Com­ple­jo Víncu­lo Paterno-Filial

THE IRON CLAW. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Sean Dur­kin. 132 minutos.

En su juven­tud Sean Dur­kin fue un entu­sias­ta afi­cio­na­do del depor­te de lucha y ese hecho lo moti­vó a rea­li­zar un film sobre el mis­mo cen­tran­do su aten­ción en la his­to­ria de una fami­lia de lucha­do­res pro­fe­sio­na­les. Basa­do en hechos reales, el rea­li­za­dor ofre­ce en The Iron Claw un emo­ti­vo dra­ma humano resal­tan­do la influen­cia del depor­te en el com­por­ta­mien­to del núcleo familiar.

Zac Efron

El film está ambien­ta­do en Texas duran­te la déca­da del 80 pre­sen­tan­do a Fritz Von Erich (Holt McCa­llany) quien en el pasa­do se desem­pe­ñó en la lucha libre y que aho­ra se dedi­ca a la pro­mo­ción y entre­na­mien­to de este depor­te. Jun­to con su devo­ta espo­sa Doris (Mau­ra Tier­ney) han cria­do a sus hijos sumi­nis­tran­do el cari­ño pro­pio de bue­nos padres. Con todo, Fritz está obse­sio­na­do en que ellos pue­dan lle­gar a ser cam­peo­nes pro­fe­sio­na­les de lucha libre; habien­do per­di­do a Jack, el mayor de ellos, en un lamen­ta­ble acci­den­te, su gran pena de padre no per­mi­te que esa des­gra­cia inter­fie­ra en sus pla­nes y por lo tan­to está dis­pues­to a exi­gir lo máxi­mo de sus otros vás­ta­gos a fin de que triun­fen en este depor­te. Kevin (Zac Efron), su segun­do hijo, debe tole­rar las des­me­di­das exi­gen­cias de su padre mien­tras lo está adies­tran­do, situa­ción que no es dife­ren­te para los otros hijos. Así David (Harris Dic­kin­son), quien es con­si­de­ra­do por Fritz más caris­má­ti­co que Kevin, está dis­pues­to a com­pla­cer­lo some­tién­do­se al depor­te; por su par­te Kerry (Jeremy Allen Whi­te) es el decep­cio­na­do atle­ta de lan­za­mien­to de dis­co quien no pudien­do par­ti­ci­par en el cam­peo­na­to olím­pi­co de 1980 de Rusia por el boi­cot de Esta­dos Uni­dos, no tie­ne otra opción que seguir a sus her­ma­nos y agra­dar a su padre; final­men­te el poco atlé­ti­co y sen­si­ble Mike (Stan­ley Simons),que es adic­to a la músi­ca rock, es for­za­do por Fritz a entre­nar­se en un depor­te con el que no guar­da afi­ni­dad, en reem­pla­zo de su her­mano David quien ines­pe­ra­da­men­te falleció.

El direc­tor no inclu­ye en su rela­to a Chris, el menor de los hijos de la fami­lia, pero esa licen­cia no afec­ta su con­te­ni­do en la medi­da que se refle­ja el tris­te derro­te­ro de esta fami­lia que pare­cie­ra haber esta­do aco­sa­da por una mal­di­ción, en la medi­da que resul­ta inau­di­to que Fritz haya sobre­vi­vi­do a casi todos sus hijos, con excep­ción de Kevin.

En lo que hace a este espe­cial depor­te el film ilus­tra las carac­te­rís­ti­cas que rodean al mis­mo a la vez que regis­tra las alter­na­ti­vas de los encuen­tros dispu­tados; esas esce­nas aun­que están fil­ma­das con máxi­mo rea­lis­mo se alar­gan dema­sia­do y el ele­va­do nivel de vio­len­cia que emer­ge de las mis­mas dis­ta de ser confortable.

