Viu­das con Agallas

WIDOWS. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Ste­ve McQueen

El direc­tor bri­tá­ni­co Ste­ve McQueen, cuya pelí­cu­la 12 Years A of Sla­ve obtu­vo en 2014 el Oscar al mejor film, se ha carac­te­ri­za­do por ahon­dar en pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos y/o dra­mas socia­les. Con Widows cam­bia com­ple­ta­men­te de géne­ro ofre­cien­do un thri­ller liviano que resul­ta efec­ti­vo por la mane­ra efi­caz en que lo ha abordado.

Vio­la Davis

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Gillian Flynn ha sido adap­ta­do de una popu­lar serie tele­vi­si­va bri­tá­ni­ca de 1983. Su tema se cen­tra en un trío de deci­di­das muje­res deter­mi­na­das a lograr lo que se han pro­pues­to debi­do a las cir­cuns­tan­cias que el des­tino les impuso.

La acción trans­cu­rre en Chica­go don­de Vio­la Davis ani­ma a Vero­ni­ca, una mujer de media­na edad que vive con­for­ta­ble­men­te gra­cias al dine­ro pro­cu­ra­do por las acti­vi­da­des delic­ti­vas de Harry (Lee Nel­son), su mari­do. Cuan­do éste jun­to a sus dos cóm­pli­ces par­ti­ci­pan en un robo don­de nada resul­ta como esta­ba pla­nea­do, los tres delin­cuen­tes ter­mi­nan muertos.

Simul­tá­nea­men­te el rela­to des­cri­be el ambien­te de corrup­ción polí­ti­ca pre­va­le­cien­te en Chica­go en torno a la elec­ción de un alcal­de. Uno de los can­di­da­tos des­ho­nes­tos es Jack Mulli­gan (Colin Farrell), que espe­ra here­dar el pues­to de su padre Tom (Robert Duvall) quien deja el car­go por moti­vos de salud; su rival es Jamal Man­ning (Brian Tyree Henry), un venal indi­vi­duo que per­dió su dine­ro en la ope­ra­ción fra­ca­sa­da don­de murió Harry.

Las dos his­to­rias se entre­la­zan cuan­do Man­ning jun­to con su villano her­mano (Daniel Kaluu­ya) pre­sio­nan a la ape­na­da Vero­ni­ca para que le devuel­va la abul­ta­da suma des­apa­re­ci­da en el frus­tra­do asal­to, dine­ro que ella no dis­po­ne. En con­se­cuen­cia, valién­do­se de un cua­derno de ano­ta­cio­nes de Harry don­de se regis­tran los sobor­nos y pasos a seguir para robos futu­ros don­de Mulli­gan y Man­ning, están impli­ca­dos, Vero­ni­ca reúne a las otras dos viu­das (Miche­lle Rodri­gue y Eli­za­beth Debic­ki) y a una pelu­que­ra (Cynthia Eri­vo) con­ver­ti­da en cho­fer; el pro­pó­si­to es el de lle­var a cabo un gol­pe maes­tro a fin de poder seguir dis­fru­tan­do de la vida como has­ta ese entonces.

Esta pelí­cu­la podría ser con­si­de­ra­da como la ver­sión feme­ni­na de lo vis­to en la serie comen­za­da con Ocean 8, pero en todo caso McQueen es lo sufi­cien­te­men­te hábil para otor­gar a la tra­ma su pro­pio esti­lo. Así, a tra­vés de una narra­ción diná­mi­ca el rea­li­za­dor impri­me a este géne­ro un aire reno­va­dor con sor­pre­sas ines­pe­ra­das y situa­cio­nes que, a pesar de dejar algu­nos hilos suel­tos, están bien resuel­tas; otro aspec­to posi­ti­vo es que el rela­to com­bi­na armo­nio­sa­men­te el dra­ma con la come­dia a tra­vés de un humor bien sazonado.

Lo que más tras­cien­de de esta his­to­ria es el empo­de­ra­mien­to feme­nino don­de se evi­den­cia que el sexo débil pue­de com­pe­tir exi­to­sa­men­te en un mun­do domi­na­do por el patriar­ca­do; así, den­tro de este mar­co, los per­so­na­jes feme­ni­nos demues­tran que son capa­ces de mane­jar­se inde­pen­dien­te­men­te y de con­tro­lar sus pro­pias vidas.

