Un Pedes­tre Rela­to Bíblico

EXODUS: GODS AND KINGS. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Rid­ley Scott

Con­si­de­ran­do los ante­ce­den­tes del rea­li­za­dor Rid­ley Scott en mate­ria de fil­mes épi­cos (Gla­dia­tor) y/o impac­tan­tes (Bla­de Run­ner, The Due­llists, Alien, Thel­ma & Loui­se), las expec­ta­ti­vas eran altas al saber que abor­da­ría un tema bíbli­co tan­tas veces con­si­de­ra­do por el cine como lo es la his­to­ria de Moi­sés, el libe­ra­dor de la ser­vi­dum­bre del pue­blo judío de Egip­to y recep­tor de los 10 Man­da­mien­tos de Dios en el Mon­te Sinaí.

Intri­ga saber si Scott exa­mi­nó aten­ta­men­te las ver­sio­nes ofre­ci­das por el legen­da­rio cineas­ta Cecil B. DeMi­lle de Ten Com­mand­ments en 1923 en el cine mudo y obvia­men­te su obra maes­tra del mis­mo títu­lo en 1956 que obtu­vo varios Oscar inclui­do al mejor film y rea­li­za­dor. Esa duda sur­ge por­que lo que Exodus brin­da al espec­ta­dor no es más ni menos que una ruti­na­ria ilus­tra­ción sobre el tema. Com­pa­ra­do con la pro­duc­ción juz­ga­da hace casi seis déca­das, este film se encuen­tra en fran­ca des­ven­ta­ja; así, ampa­ra­do por el fac­tor “espec­tácu­lo”, Scott tra­ta sin lograr­lo de cubrir las debi­li­da­des de un guión cha­to, inter­pre­ta­cio­nes corrien­tes don­de los acto­res decla­man sus par­tes en lugar de sumer­gir­se de lleno en los roles que inter­pre­tan así como la ausen­cia de un rit­mo apro­pia­do que inne­ce­sa­ria­men­te dila­ta por dos horas y media la dura­ción del metraje.

Christian Bale y Joel Edgerton

Chris­tian Bale y Joel Edgerton

La pri­me­ra par­te del film es la más débil con la pre­sen­ta­ción de sus esque­ma­ti­za­dos per­so­na­jes. La acción se ubi­ca en el Egip­to gober­na­do por farao­nes, alre­de­dor de 1300 años antes de la era cris­tia­na. Ahí se encuen­tra el adul­to Moi­sés (Chris­tian Bale) quien man­tie­ne una gran amis­tad con Ram­ses (Joel Edger­ton), el hijo del mori­bun­do líder Seti (John Tur­tu­rro) y de su espo­sa Tuya (Sigour­ney Wea­ver); a pesar de su con­di­ción de egip­cio y de la leal­tad debi­da sus supe­rio­res, no es indi­fe­ren­te al sufri­mien­to infli­gi­do por más de 400 años a los escla­vos hebreos tra­ba­jan­do en las cons­truc­cio­nes faraó­ni­cas. Cuan­do Seti mue­re y Ram­ses asu­me el poder, Moi­sés lle­ga a impo­ner­se a tra­vés de un sabio hebreo (Ben Kings­ley) de su ver­da­de­ro ori­gen; lue­go de ser degra­da­do de su car­go, ini­cia el camino del des­tie­rro don­de se encuen­tra con Séfo­ra (Maria Val­ver­de), se casa y fun­da una familia.

Lo que sigue des­pués, entra en el terreno de lo muy bien cono­ci­do y aun­que su visión resul­te un poco más tole­ra­ble nun­ca logra a brin­dar la emo­ción genui­na que el dra­má­ti­co rela­to debe­ría gene­rar. Lo que aquí está ausen­te, entre otras cosas, es la pre­sen­cia de un Moi­sés y un Ram­sés que man­ten­gan una míni­ma alqui­mia, tal como tan bien lo logra­ron Charl­ton Hes­ton y Yul Brin­ner res­pec­ti­va­men­te en el gran film de De Mille, crean­do ver­da­de­ra ten­sión en el enfren­ta­mien­to de estos dos per­so­na­jes: nada de eso se logra en los roles de Bale y Edgerton.