En la que es sin duda la mejor inter­pre­ta­ción de su carre­ra Efron elo­cuen­te­men­te impre­sio­na cuan­do se halla en el ring, demos­tran­do su mas­cu­li­ni­dad como dies­tro lucha­dor, a la vez que estan­do fue­ra de com­ba­te no pue­de ocul­tar su vul­ne­ra­bi­li­dad por la pre­sión psi­co­ló­gi­ca de su padre. Por su par­te McCa­llany per­sua­de como el patriar­ca fami­liar que a la vez afa­ble y domi­nan­te quie­re que sus hijos logren la glo­ria que él no pudo alcan­zar. Tier­ney satis­fac­to­ria­men­te carac­te­ri­za a la ecuá­ni­me espo­sa y entra­ña­ble madre que obser­va lo que acon­te­ce en el seno fami­liar. En el res­to del sol­ven­te elen­co, igual­men­te se des­ta­ca Lily James como Pam, la espo­sa de Kevin quien brin­dán­do­le su ter­nu­ra y apo­yo cons­ti­tu­ye el bas­tión moral que le per­mi­te salir a flo­te. Aun­que los roles de Whi­te, Dic­kin­son y Simons, mere­ce­rían un mayor nivel de des­crip­ción, esta omi­sión está com­pen­sa­da por sus muy con­vin­cen­tes performances.

En resu­men, Dur­kin ofre­ce un buen retra­to del clan de la fami­lia Von Erich en el mar­co del com­pe­ti­ti­vo mun­do de la lucha libre. Asi­mis­mo el film per­mi­te refle­xio­nar acer­ca de la natu­ra­le­za de la con­duc­ta huma­na obser­van­do a Fritz como un padre que no res­pe­ta la per­so­na­li­dad de sus hijos adul­tos pre­ten­dien­do impo­ner el camino que ellos deben tran­si­tar por la vida.  Jor­ge Gutman

Un Míti­co Cineasta

GODARD SEUL LE CINÉ­MA / GODARD CINE­MA Fran­cia, 2022. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Cyril Leuthy. 100 minutos.

Aun­que la figu­ra de Jean-Luc Godard (1930 – 2022) ha sido con­si­de­ra­do por el cine en ante­rio­res oca­sio­nes, este docu­men­tal de Cyril Leuthy con la narra­ción de Gui­llau­me Goux es el más exhaus­ti­vo y com­ple­to explo­ran­do la mul­ti­fa­cé­ti­ca vida del inno­va­dor cineas­ta parisino.

Jean-Luc Godard

Con­si­de­ra­do como el más tras­cen­den­te y revo­lu­cio­na­rio direc­tor del cine fran­cés, el míti­co Godard dejó su impron­ta a tra­vés de sus 140 fil­mes realizados.

Su gran pasión por el cine se mani­fes­tó a par­tir de 1950 en que comen­zó a tra­ba­jar en la capi­tal de Fran­cia como crí­ti­co de cine en la pres­ti­gio­sa revis­ta Cahiers du Ciné­ma don­de asi­mis­mo cola­bo­ra­ron Fra­nçois Truf­faut, Éric Roh­mer, Clau­de Cha­brol y Jac­ques Rivet­te, quie­nes fue­ron los pre­cur­so­res de la Nou­ve­lle Vague.

Sin haber man­te­ni­do bue­nas rela­cio­nes con su fami­lia, a la muer­te de su madre acae­ci­da en un acci­den­te en 1954, le es prohi­bi­do asis­tir a su fune­ral debi­do a que se apro­pió inde­bi­da­men­te del dine­ro de sus fami­lia­res para finan­ciar el pri­mer film de Rivet­te. Des­pués de algu­nos cor­to­me­tra­jes, comien­za a pre­pa­rar A bout de souf­flé con Jean Seberg y Jean-Paul Bel­mon­do que tuvo su estreno en 1960 y obtu­vo el Oso de Pla­ta en el Fes­ti­val de Ber­lín de ese año. Su inge­nio­so esti­lo de narra­ción rein­ven­tó el len­gua­je cine­ma­to­grá­fi­co, ade­más de cons­ti­tuir una per­so­na­li­dad influ­yen­te para otros des­ta­ca­dos directores.

