Figu­ras Ocultas

HID­DEN FIGU­RES. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Theo­do­re Melfi

¡Qué pelí­cu­la pla­cen­te­ra! Ése ha sido mi sen­ti­mien­to al ter­mi­nar de ver este agra­da­ble film que uti­li­zan­do como telón de fon­do la carre­ra espa­cial que tuvo lugar en Esta­dos Uni­dos, ilus­tra el tema de la dis­cri­mi­na­ción racial. Si bien éste tópi­co no es pre­ci­sa­men­te moti­vo de rego­ci­jo, lo cier­to es que el rea­li­za­dor Theo­do­re Mel­fi impri­me al rela­to un tono deci­di­da­men­te opti­mis­ta tra­tan­do de rei­vin­di­car no sola­men­te el dere­cho de los negros de reci­bir igual tra­to que la pobla­ción blan­ca sino tam­bién el rol de la mujer en un mun­do machista.

La acción trans­cu­rre a prin­ci­pios de la déca­da del 60, en ple­na gue­rra fría, don­de el país ame­ri­cano se ha pro­pues­to demos­trar a la Unión Sovié­ti­ca su hege­mo­nía en la con­quis­ta del espa­cio pro­yec­tan­do enviar un hom­bre en órbi­ta. Para su pro­gra­ma de lan­za­mien­to, la NASA en su cen­tro de inves­ti­ga­ción requie­re la asis­ten­cia de compu­tado­ras huma­nas. Es allí que sur­ge la pre­sen­cia de tres excep­cio­na­les muje­res negras que tra­ba­jan­do para la agen­cia con­tri­bui­rán con­si­de­ra­ble­men­te al éxi­to del proyecto.

Janelle Monáe, Taraji P. Henson y Octavia Spencer

Jane­lle Monáe, Tara­ji P. Hen­son y Octa­via Spencer

Una de ellas es Kathe­ri­ne Jones (Tara­ji P. Hen­son), una mujer viu­da y madre de tres hijos, quien des­pier­ta la aten­ción de su jefe Al Harri­son (Kevin Cost­ner) que lide­ra el Spa­ce Task Group (gru­po des­ti­na­do a dar for­ma al pro­yec­to espa­cial); él que­da asom­bra­do al des­cu­brir el excep­cio­nal nivel de inte­li­gen­cia mate­má­ti­ca de Kathe­ri­ne actuan­do como si fue­ra una ver­da­de­ra compu­tado­ra en una épo­ca com­ple­ta­men­te ale­ja­da de la tec­no­lo­gía actual. A pesar de la indi­fe­ren­cia de sus cole­gas, a medi­da que trans­cu­rren las sema­nas, ella se con­vier­te en una figu­ra cla­ve del pro­gra­ma; así, lle­ga a impre­sio­nar con sus cálcu­los mate­má­ti­cos a algu­nos miem­bros del Pen­tá­gono al ofre­cer una sesión infor­ma­ti­va acer­ca del rein­gre­so a la atmós­fe­ra terres­tre en el pri­mer vue­lo orbi­tal que sería rea­li­za­do por un astro­nau­ta americano.

La otra mujer es Dorothy Vaughan (Octa­via Spen­cer), quien domi­nan­do el len­gua­je de la compu­tado­ra se con­vier­te de hecho en la pri­me­ra super­vi­so­ra negra de la NASA aun­que no reco­no­ci­da como tal por la frial­dad con que es tra­ta­da por su jefa (Kris­ten Dunst), obvia­men­te debi­do al color de su piel. El trío se com­ple­ta con Mary Jack­son (Jane­lle Monáe) quien como mujer negra debe luchar para que sea admi­ti­da en un impor­tan­te pro­gra­ma para estu­dian­tes blan­cos a fin de poder gra­duar­se como ingeniera.

El rela­to mues­tra la inter­ac­ción entre Kathe­ri­ne, Dorothy y Mary, resal­tan­do la amis­tad exis­ten­te entre ellas y el per­ma­nen­te apo­yo que unas a otras se brin­dan fren­te a la segre­ga­ción racial. Des­cri­bien­do hechos que real­men­te han ocu­rri­do, debe­rán acep­tar­se cier­tas licen­cias incor­po­ra­das en el guión de Alli­son Schroe­der y del rea­li­za­dor en base al libro de no fic­ción de Mar­got Lee Shet­terly; en todo caso eso no afec­ta al con­te­ni­do de una his­to­ria que adop­ta un tono femi­nis­ta expo­nien­do muy bien el pre­jui­cio sexis­ta y racis­ta pre­va­le­cien­te. En cuan­to a este últi­mo aspec­to, ade­más de resal­tar los epi­so­dios de humi­lla­ción expe­ri­men­ta­dos por Dorothy por una par­te y Mary por la otra, resul­ta intere­san­te obser­var la dis­cri­mi­na­ción sufri­da por Kathe­ri­ne quien para poder asis­tir al úni­co baño des­ti­na­do a los negros debe efec­tuar un reco­rri­do de tres­cien­tos metros para lle­gar a des­tino y repe­tir­lo para retor­nar a su pues­to de trabajo.

El film incor­po­ra una nota de sus­pen­so hacia el final cuan­do John Glenn (Glen Powell) es lan­za­do al espa­cio y se requie­re la par­ti­ci­pa­ción urgen­te de Kathe­ri­ne para que el astro­nau­ta pue­da efec­tuar un satis­fac­to­rio rein­gre­so a la Tie­rra. Sin ser una obra maes­tra, hay varias razo­nes que dis­tin­guen a este melo­dra­ma his­tó­ri­co como lo son su noble men­sa­je, la diná­mi­ca rea­li­za­ción de Mel­fi impri­mien­do nota­ble huma­ni­dad al rela­to, la bue­na des­crip­ción del equi­po de tra­ba­jo de la NASA y su con­su­ma­do elen­co don­de se des­ta­can las exce­len­tes com­po­si­cio­nes de Hen­son, Spen­cer y Monáe ani­man­do a estas figu­ras ocul­tas que han sido ver­da­de­ras heroí­nas prác­ti­ca­men­te desconocidas.

Para resu­mir en pocas pala­bras: Hid­den Figu­res es una pelí­cu­la meri­to­ria y alta­men­te toni­fi­can­te. Jor­ge Gutman