La Gavio­ta

THE SEA­GULL. Autor: Anton Ché­jov. – Adap­ta­ción y Direc­ción: Peter Hin­ton –- Elen­co: Kris­ta Colo­si­mo (Masha), Patrick Cos­te­llo (Cons­tan­ti­ne), Shan­non Currie (Nina), Dia­ne D’Aquila (Sori­na), Danie­lle Desor­meaux (Poli­na), Mar­cel Jean­nin (Tri­go­rin), Patrick McMa­nus (Dorn), Lucy Pea­cock (Arka­di­na), Michel Perron (Sham­raev), Andrew Sha­ver (Med­ve­den­ko), Deco­ra­dos y Ves­tua­rio: Eo Sharp — Ilu­mi­na­ción: Robert Thom­son – Dise­ño de Soni­do: Dmi­tri Mari­ne — Dura­ción: 3h20 (con entre­ac­to)- Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 19 de febre­ro de 2014 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

La Gavio­ta es con­si­de­ra­da como una de las pie­zas tea­tra­les más impor­tan­tes del céle­bre escri­tor Anton Ché­jov quien ha teni­do mar­ca­da influen­cia en muchas obras de auto­res con­tem­po­rá­neos. Aun­que fue escri­ta en 1896 y su acción trans­cu­rre en la Rusia pre-revo­lu­cio­na­ria, el autor no hace alu­sión al mar­co polí­ti­co exis­ten­te para en cam­bio enfa­ti­zar en los varia­dos y con­tra­dic­to­rios sen­ti­mien­tos huma­nos que aflo­ran de sus per­so­na­jes. A pesar de que a prio­ri resul­ta­ría difí­cil con­ce­bir un mar­co cana­dien­se con­tem­po­rá­neo para el desa­rro­llo de esta pie­za, el direc­tor Peter Hin­ton deci­dió acep­tar este desa­fío; en tal sen­ti­do se pue­de afir­mar que la adap­ta­ción rea­li­za­da de nin­gu­na mane­ra alte­ra el espí­ri­tu de la obra ori­gi­nal por­que en la ver­sión juz­ga­da se pue­de cons­ta­tar que las ideas de Ché­jov per­ma­ne­cen inal­te­ra­das y que siguen man­te­nien­do vigen­cia a pesar del tiem­po transcurrido.

Diane D'Aquila y Patrick Costello. (Foto de André Lanthier)

Dia­ne D’A­qui­la y Patrick Cos­te­llo. (Foto de André Lanthier)

En esen­cia, los per­so­na­jes de La Gavio­ta anhe­lan y sue­ñan con una feli­ci­dad que el mun­do real en el que se encuen­tran inmer­sos pare­ce negár­se­los; en ese inten­to de con­ci­liar las aspi­ra­cio­nes con la reali­dad sur­ge la frus­tra­ción que les ape­sa­dum­bra. Den­tro de la estruc­tu­ra de una obra coral, Ché­jov al igual que Hin­ton ponen espe­cial énfa­sis en el rol de Cons­tan­ti­ne. La acción que se desa­rro­lla en una casa cam­pes­tre lo pre­sen­ta como un joven dra­ma­tur­go expe­ri­men­tal deseo­so de implan­tar nue­vas for­mas tea­tra­les aun­que sin lograr el obje­ti­vo pro­pues­to. Está per­di­da­men­te ena­mo­ra­do de Nina, una aspi­ran­te a actriz, pero ella no retri­bu­ye sus sen­ti­mien­tos por­que se sien­te atraí­da por Tri­go­rin, un famo­so escri­tor quien es el com­pa­ñe­ro de Arka­di­na, una famo­sa y vani­do­sa actriz madu­ra que es madre de Cons­tan­ti­ne. A todo ello, Che­jov plan­tea la rela­ción de amor/odio que se sus­ci­ta entre Arkan­di­na y su hijo, en par­te por el des­dén y des­pre­cio que mani­fies­ta hacia él, como así tam­bién por los celos que el joven expe­ri­men­ta por la rela­ción que su madre man­tie­ne con un hom­bre que no es su padre.