Des­de enton­ces has­ta 1967 su fil­mo­gra­fía inclu­yó pres­ti­gio­sas obras que per­mi­tie­ron su con­sa­gra­ción inter­na­cio­nal. En 1968, en pleno auge de la Revo­lu­ción Cul­tu­ral, Godard se con­vier­te en un acé­rri­mo maoís­ta en don­de su cine polí­ti­co has­ta fines de los años 70 no alcan­za el alien­to sus­ten­ta­do en su pre­via eta­pa. El míti­co cineas­ta retor­na con gran fuer­za a par­tir de la déca­da del 80 con nota­bles tra­ba­jos, como han sido Sauf qui peut (la vie)(1980), Pas­sion (1982), Pré­nom Car­men (1983) que fue pre­mia­do con el León de Oro en Vene­cia y Je vous salue, Marie (1985). Su impor­tan­te lega­do que­da mani­fes­ta­do en su obra épi­ca His­to­ires du Ciné­ma de sie­te horas de dura­ción que se cono­ció en 1988; a tra­vés de una tarea que le insu­mió una déca­da, basa­da en apro­xi­ma­da­men­te 500 fil­mes, una cen­te­na y media de libros, dibu­jos y foto­gra­fías, que­da expli­ci­ta­da su filo­so­fía acer­ca del sép­ti­mo arte.

El docu­men­tal ade­más ilus­tra el víncu­lo sen­ti­men­tal que man­tu­vo con su pri­me­ra mujer y musa Anna Kari­na, pos­te­rior­men­te con su segun­da espo­sa Anne Wia­zemsky y des­de 1979 con Anne-Marie Mié­vi­lle, que lo acom­pa­ñó has­ta su muerte.

Lo que valo­ri­za a este docu­men­tal es la narra­ti­va de Leuthy que en todo momen­to resul­ta atra­pan­te y reve­la­do­ra de la per­so­na­li­dad del emble­má­ti­co icono en los dife­ren­tes aspec­tos de su vida tan­to delan­te como detrás de la cáma­ra. Para ello se valió de un valio­so mate­rial de archi­vos entre los cua­les figu­ran los docu­men­tos del Ins­ti­tu­to Nacio­nal del Audio­vi­sual, regis­tros de las con­ver­sa­cio­nes man­te­ni­das con Henry Lan­glo­is, quien fue uno de los fun­da­do­res de la Cine­ma­te­ca de Fran­cia así como extrac­tos de obras lite­ra­rias. A ello cabe agre­gar las mani­fes­ta­cio­nes que el docu­men­ta­lis­ta reco­gió de quie­nes direc­ta o indi­rec­ta­men­te estu­vie­ron vin­cu­la­dos con la carre­ra de Godard; entre estas per­so­na­li­da­des se encuen­tran el ex anar­quis­ta y actual polí­ti­co Daniel Cohn-Ben­dit, el crí­ti­co de cine, ensa­yis­ta y escri­tor Alain Ber­ga­la, los cineas­tas Thierry Jous­se y Romain Gou­pil y las actri­ces Julie Delpy, Macha Meril, Natha­lie Baye, Han­na Schy­gu­lla y Mari­na Vlady. A todo ello, los ciné­fi­los igual­men­te dis­fru­ta­rán con los clips de las más renom­bra­das pelí­cu­las de Godard, así como obser­var­lo duran­te la fil­ma­ción de Le mépris (1963).

