Morir Para Seguir Viviendo

DES­CAN­SAR EN PAZ. Argen­ti­na, 2024. Un film de Sebas­tián Borensz­tein. 105 minu­tos. Dis­po­ni­ble en Netflix

Des­pués de su exi­to­sa come­dia La Odi­sea de los Giles (2019), el rea­li­za­dor Sebas­tián Borensz­tein retor­na con Des­can­sar en Paz con­si­de­ran­do un dra­ma fami­liar pleno de tensión.

Joa­quín Furriel

El film basa­do en la nove­la homó­ni­ma de Mar­tín Bain­trub y adap­ta­do por Borensz­tein y Mar­cos Oso­rio está ambien­ta­do en la ciu­dad de Bue­nos Aires, a par­tir de 1994. En las pri­me­ras imá­ge­nes se con­tem­pla la feli­ci­dad que alber­ga a la fami­lia Dayan inte­gra­da por Ser­gio (Joa­quín Furriel), su espo­sa Este­la (Gri­sel­da Sici­lia­ni) y sus dos vás­ta­gos, Flo­ren­cia de 13 años (María Zoe Kunis­chi Sego­via) y Matías (Nico­lás Jur­berg) de 6 años; la oca­sión es la cele­bra­ción del bat-mitz­váh de Flo­ren­cia en el mar­co de una gran fies­ta don­de rei­na la ale­gría de todos los asistentes.

De inme­dia­to el armo­nio­so cua­dro fami­liar que­da tras­to­ca­do cuan­do sale a la luz la difi­ci­lí­si­ma situa­ción finan­cie­ra en que se encuen­tra Ser­gio. El exce­len­te nivel eco­nó­mi­co que dis­fru­ta­ba la fami­lia has­ta poco tiem­po atrás, vivien­do con­for­ta­ble­men­te en un ele­gan­te piso de la ciu­dad, tenien­do una casa en un country, con sus hijos asis­tien­do a una eli­tis­ta escue­la pri­va­da y con per­so­nal de ser­vi­cio en su hogar, todo ello corre peli­gro de des­mo­ro­nar­se. Dada la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca rei­nan­te en el país per­mi­tien­do la libre impor­ta­ción de bie­nes y ser­vi­cios ‚la fábri­ca de Ser­gio que here­dó de sus padres está a pun­to de clau­di­car por la com­pe­ten­cia extran­je­ra; a eso se agre­ga el atra­so en el pago de los habe­res a su per­so­nal que ame­na­za entrar en huel­ga; el pro­ble­ma se com­pli­ca aún más para Ser­gio por estar fuer­te­men­te endeu­da­do con los ban­cos como a su vez el ser urgi­do a devol­ver el volu­mi­no­so prés­ta­mo mone­ta­rio obte­ni­do en una ins­ti­tu­ción finan­cie­ra pre­si­di­da por Hugo Bren­ner (Gabriel Goity). Habien­do has­ta ese momen­to ocul­ta­do a su espo­sa la situa­ción que atra­vie­sa, Este­la no disi­mu­la la frus­tra­ción que la embar­ga cuan­do lle­ga a ente­rar­se de lo que está ocu­rrien­do y cómo eso afec­ta­rá a toda la fami­lia; por su par­te, ella como odon­tó­lo­ga no pue­de sol­ven­tar con sus hono­ra­rios la enor­me deu­da acumulada.

Cuan­do des­pués de ven­der su country a un ami­go, con el impor­te reci­bi­do Ser­gio se encuen­tra en camino hacia la finan­cie­ra para sal­dar par­te de la obli­ga­ción mone­ta­ria con­traí­da con Bren­ner, se pro­du­ce una gran explo­sión por el terri­ble aten­ta­do sufri­do por la Aso­cia­ción Mutual Israe­li­ta Argen­ti­na (Amia) el 18 de julio de 1994. El ata­que terro­ris­ta le infie­re a Ser­gio una heri­da de leve gra­ve­dad y sin dar avi­so a su fami­lia adop­ta la deci­sión de des­apa­re­cer; como él dis­po­ne de un impor­tan­te segu­ro de vida sien­do su mujer la bene­fi­cia­ria, sabe que si se le con­si­de­ra que ha falle­ci­do, su fami­lia podrá cobrar la suma asegurada.

