­de Angus Tully (Domi­nic Ses­sa) que aun­que bri­llan­te alumno es tam­bién beli­co­so y ese com­por­ta­mien­to Hunham no está dis­pues­to a tole­rar. A todo ello, el docen­te resis­te la pre­sión de la direc­ción esco­lar de ser más cle­men­te con tra­ba­jos medio­cres de cier­tos alum­nos, tenien­do en cuen­ta que algu­nos son hijos de influ­yen­tes políticos.

El rela­to trans­cu­rre en el mes de diciem­bre de 1970, en los días pre­vios a las fes­ti­vi­da­des navi­de­ñas y cuan­do lle­ga el momen­to del tem­po­ra­rio rece­so esco­lar, los alum­nos retor­nan a sus hoga­res. Sin embar­go hay algu­nos que no tie­nen quien los reco­ja y por lo tan­to deben per­ma­ne­cer en el esta­ble­ci­mien­to; es así que Paul se irri­ta cuan­do se le orde­na que debe­rá hacer­se car­go de la super­vi­sión de cua­tro estu­dian­tes que per­ma­ne­ce­rán en la escue­la; si bien tres de ellos final­men­te que­dan libe­ra­dos por sus fami­lia­res, no es así el caso de Angus cuya madre pre­fi­rió via­jar al Cari­be con su padras­tro des­en­ten­dién­do­se de su hijo.

Por lo tan­to Paul y Angus, dos per­so­nas que no se tole­ran, no tie­nen otra opción que acep­tar la situa­ción tal como se pre­sen­ta. A todo ello, Mary Lamb (Da’Vine Joy Ran­dolph), la abne­ga­da coci­ne­ra del cole­gio que es obser­va­do­ra de todo lo que acon­te­ce a su alre­de­dor, actúa de algún modo como inter­me­dia­ria entre el pro­fe­sor y su dis­cí­pu­lo para que las dife­ren­cias exis­ten­tes se ate­núen; en tal sen­ti­do, esta mujer que ha sufri­do la terri­ble pér­di­da de su hijo sir­vien­do en Viet­nam pasa­rá por pri­me­ra vez la Navi­dad sin él y por esa razón para esta oca­sión al menos ten­drá el con­sue­lo de sen­tir­se acom­pa­ña­da por Paul y Angus.

Duran­te estas vaca­cio­nes se irá esta­ble­cien­do un sóli­do acer­ca­mien­to entre los tres per­so­na­jes al irse impo­nien­do de sus his­to­rias ínti­mas nutri­das de momen­tos dolo­ro­sos; es así que cada per­so­na del trío al reve­lar sus inquie­tu­des va refle­jan­do sus ver­da­de­ros sentimientos.

Gia­mat­ti nue­va­men­te demues­tra la gran com­pli­ci­dad que man­tie­ne con el rea­li­za­dor; casi dos déca­das des­pués de la con­jun­ta cola­bo­ra­ción en el exce­len­te film Side­ways (2004), aquí nue­va­men­te des­plie­ga su con­di­ción de nota­ble actor. Es nota­ble cómo gra­dual­men­te su per­so­na­je gru­ñón, misán­tro­po y poco com­pla­cien­te va cedien­do paso a un ser afec­tuo­so y com­pa­si­vo al ir des­cu­brien­do las razo­nes que han hecho de Angus un ser insu­rrec­to y agresivo.

Por su par­te, Ses­sa sin haber teni­do expe­rien­cia pre­via acto­ral, es la gran reve­la­ción de este film; sumer­gién­do­se por com­ple­to en la com­ple­ji­dad de su per­so­na­je, el novel actor trans­mi­te con com­ple­ta con­vic­ción, la tran­si­ción del inma­du­ro y per­tur­ba­dor mucha­cho para final­men­te dar paso al joven capaz de res­pe­tar y admi­rar a su pro­fe­sor así como expre­sar su táci­to agra­de­ci­mien­to por un gran acto de gene­ro­si­dad demos­tra­do, que no con­vie­ne revelar.

Final­men­te no menos remar­ca­ble es la inter­pre­ta­ción de Da’Vine Joy Ran­dolph como la mujer de gran cora­zón, quien fren­te a la gran pér­di­da sufri­da, encuen­tra solaz y con­sue­lo con la pre­sen­cia de Paul y Angus.

En suma, ade­más de pro­bar cómo las apa­rien­cias enga­ñan fren­te a la pri­me­ra impre­sión cau­sa­da por sus prin­ci­pa­les per­so­na­jes, Pay­ne ofre­ce un rela­to pro­fun­da­men­te humano, don­de el pate­tis­mo, aco­ge­dor humor, cali­dez y sen­ti­mien­to se com­bi­nan satis­fac­to­ria­men­te. En suma, The Hol­do­vers es un film meri­to­rio y capaz de per­du­rar en la memo­ria del espec­ta­dor. Jor­ge Gutman

La Espo­sa de Elvis

PRIS­CI­LLA. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Sofia Cop­po­la. 100 minutos

Sofía Cop­po­la quien gra­ta­men­te impre­sio­nó en The Vir­gin Sui­ci­des (1999, Lost in Trans­la­tion (2003) y Somewhe­re (2010), entre otros títu­los de su fil­mo­gra­fía, retor­na con Pris­ci­lla en la que con­si­de­ra la his­to­ria de la joven que con­quis­tó el cora­zón de Elvis Pres­ley. Con ese pro­pó­si­to Cop­po­la adap­tó el libro publi­ca­do en 1985 Elvis and Me que fue escri­to por Pris­ci­lla Pres­ley y San­dra Harmon.

