Un Dra­ma Romántico

WE LIVE IN TIME. Gran Bre­ta­ña-Fran­cia, 2024. Un film de John Crow­ley. 107 minutos

Con­si­de­ran­do que su tema pue­de des­bor­dar en situa­cio­nes lacri­mó­ge­nas, el rea­li­za­dor John Crow­ley ha tra­ta­do de evi­tar cual­quier for­za­do sen­ti­men­ta­lis­mo en We Live in Time, un dra­ma román­ti­co que se desa­rro­lla en torno de una enfer­me­dad terminal.

Andrew Gar­field y Flo­ren­ce Pugh

Basa­do en el guión del dra­ma­tur­go bri­tá­ni­co Nick Pay­ne el rela­to comien­za con el diag­nós­ti­co reci­bi­do por Tobias (Andrew Gar­field) y su espo­sa Almut (Flo­ren­ce Pugh) infor­man­do que su cán­cer de ova­rio que esta­ba en remi­sión ha resur­gi­do nue­va­men­te con un pro­nós­ti­co no muy alen­ta­dor; cla­ro está que siem­pre exis­te la posi­bi­li­dad que inten­tan­do la qui­mio­te­ra­pia el mal nue­va­men­te se deten­ga aun­que nadie pue­de ase­gu­rar­lo. Es así que Almut y su mari­do deben deci­dir si seguir el tra­ta­mien­to con sus des­agra­da­bles efec­tos secun­da­rios o bien el de sin tomar acción y tra­tar de vivir inten­sa­men­te has­ta el momen­to del irre­me­dia­ble des­en­la­ce; se tra­ta de una difí­cil deci­sión sobre todo cuan­do se tie­ne una hiji­ta como lo es la peque­ña Ella (Gra­ce Delaney).

A tra­vés de una elip­sis, se pro­du­ce el pri­mer sal­to en el tiem­po don­de en prin­ci­pio uno igno­ra si aca­so el rela­to trans­cu­rre en un mun­do para­le­lo o no. En con­se­cuen­cia la narra­ción adop­ta la for­ma de un cru­ci­gra­ma don­de el espec­ta­dor tie­ne que recor­dar lo que acae­ce en 4 dife­ren­tes perío­dos en que la acción trans­cu­rre para evi­tar la confusión.

Tra­tan­do de efec­tuar un segui­mien­to cro­no­ló­gi­co, se apre­cia la ins­tan­cia en que Almut cono­ce a Tobias cuan­do lite­ral­men­te lo atro­pe­lla con­du­cien­do su coche. De inme­dia­to ese invo­lun­ta­rio acci­den­te gene­ra un estre­cho víncu­lo que con­du­ce a un bello roman­ti­cis­mo has­ta que la apa­ri­ción de la cruel enfer­me­dad nubla la feli­ci­dad de ambos. Fren­te al deseo de Tobias de tener fami­lia al cual ella ini­cial­men­te se resis­te, final­men­te que­da grá­vi­da has­ta que en una vis­ce­ral esce­na de par­to se pro­du­ce el alum­bra­mien­to de Ella. Ya en el momen­to actual, a pesar de la gra­ve­dad de su esta­do, sien­do una exper­ta chef Almut deci­de par­ti­ci­par en un con­cur­so de coci­na; si bien Tobias no con­si­de­ra pru­den­te que lo haga debi­do al estrés físi­co y emo­cio­nal insu­mi­do, ella con­si­de­ra que dicha com­pe­ti­ción impli­ca­rá un moti­vo de ple­na rea­li­za­ción en su últi­ma eta­pa de existencia.

