RIEN À PERDRE. Francia-Bélgica, 2023. Un film escrito y dirigido por Delphine Deloget. 112 minutos
En su debut como realizadora Delphine Deloget demuestra una inusual madurez abordando el delicado tema de una madre luchando por la tenencia de su hijo.
Asociando este film a los muchos que el gran director Ken Loach ha ofrecido en su comprometido cine social, la novel directora conmueve en la historia que relata basada en su guión compartido con Camille Fontaine y Olivier Demangel.
La acción que transcurre en Brest presenta a Sylvie (Virginie Efira), una mujer viuda y madre de Jean-Jacques (Félix Léfebvre) de 15 años y Sofiane (Alexis Tonetti) de 8 años quienes conforman una muy unida familia. Trabajando en horas nocturnas en un bar, durante el día debe ocuparse de sus hijos así como a veces de su poco responsable hermano Hervé (Arieh Worthalter).
El drama se presenta cuando estando Sylvie ausente del hogar por su trabajo, Jean-Jacques traslada al hospital a su hermano Sofiane al haber sufrido quemaduras en su pecho mientras preparaba papas fritas en la cocina durante la noche, causando asimismo un pequeño incendio. De inmediato la noticia trasciende y eso motiva la intervención del servicio de protección al menor representado por una insensible empleada (India Hair); quien llega acompañada por un policía para trasladar a Sofiane a un hogar de acogida. Eso origina una desgarrante escena en la cual el niño resiste a ser separado de su madre. De nada vale la súplica de Sylvie demostrando cuanto quiere y cuida de sus hijos, no obstante el accidente producido. Además de asistir a una reunión de autoayuda grupal de personas que han sido separadas de sus hijos, también trata de entrevistar al juez que tendrá que adoptar la decisión final sobre el destino de Sofiane. Si bien Sylvie se encuentra auxiliada por una competente abogada (Audrey Mikondo) y por su otro hermano Alain (Mathieu Demy), ella no encuentra solución al problema; es así que su ansiedad y su inusual modo de actuar llega a afectarla de tal manera perdiendo el control de sí misma.
El desarrollo de esta historia origina escenas de gran emoción pero la novel cineasta es lo suficientemente sutil para evitar que las mismas se logren mediante golpes bajos. Lo que en última instancia trasciende de este film es la severa crítica al sistema judicial imperante; tal como aquí se observa, la burocracia institucional permanece ciega e ignorante cuando se trata de determinar cuáles son las verdaderas necesidades del niño sin tener en cuenta las circunstancias que condujeron a separarlo de su familia.
El contenido de este potente drama acrecienta su valor por la destacada interpretación de Virginie Efira; esta actriz que maravilla en cada una de sus interpretaciones, aquí transmite con genuina elocuencia el tremendo esfuerzo realizado por una madre coraje para recuperar a su querido hijito. Al propio tiempo cabe remarcar las actuaciones de Alexis Tonetti quien con gran convicción se transforma en el niño que adora a su madre y la de Félix Léfebvre, animando a su maduro hermano que también siente el impacto emocional de ver a su familia desintegrada.
En suma, esta película de profundo contenido humanista cala hondo en el ánimo del espectador y por su remarcable realización constituye una excelente carta de presentación para nuevos proyectos de la novel cineasta. Jorge Gutman