Aun­que lo que se rela­ta es en par­te cono­ci­do por el púbi­co, lo impor­tan­te es que la for­ma en que la rea­li­za­do­ra lo narra per­mi­te que su con­te­ni­do man­ten­ga inte­rés a lo lar­go de su desarrollo.

Cai­lee Spaeny y Jacob Elordi

Todo comien­za en 1959 cuan­do Pris­ci­lla Beau­lieu (Cai­lee Spaeny) de 14 años de edad, oriun­da de Aus­tin, vive tem­po­ra­ria­men­te en Ale­ma­nia Occi­den­tal con sus padres (Ari Cohen y Dag­ma­ra Domin­czyk), debi­do a que su pro­ge­ni­tor está afin­ca­do por una misión mili­tar de Esta­dos Uni­dos. Ahí esta ado­les­cen­te tie­ne la oca­sión de asis­tir a una reu­nión en la casa de Elvis Pres­ley (Jacob Elor­di) quien a los 24 años y con­ver­ti­do en una estre­lla mun­dial está cum­plien­do su ser­vi­cio mili­tar. En ese encuen­tro sur­ge de inme­dia­to una mutua sim­pa­tía entre ambos que devie­ne pron­ta­men­te en una pla­tó­ni­ca rela­ción romántica.

Dos años más tar­de Pris­ci­lla encuen­tra la opor­tu­ni­dad de eman­ci­par­se de la rigi­dez de su hogar fami­liar, cuan­do es invi­ta­da por el rey del Rock para alo­jar­se en su sun­tuo­so cas­ti­llo de Gra­ce­land en Memphis, con la pro­me­sa de res­pe­tar su vir­gi­ni­dad has­ta el momen­to de con­traer enla­ce. Allí ella fina­li­za sus estu­dios de edu­ca­ción media en una escue­la católica.

S bien Pris­ci­lla es mima­da y agra­cia­da por su ena­mo­ra­do quien la obse­quia con varios rega­los, entre otros un coche depor­ti­vo, la rela­ción comien­za a expe­ri­men­tar alti­ba­jos. Por un lado está la ter­nu­ra que Elvis le vuel­ca pero al pro­pio tiem­po deci­de todo lo que a ella le con­cier­ne, inclu­yen­do su atuen­do, cabe­lle­ra y maqui­lla­je; asi­mis­mo duran­te sus giras y el roda­je de sus pelí­cu­las ella se ente­ra por los medios de difu­sión que su novio la está enga­ñan­do y eso hace que se sien­ta con­fun­di­da, trai­cio­na­da y desamparada.

Cuan­do la boda se con­cre­ta en 1967 todo pare­ce­ría indi­car que la tran­qui­li­dad y el amor al lado de Elvis más el naci­mien­to de su hiji­ta Lisa Marie podrán ate­nuar los incon­ve­nien­tes de la pare­ja, Sin embar­go, eso no lle­ga a ocu­rrir dado que los momen­tos de vio­len­cia de Elvis, su con­su­mo de dro­gas y las con­ti­nua­das giras artís­ti­cas moti­van a que ella expe­ri­men­te una pro­fun­da sole­dad; en con­se­cuen­cia, el no poder adap­tar­se al esti­lo de vida de su mari­do la impul­sa a disol­ver su matri­mo­nio en 1973.

A dife­ren­cia del espec­ta­cu­lar Elvis de Baz Luhr­mann (2022), don­de las can­cio­nes del rey adquie­ren gra­vi­ta­ción, aquí no abun­dan sus gran­des éxi­tos sal­vo una ver­sión que él eje­cu­ta en el piano de Love Me Ten­der; pero eso de nin­gún modo va en detri­men­to de este film por cuan­to la aten­ción está cen­tra­li­za­da en Pris­ci­lla y es des­de su pun­to de vis­ta que Cop­po­la la enfoca.

La com­po­si­ción que Spaeny logra del per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co es a todas luces remar­ca­ble, lo que le ha vali­do obte­ner el pre­mio a la mejor actriz en el fes­ti­val de Vene­cia; ella trans­mi­te la odi­sea de una mujer que vivien­do a la som­bra de su pare­ja, que­da anu­la­da y sub­es­ti­ma­da. Más que con pala­bras, su ros­tro y ges­tos evi­den­cian la pena de la ilu­sión per­di­da; en el aza­ro­so camino que va reco­rrien­do, la actriz expre­sa la tran­si­ción de la dul­ce joven inge­nua ado­les­cen­te a la de una mujer que final­men­te reve­la fir­me­za para adqui­rir su pro­pia iden­ti­dad. A su lado, Elor­di sin sobre­ac­tuar con­ven­ce en el ambi­guo per­so­na­je de Elvis como el pre­da­dor de su espo­sa asi­mis­mo sin dejar de que­rer­la a su mane­ra y con­fiar­le sus pro­ble­mas personales.

Una vez más, Cop­po­la con­fir­ma su fina sen­si­bi­li­dad feme­ni­na para aden­trar­se con suma deli­ca­de­za en las emo­cio­nes que tra­sun­ta su pro­ta­go­nis­ta y aun­que el film no alcan­za la enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca para lle­gar a emo­cio­nar, eso no dis­mi­nu­ye la cali­dad de esta tóxi­ca his­to­ria de amor. Jor­ge Gutman

A Fue­go Lento

LA PAS­SION DE DODIN BOUF­FANT / THE POT-AU-FEU. Fran­cia, 2022. Un film escri­to y diri­gi­do por Tran Anh Hung. 135 minu­tos.