La rea­li­za­ción de Crow­ley es un tan­to des­di­bu­ja­da sin que lle­gue a tras­cen­der; eso en gran par­te se debe por haber adop­ta­do una inne­ce­sa­ria estruc­tu­ra frac­tu­ra­da que impi­de al espec­ta­dor poder invo­lu­crar­se ple­na­men­te en el dra­má­ti­co rela­to. La nota de gra­cia de este film radi­ca en la estu­pen­da actua­ción de Pugh y Gar­field quie­nes gene­ran una nota­ble quí­mi­ca en la carac­te­ri­za­ción de sus per­so­na­jes; en tan­to que la actriz trans­mi­te la angus­tia vivi­da por la mujer que sabe de ante­mano lo que habrá de acon­te­cer­le, Gar­field a su vez refle­ja en su ros­tro la enor­me pena y la fra­gi­li­dad emo­cio­nal de un mari­do que pron­ta­men­te verá sucum­bir a su ama­da mujer. Jor­ge Gutman

Un Enco­mia­ble Héroe

SUPER/MAN: THE CHRIS­TOPHER REEVE STORY. Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña, 2024. Un film de Ian Bonho­le y Peter Etted­gui. 104 minutos

Un mere­ci­do tri­bu­to es el que los docu­men­ta­lis­tas Ian Bonho­le y Peter Etted­gui ofre­cen al des­apa­re­ci­do actor Chris­topher Reeve a los 20 años de su dece­so. En este con­mo­ve­dor rela­to los cineas­tas retra­tan al actor que al que­dar dis­ca­pa­ci­ta­do ha demos­tra­do una resi­lien­cia y deter­mi­na­ción a toda prue­ba para mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de quie­nes como él han que­da­do físi­ca­men­te impedidos.

Chris­topher Reeve

Sin adop­tar un orden cro­no­ló­gi­co, el film equi­li­bra ade­cua­da­men­te el antes y el des­pués del trá­gi­co acci­den­te sufri­do por Reeves en mayo de 1995 cuan­do al caer de un caba­llo sufrió una gra­ve lesión en su médu­la espi­nal que lo ha deja­do tetra­plé­ji­co e inmo­vi­li­za­do en vida.

En un rapi­dí­si­mo bro­cha­zo de su infan­cia, inclu­yen­do haber expe­ri­men­ta­do a los 3 años el divor­cio de sus padres, el rela­to pasa de lleno a su carre­ra de actor tea­tral y el momen­to en que se le ofre­ce la opor­tu­ni­dad de inter­pre­tar el film Super­man (1978) de Richard Don­ner; el gran éxi­to obte­ni­do por dicha pelí­cu­la lo con­vier­te inter­na­cio­nal­men­te en una super estre­lla del cine.

Los rea­li­za­do­res se han vali­do de los tes­ti­mo­nios de varios cole­gas que han actua­do o bien teni­do la opor­tu­ni­dad de estar en con­tac­to con él. Entre algu­nos de ellos se encuen­tra Jeff Daniels, Whoo­pi Gold­berg, Susan Saran­dón, Glenn Clo­se y su ínti­mo y gran ami­go del alma ya falle­ci­do Robin Williams que se gra­dua­ron en el mis­mo año en la escue­la Julliard.

La fama de Reeve per­ma­ne­ce inde­cli­na­ble has­ta que se pro­du­ce la tra­ge­dia del acci­den­te ecues­tre don­de a par­tir de enton­ces su vida cobra un vuel­co ines­pe­ra­do. Uno de los momen­tos emo­ti­vos del film acae­ce cuan­do el actor efec­túa su pri­me­ra apa­ri­ción públi­ca en su silla de rue­das en el acto de entre­ga de los Oscar en 1996 sien­do home­na­jea­do y cáli­da­men­te aplau­di­do por la audien­cia asistente.

