Cor­to­me­tra­jes de Fic­ción Nomi­na­dos al Oscar

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

1. DEKALB ELE­MEN­TARY. Esta­dos Uni­dos, 2017

Escri­to y diri­gi­do por Reed Van Dyk, el rela­to de este cor­to se ins­pi­ra en un caso real acon­te­ci­do en Atlan­ta, esta­do de Geor­gia. A una escue­la ele­men­tal de esta ciu­dad lle­ga ines­pe­ra­da­men­te Ste­ven (Bo Mit­chel), un mucha­cho de alre­de­dor de 20 años de edad men­tal­men­te ines­ta­ble por­tan­do un rifle semi­au­to­má­ti­co; en la ofi­ci­na de recep­ción, man­te­nien­do como rehén a la secre­ta­ria Casan­dra (Tarra Rigs), la con­mi­na a que se comu­ni­que con el 911 ‑núme­ro de telé­fono para lla­ma­das de emer­gen­cia- y dé la orden de eva­cuar el edi­fi­cio; entre tan­to ambos espe­ran que la poli­cía lle­gue al lugar. La mar­ca­da ten­sión crea­da va ate­nuán­do­se en la medi­da que la joven logra exi­to­sa­men­te mane­jar al mucha­cho y comien­za a sen­tir com­pa­sión por su per­so­na. En for­ma minu­cio­sa, el direc­tor ofre­ce un rela­to absor­ben­te que por su for­ma narra­ti­va adquie­re el carác­ter de un docu­men­tal dada la natu­ra­li­dad y expre­si­vi­dad mani­fes­ta­da de Mit­chel y Rigs.

Bo Mit­chell en DEKALB ELEMENTARY

2. MY NEPHEW EMMETT. Esta­dos Uni­dos, 2017

En 2009 el rea­li­za­dor y dra­ma­tur­go Kevin Wil­son Jr. brin­dó en su pri­me­ra obra The Emmet Till Story una ilus­tra­ción del ase­si­na­to de Emmett Louis Till, por supre­ma­cis­tas blan­cos. Con este impac­tan­te cor­to­me­tra­je el cineas­ta recrea el lamen­ta­ble epi­so­dio que tuvo lugar en el esta­do de Mis­sis­sip­pi el 28 de agos­to de 1955. En ese fatí­di­co día, el rela­to pre­sen­ta al anciano afro­ame­ri­cano Mose Wright (L. B. Williams) cuan­do en mitad de la noche, ve su hogar inva­di­do por Roy Bryant (Ethan Lea­ver­ton), de 24 años y su her­ma­nas­tro John William Milam (Dane Rho­des), de 36 años; estos dos cri­mi­na­les racis­tas pro­cu­ran encon­trar a su sobrino Emmett (Joshua Wright), un ado­les­cen­te de 14 años que vivien­do en Chica­go se encuen­tra de visi­ta en lo de su tío; a él se le acu­sa por el deli­to come­ti­do al haber sil­ba­do a una bella mujer blan­ca. Estan­do su suer­te sella­da por ese acto, el film esbo­za en con­ta­dos minu­tos el mar­ca­do racis­mo pre­va­le­cien­te en ese enton­ces en Esta­dos Uni­dos con espe­cial refe­ren­cia al lugar don­de trans­cu­rre la acción. Ese omi­no­so cri­men con­tri­bu­yó a for­jar el movi­mien­to de los dere­chos cívi­cos de Esta­dos Uni­dos que se con­cre­ta­ría una déca­da después.

Per­fec­ta­men­te encua­dra­do y dota­do de una exce­len­te foto­gra­fía, Wil­son Jr. obtie­ne un vigo­ro­so rela­to que cun­de hon­da­men­te en el áni­mo del espectador.

L. B. Williams en MY NEPHEW EMMETT

3. THE ELE­VEN O’CLOCK Aus­tra­lia, 2016

Este cor­to deci­di­da­men­te hila­ran­te podría haber­se deno­mi­na­do ¿Quién es quién? El direc­tor aus­tra­liano Derin Sea­le valién­do­se de un inge­nio­so guión de Josh Law­son pre­sen­ta a un deli­ran­te pacien­te de un psi­quia­tra quien se cree que es el facul­ta­ti­vo que debe aten­der a aquél. Pero a tra­vés de vuel­tas de giro mag­ní­fi­ca­men­te cali­bra­das, el públi­co se encuen­tra atra­pa­do sin saber a cien­cia cier­ta quién es el ver­da­de­ro psi­quia­tra y quién es el pacien­te que des­va­ría. Es en esa incer­ti­dum­bre don­de des­can­sa la inmen­sa gra­cia de esta ori­gi­nal his­to­ria pro­ta­go­ni­za­da efi­cien­te­men­te por Josh Law­son y Damon Herriman.

