THE BOOK THIEF. Estados Unidos-Alemania, 2013. Un film de Brian Percival
Resulta agradable comprobar cómo The Book Thief, una novela de gran popularidad publicada en 2005 escrita por Markus Zusak, ha logrado ser trasladada al cine en forma tan cuidadosa logrando transmitir la esencia y emoción contenida en la misma. Lo más interesante es que el director Brian Percival cuidó muy bien que la adaptación realizada por Michael Petroni no denunciara su origen literario para en cambio transmitir en forma fluida un drama sólido y conmovedor.
Algo sumamente curioso es que la historia es narrada por la Muerte (en la voz de Roger Allam) quien actúa como guía y testigo de lo que acontece en la Alemania nazi a través de la visión y vicisitudes atravesadas por una niña de 11 años. Ella se llama Liesel Meminger (Sophie Nélisse) a quien al principio la observamos en 1938 cuando está viajando con su madre y hermano hacia un lugar no especificado. Al morir su hermano y con su madre enviada a la cárcel, posiblemente por sus inclinaciones comunistas, la niña es recibida en adopción por el matrimonio Hubermann que vive en un sitio alejado de Alemania; él es Hans (Geoffrey Rush), un individuo de muy agradable personalidad que trabaja como pintor y comparte su vida con Rosa (Emily Watson), su gruñona y temperamental esposa aunque en el fondo se trata de una mujer de nobles sentimientos.
Aunque al principio Liesel no se encuentra muy cómoda en su nuevo hogar, pronto eso habrá de cambiar frente al cariño que le dispensa Hans quien, entre otras cosas, le enseña a leer. Mientras que el primer libro que la niña utiliza es uno que trajo consigo en ocasión del funeral de su hermano, prontamente ella se apodera de otro proveniente de una fogata preparada por los nazis; ese hecho llama la atención de la mujer del alcalde (Barbara Auer) quien habrá de facilitarle en forma clandestina el uso de la biblioteca de su desaparecido hijo. Adaptándose gradualmente a la nueva forma de vida y a sus padres sustitutos, Liesel encontrará en la lectura una forma de solaz a la vez que una manera de comunicación apropiada con quienes aprecian el placer de la lectura.
Cuando el nazismo va cobrando mayor fuerza con la irrupción de la guerra, la historia cobra tensión con la llegada de Max Vandenburg (Ben Schnetzer) a la casa de los Hubermann; se trata de un muchacho judío que es hijo de un ex camarada que salvó la vida de Hans durante la primera guerra mundial y por ello se encuentra en la obligación moral de prodigarle refugio en el subsuelo de su hogar a pesar de los riesgos que implica esta generosa acción. Además de ilustrar los lazos que Liesel mantiene con Max donde éste le servirá de estímulo para sus aspiraciones literarias, el relato también ilustra el vínculo de amistad de la niña con su vecino Rudy (Nico Liersch) y con el paso del tiempo va enfatizando el modo en que los diferentes personajes de esta historia van siendo afectados por la guerra y los nocivos efectos del horror nazi.
Adoptando un estilo de narración clásica, Percival ofrece un film que aunque de esencia melodramática evita que las emociones desborden logrando un impacto dramático creciente a medida que la historia progresa.
En cuanto al elenco, Rush contribuye a brindar calidez, afecto y espontáneo humor a su rol, en tanto que Watson ofrece una magnífica composición de una mujer que oculta en su adusto rostro una insospechada ternura que se va revelando en las etapas ulteriores del relato. Por su parte Nélisse, la hoy ya adolescente actriz canadiense, confirma sus dotes artísticas ya demostradas en Monsieur Lazhar (2011); animando el rol protagónico permite que su personaje trasunte sensibilidad así como una tremenda fuerza expresiva que termina conmoviendo.
Conclusión: Una buena historia de supervivencia durante los años de la Alemania nazi, resaltando al propio tiempo la importancia de la palabra escrita y el amor a la lectura. Jorge Gutman