El rela­to cobra con­si­de­ra­ble inten­si­dad des­pués de haber que­da­do para­li­za­do ilus­tran­do su acti­va par­ti­ci­pa­ción en abo­gar por la defen­sa de los para­plé­ji­cos; en tal sen­ti­do es excep­cio­nal­men­te meri­to­rio el emo­ti­vo dis­cur­so pro­nun­cia­do en oca­sión de la Con­ven­ción Nacio­nal del Par­ti­do Demó­cra­ta de 1996, recla­man­do una mejor cober­tu­ra médi­ca para la gen­te dis­ca­pa­ci­ta­da. Su emo­ti­va alo­cu­ción logró que el gobierno dis­pu­sie­ra de un mayor pre­su­pues­to ten­dien­te a la inves­ti­ga­ción y ayu­da a la comu­ni­dad para­plé­ji­ca, como acon­te­ció con la nota­ble para­li­za­da cien­tí­fi­ca Broo­ke Elli­son; basa­do en esta mujer, Reeves rodó en 2004 su pós­tu­mo film “The Broo­ke Elli­son Story” resal­tan­do su labor de acti­vis­ta en la lucha por la mis­ma causa.

El docu­men­tal con­si­de­ra asi­mis­mo la rela­ción sen­ti­men­tal de Reeves con Gae Exton don­de nacie­ron sus hijos Matthew y Ale­xan­dra así como su pos­te­rior enla­ce en 1992 con la can­tan­te Dana Moro­si­ni tenien­do como úni­co hijo a Will. Si en su pri­me­ra épo­ca, Reeves no tuvo gran con­tac­to con sus dos pri­me­ros hijos al dejar­los en Ingla­te­rra para asu­mir com­pro­mi­sos de cine en Holly­wood, es cuan­do ya inmo­vi­li­za­do que otor­ga prio­ri­dad a su núcleo familiar.

Ade­más de los tes­ti­mo­nios brin­da­dos por las dos pare­jas y sus hijos así como la dis­po­si­ción que tuvie­ron los rea­li­za­do­res de archi­vos de la fami­lia, que­da en evi­den­cia la bue­na rela­ción exis­ten­te entre los her­ma­nos, como igual­men­te el gran amor e infi­ni­to cui­da­do de Dana hacia su mari­do don­de ambos en 2002 cons­ti­tu­ye­ron The Chris­topher and Dana Reeve Foun­da­tion; esta ins­ti­tu­ción per­si­gue curar y mejo­rar la cali­dad de las per­so­nas que viven con pará­li­sis median­te pro­yec­tos inno­va­do­res de inves­ti­ga­ción finan­cia­dos con subvenciones.

La pelí­cu­la cul­mi­na con evi­den­te emo­ción refle­jan­do el tris­te recuer­do de sus hijos con moti­vo de la muer­te de su padre el 10 de octu­bre de 2004 y a ello sigue la de Dana; lamen­ta­ble­men­te falle­ci­da el 6 de mar­zo de 2006 debi­do a un cán­cer al pul­món. Es así que Matthew, Ale­xan­dra y Will pro­si­guen la noble misión de sus padres diri­gien­do la altruis­ta fundación.

La flui­da direc­ción de Bonho­le y Etted­gui como el cui­da­do­so mon­ta­je de Otto Burnham valo­ri­zan a este con­mo­ve­dor docu­men­tal resal­tan­do el heroís­mo de un hom­bre inmo­vi­li­za­do y depen­dien­te de un res­pi­ra­dor, quien con su valio­so empren­di­mien­to ha sido un indis­cu­ti­ble bene­fac­tor de la gen­te físi­ca­men­te inmo­vi­li­za­da. Jor­ge Gutman

Jue­go de Citas

WOMAN OF THE HOUR. Esta­dos Uni­dos-Cana­da, 2023. Un film de Anna Ken­drick. 89 minutos

La popu­lar actriz Anna Ken­drick debu­ta como direc­to­ra e igual­men­te actúa en Woman of the Hour, cuya his­to­ria basa­da en un caso real se cen­tra en un infa­me cri­mi­nal serial que azo­tó Esta­dos Uni­dos duran­te la déca­da del 70.