La comi­da fran­ce­sa como esti­lo de vida es lo que pro­po­ne el direc­tor viet­na­mi­ta Tran Anh Hung en este rela­to que resul­ta­rá ape­ti­to­so para los aman­tes de la “hau­te cuisine”.

Adap­ta­do de la nove­la de Mar­cel Rouf La Vida y Pasión de Dodin Bouf­fant publi­ca­da en 1924, el guión del rea­li­za­dor ambien­ta su desa­rro­llo en una man­sión cam­pes­tre de Fran­cia hacia fina­les del siglo 19. En ese apa­ci­ble rin­cón se sale al encuen­tro de la impe­ca­ble coci­ne­ra Euge­nie (Juliet­te Bino­che) y del gas­tró­no­mo Dodin (Benoît Magi­mel) quie­nes duran­te 20 años con­jun­ta­men­te han tra­ba­ja­do en la pre­pa­ra­ción de exqui­si­tas deli­cias culinarias.

Juliet­te Bino­che y Benoit Magimel

Duran­te los pri­me­ros 30 minu­tos del rela­to se obser­va cómo Euge­nie pre­pa­ra para el desa­yuno una ape­ti­to­sa tor­ti­lla de hue­vos reco­men­dan­do de que para su con­su­mo es nece­sa­rio valer­se de una cucha­ra. Pos­te­rior­men­te con la ayu­da de su asis­ten­te Vio­let­te (Gala­tea Bellu­gi) efec­túa los pre­pa­ra­ti­vos de una comi­da para cua­tro ami­gos de Dodin (Emma­nuel Salin­ger, Patrick D’Assumçao, Fré­dé­ric Fis­bach y Jan Ham­me­nec­ker), pre­via­men­te apro­ba­do por el chef, con­si­de­ra­do el Napo­león de la gas­tro­no­mía. A su vez Dodin se encar­ga­rá de pre­pa­rar el “pot au feu”, el clá­si­co pla­to fran­cés de len­ta coc­ción que será des­ti­na­do a un supues­to prín­ci­pe de Esto­nia. Asi­mis­mo el anfi­trión remar­ca la impor­tan­cia que adquie­re dis­po­ner de un vino ade­cua­do para degus­tar una bue­na comida.

La his­to­ria narra­da es míni­ma y en su mayor par­te no exis­ten mayo­res con­flic­tos dra­má­ti­cos sal­vo algu­nos des­va­ne­ci­mien­tos que expe­ri­men­ta Euge­nie, apa­ren­te­men­te por can­san­cio, aun­que se pre­su­me que pade­ce de una enfer­me­dad aun­que ella ter­mi­nan­te­men­te lo nie­gue. Para mati­zar el rela­to, se apre­cia el víncu­lo sen­ti­men­tal de la pare­ja; si bien es cla­ro el amor que los une, Euge­nie en prin­ci­pio ama­ble­men­te recha­za la pro­pues­ta de casa­mien­to de Dodin, pero pos­te­rior­men­te acep­ta­rá su invi­ta­ción en la medi­da que culi­na­ria e inte­lec­tual­men­te exis­te una armo­nio­sa complementación.

La exce­len­te direc­ción de Anh Hung per­mi­te resal­tar bri­llan­te­men­te la pasión de la pare­ja por el arte culi­na­rio; en tal sen­ti­do la par­ti­ci­pa­ción del renom­bra­do chef Pie­rre Gag­nai­re como con­sul­tor refle­ja la auten­ti­ci­dad de los man­ja­res pre­pa­ra­dos. Pero pre­ci­sa­men­te por su pro­pio bien, el rela­to se extien­de más allá de lo nece­sa­rio en la medi­da que en su mayor par­te se asis­te a un cur­so de comi­da que aun­que sin duda remar­ca­ble pue­de ase­me­jar­se a los que sue­len difun­dir­se en la televisión.

No obs­tan­te la obje­ción pre­ce­den­te, el film se valo­ri­za por la insu­pe­ra­ble actua­ción de Bino­che y Magi­mel quie­nes com­pe­ne­tra­dos por com­ple­to en sus per­so­na­jes irra­dian la inmen­sa ter­nu­ra que los ani­ma. Así, una de las esce­nas emo­ti­vas del film tie­ne lugar cuan­do Dodin por pri­me­ra vez le pre­pa­ra a su com­pa­ñe­ra que yace enfer­ma un exqui­si­to pla­to de comi­da, o bien en el poé­ti­co des­en­la­ce de esta his­to­ria que resul­ta­ría indis­cre­to comen­tar. Una vez más que­da demos­tra­do cómo en cier­tos casos subli­mes acto­res pue­den engran­de­cer la visión de una pelí­cu­la, sin dejar de lado la nota­ble pues­ta escé­ni­ca de Anh Hung que le valió en Can­nes el pre­mio a la mejor direc­ción. Jor­ge Gutman

El Alma de un Dis­tri­to Multiétnico

LES RAYONS GAM­MA. Cana­dá, 2023. Un film de Henry Ber­na­det. 101 minutos

La vida de un gru­po de jóve­nes ado­les­cen­tes vivien­do en un dis­tri­to mul­ti­ét­ni­co de Mon­treal es lo que tra­ta Henry Ber­na­det en Les Rayons Gam­ma, su segun­do tra­ba­jo como cineas­ta des­pués de haber rea­li­za­do con Myriam Verreault À l’ouest de Plu­ton (2008).