Si bien Vio­la Davis en el rol pro­ta­gó­ni­co con­fir­ma una vez más que es una exce­len­te actriz, el res­to del elen­co es igual­men­te irre­pro­cha­ble. En suma, que­da como balan­ce un film de entre­te­ni­mien­to supe­rior que aun­que no pro­fun­do el públi­co sabrá apreciar.
Jor­ge Gutman

Res­pon­sa­bi­li­dad Paternal

NOS BATAI­LLES. Bél­gi­ca-Fran­cia, 2018. Un film de Gui­llau­me Senez

La res­pon­sa­bi­li­dad labo­ral con la de la fami­lia se entre­mez­clan en Nos batai­lles, un dra­ma humano del rea­li­za­dor Gui­llau­me Senez.

Romain Duris

El guión del direc­tor com­par­ti­do con Raphae­lle Des­ple­chin pre­sen­ta a Oli­vier (Romain Duris) un hones­to y abne­ga­do hom­bre que actúa como repre­sen­tan­te de sus cole­gas en la com­pa­ñía de empa­que don­de tra­ba­ja. Su acti­vi­dad habi­tual se ve alte­ra­da cuan­do Jean-Luc (Jeu­peu), uno de los miem­bros del equi­po que super­vi­sa, será des­pe­di­do por­que la com­pa­ñía cree que debi­do a su madu­ra edad ya no reúne las con­di­cio­nes físi­cas nece­sa­rias para man­te­ner­se pro­duc­ti­vo; el resul­ta­do es que a pesar de los esfuer­zos que Oli­vier rea­li­za para que no pres­cin­dan de él, la empre­sa se man­tie­ne fir­me en su deci­sión y como con­se­cuen­cia del des­pi­do el hom­bre se sui­ci­da. Es allí que el trá­gi­co hecho pro­du­ce en Oli­vier un sen­ti­mien­to de culpa.

https://www.youtube.com/watch?v=BLXjuSUY8ws

En su vida pri­va­da, él está casa­do con Lau­ra (Lucie Debay), la cari­ño­sa madre de Elliot (Basi­le Grun­ber­ger) de 8 años y de Rose (Lena Girard Voss) de 6 años. Todo mar­cha sobre rie­les has­ta el momen­to en que repen­ti­na­men­te Lau­ra des­apa­re­ce del hogar, en don­de que­da cla­ro que su ausen­cia se debe a un aban­dono volun­ta­rio. Es allí don­de Oli­vier se encuen­tra for­za­do a recom­po­ner su vida como padre mono­pa­ren­tal quien no cuen­ta con mucha expe­rien­cia para mane­jar la situa­ción. Afor­tu­na­da­men­te, en esta cri­sis fami­liar él cuen­ta con el apo­yo de su her­ma­na Betty (Lae­ti­tia Dosch) como así tam­bién de su madre Joe­lle (Domi­ni­que Vala­dié); con todo, esa ayu­da no pue­de man­te­ner­se inde­fi­ni­da­men­te y es así que este papá debe­rá adop­tar algu­na medi­da a fin de con­ci­liar las obli­ga­cio­nes con­cer­nien­tes con sus dos hijos meno­res con las que emer­gen de su res­pon­sa­bi­li­dad laboral.

Senez plan­tea el pro­ble­ma sin juz­gar a sus per­so­na­jes y den­tro del esque­ma en que se des­en­vuel­ve la narra­ción, resul­ta fácil soli­da­ri­zar­se con el per­so­na­je cen­tral; en este par­ti­cu­lar caso es el hom­bre y no la mujer quien tie­ne que lograr el equi­li­brio emo­cio­nal nece­sa­rio para enfren­tar la lucha a la que se está expues­to fren­te a acon­te­ci­mien­tos impo­si­bles de pre­ver. La úni­ca obje­ción que mere­ce el film es el de haber pre­sen­ta­do el per­so­na­je de Lau­ra como una per­so­na agra­cia­da de bue­nos sen­ti­mien­tos y feliz con su mari­do e hijos que, sin jus­ti­fi­ca­ción algu­na, deja abrup­ta­men­te su hogar.