A par­tir de allí el rela­to se des­do­bla en dos his­to­rias simul­tá­neas. En una de las mis­mas, Ser­gio con­si­gue lle­gar a Para­guay, don­de adquie­re una nue­va iden­ti­dad con cam­bio de nom­bre y ape­lli­do, ocul­tan­do su pasa­do. Alli con­si­gue un tra­ba­jo en un nego­cio de artícu­los para el hogar a car­go de “el Gor­do” Rubén (Raúl Dau­mas) y asis­ti­do por su espo­sa Ilu (Laly Gon­zá­lez). En tan­to, en Bue­nos Aires Este­la al que­rer can­ce­lar la deu­da de su “difun­to” espo­so a Bren­ner, él la con­do­na al con­si­de­rar que ella no ha sido quien la con­tra­jo; posi­ble­men­te por gra­ti­tud, una vez que Este­la con­si­gue reco­brar­se del dra­ma vivi­do se casa con el financista.

La acción se des­pla­za a 2009 don­de Ser­gio pro­si­gue su vida en Para­guay; a pesar de haber inti­ma­do con Ilu, que enviu­dó a cau­sa de un acci­den­te sufri­do por su mari­do, se encuen­tra ago­bia­do por su con­cien­cia de haber deja­do a su espo­sa e hijos a quie­nes sigue fuer­te­men­te año­ran­do. Por su par­te, Este­la está pre­pa­rán­do­se para el pró­xi­mo casa­mien­to de Flo­ren­cia (Maca­re­na Suá­rez), ya reci­bi­da de arqui­tec­ta, mien­tras que el joven Matías (Juan Cot­tet) tra­ba­ja en la com­pa­ñía finan­cie­ra de Brenner.

En una cui­da­da rea­li­za­ción Borensz­tein evi­ta que su rela­to des­bor­de en el melo­dra­ma­tis­mo, per­mi­tien­do que adop­te el tono de un poli­cial nutri­do de con­si­de­ra­ble sus­pen­so; a ello se agre­ga la exce­len­te recrea­ción de las épo­cas y luga­res en que trans­cu­rre la acción lo que con­tri­bu­ye a lograr una aca­ba­da auten­ti­ci­dad de lo que se está contemplando.

Lo que más tras­cien­de del film es el nota­ble nivel inter­pre­ta­ti­vo de Furriel y Sici­lia­ni. El actor trans­mi­te con ple­ni­tud la amar­gu­ra y el dolor de un hom­bre cuyo des­tino lo ha lle­va­do a tran­si­tar por un sen­de­ro que esta­ba lejos de ima­gi­nar; sin nece­si­dad de hablar, sus ges­tos y la tris­te mira­da de sus ojos alcan­zan gran expre­si­vi­dad. Por su par­te Sici­lia­ni expre­sa muy bien las emo­cio­nes vivi­das, al prin­ci­pio por el endeu­da­mien­to de su espo­so y pos­te­rior­men­te por la angus­tia fren­te a su ines­pe­ra­da des­apa­ri­ción. Den­tro de los roles de apo­yo se dis­tin­gue la sóli­da actua­ción de Goity como el tibu­rón finan­cie­ro que a la pos­tre des­ti­la huma­ni­dad y en espe­cial Laly Gon­zá­lez apor­tan­do sim­pa­tía y ter­nu­ra como la para­gua­ya pare­ja de Sergio.

Aun­que la reso­lu­ción de Des­can­sar en Paz es un tan­to dis­cu­ti­ble, eso no lo des­acre­di­ta dado que glo­bal­me­ne con­si­de­ra­do cons­ti­tu­ye un satis­fac­to­rio apor­te a la fil­mo­gra­fía del rea­li­za­dor. Jor­ge Gutman