Yas­si­ne Jabran y Hani Laroum

La his­to­ria escri­ta por el rea­li­za­dor con Isa­be­lle Broui­llet­te y Nico­las Krief tie­ne lugar duran­te el verano y está ambien­ta­da en el dis­tri­to de Saint-Michel de Mon­treal. Allí se sale al cru­ce de tres per­so­na­jes per­te­ne­cien­tes a fami­lias de inmi­gran­tes pro­ce­den­tes de dife­ren­tes comu­ni­da­des. Uno de ellos es Abdel (Yas­si­ne Jabran), un mucha­cho cuya exis­ten­cia se ve alte­ra­da con la lle­ga­da de su pri­mo Omar (Hani Laroum) pro­ce­den­te de Marrue­cos en via­je de vaca­cio­nes con el pro­pó­si­to de cono­cer la ciu­dad de Montrreal; el con­tras­te entre ambos es bien mar­ca­do dado que el com­por­ta­mien­to extra­ver­ti­do y un tan­to inge­nuo de Omar, pone a prue­ba la pacien­cia de Abdel has­ta lle­ga­do el momen­to en que fas­ti­dia­do no lo tole­ra más y ter­mi­na aban­do­nán­do­lo en una esta­ción de metro. Fati­ma (Chai­maa Zine­di­ne) es una chi­ca impe­tuo­sa que tra­ba­jan­do en un super­mer­ca­do se encuen­tra con serios pro­ble­mas para reem­bol­sar una deu­da con­traí­da con un tra­fi­can­te de dro­gas; su acti­tud moti­va a que su amis­tad con su mejor ami­ga Nai­ma (Océa­ne Garçon-Gra­vel), quien es más sere­na y apa­ci­ble, pue­da peli­grar. El ter­cer per­so­na­je es Tous­saint. (Chris Kan­yem­bu­ga) es un joven tími­do e intro­ver­ti­do afro­ca­na­dien­se que sue­le ir a pes­car y un día encuen­tra en el río una bote­lla con­te­nien­do un papel con un núme­ro de telé­fono y las pala­bras “llá­me­me”.

Argu­men­tal­men­te el guión no es pro­fun­do y asi­mis­mo pre­sen­ta situa­cio­nes que resis­ten cre­di­bi­li­dad como es el caso de la des­apa­ri­ción repen­ti­na de Omar, así como los con­ti­nuos lla­ma­dos tele­fó­ni­cos que rea­li­za Tous­saint pro­cu­ran­do los con­se­jos que día a día pue­de brin­dar­le Mau­de (Valé­rie Tellos) que vive en Laval y es la mujer que dejó la nota en la bote­lla. La impor­tan­cia de la pelí­cu­la resi­de en el enfo­que casi docu­men­tal brin­da­do por Ber­na­det en don­de a tra­vés de las rela­cio­nes que se pro­du­cen entre los nume­ro­sos ado­les­cen­tes del barrio se deja entre­ver a tra­vés de sus con­ver­sa­cio­nes sus pun­tos de vis­ta sobre diver­sos tópi­cos y en espe­cial cómo su diver­si­dad cul­tu­ral pue­de inter­fe­rir con la ple­na iden­ti­dad quebequense.

En líneas gene­ra­les, el film es una mesu­ra­da mues­tra de las vici­si­tu­des atra­ve­sa­das por sus per­so­na­jes en la difí­cil eta­pa de la ado­les­cen­cia tenien­do en cuen­ta la com­ple­ji­dad de la épo­ca en que se vive; en tal sen­ti­do Ber­na­det con­si­guió que los jóve­nes artis­tas no pro­fe­sio­na­les que en su mayo­ría inte­gran el elen­co, des­ti­len com­ple­ta auten­ti­ci­dad en la com­po­si­ción de sus personajes.-

El títu­lo del film alu­dien­do a los rayos gama pro­du­ci­dos en el espa­cio sin lle­gar a la super­fi­cie terres­tre, meta­fó­ri­ca­men­te apun­ta a los lazos invi­si­bles que unen a los seres huma­nos, como es el caso de la soli­da­ri­dad gene­ra­da en la cama­da ado­les­cen­te de este fres­co y con­tem­pla­ti­vo mosai­co mul­ti­cul­tu­ral.  Jor­ge Gutman

Cine­ma­nia 2023

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí los comen­ta­rios de 7 fil­mes vis­tos en el fes­ti­val Cine­ma­nia que tie­ne lugar en Mon­treal has­ta el 12 de noviembre.

Hors Sai­son /Out of Sea­son (Fran­cia)

Dejan­do esta vez de lado el cine social que Stépha­ne Bri­zé muy bien ha tra­ta­do en varias de sus pelí­cu­las, aho­ra cam­bia de tono abor­dan­do una nos­tál­gi­ca come­dia román­ti­ca basa­da en el guión que com­par­te con Marie Drucker.

Hors Sai­son /Out of Season

El rela­to pre­sen­ta a Mathieu (Gui­llau­me Canet) un repu­tado actor de cine que habien­do deci­di­do actuar por pri­me­ra vez como pro­ta­go­nis­ta en una pro­duc­ción tea­tral en París, a cua­tro sema­nas antes del estreno deja el ensa­yo en ban­da para alo­jar­se por una sema­na en un hotel spa ubi­ca­do en una ciu­dad cos­te­ra de la Bre­ta­ña fran­ce­sa. Dado su esta­do de exte­nua­ción y con­si­de­ra­ble ansie­dad, allí espe­ra bene­fi­ciar­se con la tala­so­te­ra­pia, un espe­cial méto­do tera­péu­ti­co que el hotel le ofrece.