Ade­más de la sobria rea­li­za­ción de Senez el film se des­ta­ca por el exce­len­te desem­pe­ño de Duris en el rol pro­ta­gó­ni­co, como así tam­bién por el plan­tel feme­nino inte­gra­do por Dosch, Debay, Vala­dié y Lau­re Calamy ani­man­do a la cole­ga de tra­ba­jo de Oli­vier. Esen­cial­men­te, este dra­ma rea­lis­ta encuen­tra eco en el áni­mo del espec­ta­dor. Jor­ge Gutman

Una Tera­pia Cuestionable

BOY ERA­SED. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Joel Edgerton

A esca­sos tres meses de haber juz­ga­do el deli­ca­do dra­ma The Mise­du­ca­tion of Came­ron Post el espec­ta­dor se encuen­tra con otro buen film que ver­sa sobre las acti­vi­da­des des­ple­ga­das por algu­nos orga­nis­mos que creen que la homo­se­xua­li­dad no es algo inna­to sino que se adquie­re por elec­ción. La dife­ren­cia que se apre­cia en Boy Era­sed es que lo que el direc­tor Joel Edger­ton ‑igual­men­te uno de los acto­res del film- rela­ta en su guión mag­ní­fi­ca­men­te cons­trui­do está basa­do en un caso real que Garrard Con­ley vuel­ca en su memo­ria de igual títu­lo publi­ca­da en 2016.

Nico­le Kid­man y Lucas Hedges

Pue­de que para algún sec­tor del públi­co el fil­me le resul­te dema­sia­do con­te­ni­do sin exte­rio­ri­zar por com­ple­to la emo­ción de sus per­so­na­jes; con todo esa apro­xi­ma­ción avi­zo­ra­da por el rea­li­za­dor le otor­ga la fuer­za nece­sa­ria para que lo expues­to sea apre­cia­do en su ver­da­de­ra dimen­sión sin nece­si­dad de car­gar las tintas.

El rela­to trans­cu­rre en 2004, don­de Jared (Lucas Hed­ges), un joven estu­dian­te de Arkan­sas que per­te­ne­ce a una que­ri­da fami­lia de cla­se media, cree que es gay. Tenien­do en cuen­ta que su padre Marshall (Rus­sell Cro­we) es un res­pe­ta­do pas­tor bau­tis­ta y que su vene­ra­ble madre Nancy (Nico­le Kid­man) es una reli­gio­sa devo­ta, ellos lo envían a un cen­tro de con­ver­sión tera­péu­ti­ca que es lide­ra­do por Vic­tor Sykes (Edger­ton); la cura, si así pue­de lla­már­se­la, con­sis­te en que el pacien­te admi­ta que la orien­ta­ción sexual dife­ren­te se adquie­re de la mis­ma mane­ra como se apren­de a ser un buen depor­tis­ta. El rela­to ilus­tra el pro­ce­so de adoc­tri­na­mien­to que invo­lu­cra con­fe­sio­nes que con­vin­cen­te­men­te bor­dean lo ridícu­lo y la mane­ra en que los jóve­nes par­ti­ci­pan­tes reac­cio­nan a este pro­gra­ma, don­de algu­nos se aco­plan al mis­mo en tan­to que otros tra­tan de resis­tir­lo; más sor­pren­den­te es com­pro­bar cómo algu­nos de ellos son abu­sa­dos por sus consejeros.

Tan­to el cen­tro de cura­ción sexual como el ambien­te esco­lar homo­fó­bi­co don­de Jared se des­en­vuel­ve están muy bien des­crip­tos y vigo­ri­za­dos por la impe­ca­ble con­tri­bu­ción de los acto­res brin­dan­do una tex­tu­ra de vera­ci­dad al des­co­ra­zo­na­dor drama.

Resul­ta impre­de­ci­ble aven­tu­rar si este sobrio film pue­de alte­rar el pano­ra­ma exis­ten­te con res­pec­to al tema enfo­ca­do, pero en todo caso es enco­mia­ble la labor del rea­li­za­dor refle­jan­do la fran­que­za y sin­ce­ri­dad que Con­ley expo­ne en su memoria.

Afor­tu­na­da­men­te, cabe des­ta­car que varias orga­ni­za­cio­nes cien­tí­fi­cas y médi­cas de Esta­dos Uni­dos se han pro­nun­cia­do mani­fes­ta­do sus preo­cu­pa­cio­nes en torno a los pro­gra­mas tera­péu­ti­cos de con­ver­sión sexual que exis­ten en algu­nos de los esta­dos ame­ri­ca­nos advir­tien­do que ade­más de no ser efec­ti­vos pue­den resul­tar dañinos.
Jor­ge Gutman

La Gran Zambullida

LE GRAND BAIN. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2018. Un film de Gilles Lelouche

Apli­can­do los ingre­dien­tes que inte­gran la fór­mu­la de un film com­pla­cien­te, el cono­ci­do actor Gilles Lelou­che se ubi­ca detrás de la cáma­ra para brin­dar Le grand bain, una come­dia que uti­li­za como excu­sa el males­tar aní­mi­co que en muchos casos alien­ta a la gen­te de media­na edad.

