Crónica de Jorge Gutman
L’IDIOT. Autor: Fyodor Dostoïevski. Texto: Étienne Lepage.– Dirección: Catherine Vidal – Elenco:– Paul Ahmarani (Lebedev), Frédéric Blanchette (Général Épanchine), Evelyne Brochu (Nastassia), Henri Chassé (Prince Totski), Francis Ducharme (Rogojine), Renaud Lacelle-Bourdon (Prince Mychkine), Simon Lacroix (Gania), Dominique Leclerc (Varia), Macha Limonchik (Lizaveta), Paul Savoie (Général Ivolgine), David Strasbourg (Hippolyte), Rebeca Vachon (Aglaïa) – Escenografía: Geneviève Lizotte — Vestuario: Elen Ewing – Iluminación: Alexandre Pilon-Guay – Música Original: Francis Rossignol – Producción: Théâtre du Nouveau Monde — Duración: 2 horas y 30 minutos (incluyendo un entreacto de 20 minutos). Representaciones: Hasta el 18 de abril de 2018 en el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca)
Resulta loable que la directora Catherine Vidal haya aceptado el desafío de llevar al escenario una de las más grandes obras de la literatura rusa del siglo pasado como lo es El Idiota de Dostoievski. Con todo, cabe precisar que no siempre la literatura puede lograr una transposición feliz al lenguaje teatral y ese es el caso de esta producción del TNM. En la adaptación francófona del texto de Étienne Lepage, los personajes del autor están presentes pero la psicología de los mismos así como la ambientación en que transcurre constituyen materia discutible para quien haya leído el texto original.
Dostoïevski ubica la historia en la Rusia de mediados del siglo 19 centrándose en el príncipe Lev Nikolaevitch Mychkine quien después de haber pasado varios años en una clínica suiza para ser tratado de su enfermedad epiléptica regresa a su país natal en estado empobrecido y solitario.
Al llegar a destino este príncipe humilde y de extrema ingenuidad se enfrentará con una fauna de extravagantes personajes cuyos pensamientos y actitudes decididamente huecas se oponen a su manera de ser; por su extrema bondad sus interlocutores lo consideran como un soberano idiota a quien someterán a burlas y malévolas humillaciones. De este modo Dostoïevski contrasta la moralidad decadente de la conservadora sociedad burguesa de su época nutrida de continuadas intrigas con la personalidad de un individuo de un nivel de pureza excepcional que no alcanza a contagiarse de la toxicidad que emana del círculo que lo rodea. A través de los acontecimientos que se van sucediendo la trama considera dos triángulos sentimentales en los que el antihéroe de esta historia estará involucrado.
Lepage y Vidal han intentado de que el relato adopte un tono cómico, grosero y desmesurado a la vez, para adquirir posteriormente un matiz sombrío que conduce a un final trágico. Pero en ese devenir, pareciera que los actores se apartaran del texto a fin de improvisar situaciones para lograr la complacencia del espectador; de algún modo, eso impide la progresión natural del desarrollo dramático de su contenido.
Otro aspecto que se impone y que no queda explicitado es en el momento transcurre la acción. ¿Es en la época zarista? Si acaso acontece en la actualidad y en algún lugar impreciso del mundo resulta inapropiado alternar el idioma francés internacional con giros propios del francés de Quebec. Ese aspecto desconcertante se intensifica aún más cuando se contempla el estrafalario vestuario donde la vestimenta del período ruso imperial se entremezcla con personajes masculinos vestidos en short o bien donde uno de los mismos se encuentra desprovisto de sus pantalones.
Esta producción es jerarquizada por la calidad de su elenco. Renaud Lacelle-Bourdon caracteriza magníficamente al personaje principal transmitiendo plenamente la nobleza del alma humana, especialmente en lo que concierne a la compasión ‑creyendo que es amor- que siente hacia Nastassia. Precisamente en lo que respecta al personaje de Nastassia Filippovna, Evelyne Brochu transmite la dimensión trágica de una huérfana torturada que ha pasado una triste infancia y que violada en su adolescencia los fantasmas del pasado la han transformado en una persona impulsiva, contradictoria y no exenta de crueldad. Igualmente se destacan Francis Ducharme animando con intensa energía al brutal villano Parfione Rogojine, Macha Limonchick como la decidida matriarca Lizaveta Épanchine, Henri Chassé. caracterizando al abusador arrepentido príncipe Totski y Rebecca Vachon como la arrogante Aglaïa Épanchcine por quien Mychkine se siente amorosamente atraído.
Más allá de las observaciones formuladas sobre la reescritura del texto original, esta obra explorando la complejidad de la naturaleza humana merece ser vista por su remarcable nivel de interpretación.