El áni­mo de Mathieu se res­ta­ble­ce cuan­do reci­be la ines­pe­ra­da visi­ta de Ali­ce (Alba Rohr­wa­cher) que habi­ta en esa región don­de 16 años atrás exis­tió entre ambos una bre­ve aun­que inten­sa rela­ción sen­ti­men­tal cuan­do él estu­vo allí y todo aca­bó cuan­do dejó el lugar para pro­se­guir su carre­ra cinematográfica.

En el pri­mer reen­cuen­tro cada uno se impo­ne de la vida del otro y así se sabe que Ali­ce está casa­da con un médi­co y con­se­je­ro local (Sha­rif Andou­ra), en tan­to que ella tra­ba­ja en una resi­den­cia de ancia­nos y tie­ne una hija ado­les­cen­te (Emma Bois­sard Pau­me­lle). Por su par­te él le cuen­ta que está casa­do con su mujer perio­dis­ta (Marie Duc­ker) que no pudo acom­pa­ñar­lo por razo­nes de tra­ba­jo y que es igual­men­te padre de un hijo.

No es nece­sa­rio ser cla­ri­vi­den­te para ima­gi­nar que don­de hubo fue­go ceni­zas que­dan y que el amor de anta­ño será revi­vi­do. No obs­tan­te la pre­vi­si­bi­li­dad de la his­to­ria, Bri­zé la tra­ta con afec­to y ter­nu­ra y al hacer­lo trae el recuer­do de otros fil­mes de simi­lar temá­ti­ca como por ejem­plo lo ha sido Un hom­me et une fem­me (1966) de Clau­de Lelouch.

Esen­cial­men­te esta pelí­cu­la está cen­tra­da en sus dos per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos y en ese aspec­to tan­to Canet como Rohr­wa­cher se des­ta­can por la auten­ti­ci­dad que brin­dan a sus per­so­na­jes per­mi­tien­do que resul­te creí­ble el amor rena­ci­do entre ellos. Sin pre­ten­cio­si­dad algu­na, Bri­zé logra que este melo­dra­ma con sabor agri­dul­ce resul­te agra­da­ble de contemplar.

Rien à per­dre (Fran­cia)

En su debut como rea­li­za­do­ra Delphi­ne Delo­get demues­tra un talen­to inusual abor­dan­do el deli­ca­do tema de una madre luchan­do por la tenen­cia de su hijo.

Aso­cian­do ese film a los muchos que el gran direc­tor Ken Loach ha ofre­ci­do en su com­pro­me­ti­do cine social, la novel direc­to­ra con­mue­ve en la his­to­ria que rela­ta basa­da en su guión con­ce­bi­do con Cami­lle Fon­tai­ne y Oli­vier Demangel.

Rien à perdre

La acción que trans­cu­rre en Brest pre­sen­ta a Syl­vie (Vir­gi­nie Efi­ra), una mujer viu­da y madre de Jean-Jac­ques (Felix Léfeb­vre) de 15 años y Sofia­ne (Ale­xis Tonet­ti) de 8 años quie­nes con­for­man una fami­lia uni­da. Tra­ba­jan­do en horas noc­tur­nas en un bar, duran­te el día debe ocu­par­se de sus hijos así como a veces de su her­mano Her­vé (Arieh Worthal­ter) poco responsable.

El dra­ma se pre­sen­ta cuan­do estan­do ella ausen­te, Jean-Jac­ques tras­la­da al hos­pi­tal a su her­mano Sofia­ne al haber sufri­do que­ma­du­ras mien­tras pre­pa­ra­ba papas fri­tas en la coci­na, cau­san­do asi­mis­mo un peque­ño incen­dio. De inme­dia­to la noti­cia tras­cien­de y en con­se­cuen­cia se hace pre­sen­te el ser­vi­cio de pro­tec­ción al menor repre­sen­ta­do por una insen­si­ble ofi­cial (India Hair); eso moti­va a que el niño sea des­ti­na­do a vivir en un hogar de aco­gi­da. No vale la súpli­ca de Syl­vie demos­tran­do cuan­to quie­re y cui­da de sus hijos, no obs­tan­te el acci­den­te cita­do; pero cuan­to más per­sis­te las cosas se com­pli­can para ella a pesar de estar auxi­lia­da por una abo­ga­da (Audrey Mikon­do) y de su otro her­mano Alain (Mathieu Demy) a fin de recu­pe­rar la cus­to­dia de Sofiane.

Sin ape­lar a sen­si­ble­ros recur­sos emo­cio­na­les, Delo­get per­mi­te que su film tras­cien­da fuer­te­men­te en la crí­ti­ca que efec­túa al sis­te­ma judi­cial impe­ran­te en la medi­da que la buro­cra­cia ins­ti­tu­cio­nal per­ma­ne­ce cie­ga e igno­ran­te de cuá­les son los ver­da­de­ros intere­ses del niño.

Si el con­te­ni­do de este dra­ma es deci­di­da­men­te atrac­ti­vo, su valor se enri­que­ce por la des­ta­ca­da inter­pre­ta­ción de Vir­gi­nie Efi­ra; la actriz que hoy día es una de las más renom­bra­das de la cine­ma­to­gra­fía fran­ce­sa al supe­rar­se a sí mis­ma en cada una de sus apa­ri­cio­nes. Aquí trans­mi­te con elo­cuen­cia el tre­men­do esfuer­zo rea­li­za­do por una madre que has­ta lle­ga a per­der el con­trol de sí mis­ma al tra­tar de tener nue­va­men­te al peque­ño en su hogar.