En las pri­me­ras esce­nas se con­tem­pla a Ber­trand (Mathieu Amalric), un hom­bre des­em­plea­do des­de hace dos años que tra­ta de ate­nuar su depre­sión con anti­de­pre­si­vos a la vez que su que­ri­da espo­sa Clai­re (Mari­na Fois) pro­cu­ra apo­yar­lo emocionalmente.

Cuan­do cir­cuns­tan­cial­men­te él se ente­ra que la pis­ci­na muni­ci­pal está reclu­tan­do nue­vos miem­bros para inte­grar un gru­po mas­cu­lino de nada­do­res ama­teurs para la prác­ti­ca de nata­ción sin­cro­ni­za­da, inme­dia­ta­men­te se ins­cri­be en ese cur­so. En ese esce­na­rio cono­ce a sus com­pa­ñe­ros de equi­po de edad simi­lar don­de cada uno de los mis­mos expe­ri­men­ta difi­cul­ta­des de dife­ren­te natu­ra­le­za. Entre ellos se encuen­tra Lau­rent (Gui­llau­me Canet), un geren­te de fábri­ca que tie­ne que lidiar con pro­ble­mas de fami­lia; Mar­cus (Benoit Poel­voor­de), cuya empre­sa comer­cial está al bor­de de la quie­bra; Simon (Jean-Hugues Angla­de), un roque­ro en deca­den­cia, y el gen­til Thierry (Phi­lip­pe Kate­ri­ne) quien en su infan­cia atra­ve­só momen­tos pocos gra­tos; el equi­po se com­ple­ta con Ava­nish (Bala­singham Tamil­chel­va), Basi­le (Alban Iva­nov) y John (Félix Moati).

Reci­bien­do las ins­truc­cio­nes de la tole­ran­te entre­na­do­ra Delphi­ne (Vir­gi­nie Efi­ra), una ex cam­peo­na, estos apren­di­ces depor­tis­tas comien­zan su prác­ti­ca acuá­ti­ca; si bien en un prin­ci­pio los pro­gre­sos no resul­tan fruc­tí­fe­ros, la situa­ción cam­bia cuan­do se incor­po­ra como entre­na­do­ra la dis­ci­pli­na­ria Aman­da (Lei­la Bekh­ri) quien jun­to con Delphi­ne logran resul­ta­dos posi­ti­vos del equi­po. A todo ello, el dia­rio encuen­tro y el inter­cam­bio entre los nada­do­res per­mi­ten cimen­tar un sen­ti­mien­to de cama­ra­de­ría y soli­da­ri­dad, capaz de ele­var el esta­do aní­mi­co de los mismos.

A fin de dotar mayor brío a la his­to­ria, el rela­to intro­du­ce el infal­ta­ble ele­men­to de un tor­neo inter­na­cio­nal. Así al equi­po le será ofre­ci­do la posi­bi­li­dad de com­pe­tir en el Cam­peo­na­to Mun­dial de Nata­ción Sin­cro­ni­za­da que ten­drá lugar en Norue­ga; a par­tir de allí lo que con­ti­núa es com­ple­ta­men­te pre­de­ci­ble don­de no es nece­sa­rio ser muy ave­za­do para saber cuál será el resul­ta­do de esta competencia.

