La Dis­cí­pu­la y su Instructor

MARIE-LINE ET SON JUGE Fran­cia, 2023. Un film de Jean-Pie­rre Ame­ris. 103 minutos

Una come­dia agra­da­ble es la que ofre­ce el rea­li­za­dor Jean-Pie­rre Ame­ris en Marie-Line et son Juge. Basa­do en la nove­la “Chan­ger le sens des riviè­res” de Murie­lle Mage­llan, el guión del rea­li­za­dor y Marion Michau res­pe­ta su esen­cia cen­tra­li­zan­do su aten­ción en dos per­so­nas cuya dife­ren­cia de edad y estra­to social no impe­di­rán para que des­pués de algu­nos alti­ba­jos se pro­duz­ca entre ambos una satis­fac­to­ria comunicación.

Michel Blanc y Loua­ne Emera

Marie-Line (Loua­ne Eme­ra) es una joven de 25 años, poco refi­na­da y des­pro­vis­ta de edu­ca­ción for­mal que tra­ba­ja como cama­re­ra en un café de la ciu­dad por­tua­ria Le Havre; asi­mis­mo se ocu­pa de cui­dar a su des­em­plea­do padre (Phi­lip­pe Reb­bot) que se encuen­tra dis­ca­pa­ci­ta­do por haber per­di­do una pier­na en un acci­den­te. Sen­ti­men­tal­men­te ella man­tie­ne un víncu­lo con Ale­xan­dre, un joven de bue­na fami­lia obse­sio­na­do por el cine, quien no demues­tra mayor entu­sias­mo en pro­se­guir la rela­ción debi­do a la bre­cha cul­tu­ral existente.

Dos fac­to­res moti­va­rán un cam­bio en la vida ruti­na­ria de Marie-Line. Uno de los mis­mos se vin­cu­la con su tra­ba­jo en el que un buen día vuel­ca el café que le está sir­vien­do a un clien­te, que es el renom­bra­do juez de edad madu­ra Gilles d’Outremont (Michel Blanc); eso moti­va a que sea des­pe­di­da de su empleo. El otro inci­den­te se pro­du­ce cuan­do Marie-Line incre­pa a Ale­xan­dre en la calle y le gol­pea por haber deci­di­do ale­jar­se de ella; al ser dete­ni­da y juz­ga­da por el magis­tra­do de turno que es pre­ci­sa­men­te Gilles es sen­ten­cia­da con el pago de 1500 euros por el daño ocasionado.

Cuan­do Marie-Lyne avis­ta al juez en la calle seña­lán­do­le que no tie­ne recur­sos para pagar esa suma, él deci­de con­tra­tar­la como su cho­fer duran­te un mes en don­de podrá can­ce­lar la suma reque­ri­da. No obs­tan­te la drás­ti­ca dife­ren­cia cul­tu­ral que los sepa­ra, a tra­vés de los nume­ro­sos via­jes efec­tua­dos, el juez con­vir­tién­do­se en un sin­gu­lar edu­ca­dor logra­rá mol­dear gra­dual­men­te a su conductora..

Aun­que sin mayo­res sor­pre­sas, Ame­ris ofre­ce una delei­ta­ble come­dia ilus­tran­do la posi­bi­li­dad de pro­gre­so social. Median­te una ajus­ta­da rea­li­za­ción, el cineas­ta acer­ta­da­men­te rese­ña la psi­co­lo­gía de los dos opues­tos per­so­na­jes cen­tra­les mag­ní­fi­ca­men­te carac­te­ri­za­dos por Eme­ra y Blanc. La joven actriz, que gra­ta­men­te había impre­sio­na­do en La Fami­lle Bélier (2014), ofre­ce una can­do­ro­sa y tier­na com­po­si­ción de la lumi­no­sa mucha­cha que a pesar de su igno­ran­cia mani­fies­ta una acti­tud posi­ti­va en su deseo de apren­der y supe­rar­se con el espal­da­ra­zo de su tutor, por su par­te el remar­ca­ble vete­rano actor se sumer­ge por com­ple­to en la piel de un hom­bre reser­va­do y un tan­to obce­ca­do que ade­más de su tra­ba­jo habi­tual encuen­tra satis­fac­ción edu­can­do y esti­mu­lan­do a su cir­cuns­tan­cial alum­na con quien lle­ga a man­te­ner una asom­bro­sa complicidad.