En suma, esta pelí­cu­la de pro­fun­do con­te­ni­do huma­nis­ta cala hon­do en el áni­mo del espec­ta­dor y por su remar­ca­ble rea­li­za­ción cons­ti­tu­ye una exce­len­te car­ta de pre­sen­ta­ción para nue­vos pro­yec­tos de la novel cineasta.

Un Silen­ce (Bél­gi­ca)

El rea­li­za­dor Joa­chim Lafos­se que en su fil­mo­gra­fía ha con­si­de­ra­do las com­ple­jas rela­cio­nes que se esta­ble­cen en el seno de una fami­lia, aquí vuel­ve a tra­tar este tópi­co a tra­vés de una narra­ción frag­men­ta­da aun­que a la pos­tre muy bien estructurada.

Un Silen­ce

La his­to­ria de Lafos­se y Tho­mas van Zuy­len está basa­da en la ver­da­de­ra tra­ge­dia acon­te­ci­da en Bél­gi­ca en la déca­da del 90 cuan­do Marc Paul Alain Dutroux adqui­rió tris­te noto­rie­dad como vio­la­dor de meno­res y en don­de el abo­ga­do Vic­tor His­sel gra­vi­tó para que el impla­ca­ble pede­ras­ta fue­se condenado.

En esta fic­ción el rela­to comien­za cuan­do Astrid Schaar (Emma­nue­lle Devos) se encuen­tra en una esta­ción poli­cial sien­do inte­rro­ga­da por una ins­pec­to­ra (Jean­ne Cherhal) debi­do a que Raphaël (Matthieu Galo­ux), el hijo adop­ti­vo de la fami­lia dd 18 años, tra­tó de matar a su mari­do abo­ga­do Fra­nçois Schaar (Daniel Auteuil).

De aquí en más, se pasa revis­ta a lo que Astrid rela­ta; así se sabe que ella ha esta­do uni­da con su mari­do por espa­cio de tres déca­das y que al igual que el real His­sel él se dedi­ca a defen­der a los padres de meno­res que han sido víc­ti­mas de ines­cru­pu­lo­sos asal­tan­tes sexua­les. Ade­más del hijo adop­ti­vo la pare­ja tie­ne a Caro­li­ne (Loui­se Che­vi­llot­te), la hija bio­ló­gi­ca que no vive en el hogar y man­tie­ne dis­tan­cia de los suyos por un omi­no­so silen­cio man­te­ni­do en el seno familiar.

Al pro­me­diar el rela­to, se va des­cu­brien­do el moti­vo que impul­só a Raphaël para aten­tar con­tra la vida de su pro­ge­ni­tor. Por dis­cre­ción no con­vie­ne reve­lar­lo sal­vo seña­lar cómo los abu­sos de padres hacia hijos inde­fen­sos pue­den dejar­les lesio­nes trau­má­ti­cas a tra­vés de los años.

Median­te la diná­mi­ca inter­re­la­ción entre los miem­bros de la fami­lia Schaar, se asis­te a un esca­bro­so dra­ma fami­liar en don­de una vez más el talen­to­so Lafos­se demues­tra su nota­ble domi­nio en la expo­si­ción de esta his­to­ria que con el res­pal­do de su impe­ca­ble elen­co man­tie­ne una apa­sio­nan­te intri­ga has­ta la esce­na final.

Making of (Fran­cia)

Las vici­si­tu­des que acon­te­cen duran­te la fil­ma­ción de una pelí­cu­la es lo que Cedric Kahn tra­ta en esta alo­ca­da comedia.

Making of

Simon (Denis Podaly­des) es un reco­no­ci­do cineas­ta que está diri­gien­do una pelí­cu­la de carác­ter social; su tema se cen­tra en la huel­ga de obre­ros ocu­pan­do la fábri­ca en que tra­ba­jan por­que la mis­ma está a pun­to de cerrar. El cli­ma crea­do entre los tra­ba­ja­do­res asu­me un carác­ter caó­ti­co y no se dife­ren­cia mucho con res­pec­to a la situa­ción real que viven en el set de fil­ma­ción los inte­gran­tes del elenco.

El roda­je alcan­za un momen­to ten­so cuan­do los finan­cis­tas del film acom­pa­ña­dos de un cola­bo­ra­dor pro­duc­tor (Xavier Beau­vois) no están de acuer­do con el des­en­la­ce del film y deci­den reti­rar su apo­yo si Simon no lo modi­fi­ca, aspec­to al cual él se opo­ne por­que no está dis­pues­to a efec­tuar cam­bio alguno.

Para­le­la­men­te el cineas­ta de la fic­ción debe sopor­tar a Alain (Jonathan Cohen), el inso­por­ta­ble y arro­gan­te pro­ta­go­nis­ta del film quien riva­li­za con Nadia (Souhei­la Yacoub), una talen­to­sa nue­va actriz que par­ti­ci­pa en la pelí­cu­la; ade­más Simon debe enfre­nar los pro­ble­mas per­so­na­les con su espo­sa Ali­ce (Valé­rie Donzelli).

A todo ello, lle­ga al set de fil­ma­ción Joseph (Ste­fan Cre­pon) un aspi­ran­te a cineas­ta que vive en la región a quien Simon le da la opor­tu­ni­dad de que fil­me el “making of” que impli­ca todo lo que acon­te­ce detrás de la cáma­ra mien­tras se efec­túa el rodaje.

Dada la situa­ción impe­ran­te urge encon­trar nue­vas fuen­tes de finan­cia­mien­to, en tan­to que la pro­duc­to­ra Vivian (Emma­nue­lle Ber­cot) debe hacer mila­gros para que el roda­je pro­si­ga recor­tan­do esce­nas y man­te­nien­do atra­sa­dos los sala­rios de las per­so­nas invo­lu­cra­das en el equi­po de filmación.