Lucy Peacock (Foto de André Lanthier)

Lucy Pea­cock (Foto de André Lanthier)

No es nece­sa­rio agre­gar deta­lles con res­pec­to a los otros per­so­na­jes secun­da­rios don­de en mayor o menor gra­do van sur­gien­do con­flic­tos román­ti­cos por amo­res no corres­pon­di­dos, excep­to men­cio­nar que mien­tras que en la obra ori­gi­nal apa­re­ce el per­so­na­je de Sorin como el her­mano anciano y enfer­mo de Arka­di­na, Hin­ton resol­vió trans­for­mar­lo en mujer con el nom­bre de Sori­na; es ella una ex jue­za que aho­ra en su reti­ro lamen­ta no haber dis­fru­ta­do lo sufi­cien­te­men­te de su vida; con todo, como tía de Cons­tan­ti­ne encuen­tra alien­to pro­di­gán­do­le a su sobrino todo el cari­ño y apo­yo que no logra obte­ner de su madre. 

Como direc­tor Hin­ton ha con­ce­bi­do una pues­ta escé­ni­ca lo sufi­cien­te­men­te con­vin­cen­te ubi­can­do el living de la resi­den­cia como el lugar don­de trans­cu­rre la acción. Igual­men­te es des­ta­ca­ble el haber logra­do de su homo­gé­neo elen­co la car­na­du­ra nece­sa­ria para trans­mi­tir con luci­dez la com­ple­ji­dad de la natu­ra­le­za huma­na a tra­vés de la moti­va­ción que guía a sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes, el des­am­pa­ro espi­ri­tual en que se encuen­tran sumi­dos y que en el caso de Cons­tan­ti­ne lo con­du­ce a su autodestrucción. 

En sín­te­sis: The Sea­gull es una res­pe­ta­ble pro­duc­ción del Cen­tro Segal que a pesar de su dura­ción, con­si­de­ra­ble­men­te más pro­lon­ga­da de lo que hoy día se acos­tum­bra a pre­sen­ciar en el tea­tro, cap­ta la aten­ción del públi­co por la huma­ni­dad y pro­fun­di­dad que ema­na de su con­te­ni­do.

Psi­co­te­ra­pia de un Vete­rano de Guerra

JIMMY P. (Psy­chothe­rapy of a Plains Indian). Fran­cia, 2013. Un film de Arnaud Desplechin

Antro­po­lo­gía, etno­lo­gía y psi­co­aná­li­sis son temas que siem­pre intere­san y es pro­ba­ble que ésa sea la razón que moti­vó al direc­tor fran­cés Arnaud Des­ple­chin, en su pri­mer film en Esta­dos Uni­dos, a con­si­de­rar el caso clí­ni­co de un nati­vo que es obje­to como su títu­lo lo anti­ci­pa (Psi­co­te­ra­pia de un indio de las pra­de­ras) de un pro­ce­so tera­péu­ti­co para poder emer­ger del mal que lo aqueja.

Benicio del Toro y Mathieu Amalric

Beni­cio del Toro y Mathieu Amalric

En un guión que le per­te­ne­ce escri­to con Julie Peyer y Kent Jones, Des­ple­chin ubi­ca las pri­me­ras esce­nas en Mon­ta­na en 1948. Allí vive con su her­ma­na y su fami­lia Jimmy Pic­card (Beni­cio Del Toro), un autóc­tono black­foot (pie negro) per­te­ne­cien­te a una tri­bu ame­ri­ca­na. Des­pués de haber com­ba­ti­do en la Segun­da Gue­rra en Fran­cia en don­de sufrió una frac­tu­ra de crá­neo, a su regre­so comien­za a expe­ri­men­tar cier­tas ano­ma­lías físi­cas y men­ta­les como mareos, esbo­zos de cegue­dad y pér­di­da de audi­ción. Tras­la­da­do al Hos­pi­tal Mili­tar Tope­ka de Kan­sas, los facul­ta­ti­vos que se dedi­can al tra­ta­mien­to de vete­ra­nos de gue­rra no logran resol­ver su problema.

