Remar­ca­ble Film Rumano

N’ATTENDEZ PAS TROP DE LA FIN DU MON­DE. Ruma­nia-Luxem­bur­go-Fran­cia-Croa­cia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Radu Jude. 163 minutos

Entre los más des­ta­ca­dos rea­li­za­do­res del cine rumano se encuen­tra Radu Jude quien en su octa­vo tra­ba­jo N’At­ten­de Pas Trop de la Fin du Mon­de reafir­ma su con­di­ción de cineas­ta audaz, des­pre­jui­cia­do, nada con­ven­cio­nal y menos aún com­pla­cien­te para rela­tar aspec­tos inhe­ren­tes a su país aun­que tam­bién pue­den ser atri­bui­dos a otras regio­nes del agi­ta­do y revuel­to mun­do actual.

Ilin­ca Manolache

En un guión que le per­te­ne­ce, Jude pre­sen­ta a Ange­la Radu­ca­nu (Ilin­ca Mano­la­che), una acti­va y diná­mi­ca mujer que tra­ba­ja como asis­ten­te de pro­duc­ción para una com­pa­ñía y que dia­ria­men­te le aguar­da una jor­na­da ago­ta­do­ra debi­do a las exi­gen­cias deman­da­das por sus supe­rio­res a quie­nes poco les impor­ta el exce­so de horas que ella des­ti­na al mis­mo. En la actua­li­dad debe cum­plir con los reque­ri­mien­tos de una com­pa­ñía aus­tría­ca que enco­men­dó a su empre­sa la pro­duc­ción de un video comer­cial sobre acci­den­tes labo­ra­les. Para ello, esta mujer valién­do­se de su auto reco­rre las rutas de Buca­rest para loca­li­zar a per­so­nas que han sufri­do tales peri­pe­cias. Simul­tá­nea­men­te, Jude uti­li­za extrac­tos del film rumano de 1981 Ange­la mere mai depar­te diri­gi­do por Lucian Bra­tu en el que su pro­ta­go­nis­ta (Dori­na Lazar) es una taxis­ta que con­vi­ve en un medio patriar­cal duran­te la épo­ca del dic­ta­dor Ceaușes­cu; esa expo­si­ción adquie­re rele­van­cia para ana­li­zar en qué se dife­ren­cia o se igua­la la épo­ca ya ida con el mar­co social con­tem­po­rá­neo en don­de Ange­la no está exen­ta del machis­mo vigente.

Duran­te el día en que se desa­rro­lla el rela­to ella reco­ge en el aero­puer­to a Doris Goethe (Nina Hoss) quien es la repre­sen­tan­te de la empre­sa aus­tría­ca; mien­tras la tras­la­da hacia el hotel la con­duc­to­ra le comen­ta cómo las cor­po­ra­cio­nes extran­je­ras abu­san de las com­pa­ñías loca­les, a lo que Doris repli­ca seña­lan­do que el pro­ble­ma radi­ca más bien por par­te de quie­nes se dejan explotar.

Pro­si­guien­do con su misión de ubi­car a sobre­vi­vien­tes de acci­den­tes en luga­res de tra­ba­jo, des­pués de encon­trar a posi­bles pos­tu­lan­tes Ange­la final­men­te ubi­ca al can­di­da­to ideal en la per­so­na de Ovi­diu Buca (Ovi­diu Pir­san). En un remar­ca­ble plano secuen­cia de apro­xi­ma­da­men­te 30 minu­tos se asis­te a la fil­ma­ción del cor­to “For­bid­den Pla­net” en el que Ovi­diu a cam­bio de los 500 euros que habrá de reci­bir se apres­ta a ser fil­ma­do rodea­do por sus fami­lia­res. Es allí que él deta­lla lo ocu­rri­do el 24 de noviem­bre de 2020 cuan­do des­pués de una inten­sa jor­na­da de tra­ba­jo de 17 horas al fina­li­zar la mis­ma y dis­po­nién­do­se a reti­rar su coche del apar­ca­mien­to del esta­ble­ci­mien­to es atro­pe­lla­do por otro vehícu­lo; como con­se­cuen­cia de ese cho­que él per­ma­ne­ce en esta­do de coma duran­te 13 meses y al des­per­tar des­cu­bre que está para­li­za­do de la cin­tu­ra has­ta las extre­mi­da­des infe­rio­res por lo que de por vida debe­rá des­pla­zar­se en silla de rue­das. Sin embar­go el direc­tor del equi­po de fil­ma­ción le hace repe­tir las tomas varias veces seña­lán­do­le que no men­cio­ne las horas extras de labor rea­li­za­das con el pro­pó­si­to de que su tes­ti­mo­nio resul­te acep­ta­ble para la com­pa­ñía austríaca.