Otro de los deta­lles que mere­cen obser­va­ción es que cuan­do se recu­rre a crear esce­nas espec­ta­cu­la­res, el resul­ta­do debe impre­sio­nar. Así, por ejem­plo la esce­na de la par­ti­ción de las aguas del Mar Rojo que en la ver­sión de 1956 adquie­re carac­te­rís­ti­ca­men­te real­men­te asom­bro­sas tenien­do en cuen­ta la téc­ni­ca de esa épo­ca, el recur­so que aquí emplea Rid­ley a tra­vés de la seque­dad de las aguas no alcan­za mayor impac­to. Y si de espec­ta­cu­la­ri­dad se habla, uno se pre­gun­ta cómo es posi­ble que con los mila­gros de la digi­ta­li­za­ción actual, las gran­des bata­llas des­ple­ga­das evi­den­cien com­ple­ta fal­ta de rea­lis­mo; sola­men­te las imá­ge­nes digi­ta­li­za­das ilus­tran­do las 12 pla­gas que con­su­men al pue­blo egip­cio per­mi­ten que uno las apre­cie con cier­ta condescendencia.

En lo que hace al fac­tor de la divi­ni­dad, el encuen­tro de Moi­sés con Dios, que en esta ver­sión adquie­re la for­ma de un niño, es fran­ca­men­te risi­ble. Pare­ce ser que la figu­ra del Crea­dor adop­ta carac­te­rís­ti­cas ambi­guas: por una par­te está el pia­do­so Señor que se com­pa­de­ce con la suer­te corri­da por los escla­vos hebreos, pero que se con­tra­po­ne con la pre­sen­cia de un Dios ven­ga­dor que no tie­ne con­tem­pla­cio­nes de arra­sar y con­de­nar a gen­te ino­cen­te inclu­yen­do a niños no hebreos como medio de ases­tar un gra­ve dolor a Ram­ses; si bien ésa es una inter­pre­ta­ción bas­tan­te dis­cu­ti­ble apor­ta­do por el guión de este film, lo que obje­ti­va­men­te no lo es son los solem­nes y paté­ti­cos diá­lo­gos esta­ble­ci­dos entre Moi­sés y el Todopoderoso.

Con­clu­sión: Un film pedes­tre, caren­te de emo­ción que sin brin­dar nada nue­vo sobre la mate­ria, lo úni­co que logra es abu­rrir a pesar de su pre­fa­bri­ca­da espec­ta­cu­la­ri­dad.  Jor­ge Gutman

Siguien­do los Pasos de Mada­me Bovary

GEM­MA BOVERY. Fran­cia, 2014. Un film de Anne Fontaine

Con gran inge­nio­si­dad la rea­li­za­do­ra Anne Fon­tai­ne en un guión que le per­te­ne­ce jun­to a Pas­cal Bonitzer han logra­do adap­tar la nove­la grá­fi­ca de Posy Sim­monds Gem­ma Bovery en un rela­to flui­do que rin­de un implí­ci­to tri­bu­to a Mada­me Bovary, la renom­bra­da obra lite­ra­ria de Gus­ta­ve Flau­bert. Aun­que su libro tie­ne una con­no­ta­ción dra­má­ti­ca, este film no es una ver­sión moder­na del mis­mo sino una visión sub­ver­ti­da que adop­ta el tono de come­dia ama­ble, deci­di­da­men­te livia­na y cier­ta­men­te dis­fru­ta­ble gra­cias a las muy bue­nas inter­pre­ta­cio­nes del elen­co que lo integra.

. Gemma Arteton y Fabrice Luchini

Gem­ma Arte­ton y Fabri­ce Luchini

Fabri­ce Luchi­ni inter­pre­ta a Mar­tin Jou­bert, un indi­vi­duo de media­na edad que hace cier­to tiem­po dejó la vida mun­da­na de París para pre­fe­rir la tran­qui­li­dad de un boni­to pue­blo de la región de Nor­man­día. Allí vive con su espo­sa (Isa­be­lle Can­de­lier) e hijo ado­les­cen­te (Kacey Mot­tet Klein) y se ocu­pa de explo­tar la pana­de­ría local de la cual es due­ño. Como ele­men­to refe­ren­cial, cabe agre­gar que como buen lec­tor es un apa­sio­na­do de la men­cio­na­da nove­la de Flaubert.

La tran­qui­li­dad de Mar­tin se ve alte­ra­da con la lle­ga­da de Char­lie Bovery (Jason Flemyng) y de su bella espo­sa Gem­ma (Gem­ma Arter­ton), quie­nes pro­ce­den­tes de Ingla­te­rra vie­nen a ins­ta­lar­se allí. La cer­ca­na pre­sen­cia de la sen­sual Gem­ma pro­du­ce un reno­va­do ardor sexual en el pana­de­ro quien se sien­te fuer­te­men­te atraí­do hacia ella. Con cara de per­ple­ji­dad, lo pri­me­ro que repa­ra es que la joven casi tie­ne el mis­mo nom­bre que Emma, la pro­ta­go­nis­ta de Mada­me Bovary, así como por­ta un ape­lli­do prác­ti­ca­men­te simi­lar con el solo cam­bio de una letra.

De allí en más, el intri­gan­te guión hace que Mar­tin siga en la medi­da de lo posi­ble los pasos de su nue­va veci­na de la cual lle­ga a per­ci­bir que se sien­te abu­rri­da y un tan­to des­en­can­ta­da de su mari­do. Esta nue­va coin­ci­den­cia con la heroí­na de su nove­la pre­fe­ri­da se irá acen­tuan­do al des­cu­brir que Gem­ma enga­ña a su espo­so con Her­ve (Niels Sch­nei­der), un apues­to y joven estu­dian­te, quien des­pués la aban­do­na; su sor­pre­sa es aún mayor cuan­do com­prue­ba que ella se reen­cuen­tra con un anti­guo aman­te (Mel Rai­do) inglés. Temien­do que el final de Gem­ma lle­gue a alcan­zar los ribe­tes dra­má­ti­cos de lo que acon­te­ce con Emma Bovary, el preo­cu­pa­do pana­de­ro tra­ta de uti­li­zar todos los medios posi­bles a su alcan­ce para que la atrac­ti­va joven no lle­gue a optar por la mis­ma trá­gi­ca decisión.

El rela­to de este film está fun­da­men­tal­men­te cen­tra­do en Luchi­ni quien rea­li­za una mag­ní­fi­ca pres­ta­ción como el atri­bu­la­do Mar­tin. A tra­vés del can­dor de sus expre­sio­nes de asom­bro y con­fu­sión tra­tan­do de con­tro­lar e inter­ve­nir en los movi­mien­tos de su atrac­ti­va Gem­ma para que no incu­rra en lamen­ta­bles erro­res, este actor pro­vee los momen­tos más ocu­rren­tes y diver­ti­dos de esta his­to­ria. A su lado, Arte­ton se desem­pe­ña ade­cua­da­men­te ofre­cien­do con su escul­tu­ral físi­co y ange­li­cal mira­da toda la seduc­ción nece­sa­ria que pue­da jus­ti­fi­car la ener­gía y ten­sión sexual des­per­ta­da en el atri­bu­la­do Martin.

La direc­to­ra per­mi­te que el rela­to adquie­ra un rit­mo pau­sa­do crean­do por momen­tos un cli­ma melan­có­li­co que se adap­ta muy bien a la natu­ra­le­za del mis­mo. La for­ma en que con­clu­ye la his­to­ria con el agre­ga­do de su hila­ran­te epí­lo­go moti­va a que el espec­ta­dor deje la sala con una agra­da­ble sonrisa.

Con­clu­sión: Una entre­te­ni­da come­dia agra­cia­da por la arro­lla­do­ra sim­pa­tía y actua­ción de Fabri­ce Luchi­ni. Jor­ge Gutman

Un Melo­dra­ma Imperfecto

SERE­NA. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Susan­ne Bier

Aun­que bien inten­cio­na­da, la rea­li­za­do­ra dane­sa Susan­ne Bier no logra que Sere­na pue­da com­ple­ta­men­te satis­fa­cer. Basa­da en la nove­la homó­ni­ma de Ron Rash (2008), el guión de Chris­topher Kyle abar­ca dema­sia­dos aspec­tos que aun­que indi­vi­dual­men­te intere­san­tes no se encuen­tran bien cohe­sio­na­dos. De todos modos, el moti­vo prin­ci­pal de este film resi­de en los nom­bres de sus pro­ta­go­nis­tas Jen­ni­fer Law­ren­ce y Brad­ley Cooper, quie­nes cons­ti­tu­yen una de las pare­jas cine­ma­to­grá­fi­cas más popu­la­res de la actua­li­dad, tenien­do en cuen­ta que ambos reci­bie­ron cáli­dos elo­gios en la actua­ción con­jun­ta que les cupo en Sil­ver Linings Play­book (2012) y Ame­ri­can Hustle (2013).

Jennifer Lawrence y Bradley Cooper

Jen­ni­fer Law­ren­ce y Brad­ley Cooper

Si bien la pelí­cu­la fue fil­ma­da en la Repú­bli­ca Che­ca, la acción se sitúa en Way­nes­vi­lle, una loca­li­dad rodea­da por las mon­ta­ñas de Caro­li­na del Nor­te, en 1929 inme­dia­ta­men­te des­pués de la Gran Depre­sión. Allí Geor­ge Pem­ber­ton (Cooper), due­ño de una gran empre­sa fores­tal, atra­vie­sa cier­tas difi­cul­ta­des finan­cie­ras ade­más de ambi­cio­nar la expan­sión de sus acti­vi­da­des en tie­rras ale­da­ñas; todo eso no le impi­de recu­rrir a cier­tas prác­ti­cas con­ta­bles frau­du­len­tas así como a sobor­nos cuan­do la oca­sión lo requie­re. Un amor a pri­me­ra vis­ta lo envuel­ve cuan­do obser­va la bella figu­ra de Sere­na (Law­ren­ce) mon­ta­da en su caba­llo, a quien segun­dos des­pués de haber­la abor­da­do, le pro­po­ne matri­mo­nio, que ella acep­ta de inme­dia­to. Con la lle­ga­da de la joven al lugar don­de habi­ta su mari­do, ésta deja cla­ra­men­te esta­ble­ci­da su pro­pó­si­to de no ser sola­men­te la espo­sa del gran patrón sino tam­bién su inten­ción de inmis­cuir­se en for­ma ple­na en las acti­vi­da­des del nego­cio, lo que crea una ene­mis­tad con el socio de su mari­do (David Den­cik). Rápi­da­men­te, se podrá apre­ciar que el she­riff local (Toby Jones), un con­ser­va­cio­nis­ta ambien­tal, no habrá de per­mi­tir que el pro­gra­ma de defo­res­ta­ción de Pem­ber­ton se con­cre­te. Entre otros tópi­cos de la his­to­ria se obser­va a una emplea­da de Geor­ge (Ana Ula­ru) que que­dó de él emba­ra­za­da, hecho que poco le preo­cu­pa a Sere­na has­ta el momen­to en que nace el bebé y su mari­do comien­za a inte­re­sar­se por él.

Poco antes de pro­me­diar el rela­to se pro­du­ce una muer­te y es a par­tir de ese hecho que la tra­ma adquie­re un giro melo­dra­má­ti­co don­de no fal­tan la pre­sen­cia de un ex con­vic­to sica­rio (Rhys Ifans), la pér­di­da del hijo ges­ta­do por Sere­na y su pos­te­rior des­equi­li­brio men­tal, un ata­que mor­tal de un ani­mal, un incen­dio pro­vo­ca­do y otra serie de inci­den­tes, todo ello den­tro del mar­co de una tra­ge­dia sha­kes­pe­ria­na aun­que sin que muchos de los ele­men­tos expues­tos que­den razo­na­ble­men­te integrados.

A pesar de las obser­va­cio­nes seña­la­das, este film atrae por la fuer­za dra­má­ti­ca impre­sa por sus dos pro­ta­go­nis­tas. Cooper no es sola­men­te un galán de moda sino que ha demos­tra­do ser un efi­cien­te actor, y en este caso lo con­fir­ma ani­man­do a un hom­bre sedu­ci­do por la pasión que le des­pier­ta su mujer pero que se opon­drá a ella en situa­cio­nes lími­tes. Por su par­te, Law­ren­ce es mucho más que una estre­lla demos­tran­do que el Oscar gana­do en 2013 no ha sido casual por­que su actua­ción brin­da con­si­de­ra­ble inten­si­dad a sus per­so­na­jes; aquí lo demues­tra ani­man­do a una mujer que habien­do sido trau­ma­ti­za­da por epi­so­dios acae­ci­dos en su infan­cia, es capaz de demos­trar gran ambi­ción y actuar sutil­men­te como una lady Mac­beth mani­pu­la­do­ra e ins­ti­ga­do­ra para que su mari­do actúe mali­cio­sa­men­te fren­te a cual­quier obs­tácu­lo que se inter­pon­ga en el camino de la pareja.

