Por siem­pre Maria

MARIA BY CALLAS. Fran­cia, 2017. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Tom Volf

En su ópe­ra pri­ma, el direc­tor Tom Volf efec­túa un tri­bu­to a María Callas, con­si­de­ra­da para muchos musi­có­lo­gos la soprano más impor­tan­te del mun­do del siglo pasa­do. Falle­ci­da en 1977 a la tem­pra­na edad de 53 años, esta excep­cio­nal artis­ta ha deja­do un lega­do de extra­or­di­na­ria impor­tan­cia para los aman­tes de la ópe­ra como así tam­bién para quie­nes se ini­cian en la carre­ra del arte lírico.

María Callas

En base a car­tas iné­di­tas y extrac­tos de su dia­rio per­so­nal leí­das por la can­tan­te Joy­ce DiDo­na­to, uni­do a un valio­so mate­rial de archi­vo mag­ní­fi­ca­men­te res­tau­ra­do don­de se inclu­ye la entre­vis­ta man­te­ni­da con el renom­bra­do perio­dis­ta bri­tá­ni­co David Frost en 1970, el públi­co entra en con­tac­to con la gran diva tenien­do la impre­sión de ver­la revivida.

A tra­vés de la apro­xi­ma­ción rea­li­za­da por Volf se van cono­cien­do face­tas de esta sin­gu­lar mujer que des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial logró con su exqui­si­ta voz ser acla­ma­da en los más gran­des esce­na­rios de ópe­ra del mun­do. Pero no todo ha sido rosa­do en su vida y es así que a los gran­des momen­tos de triun­fo se unen los de la insa­tis­fac­ción y des­ilu­sión por cir­cuns­tan­cias que muchas veces ella no ha podi­do evitar.

El film encuen­tra su títu­lo apro­pia­do al ilus­trar cómo la gran can­tan­te lla­ma­da Callas se refie­re a la mujer María a quien su des­tino le sig­nó un camino dife­ren­te en la medi­da que su madre y su pri­mer mari­do, Gio­va­ni Bat­tis­ta Meneghi­ni que impul­só su carre­ra, le impi­die­ron dejar­la; en con­se­cuen­cia le resul­tó impo­si­ble aca­rrear una vida fami­liar más apa­ci­ble con un espo­so a su lado y con hijos a quie­nes cui­dar y amar.

El afec­to del direc­tor hacia Callas no impi­de que la mues­tre en dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes de su per­so­na­li­dad ya sea fina y sen­si­ble, radian­te, tem­pes­tuo­sa, así como fir­me y deter­mi­na­da en otras oca­sio­nes para lograr lo que se pro­po­ne. Entre algu­nos de los acon­te­ci­mien­tos de su carre­ra se regis­tra el abu­cheo del que fue obje­to por par­te del públi­co en Roma cuan­do el 2 de enero de 1958, des­pués del pri­mer acto de la repre­sen­ta­ción de Nor­ma, ella deja el esce­na­rio a cau­sa de una bron­qui­tis que afec­tó su voz. Igual­men­te en ese mis­mo año se pro­du­ce su rup­tu­ra con el Metro­po­li­tan Ope­ra de Nue­va York cuan­do Rudolf Bing, el Direc­tor Gene­ral de la pres­ti­gio­sa ins­ti­tu­ción, le can­ce­la su con­tra­to por un pro­ble­ma de asig­na­ción de roles en futu­ras óperas.

Otros epi­so­dios de su vida inclu­yen su incur­sión cine­ma­to­grá­fi­ca en Medea (1969) de Pier Pao­lo Paso­li­ni y su vin­cu­la­ción pro­fe­sio­nal con el emi­nen­te direc­tor Luchino Vis­con­ti. En lo estric­ta­men­te per­so­nal, el film no deja de lado su apa­sio­na­da rela­ción con Aris­tó­te­les Onas­sis y su dolor por haber sido des­pe­cha­da cuan­do en 1968 el mag­na­te con­trae enla­ce con Jac­que­li­ne Kennedy.

Como es obvio, en el abun­dan­te mate­rial visual exhi­bi­do se la con­tem­pla inter­pre­tan­do, entre otras famo­sas arias, Addio del pas­sa­to (La Tra­via­ta-Ver­di), Cas­ta Diva (Nor­ma-Belli­ni), L’a­mour est un oiseau rebe­lle (Car­men-Bizet), La mama mor­ta (Andrea Che­nier-Gior­dano) y Un Bel de vedre­mo (Mada­me But­terfly-Puc­ci­ni). Es a tra­vés de su can­to y de su glo­rio­sa actua­ción don­de que­da expre­sa­do todo el sen­ti­mien­to y el alma de la subli­me cantante.

Ade­más de los faná­ti­cos de la ópe­ra, el ciné­fi­lo igual­men­te que­da­rá gra­ti­fi­ca­do con Maria by Callas, un buen docu­men­tal que ofre­ce aspec­tos des­co­no­ci­dos de la inol­vi­da­ble “Divi­na”. Jor­ge Gutman