Cor­to­me­tra­jes de Docu­men­ta­les Nomi­na­dos al Oscar

CRÓ­NI­CA DE JOR­GE GUTMAN

  1. I Am Ready, War­den (Esta­dos Unidos).

El polé­mi­co tema de la pena de muer­te es con­si­de­ra­do por la direc­to­ra Smir­ti Mundh­ra enfo­can­do el caso de John Henry Ramí­rez, un mexi­cano quien en 2004 cuan­do tenía 20 años de edad apu­ña­ló mor­tal­men­te duran­te un robo a Pablo Cas­tro, el emplea­do de un alma­cén ubi­ca­do en Cor­pus Chris­ti, al sur de Texas. Habien­do logra­do huir a Méxi­co, en 2008 es apre­sa­do por la jus­ti­ca ame­ri­ca­na y un año des­pués es con­de­na­do a la pena capital.

I Am Ready, Warden

En base a estos ante­ce­den­tes la rea­li­za­do­ra que tuvo acce­so al sis­te­ma peni­ten­cia­rio de Texas y res­pal­da­da por el artícu­lo de la perio­dis­ta ame­ri­ca­na Keri Bla­kin­ger, inti­tu­la­do The Dun­geons and Dra­gons Pla­yers of Death Row, publi­ca­do en el New York Times Maga­zi­neefec­túa un vas­to aná­li­sis del con­de­na­do indi­vi­duo en los días que pre­ce­die­ron a su eje­cu­ción de Octu­bre de 2022.

Es así que el docu­men­tal ofre­ce el tes­ti­mo­nio de Ramí­rez, cuya vida des­pués de la cap­tu­ra per­ma­ne­cien­do duran­te 13 años en el pabe­llón de la muer­te, ha modi­fi­ca­do un cam­bio pro­fun­do en su per­so­na­li­dad no sola­men­te en el esfuer­zo rea­li­za­do por redi­mir­se sino que igual­men­te se mues­tra resig­na­do fren­te a la muer­te que lo acecha.

La docu­men­ta­lis­ta pudo entre­vis­tar a Aaron Cas­tro, el hijo de la víc­ti­ma; él que per­dió a su padre cuan­do tenía 14 años, mani­fes­tó que debi­do a su sufri­mien­to y dolor así como su resen­ti­mien­to hacia Ramí­rez hizo que no sin­tie­ra pesar alguno al impo­ner­se de su sen­ten­cia; no obs­tan­te cuan­do en el men­sa­je final que el sen­ten­cia­do le envía el día de su eje­cu­ción expre­san­do su remor­di­mien­to y pidién­do­le que le dis­cul­pe, Aaron acep­ta la dis­cul­pa per­do­nán­do­lo. Asi­mis­mo resul­ta con­mo­ve­dor el lla­ma­do tele­fó­ni­co de Ramí­rez a su hijo Izzi de 16 años, minu­tos antes de reci­bir la inyec­ción letal; en su des­pe­di­da le trans­mi­te su inmen­so amor a la vez que la pena por el dolor que le causa.

A tra­vés de su expo­si­ción Mundh­ra cues­tio­na el sis­te­ma de jus­ti­cia impe­ran­te en algu­nos esta­dos ame­ri­ca­nos, como es el caso de Texas, don­de la sen­ten­cia es un aten­ta­do al dere­cho de vida. Aun­que el docu­men­tal no lo con­si­de­re, más cues­tio­na­ble resul­ta cuan­do la sen­ten­cia mor­tal tie­ne lugar muchos años des­pués y el ase­sino refle­ja un pro­fun­do y posi­ti­vo cam­bio de per­so­na­li­dad con­vir­tién­do­lo en un ser humano que car­ga en sus espal­das la cul­pa y remor­di­mien­to por el daño cau­sa­do; eso impli­ca que la eje­cu­ción se apli­ca, como en este caso, a un John Ramí­rez com­ple­ta­men­te dife­ren­te del que ase­si­nó a Pablo Castro.

Sin duda, este docu­men­tal inob­je­ta­ble­men­te rea­li­za­do revi­ve la dis­cu­sión acer­ca de la pena capi­tal don­de cada uno pue­de tener una opi­nión al res­pec­to, aun­que nume­ro­sos estu­dios han demos­tra­do que ese cas­ti­go irre­ver­si­ble no redu­ce la criminalidad.

  1. Death by Num­bers (Esta­dos Unidos)

Los aten­ta­dos come­ti­dos por psi­có­pa­tas ase­si­nos en los cen­tros estu­dian­ti­les de Esta­dos Uni­dos ya no son acon­te­ci­mien­tos excep­cio­na­les y es así que la direc­to­ra Kim A. Sny­der docu­men­ta en este cor­to­me­tra­je las con­se­cuen­cias del dra­ma acon­te­ci­do el 14 de febre­ro de 2018 en la escue­la secun­da­ria Mar­jory Sto­ne­man Dou­glas del esta­do de Florida.

Death by Numbers

En esa fatí­di­ca fecha Niko­las Cruz de 19 años de edad que ha sido exalumno de dicho cole­gio, arma­do con un fusil de asal­to del tipo AR 15 ter­mi­nó matan­do a 14 estu­dian­tes y 3 adul­tos, ade­más de haber deja­do a dece­nas de per­so­nas heridas.