Si bien resul­ta intere­san­te la pre­mi­sa de Making of, ilus­tran­do el caos que acon­te­ce duran­te el roda­je del film, suce­de que resul­ta difí­cil dis­tin­guir en cier­tas secuen­cias la fic­ción de la real anar­quía sus­ci­ta­da entre los miem­bros del elenco.

Más allá de algu­nas secuen­cias secun­da­rias inne­ce­sa­rias, como es el caso del roman­ce que sur­ge entre Nadia y Joseph, la come­dia de Kahn resul­ta entre­te­ni­da a la vez que per­mi­te apre­ciar los pro­ble­mas que van sur­gien­do duran­te el pro­ce­so de crea­ción de un film, sobre todo cuan­do se pre­sen­tan los emba­ra­zo­sos pro­ble­mas de financiamiento.

La fian­cée du poè­te (Bél­gi­ca-Fran­cia)

La apre­cia­da actriz bel­ga Yolan­de Moreau se ubi­ca por ter­ce­ra vez detrás de la cáma­ra para ofre­cer una encan­ta­do­ra come­dia don­de tam­bién asu­me el rol pro­ta­gó­ni­co. Con sen­ci­llez y sin gran­di­lo­cuen­cia algu­na resul­ta muy fácil empa­ti­zar con los per­so­na­jes que ema­nan del guión escri­to por ella jun­to con Fré­dé­ri­que Moreau.

La fian­cée du poète

El rela­to pre­sen­ta a Mirei­lle (Moreau), una aman­te de la pin­tu­ra y la poe­sía, quien des­pués de una lar­ga ausen­cia retor­na a su hogar natal don­de se hace car­go de la vetus­ta man­sión fami­liar que ella ha here­da­do encon­trán­do­la muy aban­do­na­da y con la nece­si­dad de refac­cio­nar­la. Con un modes­to tra­ba­jo en la cafe­te­ría del museo de Char­le­vi­lle, ella tra­ta de aumen­tar su pre­su­pues­to con la reven­ta de paque­tes de ciga­rri­llos y de papel higié­ni­co que a veces sus­trae de los baños públicos.

A suge­ren­cia del afa­ble clé­ri­go local (William She­ller) ella sigue su con­se­jo de alqui­lar algu­nas de las habi­ta­cio­nes de su casa para con el dine­ro obte­ni­do poder vivir con mayor con­fort. Es así que su vida soli­ta­ria ten­de­rá a cam­biar con la lle­ga­da de tres loca­ta­rios. Uno de ellos es Ber­nard (Gré­gory Gade­bois), el jar­di­ne­ro muni­ci­pal que lle­va una doble vida; otro es Elvis (Esté­ban), un refu­gia­do que Mirei­lle encuen­tra en su jar­dín y el ter­ce­ro es el joven Cyril (Tho­mas Guy) quien ella lo ubi­có en la escue­la de bellas artes don­de él como afi­cio­na­do pin­tor se dedi­ca a efec­tuar repro­duc­cio­nes de con­sa­gra­dos maes­tros del arte.

De esta mane­ra Mirei­lle logra con­for­mar una fami­lia sin­gu­lar que le ofre­ce nue­vo alien­to en su vida. Lo intere­san­te es que sus inqui­li­nos asu­men per­so­na­li­da­des dife­ren­tes don­de cada uno de los mis­mos con­ser­va secre­tos. En todo caso, lo cier­to es que las situa­cio­nes gra­cio­sas a la vez que excén­tri­cas que se pro­du­cen duran­te esa con­vi­ven­cia fami­liar gene­ran un buen humor capaz de ele­var el áni­mo de Mirei­lle. A todo ello, para su gran sor­pre­sa ines­pe­ra­da­men­te arri­ba Fer­nan­do (Ser­gi López), un anti­guo amor que la había trai­cio­na­do al asu­mir la iden­ti­dad de un famo­so poeta.

Como si se tra­ta­ra de una fan­ta­sía nutri­da de ver­da­des y men­ti­ras, lo cier­to es que Moreau ha logra­do una encan­ta­do­ra fábu­la que des­ti­la con­si­de­ra­ble ter­nu­ra resal­tan­do el espí­ri­tu de con­fra­ter­ni­dad y soli­da­ri­dad que se esta­ble­ce entre sus per­so­na­jes; ese aspec­to es alta­men­te recon­for­tan­te den­tro de un mun­do pre­do­mi­nan­te­men­te individualista.

Les Âmes sœurs (Fran­cia)

El renom­bra­do cineas­ta André Téchi­ne quien en gran par­te de su fil­mo­gra­fía ha abor­da­do auda­ces temas, en su recien­te tra­ba­jo nue­va­men­te con­si­de­ra un dra­ma des­es­ta­bi­li­za­dor a tra­vés de la espe­cial rela­ción que se esta­ble­ce entre dos hermanos.

Les Âmes sœurs

La his­to­ria idea­da por Téchi­ne y Cédric Anger comien­za con una bre­ve esce­na de gue­rra en Mali don­de par­ti­ci­pa el sol­da­do fran­cés David (Ben­ja­min Voi­sin). Lue­go de una seve­ra explo­sión del vehícu­lo en que se encuen­tra, de inme­dia­to se lo ve repa­tria­do a un hos­pi­tal de París en esta­do de coma. Es allí don­de acu­de su her­ma­na Jean­ne (Noé­mie Mer­lant), que vive en la zona de los Piri­neos, para estar en los pri­me­ros días jun­to a él. Es asom­bro­so apre­ciar la minu­cio­si­dad de la aten­ción médi­ca dedi­ca­da al pacien­te en las mar­ca­das heri­das sufri­das en su cuer­po como asi­mis­mo para que pue­da emer­ger de su coma. Pasa­do varios meses de hos­pi­ta­li­za­ción el pacien­te des­pier­ta pero sin poder acce­der a la memo­ria con ante­la­ción a su accidente.