Una esce­na de WOMAN OF THE HOUR

El rela­to basa­do en el guión de Ian MacA­llis­ter McDo­nald comien­za en 1977 cuan­do en un acan­ti­la­do de una región mon­ta­ño­sa de Wyo­ming el fotó­gra­fo Rod­ney Alca­lá (Daniel Zovat­to) sedu­ce con su pre­sen­cia a Sarah (Kelley Jakie), quien des­pués de haber­le toma­do algu­nas fotos con la pro­me­sa de con­se­guir­le un tra­ba­jo, ter­mi­na estran­gu­lán­do­la. Retro­ce­dien­do a 1971 se sabe que se está en pre­sen­cia de un sinies­tro homi­ci­da al obser­var a otras víc­ti­mas eli­mi­na­das por él.

El núcleo cen­tral del rela­to se desa­rro­lla en 1978 en Holly­wood don­de la aspi­ran­te a actriz Cheryl Bradshaw (Ken­drick) fra­ca­sa en su inten­to de ser con­tra­ta­da al no haber satis­fe­cho en una prue­ba que le es toma­da. Con todo su agen­te con­si­gue que par­ti­ci­pe como inte­rro­ga­do­ra en el show del con­cur­so tele­vi­si­vo deno­mi­na­do The Dating Game (jue­go de citas) Este pro­gra­ma que fue crea­do por Chuck Barris a prin­ci­pios de los años 60, se carac­te­ri­za en el que una per­so­na entre­vis­ta­do­ra, gene­ral­men­te una mujer sol­te­ra, for­mu­la una serie de pre­gun­tas escri­tas en unas tar­je­tas a tres par­ti­ci­pan­tes sol­te­ros sobre temas román­ti­cos; el que resul­ta gana­dor obtie­ne como recom­pen­sa una cita con ella con todos los gas­tos cubier­tos. Curio­sa­men­te uno de los con­ten­dien­tes es el fotó­gra­fo ase­sino que resul­ta triun­fa­dor del con­cur­so. En el trans­cur­so de la emi­sión Lau­ra (Nico­let­te Robin­son) ‑una de las per­so­nas del públi­co asis­ten­te- reco­no­ce al femi­ni­ci­da y deses­pe­ra­da­men­te tra­ta de comu­ni­car esa situa­ción a los res­pon­sa­bles del pro­gra­ma aun­que sin lograrlo.

Como espec­ta­dor del film uno se pre­gun­ta qué es lo que ocu­rrió con Alca­lá antes de su pre­sen­ta­ción en este show y cómo no pudo ser detec­ta­do duran­te tan­to tiem­po por los crí­me­nes come­ti­dos. Dejan­do de lado este aspec­to no con­tem­pla­do por la direc­to­ra, lo con­cre­to es que ella logra crear momen­tos de inten­sa ten­sión, cuan­do a la sali­da del noc­turno pro­gra­ma Alca­lá se apro­xi­ma ama­ble­men­te a Cheryl; con todo ella va pre­sin­tien­do su ame­na­zan­te pre­sen­cia en medio de un par­que de esta­cio­na­mien­to que a esas horas se encuen­tra vacío.

La his­to­ria pro­si­gue en 1979 cuan­do Rod­ney encuen­tra en Cali­for­nia a Amy (Autumn Best), una ado­les­cen­te que apa­re­ce como poten­cial víc­ti­ma pero que logra esca­par­se a tiempo.

El film no apro­ve­cha todo el poten­cial al que el tema se pres­ta debi­do a una eje­cu­ción enca­mi­na­da de mane­ra des­igual. No obs­tan­te, Ken­drick per­mi­te refle­jar la miso­gi­nia exis­ten­te a tra­vés de la acti­vi­dad ruti­na­ria de Cheryl como asi­mis­mo por la vio­len­cia sufri­da por las muje­res que han sido aba­ti­das por Alca­lá. La direc­to­ra con­tó con un acer­ta­do elen­co, aun­que curio­sa­men­te su pro­pia actua­ción resul­te un tan­to afec­ta­da, en tan­to que Zovat­to cons­ti­tu­ye una ver­da­de­ra reve­la­ción trans­mi­tien­do con ente­ra con­vic­ción la saga­ci­dad emplea­da por su per­so­na­je para atraer a sus presas.