A todas luces esta come­dia en par­te satí­ri­ca refle­ja las irre­gu­la­ri­da­des de cor­po­ra­cio­nes que en pro­cu­ra del lucro y des­po­ja­das de con­te­ni­do humano explo­tan a su per­so­nal afec­tan­do su salud por el exce­so de horas tra­ba­ja­das sin adi­cio­nal remuneración.

Sin dema­go­gia algu­na, a tra­vés de lo expues­to Jude efec­túa una crí­ti­ca cla­ra y pre­ci­sa de los males que engen­dra el sis­te­ma capi­ta­lis­ta. Sin duda, esta radi­cal, inte­lec­tual y ori­gi­nal come­dia dra­má­ti­ca imbui­da de nota­ble fran­que­za fas­ci­na­rá al ciné­fi­lo ávi­do de apre­ciar el alto nivel de cali­dad que acos­tum­bra ofre­cer el gran direc­tor rumano.
Jor­ge Gutman

Un Loa­ble Dra­ma Social

THE OLD OAK. Gran Bre­ta­ña-Fran­cia-Bél­gi­ca, 2023. Un film de Ken Loach. 113 minutos

En lo que pare­ce que será su des­pe­di­da con el cine, el gran maes­tro Ken Loach de 87 años de edad, doble­men­te lau­rea­do con la Pal­ma de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes en 2006 y 2016, con­clu­ye su admi­ra­ble carre­ra de extra­or­di­na­rio cineas­ta con The Old Oak. Sin ser la mejor de sus 27 pelí­cu­las rea­li­za­das, su indis­cu­ti­ble nivel de cali­dad cons­ti­tu­ye un docu­men­to que gra­vi­ta hon­da­men­te abor­dan­do el tema de la inmi­gra­ción en Gran Bretaña.

Como es habi­tual, Loach se vale de su habi­tual y exce­len­te guio­nis­ta Paul Laverty para su rela­to ambien­ta­do en 2016 en el nor­te de Ingla­te­rra, cer­cano a Durham, don­de la ciu­dad no ha podi­do reco­brar su impul­so des­de que se pro­du­jo en 1984 la huel­ga de mine­ros y el cie­rre de las minas.

Dave Tur­ner

En su comien­zo lle­ga un ómni­bus con refu­gia­dos pro­ve­nien­tes de Siria aspi­ran­do a un nivel de vida mejor que lo que acon­te­ce en el caó­ti­co país del Medio Orien­te. Una de las recién lle­ga­das jun­to con su her­mano y madre es la joven Yara (Ebla Mari), quien apa­sio­na­da por la foto­gra­fía cap­ta una vis­tas del lugar con su máqui­na de fotos; su ges­to moti­va a que un pen­den­cie­ro se la arre­ba­te para entre­gár­se­la pos­te­rior­men­te en daña­da con­di­ción; es ahí don­de inter­vie­ne Tommy Joe “TJ” Ballanty­ne (Dave Tur­ner), el due­ño de la taber­na local, quien con muy bue­na volun­tad recom­po­ne la cáma­ra de Yara. A par­tir de allí se ini­cia un víncu­lo afec­ti­vo entre ambos; en el que este hom­bre de media­na edad divor­cia­do y des­mo­ra­li­za­do con un hijo adul­to com­ple­ta­men­te ale­ja­do de él, se sien­te moti­va­do en ayu­dar a Yara y su fami­lia quie­nes temen por la suer­te del padre que ha que­da­do en Siria pri­sio­ne­ro y sojuz­ga­do bajo el temi­ble régi­men de Assad.

Entre­tan­to los parro­quia­nos que asis­ten a la taber­na como cen­tro de reu­nión social, no ocul­tan la hos­ti­li­dad que sien­ten hacia los recién lle­ga­dos; así le soli­ci­tan a TJ que les per­mi­ta habi­li­tar la clau­su­ra­da sala del local para efec­tuar una reu­nión de pro­tes­ta, a la que él se nie­ga por­que cree que es nece­sa­rio ayu­dar a esa gen­te. Es así que con la cola­bo­ra­ción de Yara como deno­da­da acti­vis­ta comu­ni­ta­ria y de una mujer local (Clai­re Rod­ger­son) que se invo­lu­cra en pro­te­ger a los inmi­gran­tes, TJ acon­di­cio­na esa sala a fin de sumi­nis­trar comi­da gra­tui­ta tan­to a los refu­gia­dos como asi­mis­mo a aque­llas per­so­nas del lugar que se encuen­tran en pre­ca­rias con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas. Cla­ro está que su con­duc­ta enfu­re­ce a algu­nos de los clien­tes del pub, pro­li­fe­ran­do epí­te­tos racis­tas como es el caso del iras­ci­ble Vic (Chris McGla­de) así como acon­te­ce con Char­lie (Tre­vor Fox) que ha sido gran ami­go de TJ.

Es así que la taber­na con­fi­gu­ra el eje cen­tral de la his­to­ria que Loach y Laverty desean ilus­trar. Por un lado están los parro­quia­nos demos­tran­do su mani­fies­ta opo­si­ción a los recién lle­ga­dos inmi­gran­tes y del lado con­tra­rio se encuen­tra TJ dis­pues­to en brin­dar­les su apo­yo, arries­gan­do en per­der algu­nos de los cllien­tes del local. Esa acti­tud tam­bién que­da refle­ja­da en el com­por­ta­mien­to con­tra­dic­to­rio de la pobla­ción anfi­trio­na que en últi­ma ins­tan­cia la mayo­ría demos­tra­rá su empa­tía y soli­da­ri­dad hacia los inmigrantes.

Más allá de su tema prin­ci­pal, el rela­to pro­vee algu­nas esce­nas muy emo­ti­vas. Así resul­ta con­mo­ve­do­ra la acti­tud de Yara y su madre lle­gan­do al hogar de TJ con un pla­to típi­co de comi­da siria, a fin de ali­viar­le la gran pena que sufre por la muer­te de su que­ri­da perri­ta Marra. Otro sig­ni­fi­ca­ti­vo momen­to es cuan­do TJ lle­va a Yara a la cate­dral de Durham y ella se con­mue­ve obser­van­do el lugar al mis­mo tiem­po que sien­te pena dado que jamás vol­ve­rá a con­tem­plar los impo­nen­tes tem­plos de Pal­mi­ra en Siria cons­trui­dos por los roma­nos y que han sido des­trui­dos por los yiha­dis­tas. Igual­men­te emo­cio­na la secuen­cia en la que los luga­re­ños acu­den con ramos de flo­res para expre­sar sus con­do­len­cias a Yara y su fami­lia al con­fir­mar­se que su padre murió en la pri­sión de Siria.