En suma, este meticu­loso docu­men­tal mag­ní­fi­ca­men­te foto­gra­fia­do por Ger­tru­de Bai­llot y Tho­mas Dap­pe­lo y edi­ta­do por Leuthy y Phi­lip­pe Bai­llon per­mi­te apre­ciar en toda su dimen­sión al legen­da­rio cineas­ta fran­cés y lo que emer­ge detrás de su leyenda.
Jor­ge Gutman

La Noble­za del Aba­te Pierre

L’ABBÉ PIE­RREUNE VIE DE COM­BATS. Fran­cia, 2023. Un film de Fré­dé­ric Tellier. 138 minutos

La ejem­plar vida de un reli­gio­so ten­dien­te a mejo­rar algu­nos de los pro­ble­mas socia­les que afec­tan a la huma­ni­dad es lo que con­si­de­ra el direc­tor Fré­dé­ric Tellier en L’Abbé Pie­rre – Une Vie de Combats. 

Una esce­na del film

Basa­do en el guión de Oli­vier Gor­ce y del rea­li­za­dor, la his­to­ria comien­za en 1939 don­de se obser­va a Hen­ri Grouès (Ben­ja­min Lavernhe) en un monas­te­rio inte­gran­do la comu­ni­dad de los capu­chi­nos. Como su frá­gil esta­do físi­co le impi­de con­tiuar desem­pe­ñar­se como mon­je, acep­ta el con­se­jo de su supe­rior de dejar el con­ven­to don­de vivió duran­te sie­te años y con su fe reli­gio­sa ser útil en algu­na otra parte.

De inme­dia­to la acción se desa­rro­lla duran­te la Segun­da Gue­rra don­de Grouès como mili­tar al ser­vi­cio de Fran­cia lide­ra un gru­po de sol­da­dos. Pos­te­rior­men­te se lo ve par­ti­ci­pan­do en gue­rri­llas con­tra los nazis y al mis­mo tiem­po ayu­dan­do a judíos a cru­zar ile­gal­men­te la fron­te­ra con Sui­za para así sal­var sus vidas. En 1943 cono­ce en Lyon a Lucie Coutaz (Emma­nue­lle Ber­cot) quien lo escon­de de la Ges­ta­po y ade­más le fal­si­fi­ca su docu­men­ta­ción per­so­nal dejan­do de lado el nom­bre de Grouès para adop­tar la iden­ti­dad de Abbé Pierre.

Duran­te la pos­gue­rra el Padre Pie­rre obser­va la mise­ria a la que están suje­tos los mar­gi­na­dos socia­les de Fran­cia y los archi­vos de la épo­ca mues­tran cómo en el seve­ro invierno de 1954 los que no tie­nen un lugar habi­ta­cio­nal don­de cobi­jar­se corren el ries­go de morir con­ge­la­dos en las calles de París. Es allí que jun­to con su abne­ga­da cola­bo­ra­do­ra Lucie fun­dan el movi­mien­to Emmaus ten­dien­te a pro­veer un hogar para quie­nes han per­di­do la espe­ran­za de poseer­lo. A fin de reu­nir el finan­cia­mien­to nece­sa­rio, a tra­vés de sus apa­sio­na­dos dis­cur­sos el aba­te logra una enor­me popu­la­ri­dad como aban­de­ra­do de los pobres, lo que per­mi­te que Emmaus reci­ba con­si­de­ra­bles dona­cio­nes don­de una de las mis­mas pro­vie­ne de Char­les Cha­plin. La mag­na tarea no está exen­ta de obs­tácu­los en la medi­da que el con­se­jo de admi­nis­tra­ción de la ins­ti­tu­ción no com­par­te ple­na­men­te su mis­ma visión.

Con gran efi­ca­cia Tellier rese­ña el rol impor­tan­te ejer­ci­do por Lucie Cour­taz duran­te los 40 años que tra­ba­jó al lado del sacer­do­te has­ta su muer­te en 1982, en tan­to que el pre­la­do pro­si­guió su infa­ti­ga­ble acti­vi­dad en Emmaus, sumi­nis­tran­do comi­da y habi­ta­ción a la pobla­ción iti­ne­ran­te de París.