Al estar con­ven­ci­do de que el pacien­te no sufre de esqui­zo­fre­nia, el doc­tor Men­nin­ger (Larry Pine) de dicho cen­tro hos­pi­ta­la­rio deci­de con­vo­car a Geor­ges Deve­reux (Mathieu Amalric), quien es el autor del libro Reality and Dream en que se basa este film, para que tra­te al pacien­te. Este cien­tí­fi­co es un emi­nen­te etnó­lo­go fran­cés de ori­gen rumano vivien­do en Esta­dos Uni­dos y que ade­más es psi­co­ana­lis­ta y gran cono­ce­dor de la cul­tu­ra de la gen­te nati­va ame­ri­ca­na. Ahí comien­zan las sesio­nes de tera­pia en don­de a tra­vés de pro­ce­di­mien­tos psi­co­ana­lí­ti­cos Deve­reux tra­ta de inser­tar­se en la psi­quis de Pic­card. A tra­vés de las suce­si­vas entre­vis­tas comien­zan a fluir impor­tan­tes deta­lles de la vida del pacien­te que ante­ce­den a su trau­má­ti­ca expe­rien­cia de gue­rra; es así como que­dan revi­vi­dos algu­nos trau­mas de la infan­cia don­de que­da resal­ta­do el com­ple­jo de Edi­po con su madre viu­da al ver­la acos­ta­da con otro hom­bre y otras acti­tu­des de su vida adul­ta, espe­cial­men­te en lo refe­ren­te al tra­ta­mien­to poco agra­da­ble dis­pen­sa­do a su aman­te y a la hija que nació de esa unión.

El desa­rro­llo de esta his­to­ria está fun­da­men­tal­men­te cen­tra­do en la rela­ción tera­peu­ta-pacien­te y eso cons­ti­tu­ye un arma de doble filo cuan­do se tra­ta de valo­rar al film. Si por un lado las pri­me­ras sesio­nes pue­den con­cen­trar la aten­ción del espec­ta­dor, a medi­da que trans­cu­rre la tera­pia, el rela­to acu­sa cier­to ago­bio que lo hace lan­gui­de­cer. A pesar de las sóli­das inter­pre­ta­cio­nes de Del Toro y Amalric carac­te­ri­zan­do muy bien a dos con­tras­tan­tes per­so­na­li­da­des, lo que se año­ra es el con­te­ni­do de algo más exci­tan­te o al menos de algún fac­tor ines­pe­ra­do o impre­vis­to en su expo­si­ción que atrai­ga un reno­va­do inte­rés del espec­ta­dor sin que se trans­for­me, como en este caso, en algo tan ver­bo­rrá­gi­co y tea­tral. Apar­te de la rela­ción tera­péu­ti­ca de los dos per­so­na­jes, se pue­de apre­ciar una esce­na en que Deve­reux reci­be la visi­ta de su aman­te (Gina McKee) con quien com­par­te algu­nos momen­tos de pla­cer; en todo caso, des­de una pers­pec­ti­va glo­bal nada agre­ga al nudo dra­má­ti­co del relato.

Como estu­dio clí­ni­co de un caso psi­co­ló­gi­co real, este film es apre­cia­ble en sus inten­cio­nes; sin embar­go, es nece­sa­rio con­si­de­rar que Alfred Hitch­cock hace más de medio siglo logró un fas­ci­nan­te thri­ller con Spell­bound (1945) sobre una temá­ti­ca simi­lar invo­lu­cran­do por com­ple­to al espec­ta­dor, hecho que aquí no ocurre.

Con­clu­sión: Más allá de las obser­va­cio­nes apun­ta­das, el film está impe­ca­ble­men­te fil­ma­do y se valo­ri­za con las estu­pen­das inter­pre­ta­cio­nes de Amalric y Beni­cio Del Toro. Jor­ge Gutman

La Ima­gen Faltante

THE MIS­SING PIC­TU­RE (L’IMAGE MAN­QUAN­TE). Cam­bo­ya-Fran­cia, 2013. Un film de Rithy Panh