Con­clu­sión: Un melo­dra­ma imper­fec­to que se deja ver por el mag­ne­tis­mo ejer­ci­do por Law­ren­ce y Cooper en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Jor­ge Gutman

The Sound of Music

LA MÉLO­DIE DU BONHEUR

Cró­nica de Jor­ge Gutman

Des­pués del rotun­do éxi­to logra­do en Mon­treal (2010, 2013) y Que­bec (2011) con la adap­ta­ción fran­cesa de La Mélo­die du bon­heur en base a la come­dia musi­cal The Sound of Music com­puesta en 1959 por Richard Rod­gers y Oscar Ham­mers­tein II, la vete­rana direc­tora Déni­se Filia­trault vuel­ve hacer­se car­go de la direc­ción escé­nica en la repo­si­ción que tie­ne lugar en Mon­treal, den­tro de pocos días.

LA MÉLODIE DU BONHEUR

Esta obra con libre­to de Howard Lind­say y Rus­sel Crou­se que ha sido amplia­mente repre­sen­tada inter­na­cio­nal­mente en dife­ren­tes idio­mas y goza­do de un remar­ca­ble éxi­to popu­lar al ser tras­la­dada al cine en 1965 con Julie Andrews y Chris­top­her Plum­mer en los roles pro­ta­gó­ni­cos, reúne todos los ele­men­tos reque­ri­dos para que mere­ci­da­mente sea uno de los pocos musi­ca­les que han sabi­do resis­tir el paso del tiem­po. La his­to­ria real de la aspi­rante a mon­ja Maria Augus­ta Kuts­chera quien deja el con­vento para con­ver­tirse en ins­ti­tu­triz de los 7 hijos del viu­do ofi­cial naval Georg Von Trapp con quien des­pués con­traerá matri­mo­nio, adquie­re dimen­sión dra­má­tica fren­te a las difi­cul­ta­des atra­ve­sa­das por la fami­lia duran­te los duros años del nazis­mo. Tan­to en la esce­na como en el cine, el rela­to con­mo­vió a audien­cias del mun­do ente­ro debi­do a que los pro­fun­dos sen­ti­mien­tos que gene­ra el mis­mo resal­tando los valo­res fami­lia­res y huma­nos adquie­re reso­nan­cia universal.

Étienne Dupuis  y Catherine B. Lavoie

Étien­ne Dupuis y Cathe­ri­ne B. Lavoie

No menos impor­tante es la músi­ca de esta pie­za que está inte­grada por can­cio­nes que se han con­ver­tido en clá­si­cos y son ento­na­das mun­dial­mente; como ejem­plo podría citar­se Do-Re-Mi, Edel­weiss, The Sound of Music, Maria y My Favo­rite Things, entre otros núme­ros musicales.

Para la pre­sente repo­si­ción, la mez­zo­so­prano Cat­he­rine B. Lavoie tie­ne a su car­go el rol de María, el barí­tono Étien­ne Dupuis ani­ma al capi­tán Von Trapp y la mez­zo­so­prano Noë­lla Huet vol­verá a carac­te­ri­zar a la Madre Superiora.

Este espec­táculo que se ajus­ta ade­cua­da­mente al espí­ritu del perío­do de fies­tas que se ave­cina pue­de ser apre­ciado por adul­tos y meno­res en el esce­na­rio del Tea­tro Pie­rre-Mer­cu­re des­de el 13 de diciem­bre has­ta el 4 de enero de 2015. Para deta­lles adi­cio­na­les pre­sio­ne aquí

Una Aven­tu­ra Única

WILD. Esta­dos Uni­dos, 2014. Un film de Jean-Marc Vallée

Des­pués de haber con­so­li­da­do un gran éxi­to de crí­ti­ca y públi­co en Dallas Buyers Club (2013) que le valió el Oscar a Matthew McCo­naughey, el rea­li­za­dor cana­dien­se Jean-Marc Vallée efec­tuó una nue­va incur­sión en el cine de Esta­dos Uni­dos con Wild, un nota­ble film que fue cáli­da­men­te reci­bi­do en el TIFF de este año.

Reese Witherspoon

Reese Withers­poon

Basa­do en un hecho real, el guio­nis­ta Nick Hornby adap­tó el libro auto­bio­grá­fi­co de Cheryl Stra­yed Wild: From Lost to Found on the Paci­fic Crest Trail (2012), para rela­tar la tra­ve­sía excep­cio­nal de 1800 kiló­me­tros rea­li­za­da en 1995 en poco más de 3 meses a lo lar­go de la cos­ta del Pací­fi­co, des­de la fron­te­ra de los Esta­dos Uni­dos con Méxi­co has­ta la zona mon­ta­ño­sa de Ore­gón. En una inter­pre­ta­ción des­lum­bran­te Reese Withers­poon da vida a Cheryl, una joven que jamás ima­gi­nó las odi­seas, con­tra­tiem­pos y difi­cul­ta­des que este via­je habría de aca­rrear­le; de todos modos, y según lo que se des­pren­de del rela­to pre­sen­ta­do en for­ma frag­men­ta­ria, se lle­ga a saber qué es lo que la moti­vó a some­ter­se en for­ma soli­ta­ria a un gran desa­fío que pudie­ra ani­mar­la y dar­le otro sen­ti­do a su vida.

A tra­vés de flash­backs uno se impo­ne de las peri­pe­cias vivi­das por la pro­ta­go­nis­ta que inclu­ye entre otros aspec­tos algu­nos deta­lles de su pro­ble­má­ti­ca infan­cia y fun­da­men­tal­men­te el extra­or­di­na­rio amor que sin­tió por su madre Bobby (Lau­ra Dern, en una des­ta­ca­ble carac­te­ri­za­ción); pre­ci­sa­men­te, su muer­te por cán­cer pul­mo­nar acae­ci­da en 1991 sig­ni­fi­có para ella un gol­pe muy fuer­te al pun­to de haber­la con­du­ci­do a una ver­ti­gi­no­sa espi­ral de sexo y dro­ga­dic­ción, como así tam­bién a la desin­te­gra­ción de su vida conyugal.

Los aspec­tos trau­má­ti­cos de esta osa­da aven­tu­re­ra están mag­ní­fi­ca­men­te carac­te­ri­za­dos por la inter­pre­ta­ción mara­vi­llo­sa –y sin duda la mejor de su carre­ra- de Withers­poon, per­mi­tien­do que uno pue­da cap­tar con total con­vic­ción el dra­ma de su pro­ta­go­nis­ta no sólo a tra­vés de los acon­te­ci­mien­tos del pasa­do sino tam­bién por los esco­llos sur­gi­dos por la natu­ra­le­za sal­va­je del lar­go camino así como por algu­nas difi­cul­ta­des debi­das a las incle­men­cias del tiempo.

Vallée es un per­fec­to narra­dor logran­do que los dife­ren­tes epi­so­dios expe­ri­men­ta­dos por Cheryl estén muy bien trans­mi­ti­dos. Si bien las esce­nas que com­par­te con su madre pro­por­cio­nan los momen­tos más emo­ti­vos del film en la mutua devo­ción que se pro­fe­san, es tam­bién jus­to des­ta­car que el rea­li­za­dor per­mi­tió que los per­so­na­jes secun­da­rios adqui­rie­sen impor­tan­cia a tra­vés de los encuen­tros que la mucha­cha man­tie­ne a lo lar­go del camino.

Tenien­do en con­si­de­ra­ción que esta tra­ve­sía es rea­li­za­da en esce­na­rios natu­ra­les cabe dis­tin­guir la exce­len­te foto­gra­fía de Yves Belan­ger cap­tan­do majes­tuo­sos pano­ra­mas escé­ni­cos en el que la acción se va desarrollando.

Con­clu­sión: La huma­na his­to­ria de una mujer que bus­ca su reden­ción espi­ri­tual a tra­vés de una difí­cil aven­tu­ra físi­ca y emo­cio­nal, esta muy bien narra­da por Vallée valién­do­se del buen guión de Hornby y de las remar­ca­bles inter­pre­ta­cio­nes de Whithers­poon y Dern.  Jor­ge Gut­man