La actua­ción de Lavernhe es remar­ca­ble asu­mien­do ple­na­men­te la per­so­na­li­dad del sacer­do­te fran­cés como pro­mo­tor de los des­po­seí­dos, tra­tan­do de eli­mi­nar los pre­jui­cios exis­ten­tes y fomen­tar la soli­da­ri­dad huma­na. Asi­mis­mo Ber­cot, sumer­gi­da en la piel de Lucie, remar­ca­ble­men­te trans­mi­te la ayu­da y el apo­yo moral brin­da­do al aba­te para rea­li­zar su noble tarea. El res­to del elen­co, aun­que correc­to no lle­ga a tras­cen­der por las espe­ci­fi­ca­cio­nes del guión, sal­vo Antoi­ne Lau­rent per­so­ni­fi­can­do a Fra­nçois, el gran ami­go del prelado.

En líneas gene­ra­les se asis­te a un sen­si­ble e ins­pi­ra­dor dra­ma en el que la úni­ca obser­va­ción resi­de en la repe­ti­ción de los dis­cur­sos un tan­to ampu­lo­sos del pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria; en todo caso lo que tras­cien­de es su enco­mia­ble lec­ción de humanidad.

En los cré­di­tos fina­les del film se deja saber que en Fran­cia hay más de 4 millo­nes de per­so­nas sin con­di­cio­nes ade­cua­das de habi­ta­ción y 330.000 que care­cen de domi­ci­lio fijo mien­tras que en el res­to de mun­do hay 800 millo­nes de per­so­nas iti­ne­ran­tes. Estas esta­dís­ti­cas indi­can que la gra­ve situa­ción sub­sis­te y por lo tan­to aún que­da mucho por hacer para solu­cio­nar este dra­má­ti­co pro­ble­ma social.  Jor­ge Gutman

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Una Eró­ti­ca Fantasía

POOR THINGS. Gran Bre­ta­ña, 2023. Un film de Yor­gos Lanthi­mos. 141 minutos

Yor­gos Lanthi­mos es un rea­li­za­dor grie­go bien cono­ci­do inter­na­cio­nal­men­te por su impor­tan­te fil­mo­gra­fía que se dis­tin­gue por su audaz narra­ti­va. Es así que no resul­ta sor­pren­den­te que con Poor Things el cineas­ta nue­va­men­te ofrez­ca otra mues­tra de cine radi­cal en don­de resal­ta el empo­de­ra­mien­to femenino.

Emma Sto­ne y Mark Ruffalo

El guión de Tony McNa­ma­ra ha sido adap­ta­do de la nove­la homó­ni­ma publi­ca­da en 1992 del escri­tor esco­cés Alis­dair Gray, en don­de el rea­li­za­dor le brin­da un toque espe­cial al nutrir­la de un sin­gu­lar con­te­ni­do irre­ve­ren­te­men­te maca­bro. Dado que el film adop­ta el tono de una fan­ta­sía eró­ti­ca, no adquie­re mayor rele­van­cia el hecho de que lo apre­cia­do en pan­ta­lla carez­ca de un carác­ter estric­ta­men­te realista.