Este remar­ca­ble docu­men­tal que obtu­vo el pre­mio al mejor film en la sec­ción ofi­cial Un Cer­tain Regard del Fes­ti­val de Can­nes, es uno de los cin­co títu­los nomi­na­dos al Oscar de la mejor pelí­cu­la extran­je­ra. Más allá de que obten­ga o no la codi­cia­da esta­tui­lla, este tra­ba­jo del rea­li­za­dor Rithy Panh es una obra de carác­ter per­so­nal don­de en ape­nas hora y media trans­mi­te al espec­ta­dor las expe­rien­cias vivi­das en sus años de ado­les­cen­cia jun­to a su fami­lia duran­te la vio­len­ta dic­ta­du­ra de los Khmer Rou­ge que azo­tó al país entre 1975 y 1979. THE MISSING PICTURE

Repro­du­cir el san­grien­to geno­ci­dio lide­ra­do por Pol Plot, que pro­du­jo apro­xi­ma­da­men­te tres millo­nes de muer­tos, inclu­yen­do los padres y her­ma­nos del rea­li­za­dor, no ha sido una labor sen­ci­lla. En la medi­da que Panh tra­tó de bus­car en vano algu­na foto­gra­fía que tes­ti­mo­nia­ra el horror del bru­tal régi­men, esa “ima­gen fal­tan­te” a la que alu­de el títu­lo del docu­men­tal es lo que lo impul­só a usar unas peque­ñas escul­tu­ras arte­sa­na­les crea­das y ade­más valer­se de un esca­so mate­rial de archi­vo para cubrir ese vacío. Con una voz en off (Ran­dal Douc) que acom­pa­ña a las imá­ge­nes y una músi­ca (Marc Mar­der) que se ajus­ta acer­ta­da­men­te al cli­ma dra­má­ti­co del rela­to, el espec­ta­dor asis­te a un docu­men­tal ínti­mo que expo­ne la infan­cia feliz de Panh antes del fatí­di­co 17 de abril de 1975 cuan­do las tro­pas revo­lu­cio­na­rias irrum­pie­ron en la capi­tal de Phnom Penh gene­ran­do el tras­la­do de más de dos millo­nes de per­so­nas hacia los cam­pos de reedu­ca­ción esta­ble­ci­dos en el inte­rior del país; eso sig­ni­fi­có la eli­mi­na­ción de cual­quier ves­ti­gio de capi­ta­lis­mo que Pol Pot y los miem­bros de su par­ti­do con­si­de­ra­ran inade­cua­dos. Pero la pro­po­si­ción colec­ti­vis­ta del régi­men, a pesar de haber teni­do el apo­yo ini­cial de los cam­pe­si­nos, con­du­jo a que el pue­blo estu­vie­se some­ti­do a con­di­cio­nes de escla­vi­tud y a que sufrie­ra ham­bre como méto­do para ase­gu­rar la obe­dien­cia de las órde­nes impar­ti­das por el nefas­to gobierno. En otras pala­bras, se repi­tió la funes­ta expe­rien­cia de la Revo­lu­ción Cul­tu­ral de Mao Tsé-tung don­de todo ves­ti­gio de cono­ci­mien­to o de mate­rial pen­san­te debía ser drás­ti­ca­men­te eli­mi­na­do, uti­li­zan­do los esta­ble­ci­mien­tos edu­ca­cio­na­les como luga­res apro­pia­dos de masi­va exterminación. 

Con­clu­sión: Este es un muy buen docu­men­to que Panh lo ha rea­li­za­do como un medio de catar­sis al desear expo­ner a la huma­ni­dad median­te la ima­gen del cine el infierno vivi­do por Cam­bo­ya duran­te los años de plo­moJor­ge Gutman

Tibu­ro­nes Financieros

LE CAPI­TAL. Fran­cia, 2012. Un film de Cos­ta-Gavras 

Un film de Cos­ta-Gavras es siem­pre bien­ve­ni­do dado que como repre­sen­tan­te de un cine polí­ti­co y social reali­zó fil­mes de gran enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca como lo fue­ron, entre otros, Z (1969), Esta­do de Sitio (1972) y/o Mis­sing (1982) que per­mi­tie­ron invo­lu­crar al espec­ta­dor sobre nefas­tas dic­ta­du­ras mili­ta­res que azo­ta­ron al mun­do. En esta opor­tu­ni­dad el rea­li­za­dor brin­da un melo­dra­ma ubi­ca­do en el mun­do de las altas finan­zas don­de a tra­vés de su accio­nar que­da refle­ja­da la faz oscu­ra del capi­ta­lis­mo debi­do al com­por­ta­mien­to impia­do­so de irres­pon­sa­bles tibu­ro­nes finan­cie­ros que influ­ye­ron noto­ria­men­te en la cri­sis eco­nó­mi­ca de los últi­mos años.