Con inmen­sa pacien­cia y devo­ción, una vez que David retor­na al lugar don­de habi­ta su her­ma­na, Jean­ne tra­ta de ir des­per­tan­do en él los hechos que vivió en el pasa­do como asi­mis­mo actúa a modo de enfer­me­ra a fin de cica­tri­zar sus heri­das duran­te su convalecencia.

A medi­da que el tiem­po trans­cu­rre, David par­cial­men­te retor­na a su pre­via exis­ten­cia así como se pro­du­ce un sen­ti­mien­to que exce­de lo mera­men­te fra­ter­nal. Mien­tras que en prin­ci­pio él igno­ra que se tra­ta de su her­ma­na, ella es cons­cien­te de la situa­ción y es allí don­de se lle­ga a des­cu­brir que ambos man­tu­vie­ron en el pasa­do una situa­ción inces­tuo­sa. En con­se­cuen­cia, mien­tras que Jean­ne tra­ta de repri­mir sus deseos, su her­mano desea con­su­mar nue­va­men­te el prohi­bi­do amor.

El octo­ge­na­rio rea­li­za­dor logra infun­dir con­si­de­ra­ble ten­sión a la rela­ción inces­tuo­sa, la cual es favo­re­ci­da por la auten­ti­ci­dad en que Mer­lant y Voi­sin trans­mi­ten el sen­ti­mien­to de amor de sus per­so­na­jes. Entre otros acto­res del repar­to par­ti­ci­pan en roles de apo­yo André Mar­con ani­man­do al pro­pie­ta­rio de la casa que Jean­ne arrien­da y Audrey Dana como la alcal­de­sa local.

Entre los fac­to­res téc­ni­cos de pro­duc­ción cabe des­ta­car la logra­da foto­gra­fía de Geor­ges Lechap­tois cap­tan­do la belle­za de las mon­ta­ñas y lagos de los Pirineos.

Sien­do el inces­to un tópi­co urti­can­te es loa­ble la for­ma en que Téchi­ne lo enca­ra en la medi­da que su narra­ti­va per­mi­te gene­rar legí­ti­ma emo­ción sin des­bor­dar en un gra­tui­to sensacionalismo.

Il pleut dans la mai­son (Bél­gi­ca-Fran­cia)

Con el ante­ce­den­te de su muy buen docu­men­tal Petit Same­di (2017), la cineas­ta bel­ga Palo­ma Ser­mon-Daî debu­ta en el lar­go­me­tra­je de fic­ción con este film enfo­can­do la situa­ción vivi­da por dos adolescentes.

Il pleut dans la maison

El guión de la direc­to­ra ambien­ta la acción en un lugar turís­ti­co de la pro­vin­cia de Wallo­nia don­de en una casa bas­tan­te veni­da a menos habi­tan Pur­dey (Pur­dey Lom­bet) pró­xi­ma a cum­plir 18 años, su her­mano menor, Makenzy (Makenzy Lam­bet) de 15 años y la madre Ley­la (Loui­se Man­teau). El cua­dro fami­liar no es muy armo­nio­so en la medi­da que Ley­la es una mujer adic­ta al alcohol y con fre­cuen­cia se ausen­ta del hogar dejan­do a sus hijos a la deri­va dado que no hay un padre que se res­pon­sa­bi­li­ce por ellos.

Lejos de la segu­ri­dad y pro­tec­ción mater­nal, los her­ma­nos tra­tan de apro­ve­char sus vaca­cio­nes esti­va­les de la mejor for­ma posi­ble, en tan­to que entre ellos exis­te un sóli­do lazo fra­ter­nal. Tra­tan­do de dejar de lado la vida poco exci­tan­te que atra­vie­san, Pur­dey que tra­ba­ja como emplea­da de lim­pie­za para obte­ner un míse­ro ingre­so, avi­zo­ra la idea de alqui­lar un lugar don­de alo­jar­se para vivir con su her­mano y apar­tar­se de su madre; cla­ro está que para Pur­ley no resul­ta fácil deci­dir en tener que dejar sus estu­dios de lado y pos­ter­gar su sue­ños de lle­gar a ser enfermera.

Con mucha suti­le­za, la rea­li­za­do­ra abor­da deli­ca­da­men­te ese perío­do de tran­si­ción de la ado­les­cen­cia hacia la vida adul­ta y en tal sen­ti­do ha con­ta­do como pro­ta­go­nis­tas a dos her­ma­nos de la vida real, por lo que obvia­men­te no han teni­do difi­cul­tad para carac­te­ri­zar con total auten­ti­ci­dad sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. En el bre­ve repar­to par­ti­ci­pan ade­más Ami­ne Habi­dou como el inte­rés román­ti­co de Pur­dey y Dono­van Nizet como el ami­go de corre­rías de Makenzy.

Cier­ta­men­te el tema abor­da­do por Ser­mon-Daî no es nove­do­so pero lo que dis­tin­gue a este film es el retra­to rea­lis­ta que ella efec­túa de dos seres que deben con­vi­vir en un medio pre­ca­rio y sin mucho ali­cien­te de que la situa­ción tien­da a mejorar.

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