El fan­ta­sio­so rela­to que trans­cu­rre en 1880 duran­te la épo­ca vic­to­ria­na comien­za expo­nien­do a una joven en esta­do de gra­vi­dez que se lan­za al río Táme­sis. Habién­do­se aho­ga­do, ella es res­ca­ta­da del agua por God­win Bax­ter (Willem Dafoe), un ciru­jano no muy cuer­do que con su defor­ma­do ros­tro remi­te de algún modo al mons­truo de Fran­kens­tein. Con la ayu­da de Max McCand­les (Ramy Yous­sef), un estu­dian­te de medi­ci­na, God­win logra resu­ci­tar­la, reem­pla­zan­do su cere­bro con el del feto aún vivo que tenía en su vien­tre. Es así que Bella Bax­ter (Emma Sto­ne), cobra nue­va vida con su cuer­po ori­gi­nal pero con la men­ta­li­dad de una niña. Si en un prin­ci­pio el pro­pó­si­to del cien­tí­fi­co es man­te­ner cau­ti­vo al obje­to de su crea­ción, su amor por ella a la mane­ra de un padre sus­ti­tu­to hace que la deje par­tir sin saber si la vol­ve­rá a ver. En con­se­cuen­cia, ella par­te con Dun­can Wed­der­burn (Mark Ruf­fa­lo), el abo­ga­do liber­tino de God­win, con quien expe­ri­men­ta­rá el pla­cer del sexo entre­gán­do­se a él a tra­vés de un impe­tuo­so encuen­tro ínti­mo. Jun­tos via­ja­rán por varias ciu­da­des inclu­yen­do Lis­boa, Ale­jan­dría, París, has­ta regre­sar a Lon­dres, en don­de Bella va madu­ran­do al ir cap­tan­do los códi­gos socia­les y cul­tu­ra­les de la épo­ca. Aun­que Dun­can tra­ta de mani­pu­lar­la, ella demos­tra­rá que es capaz de dis­fru­tar de la vida libre­men­te, hacien­do valer su con­di­ción de mujer y sin reco­no­cer las dife­ren­cias de géne­ro pre­va­le­cien­tes en el mun­do patriar­cal que la rodea.

A todas luces, Lanthi­mos no esca­ti­ma en ofre­cer esce­nas osa­das desa­fian­do las con­ven­cio­nes impe­ran­tes, como cuan­do para lograr dine­ro Bella se pros­ti­tu­ye en un bur­del regen­tea­do por una mada­ma (Kathryn Hun­ter). Pero el tono pro­vo­ca­ti­vo del cineas­ta tien­de a reafir­mar la eman­ci­pa­ción de la mujer desa­fian­do el con­jun­to de valo­res puri­ta­nos de la épo­ca vic­to­ria­na carac­te­ri­za­da por la fuer­te repre­sión del ins­tin­to sexual.

Con el ante­ce­den­te de haber brin­da­do una remar­ca­ble inter­pre­ta­ción en el dra­ma his­tó­ri­co The Favou­ri­te (2018), en este caso Emma Sto­ne nue­va­men­te se aso­cia con el rea­li­za­dor ofre­cien­do su mejor tra­ba­jo pro­fe­sio­nal. La actriz se impreg­na por com­ple­to en la psi­co­lo­gía de un com­ple­jo per­so­na­je demos­tran­do la gra­dual meta­mor­fo­sis expe­ri­men­ta­da de una mujer de men­ta­li­dad infan­til hacia otra com­ple­ta­men­te arro­ja­da en defen­der sus legí­ti­mos dere­chos sin pre­jui­cio alguno que la doble­gue. Su actua­ción no empa­li­de­ce las muy acer­ta­das com­po­si­cio­nes del vete­rano Dafoe y de Ruf­fa­lo en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes: en el mar­co de un esme­ra­do elen­co, don­de ade­más de Yous­sef y Hun­ter tam­bién par­ti­ci­pan Chris­topher Abbott, Suzy Bem­ba, Jerrod Car­mi­chael, Vic­ki Pep­per­di­ne, Mar­ga­ret Qua­lley y Han­na Schygulla.