Una de las sobre­vi­vien­tes ha sido la estu­dian­te Sam Fuen­tes de 18 años que había sido seria­men­te lesio­na­da y pro­fu­sa­men­te san­gra­da; eso se tras­lu­ce cuan­do ella es reque­ri­da para ofre­cer su tes­ti­mo­nio en el pro­ce­so judi­cial rea­li­za­do al que ha sido some­ti­do el cri­mi­nal en 2022, quien un año antes se decla­ró cul­pa­ble de la masa­cre come­ti­da. Muy ner­vio­sa fren­te al trau­ma vivi­do y al tener que enfren­tar a su agre­sor, Sam con­si­gue no obs­tan­te dar prue­bas de su empo­de­ra­mien­to cuan­do en la sala judi­cial se encuen­tra fren­te a él. El 2 de noviem­bre de 2022, dos días des­pués del tes­ti­mo­nio de Fuen­tes, Cruz fue sen­ten­cia­do a cade­na per­pe­tua sin posi­bi­li­dad de obte­ner la liber­tad con­di­cio­nal en el res­to de su vida.

Sny­der ofre­ce un vibran­te y ten­so docu­men­tal don­de que­da resal­ta­da la viven­cia de emo­cio­nes atra­ve­sa­das por Fuen­tes en la tra­ge­dia de Par­kland y las con­se­cuen­cias trau­ma­ti­zan­tes de la misma.

  1. Inci­dent (Esta­dos Unidos)

Tal como lo enun­cia su títu­lo, en este docu­men­tal el direc­tor Bill Morri­son regis­tra lo ocu­rri­do el 14 de julio de 2018 en la ciu­dad de Chica­go cuan­do un hom­bre fue balea­do a muer­te por un ofi­cial de policía.

Inci­dent

La ori­gi­na­li­dad del film se mani­fies­ta a tra­vés de la téc­ni­ca uti­li­za­da para regis­trar lo que pre­ce­de y lo que suce­de des­pués de que la víc­ti­ma reci­be el dis­pa­ro mor­tal. Median­te una diver­si­dad de regis­tros visua­les el espec­ta­dor tie­ne una visión del suce­so en 4 imá­ge­nes simul­tá­neas median­te el empleo de cáma­ras de segu­ri­dad que per­mi­ten frag­men­tar la pan­ta­lla en varias secciones.

La víc­ti­ma ha sido Harith Augus­tus, un bar­be­ro negro de 37 años, apo­da­do “Snoop” por los veci­nos del barrio, que goza­ba de bue­na repu­tación como hono­ra­ble y cabal ciu­da­dano. Cuan­do Snoop resis­tió al ofi­cial que lo detu­vo al haber sido sos­pe­cho­so de por­tar un arma en su pre­ti­na, se pro­du­ce el fatal inci­den­te. Cabe con­sig­nar que Augus­tus había adqui­ri­do la licen­cia de poseer un arma legalmente.

La cáma­ra video refle­ja dife­ren­tes esce­nas de los hechos, inclu­yen­do el cuer­po san­gran­te del occi­so, los poli­cías que lo rodean y lo que acon­te­ce en el vecin­da­rio fren­te al hecho consumado.

Lamen­ta­ble­men­te el inci­den­te des­crip­to no es el pri­me­ro ni tam­po­co el úni­co regis­tra­do en Esta­dos Uni­dos en don­de poli­cías blan­cos siem­pre tie­nen una jus­ti­fi­ca­ción para obrar de esa mane­ra; bas­ta­ría recor­dar el ase­si­na­to per­pe­tra­do por el ex poli­cía Derek Chau­vin al afro­ame­ri­cano Geor­ge Floyd el 25 de mayo de 2020.

No obs­tan­te las mani­fes­ta­cio­nes de pro­tes­tas que siguie­ron al ase­si­na­to de Harith Augus­tus, el ofi­cial Dillan Halley que mató a Augus­tus resul­tó exo­ne­ra­do en el jui­cio al que fue sometido.

Más allá de la téc­ni­ca emplea­da por Morri­son, la impor­tan­cia de este docu­men­tal radi­ca en que el espec­ta­dor juz­gue por sí mis­mo si exis­te un real moti­vo del acon­te­ci­do incidente..

  1. The Only Girl In the Orches­tra (Esta­dos Unidos)

Con­si­de­ra­ble­men­te emo­ti­vo es el tri­bu­to que la docu­men­ta­lis­ta Molly O’Brien brin­da a su tía Orin O’Brien en este emo­ti­vo cortometraje.

The Only Girl In the Orchestra

En 1966, la joven con­tra­ba­jis­ta Orin fue la pri­me­ra ins­tru­men­tis­ta con­tra­ta­da a tiem­po com­ple­to por la Filar­mó­ni­ca de New York don­de Leo­nard Berns­tein ocu­pa­ba el car­go de direc­tor musi­cal. El gran maes­tro, mara­vi­lla­do por el mag­ní­fi­co desem­pe­ño de O’Brien, mani­fes­tó “ado­ro a Orin por­que es una fuen­te de res­plan­dor de la orques­ta”. A tra­vés del docu­men­tal la rea­li­za­do­ra logra que su tía de 89 años de edad pase revis­ta a algu­nos tras­cen­den­tes momen­tos de su vida. Sien­do hija de una cele­bra­da pare­ja de acto­res, Geor­ge O’Brien y Mar­ga­ret Chur­chill, a dife­ren­cia de sus padres ella siem­pre pre­fi­rió man­te­ner un bajo per­fil tra­tan­do de no ser el cen­tro de aten­ción; reme­mo­ran­do sus comien­zos como aspi­ran­te a con­tra­ba­jis­ta Orin recuen­ta cómo la músi­ca la ayu­dó a orde­nar sus emo­cio­nes fren­te al impac­to expe­ri­men­ta­do por el divor­cio de sus padres.

Entre otros aspec­tos, el film ilus­tra su actua­ción como con­tra­ba­jis­ta, rodea­da por los 105 miem­bros de la orques­ta; es así que ella siem­pre con­si­de­ró que como ins­tru­men­tis­ta debía actuar en con­so­nan­cia con los res­tan­tes músi­cos evi­tan­do que su eje­cu­ción adquie­ra supe­rior reso­nan­cia. Muy que­ri­da por sus cole­gas, resul­ta con­mo­ve­dor con­tem­plar el home­na­je que ellos le tri­bu­ta­ron can­tán­do­le una can­ción espe­cial­men­te com­pues­ta, en oca­sión de su jubi­la­ción en 2021 de la Filar­mó­ni­ca des­pués de 55 años de exce­len­te actua­ción. Con todo así como lo hicie­ra antes de su reti­ro, el film expo­ne su dedi­ca­ción como pro­fe­so­ra de con­tra­ba­jo a jóve­nes alumnos.

Evi­tan­do su inclu­sión en la red social y man­te­nien­do su con­di­ción de humil­dad, ella con­fie­sa haber dedi­ca­do su vida a la músi­ca y aun­que no ha teni­do hijos, son sus alum­nos a quie­nes con­si­de­ra como tales.

Con un flui­do rit­mo Molly O’Brien ha logra­do un lúci­do docu­men­to expo­nien­do a una excep­cio­nal con­tra­ba­jis­ta a pesar de que ella no se con­si­de­ra como tal. Al pro­pio tiem­po el film gra­ti­fi­ca a los meló­ma­nos con extrac­tos de músi­ca de Beetho­ven y Bach, los com­po­si­to­res pre­fe­ri­dos de Orin.

  1. Ins­tru­ments of a Bea­ting Heart (Japón)

Nue­va­men­te la músi­ca es uno de los temas que pre­va­le­ce en los cor­to­me­tra­jes nomi­na­dos. En este caso, resul­ta pon­de­ra­ble cómo la direc­to­ra Ema Ryan Yama­za­ki expo­ne el pro­pó­si­to de una escue­la de edu­ca­ción pri­ma­ria de Tokio para que sus alum­nos se intere­sen por ella.

Ins­tru­ments of a Bea­ting Heart

El rela­to enfo­ca a una cla­se de alum­nos de pri­mer gra­do quie­nes pró­xi­mos a fina­li­zar el año esco­lar se les invi­ta a eje­cu­tar median­te ins­tru­men­tos de per­cu­sión la “Oda a la Ale­gría” (últi­mo movi­mien­to de la nove­la sin­fo­nía de Beetho­ven) para la cere­mo­nia de gra­dua­ción que se rea­li­za­rá reci­bien­do a los nue­vos estu­dian­tes que ingre­sa­rán a la escue­la. Entre los ele­gi­dos para par­ti­ci­par como músi­cos se encuen­tra la entu­sias­ta niña Aya­me quien en los ensa­yos no satis­fa­ce ple­na­men­te al pro­fe­sor Enemo­to por no haber memo­ri­za­do pre­via­men­te la par­ti­tu­ra. Aun­que muy afli­gi­da y con llan­to en su ros­tro, pro­me­te prac­ti­car en su hogar a fin de supe­rar el incon­ve­nien­te y estar inter­co­nec­ta­da con el peque­ño gru­po musical.

Echan­do una mira­da al sis­te­ma edu­ca­cio­nal japo­nés, la rea­li­za­do­ra expo­ne la pre­sión y la dis­ci­pli­na a la que los alum­nos están suje­tos para ren­dir lo mejor; sin embar­go, eso es logra­do con con­si­de­ra­ción y com­pa­sión para no crear con­flic­tos emo­cio­na­les. Asi­mis­mo el film des­ta­ca la cama­ra­de­ría y soli­da­ri­dad entre los peque­ños alum­nos como en el caso del apo­yo reci­bi­do por Aya­me quien final­men­te se des­ta­ca en la cele­bra­ción de la fies­ta musical.

La impe­ca­ble direc­ción de Yama­za­ki y el atrac­ti­vo tema con­si­de­ra­do per­mi­ten que este humano film seduz­ca al espectador.

Per­ple­ja Ópe­ra Prima

ARMAND. Norue­ga-Holan­da-Sue­cia-Ale­ma­nia, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Half­dan Ull­mann Tøn­del. 117 minutos,

Gran expec­ta­ti­va des­per­tó el estreno de Armand tenien­do en con­si­de­ra­ción que el film fue dis­tin­gui­do con la Cáma­ra de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes de 2024 y que ade­más su novel direc­tor norue­go Half­dan Ull­mann Tøn­del es el nie­to del des­apa­re­ci­do y emi­nen­te rea­li­za­dor Ing­mar Berg­man y de la remar­ca­ble actriz y direc­to­ra Liv Ull­mann. Sin embar­go, a mi jui­cio este film cier­ta­men­te pro­mi­so­rio en su pri­me­ra mitad, pier­de impul­so a medi­da que el tema ini­cial se dilu­ye por completo.

Rena­te Reinsve

La his­to­ria con­ce­bi­da por Ull­mann Tøn­del comien­za cuan­do Jar­le (Øys­tein Røger), el direc­tor de una escue­la ele­men­tal de Norue­ga, ins­tru­ye a la maes­tra Sun­na (Thea Lam­brechts Vau­len) la mane­ra en que debe­rá mane­jar una inmi­nen­te reu­nión de padres que no pro­me­te resul­tar con­for­ta­ble. El pro­ble­ma a resol­ver es el de acla­rar la situa­ción ori­gi­na­da por Armand, un niño de seis años de pri­mer gra­do, a quien se le acu­sa de haber agre­di­do y vio­la­do a Jon, su com­pa­ñe­ro de aula de simi­lar edad. Es así que Sun­na reci­be a Anders (Endre Hellest­vent) y Sarah (Ellen Dorrit Peter­sen), los pro­ge­ni­to­res de Jon, que han plan­tea­do la que­ja por el inci­den­te acae­ci­do y pron­ta­men­te se pre­sen­ta Eli­za­beth (Rena­te Reins­ve), la madre de Armand. Tras las pre­sen­ta­cio­nes per­ti­nen­tes y la expli­ca­ción del moti­vo de dicho encuen­tro por par­te de Sun­na, a los pocos minu­tos se agre­gan a la reu­nión, el direc­tor y Ajsa (Vera Vei­jo­vic) otra maes­tra de la escuela.

Sin la pre­sen­cia de los chi­cos, la con­fron­ta­ción que se pro­du­ce entre los padres de Jon soli­ci­tan­do que la escue­la tome medi­das por la agre­sión de Armand y Eli­za­beth que de mane­ra algu­na cree que su hijo sea cul­pa­ble, va crean­do un cli­ma de ten­sión que gra­dual­men­te se inten­si­fi­ca. Cuan­do en un momen­to dado Eli­za­beth se halla arrin­co­na­da por la acu­sa­ción, ella es obje­to de un ata­que de cin­co minu­tos de desen­fre­na­da risa para aca­bar con una cri­sis de llan­to. Otra situa­ción extra­ña tie­ne lugar con la fre­cuen­te hemo­rra­gia nasal de Ajsa y que a pesar de ello per­ma­ne­ce en la reunión.

Si has­ta esa pri­me­ra hora de metra­je el film des­pier­ta intri­ga por saber si real­men­te Armand es o no cul­pa­ble y si es posi­ble con­ce­bir que exis­ta vio­la­ción por par­te de una cria­tu­ra de esca­sa edad, la situa­ción se enra­re­ce de mane­ra increí­ble. Eso acon­te­ce entre las varias inte­rrup­cio­nes del encuen­tro don­de se asis­te a esce­nas alu­ci­nan­tes, como el caso de Eli­za­beth bai­lan­do con el emplea­do de lim­pie­za en los pasi­llos del esta­ble­ci­mien­to, o bien median­te imá­ge­nes de varias muje­res abra­zán­do­se de mane­ra inno­cua; a todo ello se agre­ga una esce­na com­ple­ta­men­te ais­la­da en la que se ve al per­so­nal de la escue­la reu­ni­do en el patio del cole­gio bajo una llu­via torrencial.

El rea­li­za­dor com­pli­ca aún más la situa­ción a medi­da que van reve­lán­do­se men­ti­ras, secre­tos y situa­cio­nes trau­má­ti­cas del pasa­do, dado que el her­mano de Sarah que había sido el mari­do de Eli­za­beth ter­mi­nó sui­ci­dán­do­se y por esa razón ella resien­te a la viuda.

Como espec­ta­dor que­da la incóg­ni­ta en saber cuál es el real foco de la pelí­cu­la ya que lo que pare­cía haber sido su audaz tema cen­tral, el debu­tan­te cineas­ta pare­ce olvi­dar­lo o bien dejar­lo de lado, agre­gan­do situa­cio­nes sin cohe­sión y caren­tes de sen­ti­do. Sal­vo su impe­ca­ble elen­co en el que se des­ta­ca el his­trio­nis­mo de Rena­te Reins­ve, así como algu­nos efec­tos visua­les bien logra­dos, esta per­ple­ja ópe­ra pri­ma alar­gán­do­se más allá de lo nece­sa­rio resul­ta frus­tran­te a la vez que ago­bian­te. Que­da­rá por ver si en futu­ros pro­yec­tos Ull­mann Tøn­del podrá demos­trar un talen­to simi­lar al de sus ilus­tres abuelos.
Jor­ge Gutman

Cor­to­me­tra­jes de Fic­ción Nomi­na­dos al Oscar

He aquí un bre­ve comen­ta­rio de los cin­co cor­tos que han sido nomi­na­dos por la Aca­de­mia de Holly­wood para el Oscar de este año.

1.The Man Who Could Not remain Silent (Croa­cia)

Pre­mia­do con la Pal­ma de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes de 2024, este cor­to­me­tra­je de Nebo­jša Sli­je­pče­vić recrean­do un inci­den­te real que acon­te­ció en 1993 en Strp­ci, Bos­nia-Her­ze­go­vi­na, es sin duda enco­mia­ble al rela­tar en esca­sos 13 minu­tos un caso de con­no­ta­ción moral.

The Man Who Could Not remain Silent

La acción trans­cu­rre en un tren que par­te de Bel­gra­do con des­tino a Mon­te­ne­gro don­de ines­pe­ra­da­men­te efec­túa una para­da no pre­vis­ta entre dos esta­cio­nes; eso se debe a que un gru­po ser­bio para­mi­li­tar ha sido des­ti­na­do a iden­ti­fi­car pasa­je­ros no ser­bios. En el mis­mo via­ja Dra­gan (Goran Bog­dan) y fren­te a él se halla Milan (Sil­vio Mum­me­las), un bos­nío musul­mán que se mues­tra preo­cu­pa­do de que lo deten­gan por no poseer nin­gún tipo de docu­men­ta­ción; con todo Dra­gan tra­ta de cal­mar­lo adu­cien­do que nada habrá de ocurrirle.

Cuan­do lle­ga­do el momen­to en que un sol­da­do ser­bio (Ale­xis Manen­ti) des­pués de iden­ti­fi­car a Dra­gan, se enfren­ta a Milan, debi­do a su situa­ción de indo­cu­men­ta­do musul­mán le pide que des­cien­da del tren. Es enton­ces cuan­do Tomo Buzov (Dra­gan Mica­no­vic), un jubi­la­do capi­tán ser­bio que via­ja en el mis­mo com­par­ti­men­to, cues­tio­na dura­men­te al mili­tar inqui­si­dor; ese ges­to de no per­ma­ne­cer en silen­cio mani­fes­tan­do su pro­tes­ta, habrá de gene­rar su arres­to y aun­que eso no lo ilus­tra el film, ter­mi­nó sien­do ase­si­na­do al tra­tar de pre­ve­nir la masa­cre de Strpci .

En su rela­to, el rea­li­za­dor logra una inusi­ta­da ten­sión gene­ra­da por la auten­ti­ci­dad brin­da­da por su cali­fi­ca­do elen­co al pro­pio tiem­po que deja entre­ver de mane­ra sos­la­ya­da la lamen­ta­ble masa­cre étni­ca que tuvo lugar duran­te la gue­rra de Bos­nia entre 1992 y 1995.

2. Anu­ja (India-Esta­dos Unidos)

Este film ambien­ta­do en New Delhi está mag­ní­fi­ca­men­te escri­to y rea­li­za­do por Adam J. Gra­ves quien des­cri­be cómo niños y niñas de humil­de con­di­ción tra­ba­jan en manu­fac­tu­ras para obte­ner una remu­ne­ra­ción míni­ma que pue­da sol­ven­tar sus nece­si­da­des básicas.

Anu­ja

El rela­to intro­du­ce a dos her­ma­nas huér­fa­nas; una de ellas es Anu­ja (Saj­da Pathan), una inte­li­gen­te niña de 9 años con excep­cio­na­les dotes mate­má­ti­cas, y la otra es la adul­ta Palak (Anan­ya Shanbhag), quie­nes están emplea­das en una fábri­ca de ropa. Al pro­pio tiem­po Palak, sin que nadie la obser­ve reco­ge disi­mu­la­da­men­te los reta­zos de géne­ro sobran­tes y con ese mate­rial se las arre­gla para con­for­mar bol­sas que acom­pa­ña­da de Anu­ja ven­den en las ferias de la ciudad.

La ruti­na de ambas her­ma­nas se alte­ra, cuan­do Mish­ra (Gulshan Walia), un maes­tro de escue­la, se apro­xi­ma a Ver­ma (Nagesh Bhons­le), el due­ño de la fábri­ca, cri­ti­cán­do­le por emplear a meno­res de edad y a su vez le ofre­ce a Anu­ja la posi­bi­li­dad de rea­li­zar un examen a fin de que pue­da ingre­sar a un pres­ti­gio­so inter­na­do cole­gial para estu­diar y optar por un mejor por­ve­nir en su vida. Con malé­vo­la inten­ción Ver­ma con­mi­na a Anu­ja para que se pre­sen­te fren­te a él el día y hora en que debe ren­dir la prue­ba de admi­sión y hacién­do­le saber que si des­obe­de­ce la orden ella y su her­ma­na serán des­pe­di­das. Es así que que­da en Anu­ja deci­dir cuál será la acti­tud que adop­ta­rá tenien­do en cuen­ta la ame­na­za del due­ño de la manu­fac­tu­ra y el deseo de no afec­tar el empleo de su hermana.

La sóli­da actua­ción de Pathan y Shanbhag trans­mi­tien­do el gran amor y pro­tec­ción que ambas her­ma­nas man­tie­nen entre sí, es sin duda uno de los moti­vos por el que el espec­ta­dor se sien­te iden­ti­fi­ca­do con la suer­te de sus per­so­na­jes. En los cré­di­tos fina­les de este entra­ña­ble cor­to­me­tra­je de carác­ter social se lee que fue rea­li­za­do con el apo­yo de una orga­ni­za­ción sin fines de lucro que pro­vee comi­da, vivien­da y edu­ca­ción a meno­res tra­ba­ja­do­res sin hogar en New Delhi, don­de la niña Pathan es una de ellas.

3. The Last Ran­ger (Sudá­fri­ca)

Este film de la direc­to­ra Cindy Lee tie­ne como pro­pó­si­to bre­gar por la pre­ser­va­ción del rei­no ani­mal en Sudá­fri­ca. Basa­do en even­tos reales, el guión de David S. Lee, Dar­win Shaw y Will Haw­kes ubi­ca la acción en los bellos pai­sa­jes de la pro­vin­cia suda­fri­ca­na de Cabo Orien­tal. Allí se asis­te a la afec­tuo­sa rela­ción que se esta­ble­ce entre Khu­sel­wa (Avu­mi­le Qong­qo), la guar­da­bos­ques titu­lar de una reser­va de caza, y Litha (Liya­bo­na Mro­qo­za), una niña de la etnia Xhosa.

The Last Ranger

A tra­vés de una jor­na­da que­da ilus­tra­do el víncu­lo afec­ti­vo que se va ges­tan­do entre estos dos per­so­na­jes don­de Litha va apre­cian­do la noble tarea que Khu­sel­wa rea­li­za quien ade­más de hacer­le ver las mara­vi­llas del lugar, le incul­ca la impor­tan­cia que adquie­re pro­te­ger a los rino­ce­ron­tes que allí habi­tan y que están en vías de extin­ción debi­do a los caza­do­res fur­ti­vos que ace­chan el lugar. Para Khu­sel­va la defen­sa de estos ani­ma­les cons­ti­tu­ye la razón de su vida.

El día comien­za apa­ci­ble­men­te en el paseo que rea­li­zan ambos per­so­na­jes has­ta que lle­ga el tris­te momen­to en que un caza­dor fur­ti­vo deja gra­ve­men­te heri­do a un rino­ce­ron­te blan­co. Es allí don­de Litha tes­ti­mo­nia la ate­rra­do­ra ver­dad sobre la cruel matan­za de estas impo­nen­tes cria­tu­ras así como la nota­ble labor desem­pe­ña­da por la estoi­ca Khuselwa.

Este cor­to­me­tra­je expo­ne los horro­res de la casa fur­ti­va de rino­ce­ron­tes, cuya masa­cre gene­ra un nega­ti­vo impac­to socio-eco­nó­mi­co en las comu­ni­da­des loca­les. En los cré­di­tos fina­les se lee que dia­ria­men­te es liqui­da­do un ani­mal para res­ca­tar sus cuer­nos, en tan­to que en la últi­ma déca­da más de diez mil rino­ce­ron­tes y mil guar­da­bos­ques han sido mata­dos por los caza­do­res fur­ti­vos. El comer­cio de los ile­ga­les cuer­nos de los rino­ce­ron­tes per­mi­te finan­ciar los sin­di­ca­tos del cri­men orga­ni­za­do a tra­vés del mundo.

En esen­cia, este noble film ade­más de resal­tar la labor de los guar­da­bos­ques de Sudá­fri­ca cons­ti­tu­ye un lla­ma­do de aler­ta para evi­tar la extin­ción de estos paqui­der­mos y sal­va­guar­dar la rique­za de la vida silvestre.

4. A Lien (Esta­dos Unidos)

La polí­ti­ca migra­to­ria de Esta­dos Uni­dos cons­ti­tu­ye el foco de aten­ción en este cor­to metra­je rea­li­za­do por los her­ma­nos David Cutler-Kreutz y Sam Cutler-Kreutz.

En un guión que les per­te­ne­ce, los direc­to­res enfo­can al matri­mo­nio inte­gra­do por, Oscar Gómez (William Mar­tí­nez), y Sophia (Vic­to­ria Rater­mans) jun­to a su peque­ña hija Nina (Koralyn Rive­ra), quie­nes vivien­do en Queens, se apre­su­ran por lle­gar a una entre­vis­ta en la que Oscar, has­ta ese momen­to indo­cu­men­ta­do, aspi­ra obte­ner la ansia­da tar­je­ta de resi­den­cia per­ma­nen­te cono­ci­da como “green card”; eso es debi­do a que él es de ori­gen sal­va­do­re­ño aun­que vivien­do des­de muchos años en Esta­dos Uni­dos, sien­do su espo­sa ame­ri­ca­na al igual que su hiji­ta. En prin­ci­pio todo mar­cha bien has­ta que hacen su apa­ri­ción agen­tes del Ser­vi­cio de Inmi­gra­ción y Con­trol de Adua­nas de Esta­dos Uni­dos. Sin entrar en deta­lles adi­cio­na­les, el cor­to ilus­tra el vía cru­cis que atra­vie­sa Oscar y que por inex­cu­sa­bles pre­jui­cios de los fun­cio­na­rios de turno, su soli­ci­tud es dene­ga­da, sien­do inme­dia­ta­men­te arres­ta­do para su even­tual depor­ta­ción, fren­te a la deses­pe­ra­ción de su mujer..

Los méri­tos del film resi­den en la mag­ní­fi­ca direc­ción de los rea­li­za­do­res quie­nes con cáma­ra en mano logran una real ten­sión, agra­cia­do con la muy con­vin­cen­te carac­te­ri­za­ción que Mar­tí­nez y Rater­mans logran de sus personajes.

Este enco­mia­ble film cons­ti­tu­ye una seve­ra crí­ti­ca al tra­ta­mien­to que reci­ben los inmi­gran­tes indo­cu­men­ta­dos y las con­se­cuen­cias que impli­ca la depor­ta­ción pro­du­cien­do la sepa­ra­ción del núcleo fami­liar. Aun­que rea­li­za­da en 2023, la pelí­cu­la adquie­re amplia vigen­cia con­si­de­ran­do la polí­ti­ca adop­ta­da por el actual gobierno de Esta­dos Unidos.

5. I’m not a Robot (Bél­gi­ca-Holan­da)

Este cor­to­me­tra­je, aun­que bien inten­cio­na­do care­ce de un foco pre­ci­so ya que nave­ga entre un enfo­que rea­lis­ta y una fan­ta­sía de cien­cia ficción.

I’m not a Robot

El film escri­to y diri­gi­do por Vic­to­ria War­mer­dam se cen­tra en Lara (Ellen Parren), una pro­duc­to­ra musi­cal, que en la ofi­ci­na en la que tra­ba­ja tra­ta de des­car­gar en su compu­tado­ra una ver­sión actua­li­za­da de un pro­gra­ma, pero sin lograr­lo. A fin de resol­ver la situa­ción, está for­za­da a com­ple­tar el test de segu­ri­dad deno­mi­na­do “capt­cha”- que veri­fi­ca si ella es una per­so­na huma­na; el resul­ta­do obte­ni­do es que con un 87% de pro­ba­bi­li­dad el sis­te­ma le seña­la que es un robot. Preo­cu­pa­dí­si­ma se comu­ni­ca tele­fó­ni­ca­men­te con su novio Daniel (Henry van Loon) trans­mi­tién­do­le lo que le ocu­rre, pero él pare­ce eva­dir el pro­ble­ma. Cuan­do de inme­dia­to, apa­re­ce con una cole­ga (The­kla Reuten) en la ofi­ci­na de Lara, Daniel le reve­la que cin­co años atrás la pro­gra­mó como mujer para que­rer­la, agre­gan­do que cuan­do él mue­ra, ella inme­dia­ta­men­te deja­rá de existir.

Si bien es mate­ria de dis­cu­sión sobre la posi­bi­li­dad de que en un futu­ro cer­cano la inte­li­gen­cia arti­fi­cial pue­da crear robots que actúen como per­fec­tos seres huma­nos, la pre­mi­sa de este film en prin­ci­pio atra­yen­te se esfu­ma por su desa­rro­llo que sin mayor cohe­ren­cia dis­ta de satis­fa­cer, no obs­tan­te la meri­to­ria actua­ción de Parren.
Jor­ge Gutman

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Un Per­so­na­je Inquebrantable

THE UNBREA­KA­BLE BOY. Esta­dos Uni­dos, 2025. Un film de Jon Gunn. 109 minutos

Den­tro del mar­co de rela­tos en los que la fe pue­de lle­gar a mover mon­ta­ñas, The Unbrea­ka­ble Boy de Jon Gunn inten­ta pro­bar­lo. La pelí­cu­la está basa­da en el libro homó­ni­mo de Scott LeRet­te y Susy Flo­ri en el que Scott cuen­ta su expe­rien­cia de padre con su hijo Austin.

Jacob Laval

Jacob Laval da vida al ado­les­cen­te Aus­tin quien como narra­dor de la his­to­ria sir­ve de guía al espec­ta­dor. A tra­vés de flash­backs se asis­te al encuen­tro de Scott (Zachary Levi) y Tere­sa (Meghann Fahy), quie­nes cir­cuns­tan­cial­men­te se cono­cen en un nego­cio de ropas don­de ella tra­ba­ja; al sim­pa­ti­zan mutua­men­te ini­cian un inusual roman­ce que con­du­ce a que ella que­de pre­ña­da. Pese a no cono­cer­se a fon­do y menos aún pre­pa­ra­dos para ser padres, deci­den vivir jun­tos e ini­ciar una fami­lia. Al poco tiem­po del naci­mien­to de Aus­tin, el niño es diag­nos­ti­ca­do de autis­mo ade­más de pade­cer la enfer­me­dad de osteo­gé­ne­sis imper­fec­ta, un tras­torno gené­ti­co en el cual los hue­sos se frac­tu­ran con faci­li­dad. De allí en más sus padres debe­rán ajus­tar­se a los obs­tácu­los crea­dos por la fra­gi­li­dad ósea del niño que se hace evi­den­te a medi­da que va creciendo.

Estruc­tu­ra­do a tra­vés de epi­so­dios, el rela­to se cen­tra igual­men­te en Scott quien bien quie­re a Tere­sa, así como a Aus­tin y a Logan (Gavin Warrren), el segun­do hijo que nació poco tiem­po des­pués de Aus­tin. La pér­di­da de su empleo y apre­mia­do por difi­cul­ta­des finan­cie­ras con deu­das impa­gas, cau­san que Scott se vuel­ve depen­dien­te del alcohol, gene­ran­do fric­cio­nes en su rela­ción con­yu­gal. Con todo, la viva­ci­dad, opti­mis­mo, la ale­gría de vivir de Aus­tin no obs­tan­te su con­gé­ni­ta enfer­me­dad, cons­ti­tu­ye para este hom­bre la ins­pi­ra­ción y el efec­to puri­fi­ca­dor que le per­mi­ti­rá redimirse.

Aun­que lo expues­to adquie­ra el viso de un edul­co­ran­te rela­to, cier­ta­men­te el caso es real y no pue­de til­dar­se de apó­cri­fo o irrea­lis­ta. Más allá del men­sa­je de fe cris­tia­na, no es nece­sa­rio comul­gar o pro­fe­sar reli­gión algu­na para con­sus­tan­ciar­se con esta historia.

Des­de una ópti­ca cine­ma­to­grá­fi­ca, la pues­ta escé­ni­ca de Gunn es correc­ta aun­que abar­ca dema­sia­dos ele­men­tos sub­ya­cen­tes al eje cen­tral del rela­to; de todos modos ese bemol se supera con la apre­cia­ble efi­ca­cia del elen­co. En tal sen­ti­do Levi per­mi­te que su per­so­na­je tras­cien­da en el espe­cial víncu­lo man­te­ni­do con Aus­tin; a su vez Fahy se luce como la tenaz mujer que bus­can­do supe­rar los momen­tos más difí­ci­les de su fami­lia tra­ta de sal­va­guar­dar­la. Con todo la actua­ción más nota­ble es la de Laval quien no sien­do autis­ta se impreg­na por com­ple­to en su com­ple­jo per­so­na­je dotán­do­lo de un com­ple­to rea­lism; es así que resul­ta admi­ra­ble ver la natu­ra­li­dad que trans­mi­te en Aus­tiin inter­ac­tuan­do con quie­nes lo rodean, inclu­yen­do a sus padres, su her­mano, sus maes­tros y los médi­cos que lo atien­den; deci­di­da­men­te su entu­sias­mo e inque­bran­ta­ble espí­ri­tu fren­te a la vida per­mi­ten que el espec­ta­dor fácil­men­te empa­ti­ce con él.

En con­clu­sión, sin ser excep­cio­nal, el amor incon­di­cio­nal que nutre a esta pelí­cu­la lle­ga a con­mo­ver. Jor­ge Gutman

Con la Musi­ca en el Alma

EN FAN­FA­RE / THE MAR­CHING BAND. Fran­cia, 2024. Un film de Emma­nuel Cour­col. 103 minutos.