En los cré­di­tos fina­les se infor­ma que el homi­ci­da fue arres­ta­do en 1979 y mien­tras se aguar­da­ba su jui­cio fue libe­ra­do bajo fian­za y en ese inter­ín mató a una mujer de 21 años y a una chi­ca de 12 años. Arres­ta­do nue­va­men­te y habien­do pues­to en evi­den­cia la mag­ni­tud de sus crí­me­nes fue encar­ce­la­do, murien­do por cau­sas natu­ra­les en la pri­sión de Cor­co­rán, Cali­for­nia, en julio de 2021. Jor­ge Gutman

El Apren­diz y su Instructor

THE APPREN­TI­CE. Cana­dá-Dina­mar­ca-Irlan­da, 2024. Un film de Ali Abba­si. 120 minutos.

Pre­ce­di­do por dos remar­ca­bles fil­mes como lo fue­ron Bor­der (2018) y Holy Spi­der (2022), el afa­ma­do direc­tor ira­ní nacio­na­li­za­do danés Ali Abba­si retor­na con The Appren­ti­ce enfo­can­do los pri­me­ros años de ges­tión empre­sa­rial del ex pre­si­den­te Donald Trump. Sin ofre­cer gran­des sor­pre­sas ni mucho más a quie­nes se han inte­rio­ri­za­do en su vida, lo dis­tin­ti­vo de la pelí­cu­la es la for­ma que adop­ta su narra­ción y la ilus­tra­ción de un perío­do espe­cial que atra­ve­só New York.

Jeremy Strong y Sebas­tian Stan

La his­to­ria basa­da en el guión del perio­dis­ta Gabriel Sher­man comien­za en 1973 cuan­do Trump (Sebas­tian Stan) de 27 años e hijo de un acau­da­la­do empre­sa­rio con­ser­va­dor de Queens, tra­ta de abrir­se paso en el mun­do inmo­bi­lia­rio de Manhat­tan. Para ello, des­pués de cier­tos inten­tos rea­li­za­dos, logra que el influ­yen­te y amo­ral abo­ga­do Roy Cohn (Jeremy Strong), quien fue el ase­sor del sena­dor Joseph McCarthy en las audien­cias del anti­co­mu­nis­mo de los años 50, lo tome bajo su tute­la. Es allí que se ini­cia la rela­ción del devo­to apren­diz con el mons­truo­so ins­truc­tor apren­dien­do de él tres reglas fun­da­men­ta­les para triun­far, a saber: ata­car, negar todo y siem­pre asu­mir la vic­to­ria aun­que los hechos demues­tren lo con­tra­rio. Gra­cias a Cohn, Trump comien­za su derro­te­ro empre­sa­rial en el mar­co de una ciu­dad depri­mi­da eco­nó­mi­ca­men­te; con­se­cuen­te­men­te logra cons­truir el lujo­so hotel Hyatt en reem­pla­zo del prác­ti­ca­men­te des­ven­ci­ja­do inmue­ble de la Esta­ción Cen­tral. Habien­do sido menos­ca­ba­do por su padre Fred (Mar­tin Dono­van) que no creía en él, Donald le demues­tra su capa­ci­dad de empren­der y rea­li­zar­se como exi­to­so empresario.

En la esfe­ra sen­ti­men­tal el film ilus­tra los esfuer­zos de Trump para con­quis­tar a la bella y popu­lar mode­lo Iva­na Zel­nic­ko­va (Maria Baka­lo­va), que final­men­te lo logra­rá pro­po­nién­do­le matri­mo­nio. En tal sen­ti­do nue­va­men­te se apre­cia la fuer­te influen­cia de Cohn hacia Trump cuan­do le alec­cio­na acer­ca de los arre­glos finan­cie­ros que debe­rá tener en cuen­ta con quien será su futu­ra esposa.