Es posi­ble que la inge­nio­si­dad de la his­to­ria expues­ta nutri­da de un espe­cial sen­ti­do del humor, pue­da resul­tar impe­ne­tra­ble para cier­to públi­co; de todos modos eso no des­me­re­ce los valo­res de esta excén­tri­ca come­dia negra de Lanthi­mos que visual­men­te des­lum­bran­te deja una sen­sa­ción de radian­te fres­cu­ra. Jor­ge Gutman

Un Dra­ma de Cien­cia Ficción

CON­CRE­TE UTO­PIA. Corea del Sur, 2023. Un film de Um Tae-hwa. 130 minutos

Den­tro de los deno­mi­na­dos fil­mes catas­tró­fi­cos, Con­cre­te Uto­pia es un dra­ma de cien­cia fic­ción con con­no­ta­cio­nes mora­les. El direc­tor sur­co­reano Um Tae-hwa demues­tra afian­za­da soli­dez a tra­vés de la his­to­ria que con­ci­bió jun­ta­men­te con el co-guio­nis­ta Lee Sin-ji.

Una esce­na del film

La his­to­ria está ambien­ta­da en Seúl don­de un estruen­do­so terre­mo­to cau­só escom­bros en la ciu­dad que­dan­do sola­men­te intac­to un blo­que de depar­ta­men­tos. En uno de los mis­mos habi­ta el matri­mo­nio inte­gra­do por la enfer­me­ra Myung-hwa (Park Bo-young) y su mari­do Min-sung (Park Seo-Jun), un ex ofi­cial públi­co. Des­pués de obser­var des­de la ven­ta­na de una de las habi­ta­cio­nes los escom­bros, lle­ga a su depar­ta­men­to una mujer jun­to con su peque­ña cria­tu­ra pidién­do­les ser alo­ja­das por haber per­di­do su vivien­da; inme­dia­ta­men­te dece­nas de per­so­nas igual­men­te se agol­pan soli­ci­tan­do pro­tec­ción y comi­da. La situa­ción se tor­na deses­pe­ran­te cuan­do los ali­men­tos así como los medi­ca­men­tos nece­sa­rios comien­zan a esca­sear y sin que apa­rez­ca una misión de rescate.

La situa­ción alcan­za su cli­max cuan­do los resi­den­tes del com­ple­jo eli­gen como su dele­ga­do a Yeong-tak (Lee Byung-hun) quien deter­mi­na que sola­men­te los resi­den­tes del edi­fi­cio tie­nen dere­cho a per­ma­ne­cer allí, prohi­bien­do que la gen­te aje­na ten­ga acce­so al inmue­ble. Dado que el edi­fi­cio que­da prác­ti­ca­men­te sitia­do a la mane­ra de un cuar­tel poli­cial se pro­du­ce un cli­ma de vio­len­cia bru­tal entre los resi­den­tes pre­pa­ra­dos para pro­te­ger su vivien­da y los des­am­pa­ra­dos que no encuen­tran don­de cobi­jar­se fren­te al rigor del invierno.

El rea­li­za­dor infun­de nota­ble rea­lis­mo gene­ran­do una gran dosis de ten­sión en la lucha des­ple­ga­da entre ambos ban­dos, aun­que podría haber ali­ge­ran­do el nivel de bru­ta­li­dad des­ple­ga­da. Den­tro de lo que podría con­si­de­rar­se como una crí­ti­ca social, el film per­mi­te refle­xio­nar sobre lo qué pue­de acon­te­cer fren­te a situa­cio­nes extre­mas y has­ta dón­de pue­den pre­va­le­cer los sóli­dos prin­ci­pios mora­les y éti­cos de una socie­dad cuan­do la gene­ro­si­dad y soli­da­ri­dad huma­na que­dan extinguidas.

Den­tro de un cali­fi­ca­do elen­co en don­de por el mayor gra­do de par­ti­ci­pa­ción se des­ta­can Byung-hun y Seo-jun este dra­ma de super­vi­ven­cia se ve real­za­do por la muy bue­na pues­ta escé­ni­ca de Um Tae-hwa y por la remar­ca­ble foto­gra­fía de Cho Hyoung-rae con­tras­tan­do la cali­dez de los espa­cios inte­rio­res de los depar­ta­men­tos del inmue­ble con las imá­ge­nes exte­rio­res de una ciu­dad derrui­da por el fatí­di­co sismo.
Jor­ge Gutman