THE ART OF SELF-DEFENSE. Estados Unidos, 2018. Un film escrito y dirigido por Riley Stearns
En esta atractiva comedia negra presentada en el Festival Fantasía que se desarrolla en Montreal, el director Riley Stearns realiza una aguda crítica a la tradicional masculinidad machista.
La historia basada en el guión del realizador se centra en Casey Davies (Jesse Eisenberg), un individuo de 35 años extremadamente tímido, temeroso e inseguro, quien se desempeña como contable en una oficina. Su vida social es inexistente con la sola excepción de tener en su departamento a un perro salchicha al que mucho quiere y que le sirve de compañía.
El disparador del relato se produce cuando una noche al regresar a su casa es asaltado y brutalmente atacado por un grupo de motociclistas que lo dejan herido. Como consecuencia del desagradable incidente, su primera intención es adquirir un revólver para poder defenderse de otros potenciales agresores pero su actitud cambia cuando repara en un local donde se enseña karate. Impresionado por la personalidad de Sensei (Alessandro Nivola), el instructor del curso, Casey decide inscribirse en el mismo.
En su primera clase, integrada por alumnos varones además de Anna (Imogen Poots), la única joven mujer, él va descubriendo un nuevo mundo que lo apasiona. Sintiéndose estimulado por la buena comunicación que mantiene con Sensei, gradualmente va amoldando su conducta siguiendo disciplinadamente sus instrucciones. Así, en materia musical hará que su oído se acostumbre a la del género heavy metal caracterizado por su ritmo frenético y distorsionados sonidos; del mismo modo al hablar tendrá que realizar el esfuerzo de que su desdibujada voz adquiera un tono más grave y agresivo para asemejarse al de los rusos y germanos.
La descripción de ese universo tan especial y desconocido para quienes no practican esta técnica de autodefensa está muy bien lograda, así como su ágil narración permite concentrar el interés del público. Aunque la última parte del relato, decididamente inquietante y sombría, pueda resultar discutible, queda claro el propósito de Stearns de demostrar el peligro que puede entrañar la hipermasculinidad al generar inusitados niveles de violencia.
Las sólidas actuaciones que el director obtiene de sus protagonistas constituyen un factor que enriquece a este film. Eisenberg descuella caracterizando a un personaje que de intimidada víctima se transforma en frío victimario; por su parte Nivola caracteriza con convicción a un mentor que ocultando su psicopatía instiga el empoderamiento masculino al punto tal de desconsiderar a Anna, a pesar de ser la más eficiente del grupo, en la medida que da por sentado de que el karate atañe exclusivamente a los hombres. Finalmente Poots en un papel secundario igualmente se luce con su personaje constituyendo un contrapeso al de Casey y Sensei. Jorge Gutman