En esen­cia, he aquí un pla­cen­te­ro film imbui­do de cali­dez que ame­ri­ta su visión.
Jor­ge Gutman

Dos Renom­bra­dos Botánicos

DIS-MOI POUR­QUOI CES CHO­SES SONT SI BELLES / TELL ME WHY THE­SE THINGS ARE SO BEAU­TI­FUL. Cana­dá, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Lyne Char­le­bois. 99 minutos

El amor por la natu­ra­le­za y el sen­ti­mien­to humano a tra­vés del deseo sexual son nota­ble­men­te ensam­bla­dos en Dime por qué estas cosas son tan her­mo­sas de la rea­li­za­do­ra Lyne Charlebois.

El guion de cineas­ta comien­za enfo­can­do la rea­li­za­ción de una pelí­cu­la basa­da en el Padre Marie-Vic­to­rin (1885 – 1946) — quien fue Her­mano de las Escue­las Cris­tia­nas así como un emi­nen­te botá­ni­co y fun­da­dor del Jar­dín Botá­ni­co de Mon­treal– y la renom­bra­da botá­ni­ca y peda­go­ga Mar­ce­lle Gau­vreau (1907 – 1968).

Mylè­ne Mac­kay y Ale­xan­dre Goyette

La acción trans­cu­rre al comien­zo de la déca­da del 30 don­de la joven Mar­ce­lle (Mylè­ne Mac­kay) de 23 años lle­ga a cono­cer en Mon­treal a Marie-Vic­to­rin (Ale­xan­dre Goyet­te) que la dupli­ca en edad; de inme­dia­to sur­ge entre ambos una inme­dia­ta afi­ni­dad por el sen­ti­mien­to común que expe­ri­men­tan por la vida de las plan­tas y la exu­be­ran­te flo­ra brin­da­da por la natu­ra­le­za, como asi­mis­mo por la fe en Dios. Es así que el pre­la­do invi­ta a Mar­ce­lle a ins­cri­bir­se como estu­dian­te en el Ins­ti­tu­to Botá­ni­co de Mon­treal y rápi­da­men­te ella devie­ne su alum­na y valio­sa asis­ten­te. A medi­da que el tra­ba­jo los une va emer­gien­do un víncu­lo sen­ti­men­tal estric­ta­men­te cas­to. Cuan­do Marie-Vic­to­rin debe ale­jar­se de Mon­treal, ambos segui­rán man­te­nien­do ese lazo de pure­za román­ti­ca median­te un inter­cam­bio epis­to­lar cuyo con­te­ni­do abor­da tópi­cos vin­cu­la­dos con la sexua­li­dad huma­na y la natu­ra­le­za del amor a tra­vés del deseo.

Para­le­la­men­te, la his­to­ria que se desa­rro­lla en la actua­li­dad, Char­le­bois enfo­ca a Antoi­ne (Goyet­te) y Roxa­ne (McKay), los acto­res que en el film de fic­ción inter­pre­tan a Marie-Vic­to­rin y Mar­ce­lle Gau­vre, quie­nes man­tie­nen un affai­re amo­ro­so que Antoi­ne deci­de con­cluir­lo. Los dos rela­tos están muy bien ensam­bla­dos, al com­pa­rar el amor no con­su­ma­do de los dos botá­ni­cos, con la rela­ción de Antoi­ne y Roxa­ne don­de pre­do­mi­na el sexo des­pro­vis­to de amor.

A tra­vés de una clá­si­ca narra­ción Char­le­bois logra un rela­to fas­ci­nan­te en el mar­co de un film den­tro de otro. En el mis­mo, ella rin­de un mere­ci­do tri­bu­to a dos impor­tan­tes cien­tí­fi­cos cana­dien­ses que han teni­do la auda­cia de con­si­de­rar la subli­ma­ción de un amor que en su épo­ca era poco menos que tabú, sobre todo tenien­do en cuen­ta la influen­cia de la religión.

La direc­to­ra se dis­tin­gue por su acer­ta­da pues­ta escé­ni­ca y por haber reu­ni­do un elen­co de enco­mia­ble cali­dad. Como pro­ta­go­nis­tas del rela­to tan­to Goyet­te como Mac­kay ple­na­men­te per­sua­den trans­mi­tien­do la varia­da gama de emo­cio­nes que aflo­ran en sus dobles per­so­na­jes. A ello se agre­ga el res­to del repar­to des­ta­cán­do­se en roles de apo­yo Syl­vie Moreau como la her­ma­na de Marie-Vic­to­rin, Fran­cis Duchar­me como el cir­cuns­pec­to Padre Léon, Rachel Gra­ton carac­te­ri­zan­do a la ami­ga de Mar­ce­lle y Vin­cent Gra­ton ani­man­do al amis­to­so padre de Marcelle.

Final­men­te en los rubros de pro­duc­ción resul­ta enco­mia­ble la foto­gra­fía de André Dufuor cap­tan­do la belle­za de la natu­ra­le­za refle­ja­da en la flo­ra de Quebec.
Jor­ge Gutman

El Dra­ma de los Refugiados

GREEN BOR­DER. Polo­nia-Fran­cia-Repú­bli­ca Che­ca-Bél­gi­ca, 2023. Un film de Agniesz­ka Holland. 151 minutos

Pre­ce­di­do con el Pre­mio Espe­cial del Jura­do otor­ga­do en el fes­ti­val de Vene­cia de 2023, Green Bor­der es un des­ga­rra­dor dra­ma de la excep­cio­nal rea­li­za­do­ra pola­ca Agniesz­ka Holland quien una vez más rati­fi­ca el inhe­ren­te huma­nis­mo refle­ja­do en su pres­ti­gio­sa filmografía.

Una esce­na de GREEN BORDER

El tema de los refu­gia­dos ha sido con­si­de­ra­do por el cine tan­to en rela­tos de fic­ción como en docu­men­ta­les; pero esta his­to­ria se dis­tin­gue al demos­trar cómo esta gen­te es usa­da con fines de detes­ta­bles manio­bras polí­ti­cas. El pre­si­den­te de Bie­lo­rru­sia, emban­de­ra­do con la polí­ti­ca de Vla­di­mir Putin, a fin de crear pro­ble­mas a la Unión Euro­pea esti­mu­la la emi­gra­ción de refu­gia­dos a dicha comu­ni­dad; es así que el gobierno de Ale­xan­der Lukashen­ko faci­li­ta a los emi­gran­tes de regio­nes devas­ta­das por la gue­rra para que entren al país como puer­ta de entra­da para tras­pa­sar la fron­te­ra con Polonia.

En base a lo que pre­ce­de, la pelí­cu­la guio­ni­za­da por Holland, Maciej Pisuk y Gabrie­la Lazar­kie­wicz-Siecz­ko, ubi­ca la acción en 2021. En un avión de la línea aérea de Tur­quía via­ja una fami­lia siria inte­gra­da por Bashir (Jalal Alta­wil), su mujer Ami­na (Dalia Naous), y sus tres vás­ta­gos Nur (Taim Ajian), Gha­lia (Talia Ajjan) y un infan­te, ade­más del anciano padre de Bashir (Moha­mad Al Rashi); todos ellos han hui­do de la infer­nal gue­rra que aco­sa a Siria y Bashir está espe­ran­za­do de que una vez que arri­ben a Bie­lo­rru­sia, pasa­rán sin difi­cul­tad algu­na a Polo­nia y de allí a Sue­cia don­de vive el her­mano de Bashir. A esa fami­lia se une Lei­la (Behi Dja­na­ti Atai) que tam­bién via­ja en el avión, habien­do deja­do Afga­nis­tán con la espe­ran­za de obte­ner asi­lo en Polonia.

https://youtu.be/a_W0h4s0EJA

Des­pués de haber lle­ga­do a Minsk, el gru­po logra cru­zar ile­gal­men­te la fron­te­ra y en los pri­me­ros minu­tos rebo­zan feli­ci­dad por haber pisa­do sue­lo pola­co; sin embar­go la dicha es de cor­to alcan­ce cuan­do jun­to con otros refu­gia­dos que allí se encuen­tran, los guar­dias de segu­ri­dad de Polo­nia los devuel­ven a Bie­lo­rru­sia. De allí en más lo que se obser­va es nada menos que tétri­co al ver cómo los agen­tes ofi­cia­les de ambos paí­ses les mal­tra­tan humi­llán­do­los, des­po­ján­do­les de sus per­te­nen­cias y gol­peán­do­los sin com­pa­sión, infrin­gien­do a todas luces los dere­chos huma­nos; en tal sen­ti­do resul­ta estre­me­ce­dor ver a una mujer afri­ca­na pre­ña­da que es arro­ja­da hacia el otro lado de la fron­te­ra, como si se tra­ta­ra de una pelo­ta, pro­du­cién­do­le un invo­lun­ta­rio abor­to. Otra deni­gran­te esce­na de ale­vo­sa mal­dad se apre­cia cuan­do una sedien­ta mujer com­pra por 50 euros una bote­lla de agua y uno de los guar­dias se la arre­ba­ta vol­can­do al sue­lo su contenido.

Simul­tá­nea­men­te a estos lamen­ta­bles even­tos, el film ilus­tra los esfuer­zos rea­li­za­dos por nobles acti­vis­tas pola­cos que son cons­cien­tes de la cruel­dad ejer­ci­da por sus diri­gen­tes con­ciu­da­da­nos . Así se sale al encuen­tro de las her­ma­nas pola­cas Zuku (Jas­mi­na Polak) y Mar­ta (Moni­ka Frajczyk) quie­nes están a car­go de una orga­ni­za­ción que se ocu­pa de pro­veer asis­ten­cia legal así como sumi­nis­tros en mate­ria de ropa, ali­men­ta­ción y otros ense­res. Para­le­la­men­te, tam­bién se obser­va el des­ve­lo de la abne­ga­da psi­co­te­ra­peu­ta Julia (Maja Ostas­zews­ka), quien habién­do­se uni­do a la orga­ni­za­ción, se des­vi­ve aten­dien­do a pacien­tes, como tam­bién se la ve tra­tan­do de sal­var a Lei­la y Nur al haber que­da­do empan­ta­na­dos cer­ca de su casa. Cabe asi­mis­mo resal­tar la toma de con­cien­cia por par­te de Jan (Tomasz Wlo­sok), un guar­dia pola­co cuya mujer (Malwi­na Buss) está emba­ra­za­da y que a pesar del con­flic­to de leal­tad por el ejer­ci­cio de sus fun­cio­nes, logra empa­ti­zar con los migran­tes que encuen­tra en su camino.

Esta pelí­cu­la fil­ma­da en un absor­ben­te blan­co y negro a tra­vés de la excep­cio­nal foto­gra­fía de Tomasz Nau­miuk, refle­ja fiel­men­te la tris­te reali­dad de los refu­gia­dos. Aun­que el des­en­la­ce resul­ta esti­mu­lan­te con un epí­lo­go que mues­tra el cam­bio de acti­tud del gobierno pola­co, la situa­ción actual sub­sis­te en Euro­pa y en otras regio­nes del mundo.

En los cré­di­tos fina­les se hace saber que duran­te las pri­me­ras sema­nas de la inva­sión rusa a Ucra­nia, Polo­nia dio la bien­ve­ni­da a casi 2 millo­nes de ucra­nia­nos. Asi­mis­mo se seña­la que des­de que comen­zó la cri­sis de los refu­gia­dos en 2014, cer­ca de 30.000 han pere­ci­do cru­zan­do varias fron­te­ras euro­peas por mar, tie­rra y a tra­vés de bos­ques. A la fecha de haber con­clui­do el roda­je de este film en la pri­ma­ve­ra de 2023, aún mue­re gen­te en la fron­te­ra de Polo­nia con Bielorrusia.

Con una seve­ra crí­ti­ca a la inac­ción de la Unión Euro­pea, Holland ha logra­do un estre­me­ce­dor docu­men­to que impe­ca­ble­men­te narra­do per­mi­te con­cien­ti­zar a la audien­cia acer­ca de una de las gran­des injus­ti­cias que pre­va­le­ce en este con­vul­sio­na­do mun­do actual. Jor­ge Gutman

El Taxis­ta y la Pasajera

DAD­DIO. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Christy Hall. 100 minutos

La novel direc­to­ra Christy Hall abor­da en Dad­dio el encuen­tro cir­cuns­tan­cial de dos extra­ños en pro­cu­ra de lograr una huma­na cone­xión. Más apro­pia­do para una obra de tea­tro que para el cine, la pelí­cu­la aun­que bien diri­gi­da, resul­ta de dudo­sa credibilidad.

Dako­ta John­son y Sean Penn

La tra­ma trans­cu­rre en el inte­rior de un taxi que comien­za cuan­do en horas noc­tur­nas la pasa­je­ra Gar­lie (Dako­ta John­son), de apro­xi­ma­da­men­te 30 años, regre­sa de Oklaho­ma en un vue­lo que arri­ba al aero­puer­to J.F.K. de New York; de allí se embar­ca en un taxi mane­ja­do por Clark (Sean Penn), un vete­rano con­duc­tor que la dupli­ca en edad.

Des­pués de bre­ves minu­tos en que Gar­lie reci­be y envía men­sa­jes de tex­tos con un hom­bre con quien man­tie­ne un víncu­lo sen­ti­men­tal y desea apa­sio­na­da­men­te encon­trar­se con ella, el taxis­ta ini­cia una con­ver­sa­ción . Al prin­ci­pio la cir­cuns­tan­cial char­la es más bien banal; sin embar­go, al poco tiem­po del tra­yec­to Clark tra­ta de incur­sio­nar en deta­lles pre­ci­sos de la vida de Gar­lie; es así que lle­ga a saber que ella es una pro­gra­ma­do­ra de compu­tación y que habien­do deja­do Oklaho­ma, des­de hace nue­ve años resi­de en Nue­va York. En tan­to, siem­pre aten­ta a su celu­lar, el inter­lo­cu­tor de Gar­lie le pide que le envíe fotos des­nu­das por­que está ardien­do de deseo.

Si bien un via­je entre el aero­puer­to y el cen­tro de Manhat­tan no insu­me más que 35 a 40 minu­tos, para que el metra­je se extien­da a poco más de hora y media, el guion intro­du­ce una para­da en la ruta debi­do a que un acci­den­te pro­du­ci­do inte­rrum­pe el trán­si­to. Duran­te el inter­va­lo de espe­ra obli­ga­da la char­la adquie­re un poco más de sus­tan­cia al reve­lar­se deta­lles ínti­mos de Gar­lie; así Clark se impo­ne que la comu­ni­ca­ción que ella man­tie­ne en su celu­lar es con un aman­te, mucho mayor que ella y que ade­más tie­ne espo­sa e hijos; por su par­te él no ocul­ta su con­di­ción de haber­se casa­do dos veces, haber come­ti­do algu­nos des­li­ces extra­ma­tri­mo­nia­les y que aho­ra vive solo.

Para quie­nes fre­cuen­tan via­jes en taxi no resul­ta extra­ño que un cho­fer efec­túe algu­nos comen­ta­rios inci­den­ta­les con quien abor­da su vehícu­lo; es así que en este caso la inten­ción de la cineas­ta es el de refle­jar la comu­ni­ca­ción a nivel humano que se gene­ra entre Clark y Gar­lie; sin embar­go resul­ta extre­ma­da­men­te difí­cil acep­tar que en un bre­ve reco­rri­do cada uno de ellos divul­gue inti­mi­da­des que solo podría jus­ti­fi­car­se entre dos ami­gos de lar­ga data; eso se mani­fies­ta espe­cial­men­te cuan­do ella le reve­la aspec­tos de su rela­ción con su her­ma­na a quien había ido a visi­tar en Oklaho­ma como asi­mis­mo deta­lles poco dis­cre­tos de su núcleo fami­liar inclu­yen­do trau­má­ti­cos aspec­tos de su pasado.

Lo que sobre­sa­le de este psi­co­dra­ma es la exce­len­te actua­ción de John­son y Penn quie­nes con gran natu­ra­li­dad trans­mi­ten la viven­cia de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes aten­dien­do a lo que el guión les deman­da, a pesar de que el mis­mo adop­te situa­cio­nes irrea­lis­tas. Por lo demás, esta ópe­ra pri­ma de Hall tal como está plan­tea­da se deja ver aun­que sin sus­ci­tar mayor tras­cen­den­cia. Jor­ge Gutman

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Tipos de Gentileza

KINDS OF KIND­NESS. Gran Bre­ta­ña-Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film de Yor­gos Lanthi­mos. 164 minutos

Des­pués de haber obte­ni­do con Poor Things (2023) el máxi­mo pre­mio en el Fes­ti­val de Vene­cia, el direc­tor grie­go Yor­gos Lanthi­mos retor­na con Kinds of Kind­ness, pro­ba­ble­men­te el film más absur­do y des­con­cer­tan­te de su filmografía.

Mar­ga­ret Qua­lley, Jes­se Ple­mons y Willem Dafoe

Median­te un guión del cineas­ta escri­to con Efthi­mis Filip­pou, se asis­te a tres rela­tos inde­pen­dien­tes, con el pri­me­ro deno­mi­na­do “The Death of R.M.F”. En el mis­mo Jes­se Ple­mons inter­pre­ta a Robert, quien es un afa­ble y sumi­so ofi­ci­nis­ta en una com­pa­ñía que diri­ge Ray­mond (William Dafoe), cum­plien­do rigu­ro­sa­men­te con las ins­truc­cio­nes que su supe­rior le impar­te; así tie­ne apun­ta­da en su agen­da cada una de las tareas que dia­ria­men­te debe rea­li­zar, ade­más tie­ne que obe­de­cer­le acer­ca de cómo ves­tir, la bebi­da a beber en un bar, el libro a leer e inclu­so en la rela­ción man­te­ni­da con su espo­sa Sarah (Hong Chau) evi­tar que ella que­de emba­ra­za­da. A cam­bio del tra­ba­jo rea­li­za­do Ray­mond le sumi­nis­tra el alo­ja­mien­to de una con­for­ta­ble resi­den­cia moder­na así como obse­quios de artícu­los de depor­te que inclu­ye la raque­ta de tenis del ex juga­dor John McEn­roe. La situa­ción cobra un giro ines­pe­ra­do cuan­do Ray­mond le soli­ci­ta rea­li­zar una deni­gran­te tarea ‑que no con­vie­ne divul­gar- a la que Robert resis­te cum­plir; es allí que el jefe no quie­re saber más de él, lo que con­du­ce a que su dócil emplea­do cai­ga en un esta­do de deses­pe­ra­ción, tra­tan­do de que Ray­mond per­do­ne su desobediencia..

Demos­tran­do que en este mun­do pulu­lan los que abu­san y los que son abu­sa­dos, esta his­to­ria es la úni­ca narra­ti­va­men­te cohe­sio­na­da y real­za­da por la exce­len­te actua­ción de Ple­mons quien fue recom­pen­sa­do con el pre­mio al mejor actor en el últi­mo fes­ti­val de Cannes.

El segun­do seg­men­to deno­mi­na­do “R.M.F is Flying” pre­sen­ta a Ple­mons dan­do vida a Daniel, un manía­co poli­cía que está depri­mi­do por­que su ama­da espo­sa bió­lo­ga Liz (Emma Sto­ne) ha des­apa­re­ci­do en una isla desier­ta, dán­do­la por muer­ta; es así que su cole­ga Neil (Mamou­dou Athie) y su espo­sa Martha (Mar­ga­ret Qua­lley) tra­tan de con­for­tar­lo. Cuan­do final­men­te, Liz es res­ca­ta­da y regre­sa al hogar es gran­de la ale­gría de Daniel en su reen­cuen­tro con ella; sin embar­go, la dicha es de cor­to alcan­ce cuan­do a tra­vés del com­por­ta­mien­to de Liz, él está con­ven­ci­do de que es una impos­to­ra. El res­to de esta his­to­ria, inclu­yen­do esce­nas de vio­len­cia y muti­la­ción huma­na, resul­ta absur­da e inconsistente.

En el epi­so­dio final “R.M.F.Eats a Sand­wich” el film se des­ca­rri­lla por com­ple­to en la medi­da que care­ce de sen­ti­do por su abso­lu­ta incon­gruen­cia. Aquí Sto­ne ani­ma a Emily, una mujer que ha aban­do­na­do a su espo­so Joseph (Joe Alwyn) y a su hiji­ta para unir­se con su com­pa­ñe­ro Andrew (Ple­mons) en una extra­ña sec­ta sexual lide­ra­da por Omi (Dafoe) y Aka (Chau); la misión espe­cí­fi­ca de Emily es tra­tar de ubi­car a una mujer que es due­ña de pode­res divi­nos. Fren­te a este dis­pa­ra­te Lanthi­mos no se inmu­ta de intro­du­cir esce­nas en don­de un ani­mal es las­ti­ma­do y una mujer (Qua­lley) es vio­len­ta­da a fin de que Emily pue­da resu­ci­tar a un muer­to expues­to en la morgue.

¿Es posi­ble que la muy bue­na pues­ta escé­ni­ca de Lanthi­mos y un remar­ca­ble elen­co en el que sus prin­ci­pa­les miem­bros actúan en los tres epi­so­dios en dife­ren­tes roles, pue­dan sal­var a un film gra­tui­ta­men­te pro­vo­ca­ti­vo, pla­ga­do de sado­ma­so­quis­mo y maldad?

A tra­vés de la fil­mo­gra­fía del ico­no­clas­ta rea­li­za­dor más de una vez ha que­da­do expues­ta su misan­tro­pía pero en este caso su acti­tud se inten­si­fi­ca al que­rer ilus­trar agre­si­va­men­te la podre­dum­bre del ser humano median­te este tríp­ti­co frío, imper­so­nal, no exen­to de vul­ga­ri­dad y cier­ta­men­te impo­si­ble de empa­ti­zar. Jor­ge Gutman