3.Gad Elmaleh

Gad Elmaleh

El rela­to está basa­do en el libro de Stépha­ne Osmont cuyo títu­lo se refie­re a la obra de Marx y se cen­tra sobre el ines­pe­ra­do ascen­so de un indi­vi­duo que agra­cia­do por un gol­pe de suer­te logra ubi­car­se en una posi­ción insos­pe­cha­da de incon­men­su­ra­ble poder finan­cie­ro. Esa per­so­na se lla­ma Marc Tour­neuil (Gad Elma­leh) quien tra­ba­jan­do para el Ban­co Phe­nix (natu­ral­men­te fic­ti­cio), el más impor­tan­te del con­ti­nen­te euro­peo, es con­vo­ca­do por el con­se­jo direc­ti­vo para reem­pla­zar en for­ma tem­po­ral al pre­si­den­te de la ins­ti­tu­ción que ha sufri­do un colap­so jugan­do al golf y ade­más pade­ce de un cán­cer ter­mi­nal. En tan­to que sus cole­gas creen ver en Marc a un indi­vi­duo sin mucho carác­ter, fácil de mane­jar y ocu­pan­do ese car­go por bre­ve tiem­po, he aquí la sor­pre­sa cuan­do el inte­ri­no suce­sor se toma muy a pecho sus nue­vas fun­cio­nes y no está dis­pues­to a ceder su pres­ti­gio­sa posi­ción al ver que es el camino indi­ca­do que lo con­du­ci­rá a la máxi­ma rique­za y a un poder ilimitado.

De aquí en más comien­za su dura lucha para tra­tar de com­ba­tir a sus enemi­gos y lograr el apo­yo de su prin­ci­pal alia­do que es Ditt­mar Rigu­le (Gabriel Byr­ne). Se tra­ta de un des­pia­da­do y tem­pe­ra­men­tal direc­tor de un fon­do de inver­sión esta­dou­ni­den­se que tie­ne una impor­tan­te par­ti­ci­pa­ción en Phe­nix y cuya inten­ción es ganar el com­ple­to con­trol de la ins­ti­tu­ción ban­ca­ria; para satis­fa­cer sus reque­ri­mien­tos, Tour­neuil tra­ta­rá de pri­vi­le­giar el inte­rés de los accio­nis­tas des­pi­dien­do sin con­tem­pla­cio­nes a gran par­te del personal.

Cos­ta Gavras no está sola­men­te intere­sa­do en la des­crip­ción de un indi­vi­duo amo­ral, mez­quino y depre­da­dor sino más bien en demos­trar que los par­ti­ci­pan­tes o eje­cu­ti­vos que están al fren­te o que tra­ba­jan en los altos pues­tos de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras, por más hones­tos que fue­sen, no pue­den dejar de con­ta­mi­nar­se por el sis­te­ma en que se des­en­vuel­ven aban­do­nan­do de este modo sus prin­ci­pios éti­cos y morales.

Elma­leh impre­sio­na como el ambi­cio­so indi­vi­duo que no tie­ne empa­cho en mani­fes­tar su avi­dez des­me­di­da por el dine­ro para lograr ser res­pe­ta­do y que des­ca­ra­da­men­te pro­me­te seguir roban­do el dine­ro de la gen­te humil­de para dár­se­lo a los ricos. El res­to del elen­co se desem­pe­ña con sol­ven­cia, espe­cial­men­te Byr­ne carac­te­ri­zan­do con­vin­cen­te­men­te a un insen­si­ble repre­sen­tan­te de un capi­ta­lis­mo depre­da­dor. Los valo­res de pro­duc­ción son de inob­je­ta­ble fac­tu­ra, sobre todo en los ren­glo­nes de foto­gra­fía y montaje.

