El Con­ju­ro

THE CON­JU­RING. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de James Wan 

Como film de horror The Con­ju­ring no pue­de evi­tar de recu­rrir a fór­mu­las cono­ci­das, pero la satis­fac­to­ria direc­ción de James Wan y las muy bue­nas inter­pre­ta­cio­nes del elen­co per­mi­ten que el mis­mo supere al pro­me­dio del género. 

A pesar de estar basa­do en hechos reales, la cre­di­bi­li­dad de lo que se exhi­be depen­de­rá de cómo cada espec­ta­dor per­ci­be acon­te­ci­mien­tos super­na­tu­ra­les. El film se nutre de una inves­ti­ga­ción rea­li­za­da por los bien cono­ci­dos para­psi­có­lo­gos Lorrai­ne y Ed Warren a prin­ci­pios de la déca­da del 70 con moti­vo de acon­te­ci­mien­tos para­nor­ma­les acon­te­ci­dos en una casa cam­pes­tre adqui­ri­da por la fami­lia Perron en Harris­vi­lle, esta­do de Rho­de Island. 

Cuan­do el matri­mo­nio inte­gra­do por Roger (Ron Livings­ton) y Carolyn Perron (Lili Tay­lor) com­pró la casa de refe­ren­cia en 1971 para habi­tar­la jun­to a sus 5 hijas, esta­ban lejos de ima­gi­nar la pesa­di­lla que habrían de expe­ri­men­tar a par­tir del día que se ins­ta­la­ron en ella. Todo comien­za con el perro de la fami­lia que se nie­ga a entrar al inte­rior posi­ble­men­te por per­ci­bir algo extra­ño o anor­mal, para apa­re­cer muer­to al día siguien­te; a eso se agre­ga el extra­ño olor que sien­te Carolyn sin hallar expli­ca­ción así como le comien­zan a apa­re­cer serias man­chas de more­to­nes en su cuer­po como si hubie­ra sufri­do lesio­nes; no menos curio­so es que todos los relo­jes de la casa están dete­ni­dos a las 3.07 de la noche; sur­gen extra­ños gol­pes sacu­dien­do las puer­tas; una de las hiji­tas mani­fies­ta sonam­bu­lis­mo duran­te la noche y gol­pea su cabe­za con­tra un arma­rio; las aves que sobre­vue­lan el lugar van murien­do; en fin, otros acon­te­ci­mien­tos inex­pli­ca­bles se van suce­dien­do y que son capa­ces de hacer per­der la razón a la per­so­na más cuerda. 

Vera Farmiga

Vera Far­mi­ga

En la medi­da que con el trans­cur­so de los días la ten­sión va aumen­tan­do por­que los hechos super­na­tu­ra­les alcan­zan una dimen­sión des­pro­por­cio­na­da­men­te anor­mal y vio­len­ta, Roger y Carolyn deci­den recu­rrir a los ser­vi­cios pro­fe­sio­na­les de Lorrai­ne (Vera Far­mi­ga) y Ed Warren (Patric Wil­son). Rodea­dos de un equi­po cien­tí­fi­co, estos demo­nó­lo­gos comien­zan una inten­sa y peli­gro­sa tarea en su lucha con­tra los malos espí­ri­tus y demo­nios que se encuen­tran en la casa domi­nan­do a sus residentes. 

El film logra un acep­ta­ble cli­ma de horror aun­que nun­ca alcan­za la atmós­fe­ra logra­da por el thri­ller de William Fried­kin The Exor­cist (1973). Es posi­ble que la fami­lia­ri­dad del tema influ­ya para que los sobre­sal­tos del rela­to no lle­guen a estre­me­cer. Con todo, hay que admi­tir que tan­to la bue­na labor de James Wan ‑evi­tan­do en lo posi­ble esce­nas san­guí­neas o mor­bo­sas- así como la acer­ta­da des­crip­ción de los per­so­na­jes con­tri­bu­yen a pre­dis­po­ner favo­ra­ble­men­te el áni­mo de los espec­ta­do­res; en tal sen­ti­do, una de las esce­nas cul­mi­nan­tes en que Ed Warren uti­li­zan­do ritos cató­li­cos tra­ta de exor­ci­zar el demo­nio que se ha apo­de­ra­do de Carolyn, adquie­re cre­di­bi­li­dad aún cuan­do uno pue­da resis­tir­se a admi­tir que en reali­dad eso pue­da ocurrir.

Como antes se men­cio­nó, los per­so­na­jes han sido bien desa­rro­lla­dos y uno se iden­ti­fi­ca tan­to con el dra­ma de los mora­do­res así como con quie­nes están dis­pues­tos a ayu­dar­los, debi­do a la logra­da carac­te­ri­za­ción de sus cua­tro prin­ci­pa­les actores. 

Con­clu­sión: Aun­que The Con­ju­ring es un buen film, su acep­ta­ción no depen­de de su cali­dad sino de la per­cep­ción natu­ral que cada per­so­na pue­da sen­tir, creer, apre­ciar o iden­ti­fi­car­se con fenó­me­nos para­nor­ma­les. Jor­ge Gutman