A medi­da que pasan los años el nom­bre “Trump” cons­ti­tu­ye una refe­ren­cia impor­tan­te en el nego­cio inmo­bi­lia­rio, en gran par­te res­pal­da­do por la gigan­tes­ca Torre Trump inau­gu­ra­da en 1983. Curio­sa­men­te, el empo­de­ra­mien­to de Donald suce­de al mis­mo tiem­po que se pro­du­ce la caí­da en des­gra­cia de Cohn que es víc­ti­ma del Sida en los años 80; en tal sen­ti­do es sor­pren­den­te cómo Trump sin con­mi­se­ra­ción algu­na lo va dejan­do aban­do­na­do, olvi­dan­do lo que su mali­cio­so pro­fe­sor con­tri­bu­yó en el éxi­to de su carre­ra profesional.

Sin entrar a deta­llar las sub­tra­mas refe­ren­tes a aspec­tos fami­lia­res de Trump, Abba­si ofre­ce un rela­to que sin duda no habrá de con­ci­tar una opi­nión uná­ni­me dada la fuer­te pola­ri­za­ción exis­ten­te en torno a su pro­ta­go­nis­ta. Sin caer en la ten­ta­do­ra cari­ca­tu­ra, el rea­li­za­dor evi­ta huma­ni­zar a Trump, así, si en par­te él apren­dió la lec­ción de Cohn en saber men­tir y caer en manio­bras bor­dean­do la corrup­ción, el film no duda en expo­ner su com­por­ta­mien­to inescrupuloso.

La inter­pre­ta­ción de Strong es memo­ra­ble mos­tran­do la per­so­na­li­dad del detes­ta­ble y mons­truo­so abo­ga­do capaz de mane­jar a su anto­jo a su dis­cí­pu­lo; asi­mis­mo no menos admi­ra­ble es la com­po­si­ción de Stan quien mos­tran­do la per­so­na­li­dad vani­do­sa y mani­pu­la­do­ra del ex pre­si­den­te, apli­ca con asom­bro­sa natu­ra­li­dad sus ges­tos, movi­mien­tos, la ento­na­ción de su voz al hablar y el empleo de sus tics.

En los fac­to­res téc­ni­cos, es des­ta­ca­ble el dise­ño de pro­duc­ción de Alek­san­dra Marin­ko­vich repro­du­cien­do feha­cien­te­men­te la ciu­dad neo­yor­ki­na de las déca­das del 70 y 80.

En suma, dejan­do de lado cual­quier con­tro­ver­sia que pue­da sur­gir en torno de Trump, el film de Abba­si está bien rea­li­za­do y aun­que uno desea­ría mayor pro­fun­di­dad logra con­ci­tar la aten­ción, sobre todo por la enco­mia­ble actua­ción sus dos pro­ta­go­nis­tas. Jor­ge Gutman

Con­mo­ve­dor Documental

BLINK. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un docu­men­tal de Daniel Roher y Edmund Sten­son. 84 minutos

Un muy buen docu­men­tal de los rea­li­za­do­res Daniel Roher y Edmund Sten­son es lo que se apre­cia en Blink.

Para los padres de una fami­lia bien cons­ti­tui­da lo más impor­tan­te cons­ti­tu­ye el bien­es­tar de sus hijos y cuan­do algu­na enfer­me­dad les afec­ta, eso gene­ra una gran preo­cu­pa­ción. Algo seme­jan­te acon­te­ce con el matri­mo­nio de Sébas­tien Pelle­tier y su mujer Édith que habi­tan en Mon­treal con sus cua­tro hijos, Mia de 11 años, Léo de 9 años, Colin de 6 años y Lau­rent de 4 años; con excep­ción de Léo, los res­tan­tes niños han sido diag­nos­ti­ca­dos con reti­no­sis pig­men­ta­ria; ésta es una enfer­me­dad gené­ti­ca incu­ra­ble don­de las per­so­nas afec­ta­das pier­den la visión gra­dual­men­te, aun­que no nece­sa­ria­men­te que­dan com­ple­ta­men­te ciegos.