En líneas gene­ra­les, este rela­to resul­ta hoy día dema­sia­do fami­liar por­que ya han habi­do nume­ro­sos fil­mes incur­sio­nan­do en tópi­cos de la mis­ma índo­le, sobre todo si se tie­ne en cuen­ta el recien­te film de Mar­tin Scor­ce­se The Wolf of Wall Street cuyo con­te­ni­do es aún más elo­cuen­te que lo que Cos­ta-Gavras expo­ne aquí. A pesar de no apor­tar nada nue­vo a lo ya cono­ci­do Le Capi­tal satis­fa­ce en la medi­da que el rea­li­za­dor logra un thri­ller cáus­ti­co de rit­mo flui­do y ameno al que sólo podría obje­tar­se por ser dema­sia­do didác­ti­co por expli­car situa­cio­nes que se entien­den por sí solas. 

Con­clu­sión: Cos­ta Gavras denun­cia los males del capi­ta­lis­mo a tra­vés de un entre­te­ni­do thri­ller que expo­ne las prác­ti­cas “non sanc­tas” del sis­te­ma ban­ca­rio inter­na­cio­nal.  Jor­ge Gut­man 

Mou­lin Rouge

La com­pa­ñía exhi­bi­do­ra Cine­plex, a tra­vés de sus cines par­ti­ci­pan­tes, ofre­ce­rá al públi­co cana­dien­se la posi­bi­li­dad de asis­tir al espec­tácu­lo de dan­za Mou­lin Rou­ge – El Ballet, a car­go de uno de los más pres­ti­gio­sos con­jun­tos de dan­za de Cana­dá como lo es el Royal Win­ni­peg Ballet.

MOULIN ROUGE (1)Esta super­pro­duc­ción con­ce­bi­da por el coreó­gra­fo Jor­den Morris y diri­gi­da por Pie­rre y Fra­nçois Lamou­reux inclu­ye a 26 bai­la­ri­nes de la com­pa­ñía, quie­nes res­ti­tu­yen con brío la efer­ves­cen­cia del París de la Belle Épo­que.

Cono­ci­do a tra­vés de nume­ro­sos libros, pin­tu­ras, fil­mes y come­dias musi­ca­les, el legen­da­rio Mou­lin Rou­ge es el más céle­bre caba­ret de Fran­cia y qui­zás del mun­do. La tra­ma se desa­rro­lla en París, la ciu­dad luz que a la vez ofre­ce todas las carac­te­rís­ti­cas de una metró­po­li ple­na de con­tras­tes y con­tra­dic­cio­nes don­de el eli­xir de liber­tad per­so­nal sus­ten­ta a la vez dife­ren­tes esti­los de vida don­de bullen pasio­nes de todo tipo. Es en el con­tex­to del famo­so caba­ret don­de se asis­te al tierno roman­ce enta­bla­do entre el bohe­mio pin­tor Mathieu y la joven lavan­de­ra Natha­lie. En el desa­rro­llo de su tra­ma tam­bién inter­vie­nen per­so­na­jes emble­má­ti­cos de esa épo­ca de oro como el gran pin­tor Tou­lou­se-Lau­trec, la famo­sa Mis­tin­guet el inol­vi­da­ble Mau­ri­ce Che­va­lier, ade­más de las bai­la­ri­nas del popu­lar can can francés.

MOULIN ROUGE

Des­de su crea­ción que tuvo lugar en Win­ni­peg en 2009, este ballet ha sido pre­sen­ta­do en una dece­na de impor­tan­tes ciu­da­des cana­dien­ses logran­do un gran éxi­to de públi­co y es así que nue­va­men­te se tie­ne la opor­tu­ni­dad de juz­gar Mou­lin Rou­ge el 23 de febre­ro, el 26 de febre­ro y el 8 de mar­zo de 2014. 

Para toda otra infor­ma­ción adi­cio­nal inclu­yen­do la lis­ta de los cines cana­dien­ses y hora­rios corres­pon­dien­tes de las repre­sen­ta­cio­nes pre­sio­ne aquí