Una vez más que­da rati­fi­ca­do el emble­má­ti­co poder de la músi­ca, capaz no solo de ele­var el espí­ri­tu de una per­so­na sino asi­mis­mo cons­ti­tuir un medio ten­dien­te a refor­zar los lazos fami­lia­res. Eso es lo que se des­pren­de en En Fan­fa­re una muy emo­ti­va come­dia com­bi­na­da con cier­tas ins­tan­cias dra­má­ti­cas que aun­que pre­vi­si­ble, la apre­cia­ble for­ma en que está rela­ta­da por el direc­tor Emma­nuel Cour­col per­mi­te con­quis­tar a la audiencia.

Ben­ja­min Lavernhe y Pie­rre Lottin

El guión del rea­li­za­dor com­par­ti­do con Irè­ne Mus­ca­ri rela­ta la his­to­ria de Thi­bault (Ben­ja­min Lavernhe), un pres­ti­gio­so direc­tor musi­cal de la orques­ta sin­fó­ni­ca de Lille de 37 años que sufrien­do de leu­ce­mia requie­re con urgen­cia un tras­plan­te de médu­la ósea com­pa­ti­ble. Con gran estu­por recién des­cu­bre que ha sido adop­ta­do y que su her­ma­na Rose (Mathil­de Cour­col-Rozes) no es capaz de ayu­dar­lo. Al pro­pio tiem­po se ente­ra que tie­ne un her­mano bio­ló­gi­co de menor edad vivien­do en Walin­court ‑al nor­te de Fran­cia– que fue adop­ta­do por Clau­di­ne (Clé­men­ce Mas­sart) cuan­do su madre murió. Él es Jimmy (Pie­rre Lot­tin), un modes­to tra­ba­ja­dor de una usi­na que se desem­pe­ña como coci­ne­ro en un come­dor esco­lar y que al ente­rar­se de la exis­ten­cia del gra­ve pro­ble­ma de su her­mano, si bien al prin­ci­pio es renuen­te a ser el donan­te de la médu­la que debe ser tras­plan­ta­da final­men­te acep­ta hacer­lo al haber inter­ce­di­do su madre adop­ti­va. Afor­tu­na­da­men­te la ope­ra­ción resul­tó exi­to­sa logran­do el res­ta­ble­ci­mien­to de Thibault.

De allí comien­za a enta­blar­se una rela­ción entre los dos her­ma­nos cuyo ele­men­to común es la músi­ca por cuan­to Jimmy es un trom­bo­nis­ta de la ban­da musi­cal de mine­ros de Walin­court. Cla­ro está que el con­tras­te de per­so­na­li­dad es bien evi­den­te en cuan­to Lavernhe es una per­so­na de cul­tu­ra refi­na­da y suma­men­te res­pon­sa­ble como direc­tor de una pres­ti­gio­sa orques­ta en tan­to que, su her­mano que irra­dia ener­gía es un ser sen­ci­llo y al igual que los inte­gran­tes de su ban­da, res­pon­de a un estra­to eco­nó­mi­co-social infe­rior. Esa dife­ren­cia no impi­de que al mar­gen de la común pasión por la músi­ca emer­ja un entra­ña­ble víncu­lo entre ambos; así resul­ta emo­ti­vo cons­ta­tar cómo Thi­bault ayu­da a Jimmy infun­dién­do­le mayor con­fian­za en sí mis­mo, entre­nán­do­lo para diri­gir su ban­da al haber­se ausen­ta­do el direc­tor titu­lar de la mis­ma, como tam­bién para que pue­da par­ti­ci­par en un con­cur­so musi­cal regional.

Con un guión muy bien ela­bo­ra­do, Cour­col logra una exce­len­te direc­ción acto­ral con un elen­co de indis­cu­ti­ble cali­dad. A ese res­pec­to es remar­ca­ble la quí­mi­ca exis­ten­te entre Lavernhe y Lot­tin don­de la serie­dad de Thi­bault es com­ple­men­ta­da con el agra­da­ble humor y cali­dez apor­ta­do por Jimmy, per­mi­tien­do que ambos per­so­na­jes resul­ten autén­ti­ca­men­te creí­bles. Asi­mis­mo en el repar­to se des­ta­can Sarah Suc­co carac­te­ri­zan­do a una humil­de madre mono­pa­ren­tal que inte­gra la ban­da musi­cal y que está sen­ti­men­tal­men­te liga­da a Jimmy.

Entre otros aspec­tos sub­ya­cen­tes, el direc­tor ilus­tra el cli­ma social impe­ran­te en la zona obre­ra en que trans­cu­rre el rela­to, con el cie­rre de la fábri­ca en don­de tra­ba­jan varios de los com­po­nen­tes de la banda.

Glo­bal­men­te con­si­de­ra­do En Fan­fa­re demues­tra cla­ra­men­te cómo la músi­ca es un ele­men­to esen­cial para unir a la gen­te como cla­ra­men­te se mani­fies­ta con la expre­si­va esce­na final en el que la ban­da eje­cu­ta con máxi­mo entu­sias­mo el vibran­te Bole­ro de Ravel.

Liga­do en cier­to modo a algu­nos de los huma­nos fil­mes del cineas­ta bri­tá­ni­co Ken Loach, en este caso y con el sabor de la cul­tu­ra fran­ce­sa, Cour­col brin­da una acce­si­ble his­to­ria que sin lle­gar a revo­lu­cio­nar, genui­na­me­ne con­mue­ve sin recu­rrir a gol­pes bajos. Jor­ge Gutman