La fami­lia Pelletier

Tenien­do en con­si­de­ra­ción esa situa­ción, Sébas­tien y Édith deci­den efec­tuar un via­je con sus hijos para que cuan­do lle­guen even­tual­men­te a per­der la vis­ta les que­de gra­ba­do en su memo­ria algu­nas de las mara­vi­llas que el mun­do les ha ofrecido.

Ese via­je los lle­va­rá a dife­ren­tes sitios de Áfri­ca, Asia y Suda­mé­ri­ca. Así se los ve en Nami­bia gozan­do de un safa­ri, en Indo­ne­sia prac­ti­can­do surf, en Tur­quía sabo­rean­do los hela­dos cre­mo­sos, así como cabal­gan­do en Mon­go­lia; obser­van­do la pues­ta de sol en el Par­que Nacio­nal del Desier­to Blan­co de Egip­to como asi­mis­mo con­tem­plar el ama­ne­cer en las mon­ta­ñas del Hima­la­ya en oca­sión de su esta­día en Nepal. Eso no impi­de haber expe­ri­men­ta­do algu­nos momen­tos de inquie­tud cuan­do estan­do en Ecua­dor efec­túan un paseo en funi­cu­lar y el mis­mo se que­da atas­ca­do por una horas en las altu­ras debi­do a un pro­ble­ma téc­ni­co que final­men­te que­dó resuelto.

Esta sin­gu­lar epo­pe­ya per­mi­te apre­ciar la diná­mi­ca esta­ble­ci­da entre el matri­mo­nio y sus hijos en don­de la fami­lia irra­dia en todo momen­to el enor­me pla­cer de dis­fru­tar con­jun­ta­men­te. Aun­que la enfer­me­dad como telón de fon­do jamás lle­ga a ensom­bre­cer los áni­mos, hay un momen­to pro­fun­da­men­te emo­ti­vo cuan­do el peque­ño Lau­rent desea que su madre le expli­que lo que sig­ni­fi­ca que­dar cie­go; tal como la mujer con­fie­sa a la cáma­ra que la fil­ma, esa pre­gun­ta repre­sen­tó para ella como si fue­se un dar­do atra­ve­san­do su cuerpo.

El via­je cul­mi­na en el Ama­zo­nas don­de los visi­tan­tes tran­si­tan por una aldea; allí se rela­cio­nan con una fami­lia del pue­blo indí­ge­na Achuar don­de son cáli­da­men­te aco­gi­dos. Esa visi­ta cons­ti­tu­ye para los Pelle­tier una expe­rien­cia alta­men­te valio­sa al lle­gar a impo­ner­se de la enri­que­ce­do­ra cul­tu­ra autóctona.

Si bien la belle­za visual del film es un fac­tor impor­tan­te en la valo­ri­za­ción del docu­men­tal, lo que aquí cuen­ta es su con­te­ni­do. En ese aspec­to los cineas­tas — que han sido los auto­res del exce­len­te docu­men­tal Navalny (2022) — habien­do segui­do duran­te un año el tra­yec­to de los seis via­je­ros, han cap­ta­do con nota­ble auten­ti­ci­dad la resi­lien­cia de estos padres y las emo­cio­nes alber­ga­das jun­to a sus hijos. Cier­ta­men­te, este via­je cons­ti­tu­ye un pre­cio­so lega­do de este matri­mo­nio para sus que­ri­dos hijos, quie­nes cuan­do alcan­cen la edad adul­ta recor­da­rán el inmen­so amor que les ha sido brin­da­do con esta remar­ca­ble tra­ve­sía turística.

En esen­cia, la audien­cia asis­te a un con­mo­ve­dor docu­men­to agri­dul­ce de la vida real, que es reco­men­da­ble sin reser­va algu­na. Jor­ge Gutman