Josh Law­son y Damon Herriman.en THE ELE­VEN O’CLOCK

4. THE SILENT CHILD. Gran Bre­ta­ña, 2017

Esta ópe­ra pri­ma de Chris Over­ton exuda pro­fun­da huma­ni­dad. Valién­do­se del esme­ra­do guión de Rachel Shen­ton, el rea­li­za­dor retra­ta a Libby (Mai­sie Sly) de 4 años de edad quien pade­ce de abso­lu­ta sor­de­ra. Per­te­ne­cien­te a una fami­lia de cla­se media, la cria­tu­ra se encuen­tra inca­paz de man­te­ner una comu­ni­ca­ción con sus fami­lia­res vivien­do por lo tan­to en un mun­do de silen­cio. Apro­xi­mán­do­se al ini­cio de la eta­pa esco­lar la fami­lia encuen­tra en Joan­ne (la guio­nis­ta Shen­ton), una asis­ten­te social, a la per­so­na indi­ca­da para que Libby pue­da hacer­se enten­der. Con gran empe­ño y devo­ción de su par­te Joan­ne comien­za a ense­ñar­le el len­gua­je de los sig­nos y a tra­vés de los días el con­tac­to entre ambas gene­ra un lazo de pro­fun­do afec­to; la peque­ña encuen­tra en la joven ins­truc­to­ra a la per­so­na con quien pue­de trans­mi­tir los sen­ti­mien­tos que la alber­gan; a su vez Joan­ne se sien­te feliz no solo por ver que su labor logra fruc­ti­fi­car por los avan­ces que regis­tra esa niña de bri­llan­te inte­li­gen­cia sino tam­bién por el inmen­so cari­ño que sien­te por ella. Sin embar­go, Suzan­ne (Rachel Fiel­ding), la madre de Libby, encuen­tra que ella está sien­do deja­da de lado en el afec­to de su hiji­ta; su injus­ti­fi­ca­do egoís­mo y celo mater­nal moti­van a que el pro­ce­so de ense­ñan­za que­de abortado.

En solo 20 minu­tos Over­ton brin­da una his­to­ria no dia­lo­ga­da de gran emo­ti­vi­dad que se des­ta­ca por la exce­len­te inter­pre­ta­ción de Sly y Shen­ton. Impo­si­ble de no con­mo­ver­se tenien­do en con­si­de­ra­ción que ade­más de los méri­tos intrín­se­cos del film, Mai­sie es una niña bri­tá­ni­ca que actual­men­te tie­ne 6 años y que pade­cien­do real­men­te de una mar­ca­da sor­de­ra se comu­ni­ca median­te el len­gua­je de los signos.

Mai­sie Sly y Rachel Shen­ton en THE SILENT CHILD

5. WATU WOTE. Ale­ma­nia-Kenia, 2017

Kat­ja Ben­rath debu­ta como rea­li­za­do­ra narran­do una his­to­ria basa­da en un even­to real; en la mis­ma se evi­den­cia cómo las fric­cio­nes entre cris­tia­nos y musul­ma­nes pue­den lle­gar a supe­rar­se fren­te a situa­cio­nes límites.

Una esce­na de WATU VOTE

El rela­to que repro­du­ce un ata­que per­pe­tra­do en 2015 se cen­tra en Jua (Adely­ne Wai­ri­mu), una joven cris­tia­na de Kenia, quien abor­da un ómni­bus de lar­ga dis­tan­cia para visi­tar el pue­blo don­de habi­ta su madre enfer­ma. Al aco­mo­dar­se en el vehícu­lo pobla­do por musul­ma­nes y cris­tia­nos, ella se sien­te incó­mo­da de tener que estar sen­ta­da al lado de una maes­tra musul­ma­na. El dra­ma se pro­du­ce cuan­do a mitad de camino, el ómni­bus es abor­da­do por terro­ris­tas del gru­po fun­da­men­ta­lis­ta islá­mi­co Al-Sha­baab, quie­nes han sido res­pon­sa­bles de nume­ro­sos ata­ques efec­tua­dos a tra­vés de Kenia y Soma­lia. Cuan­do los asal­tan­tes exi­gen que los cris­tia­nos que se encuen­tran en el ómni­bus se iden­ti­fi­quen con la inten­ción de eje­cu­tar­los, los pasa­je­ros musul­ma­nes demues­tran su soli­da­ri­dad con los per­se­gui­dos ofre­cién­do­les atuen­dos apro­pia­dos para pro­te­ger­los de una muer­te segu­ra. De este modo la soli­da­ri­dad y la tole­ran­cia pre­va­le­cen a los actos de terror y vio­len­cia per­mi­tien­do que los sen­ti­mien­tos huma­nos aflo­ren más allá de los dife­ren­tes cre­dos reli­gio­sos. Este exce­len­te y alec­cio­na­dor cor­to­me­tra­je de Ben­rath per­mi­te que los 22 minu­tos del film que­den regis­tra­dos en la memo­ria del espectador.