Den­tro del mar­co de un film coral don­de gran par­te del sóli­do repar­to está inte­gra­do por acto­res no pro­fe­sio­na­les, pala­bras de elo­gio mere­ce la actua­ción de Dave Tur­ner sumer­gi­do por com­ple­to en la psi­co­lo­gía de TJ así como igual­men­te es pon­de­ra­ble la auten­ti­ci­dad brin­da­da por Ebla Mari en su debut cine­ma­to­grá­fi­co apor­tan­do ter­nu­ra como la joven siria que man­tie­ne un pla­tó­ni­co víncu­lo con TJ.

Median­te el micro­cos­mo cul­tu­ral des­crip­to, Loach deja como lega­do un loa­ble dra­ma social en apo­yo de los inmi­gran­tes refu­gia­dos y de las cla­ses des­fa­vo­re­ci­das de su país, así como una seve­ra crí­ti­ca hacia la xeno­fo­bia, dis­cri­mi­na­ción y racis­mo que inva­den al mun­do. Jor­ge Gutman

Una Vio­len­ta Guerra

CIVIL WAR. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Alex Gar­land. 109 minutos.

El rea­li­za­dor y guio­nis­ta de Alex Gar­land trans­por­ta al espec­ta­dor en un dra­ma dis­tó­pi­co cen­tran­do su aten­ción en Esta­dos Uni­dos, un país sumer­gi­do en ple­na gue­rra civil. Al hacer­lo, el rea­li­za­dor ape­la a una vio­len­cia tan des­car­na­da como pocas veces se ha mos­tra­do en la his­to­ria del cine.

Kirs­ten Dunst

El rela­to comien­za con el pre­si­den­te ame­ri­cano (Nick Offer­man) ensa­yan­do su dis­cur­so que diri­gi­rá al país, don­de des­ta­ca la gran vic­to­ria del gobierno fede­ral logra­da fren­te a los insu­rrec­tos esta­dos de Cali­for­nia, Texas y a pun­to de hacer­lo Flo­ri­da, que han deci­di­do sepa­rar­se del país. De inme­dia­to la acción se des­pla­za a New York don­de la devo­ta fotó­gra­fa perio­dis­ta Lee (Kirs­ten Dunst) cap­ta con su cáma­ra la tre­men­da lucha des­ple­ga­da en las calles por la poli­cía con­tra cien­tos de mani­fes­tan­tes; es allí don­de tam­bién se encuen­tra la joven Jes­sie (Cai­lee Spaeny) quien como aspi­ran­te a fotó­gra­fa repor­te­ra tra­ta de imi­tar a Lee a quien mucho admi­ra por la pasión vol­ca­da en su pro­fe­sión. Habien­do pos­te­rior­men­te elu­di­do el tumul­to, Lee acom­pa­ña­da del sagaz repor­te­ro Joel (Wag­ner Mou­ra) y de Sammy (Stephen McKin­ley Hen­der­son), un vete­rano perio­dis­ta de The New York Times, deci­den tras­la­dar­se en coche a Washing­ton D.C. a fin de entre­vis­tar al pre­si­den­te para obte­ner su opi­nión acer­ca de lo que acon­te­ce en el país; en ese via­je Jes­sie con­si­gue que la acep­ten como inte­gran­te del gru­po en cum­pli­mien­to de la misión perseguida.

A par­tir de allí comien­za un lar­go reco­rri­do atra­ve­san­do Pen­sil­va­nia, West Vir­gi­nia, Vir­gi­nia y Char­lot­tes­vi­lle, don­de los via­je­ros enfren­tan nume­ro­sos peli­gros fren­te al horror gene­ra­do por mili­ta­res bien arma­dos dis­pa­ran­do bár­ba­ra­men­te a quie­nes encuen­tran en la ruta. Así se visua­li­zan per­so­nas col­ga­das con sus ros­tros ensan­gren­ta­dos, cen­te­na­res de cuer­pos aba­ti­dos y matan­zas des­pia­da­das. Una vez lle­ga­do a des­tino, el gru­po obser­va a la ciu­dad de Washing­ton envuel­ta en lla­mas; con todo el horror alcan­za su máxi­ma expre­sión cuan­do los visi­tan­tes pene­tran en la Casa Blan­ca encon­trán­do­la com­ple­ta­men­te des­ca­be­lla­da, con mili­ta­res infil­tra­dos matan­do a más no poder y con cadá­ve­res des­pa­rra­ma­dos en los sue­los de quie­nes han sido asesinados.

La his­to­ria con­ce­bi­da por Gar­land resul­ta abso­lu­ta­men­te irrea­lis­ta y des­pro­vis­ta de con­te­ni­do polí­ti­co, dado que no hay indi­cios que per­mi­tan supo­ner si las víc­ti­mas o vic­ti­ma­rios son demó­cra­tas, repu­bli­ca­nos o inde­pen­dien­tes, así como tam­po­co se expli­ci­tan las cau­sas de la frac­tu­ra­da América.

Median­te este fic­ti­cio rela­to no es difí­cil vis­lum­brar la inten­ción del rea­li­za­dor en que­rer mos­trar has­ta don­de pue­de lle­gar el país fren­te a la actual pola­ri­za­ción del pue­blo ame­ri­cano; sin embar­go, la for­ma de su expo­si­ción resul­ta muy dis­cu­ti­ble por­que con esca­sa suti­le­za recu­rre a des­me­su­ra­dos exce­sos de vio­len­cia sin que se lle­gue a saber quié­nes son los enemi­gos de la nación.

Una vez más el cine refle­ja la dedi­ca­ción de apa­sio­na­dos perio­dis­tas que arries­gan su vida en los cam­pos de gue­rra con el pro­pó­si­to de tes­ti­mo­niar lo que ocu­rre. Pero aquí no se sabe cuál es la audien­cia o a cuá­les medios de difu­sión repor­tan los cro­nis­tas de esta historia.

Con una débil carac­te­ri­za­ción de los per­so­na­jes y una narra­ción poco atrac­ti­va, los valo­res del film resi­den fun­da­men­tal­men­te en las muy bue­nas actua­cio­nes de Dunst, Mou­ra, Spaeny y McKin­ley Hen­der­son, así como en los aspec­tos téc­ni­cos que inclu­yen el exce­len­te dise­ño de pro­duc­ción de Caty Maxey y la logra­da foto­gra­fía de Rob Hardy. Jor­ge Gutman

El Abu­so de la Fe Religiosa

SUR LA TERRE COM­ME LE CIEL / ON EARTH AS IN HEA­VEN. Cana­dá, 2023. Un film de Natha­lie Saint-Pie­rre. 118 minutos

Con una sola­pa­da crí­ti­ca al abu­so de la fe reli­gio­sa, la direc­to­ra Natha­lie Saint-Pie­rre ofre­ce con Sur la Terre com­me le Ciel un atrac­ti­vo film que des­pier­ta inte­rés por la for­ma en que está rela­ta­do y por su temá­ti­ca de la cual resul­ta difí­cil per­ma­ne­cer indiferente.

La his­to­ria que pre­via­men­te había escri­to Mari­ka Lhou­maeu está basa­da en la expe­rien­cia vivi­da en su pro­pia fami­lia y al haber­se Saint-Pie­rre intere­sa­do por ella, cola­bo­ró en el guión cuya rique­za resi­de en la exce­len­te des­crip­ción de sus personajes.

Lou Thom­pson

La acción trans­cu­rre en la actua­li­dad y en su comien­zo se desa­rro­lla en la pro­vin­cia de Que­bec, en la zona rural de Mani­wa­ki, Es allí don­de la ado­les­cen­te Cla­ra Gag­non (Lou Thom­pson) jun­to a su her­ma­na mayor Sarah (Phi­lo­mè­ne Bilo­deau) per­te­ne­cen a un cul­to fun­da­men­ta­lis­ta cris­tiano, en el que sus padres tam­bién son miem­bros inte­gran­tes. De tal modo estas her­ma­nas que bien se quie­ren están com­ple­ta­men­te ais­la­das del mun­do exte­rior al estar estric­ta­men­te con­tro­la­das por el exa­cer­ba­do fana­tis­mo de dicha secta.

El con­flic­to sur­ge cuan­do súbi­ta­men­te Sarah des­apa­re­ce del hogar dejan­do des­am­pa­ra­da a Cla­ra. Aun­que su fami­lia se opo­ne, ella está deci­di­da a loca­li­zar­la; median­te una tar­je­ta pos­tal que encon­tró de su her­ma­na, la mis­ma le brin­da una pis­ta que la con­du­ce a Mon­treal. Allí, la úni­ca per­so­na que cono­ce es su tía Loui­se (Édith Cochra­ne), her­ma­na de su madre Josia­ne (Edith Dan­de­nault), quien la reci­be tem­po­ra­ria­men­te en su hogar. Esta parien­te de vida mun­da­na pero due­ña de sus actos y adic­ta a la bebi­da, reve­la­rá a su sobri­na cuá­les han sido las razo­nes que la han ale­ja­do de la familia.

En su obse­sión de ubi­car a Sarah, en la gran metró­po­li Cla­ra comien­za a des­cu­brir que exis­te otra for­ma de vida que aun­que lejos de ser com­ple­ta­men­te ideal le per­mi­te abrir los ojos a tra­vés de la músi­ca, la lec­tu­ra de libros, así como mane­jar por pri­me­ra vez una bici­cle­ta reco­rrien­do la ciu­dad; igual­men­te tie­ne la opor­tu­ni­dad de tra­bar rela­ción con otros per­so­nas como es el caso de Sam (Domi­nic Dage­nais), un sin­gu­lar joven cuyo tiem­po libre trans­cu­rre tocan­do un vie­jo piano apos­ta­do en un par­que de la ciudad.

Entre varios de los diá­lo­gos que se esta­ble­cen entre tía y sobri­na resal­tan aqué­llos en que el agnos­ti­cis­mo de Loui­se con­tras­ta con la creen­cia en Dios por par­te de Cla­ra. Lo con­cre­to es que más allá de la filo­so­fía inhe­ren­te a la crea­ción del mun­do, Cla­ra que­da con­ven­ci­da cómo su viven­cia ante­rior apar­ta­da del mun­do moderno le había des­pro­vis­to del dere­cho natu­ral de ser una per­so­na que por sí mis­mo fue­ra la due­ña de deter­mi­nar su com­por­ta­mien­to a fin de for­jar su pro­pia identidad.

La mag­ní­fi­ca actua­ción de Thom­pson per­mi­te que resul­te sen­ci­llo empa­ti­zar con lo que acon­te­ce con su per­so­na­je a tra­vés de la meta­mor­fo­sis expe­ri­men­ta­da a lo lar­go del rela­to. Igual­men­te se dis­tin­gue Cochra­ne como la alo­ca­da tía capaz de abrir los ojos a su sobri­na. Ade­más de los ya men­cio­na­dos intér­pre­tes, el satis­fac­to­rio elen­co inclu­ye entre otros a Jean Dro­let, Jéré­mie Verret­te, Antoi­ne Archam­bault, Ale­xan­dri­ne Agos­ti­ni, Lucas Bilo­deau y Kaleb Eary.

Con una efi­caz direc­ción, un, mag­ní­fi­co guión y sol­ven­tes actua­cio­nes, la audien­cia tie­ne la opor­tu­ni­dad de apre­ciar este muy buen dra­ma de auto­co­no­ci­mien­to. Jor­ge Gutman

Una Atrac­ti­va Quimera

LA CHI­ME­RA. Ita­lia-Fran­cia-Sui­za, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Ali­ce Rohr­wa­cher. 133 minutos

La direc­to­ra y guio­nis­ta ita­lia­na Ali­ce Rohr­wa­cher, des­pués de haber rea­li­za­do cua­tro nota­bles fil­mes, Cor­po Celes­te (2011), Le Mera­vi­glie (2014), Laz­za­ro Feli­ce (2018) y Futu­ra (2021), vuel­ve a ofre­cer en La Chi­me­ra otro tra­ba­jo que des­pier­ta inte­rés median­te el dis­tin­ti­vo esti­lo que sue­le emplear en su con­te­ni­do don­de gene­ral­men­te se entre­mez­cla la enso­ña­ción con una moder­na fábu­la imbui­da de folclor.

Josh O’Connor

La acción trans­cu­rre en la déca­da del 80 y está ambien­ta­da en la región de Tos­ca­na; allí regre­sa Arthur (Josh O’Connor), un anti­guo arqueó­lo­go inglés de enig­má­ti­ca per­so­na­li­dad pero bien inte­gra­do a la cul­tu­ra ita­lia­na; recien­te­men­te sali­do de la cár­cel, habi­ta en un cuchi­tril en un subur­bio de Tus­cia. De inme­dia­to se rela­cio­na con un gru­po de com­pin­ches lide­ra­dos por Pirro (Vin­cen­zo Nemo­la­to) quie­nes se dedi­can a pro­fa­nar tum­bas en bus­ca de reli­quias a fin de reven­der­las clan­des­ti­na­men­te en el mer­ca­do de arte. Como exper­to explo­ra­dor y dota­do de un don espe­cial, con un palo bifur­ca­do Arthur es capaz de detec­tar los sitios pre­ci­sos para exca­var las tum­bas don­de se hallan valio­sos teso­ros ente­rra­dos por la gen­te de la civi­li­za­ción etrus­ca, antes de haber sido asi­mi­la­da por la Roma antigua.

Alter­nan­do su acti­vi­dad arqueo­ló­gi­ca con su vida per­so­nal, Arthur visi­ta a Flo­ra (Isa­be­lla Ros­se­li­ni) que vive en una aris­to­crá­ti­ca villa y es la madre de Ben­ja­mi­na (Yle Via­ne­llo) ya falle­ci­da por quien él sin­tió una gran pasión; con todo en la medi­da que él la ubi­ca en sus sue­ños, esa ilu­sión apa­ren­te­men­te irrea­li­za­ble aspi­ra con­cre­tar­la reu­nién­do­se con ella espi­ri­tual­men­te. Entre tan­to Arthur esta­ble­ce­rá un víncu­lo sen­ti­men­tal con Ita­lia (Carol Duar­te), una aspi­ran­te a soo­prano que se desem­pe­ña como emplea­da domés­ti­ca de Flo­ra y es madre de dos niños.

Ade­más de lograr una muy bue­na inter­ac­ción entre los dis­tin­tos per­so­na­jes, resul­ta atrac­ti­vo vis­lum­brar cómo Rohr­wa­cher ha sido capaz de ensam­blar armo­nio­sa­men­te las dos his­to­rias; aso­man­do ves­ti­gios del pasa­do con el pre­sen­te y lo terre­nal con lo sobre­na­tu­ral, la cineas­ta nutre su rela­to con un tono surrea­lis­ta y oní­ri­co no exen­to de ternura…

La foto­gra­fía de Helè­ne Lou­vart cap­tan­do las imá­ge­nes en 35 mm, Super 16 y 16 mm con diver­sos encua­dres de pan­ta­lla se aso­cia muy bien a los dife­ren­tes cli­mas emo­cio­na­les que tra­sun­ta el rela­to. Final­men­te a los méri­tos de la bue­na pues­ta escé­ni­ca de Rohr­wa­cher se agre­ga su mag­ní­fi­co elen­co en el que ade­más de los artis­tas ya men­cio­na­dos tam­bién par­ti­ci­pan Giu­liano Man­to­va­ni, Lou Roy Leco­lli­net, así como Alba Rohrrwa­cher, la her­ma­na de la cineas­ta carac­te­ri­zan­do un sin­gu­lar personaje.
Jor­ge Gutman