Si bien el argu­men­to no ofre­ce mayo­res sor­pre­sas, que­da cla­ro el men­sa­je de que el depor­te y la amis­tad son capa­ces de actuar como un antí­do­to tera­péu­ti­co capaz de eli­mi­nar las cri­sis emo­cio­na­les. Los ras­gos dis­tin­ti­vos del film des­can­san en su buen elen­co, con espe­cial refe­ren­cia a Canet y Amalric quie­nes por sus roles tie­nen mayor opor­tu­ni­dad de lucir­se; no menos impor­tan­te son algu­nos momen­tos de emo­ti­vi­dad como el que tra­sun­ta Angla­de en la rela­ción que su per­so­na­je man­tie­ne con su hija ado­les­cen­te (Noée Abi­ta) A ello cabe agre­gar una esce­na que los nos­tál­gi­cos del dora­do perío­do de Holly­wood apre­cia­rán vien­do a la inol­vi­da­ble actriz Esther Williams quien como exper­ta en nata­ción sin­cro­ni­za­da fue mere­ci­da­men­te con­si­de­ra­da “la rei­na del mar”

En líneas gene­ra­les, este ballet acuá­ti­co mas­cu­lino, con­ven­cio­nal­men­te rea­li­za­do, satis­fa­rá a un públi­co que no sien­do muy exi­gen­te desee pasar un rato entretenido.
Jor­ge Gutman

Un Clá­si­co de La Comé­die Française

LUCRE­ZIA BORGIA

En una nue­va difu­sión del reper­to­rio tea­tral de la Comé­die Fra­nçai­se de Paris se difun­di­rá des­de el Tea­tro Riche­lieu Lucre­zia Bor­gia, la céle­bre obra de Vic­tor Hugo, con la direc­ción de Denys Podaly­dès.

(Foto: Chris­tophe Ray­naud de Lage)

El gran autor fran­cés se basó en Lucre­cia de Bor­ja (1480 – 1519) quien fue la hija de Rodri­go Bor­gia, el rena­cen­tis­ta de Valen­cia que lle­ga­ría a con­ver­tir­se en el papa Ale­jan­dro VI. A juz­gar por los regis­tros his­tó­ri­cos, la fami­lia de Lucre­cia se carac­te­ri­zó por su polí­ti­ca maquia­vé­li­ca ade­más de la corrup­ción sexual que gene­ral­men­te esta­ba vin­cu­la­da a los papa­dos rena­cen­tis­tas. Según se seña­ló, aun­que sin prue­bas fide­dig­nas, ella tuvo como aman­te a su her­mano César de quien que­dó emba­ra­za­da. Por tes­ti­mo­nios fia­bles, la figu­ra de esta mujer está impreg­na­da de pre­jui­cios don­de se la pre­sen­ta como un ser de extre­ma maldad.

De lo que ante­ce­de Víc­tor Hugo uti­li­zó su visión per­so­nal para obte­ner una obra de gran con­te­ni­do dra­má­ti­co don­de dis­ta de ser com­pla­cien­te con la per­so­na­li­dad de Lucre­zia. Aquí la pre­sen­ta como una mujer cri­mi­nal, adúl­te­ra e inces­tuo­sa que desea des­pren­der­se de su con­di­ción de mal­va­da para ser reco­no­ci­da y ama­da por Gen­na­ro, el hijo que ella tuvo con su her­mano. El con­flic­to cen­tral de la pie­za se pro­du­ce cuan­do Gen­na­ro, que sien­te una aver­sión espe­cial hacia los Bor­gia, cor­te­ja en un bai­le de más­ca­ras de Vene­cia a una her­mo­sa dama enmas­ca­ra­da para pos­te­rior­men­te des­cu­brir con horror que ella es Lucre­zia. Insul­ta­da por los ami­gos de su hijo y sos­pe­cha­da de adúl­te­ra por par­te de su mari­do, ella des­en­ca­de­na una atroz venganza.

A pesar de que Vic­tor Hugo des­ta­ca a la pro­ta­go­nis­ta como un mons­truo moral, igual­men­te la expo­ne como una madre aman­te reve­lan­do de este modo que en el fon­do de un ser dia­bó­li­co siem­pre exis­te un ges­to de humanidad.

Como toda pie­za repre­sen­ta­da por la pres­ti­gio­sa com­pa­ñía tea­tral, el elen­co es de pri­mer nivel enca­be­za­do por la excep­cio­nal actua­ción de Elsa Lepoi­vre en el rol pro­ta­gó­ni­co y real­za­do por la muy bue­na pues­ta escé­ni­ca de Denys Podaly­dès, La esce­no­gra­fía está a car­go de Éric Ruf quien igual­men­te actúa en la obra en el per­so­na­je de Alphon­se d’Este.

Lucre­zia Bor­gia será difun­di­da en los cines de Cine­plex el 21, 25 y 29 de Noviem­bre de 2018 en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los en inglés. Para infor­ma­ción sobre las salas par­ti­ci­pan­tes y hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí