Crónica de Jorge Gutman
THE BEST IS YET TO COME (China)
En su debut como realizador Wang Jing relata una historia de ficción basada en un hecho que aconteció con Han Fudong, ex jefe reportero de Southern Metropolis Daily.
Más de una vez el cine consideró la tarea emprendida por denodados periodistas cuya mayor preocupación es relatar la verdad de lo que testimonian. En esta oportunidad el sólido film del novel cineasta va más allá de lo aguardado cuando la “verdad” entra en conflicto con un pernicioso sistema legal.
El relato gira en torno de Han Dong (White K), un joven aspirante a periodista que deja su hogar provincial para llegar en 2003 a Beijing donde ansía conseguir un empleo pertinente a su vocación. Después de algunos esfuerzos realizados para obtenerlo logra llamar la atención de Huan Jiang (Zhang Songwen), un veterano hombre de prensa y jefe de un importante matutino local, quien habiendo leído algunos de sus artículos le ofrece una pasantía aunque sin remuneración alguna; Han, apoyado por su enamorada Xiao Zhu (Miao Miao), acepta la oferta alentando la esperanza de que el diario posteriormente lo contrate.
Después de haber exitosamente contribuido en la publicación de un informe acerca de un desastre minero, Han es asignado para efectuar una minuciosa investigación en torno de fraguados certificados de salud concedidos a quienes han sido portadores del virus de hepatitis B a pesar de ser asintomáticos. Cuando completa su informe con evidencias concretas sobre el fraude producido por los médicos, llega a constatar que la artimaña de la falsificación surge a causa de que muchas personas que han sido acarreado el virus sin causar daño alguno han sido injustamente discriminadas al no poder acceder a la universidad como así también al haber perdido buenas oportunidades empleo, tal como aconteció con su mejor amigo Zhang Bo (Song Yang). Es allí donde el idealista e íntegro periodista arriesga su puesto laboral porque prefiere no publicar un hecho que aunque veraz produce una lamentable injusticia social.
Con gran minuciosidad el director efectúa una auténtica ilustración sobre lo que acontece en la sala de redacción de un periódico con las metas que deben ser cumplidas sin dilación y la necesidad de publicar una primicia antes que lo haga la competencia. Pero lo más importante es el buen relato que efectúa sobre un sistema institucional que marginalizó a inocentes ciudadanos y que según se anuncia en los créditos finales, en 2010 se aprobó una ley que prohibe los tests de hepatitis B previo a la contratación de un empleado como asimismo para las solicitudes de admisión escolar. El optimista final se asocia con el título del film en donde “lo mejor está aún por venir”.
I AM GRETA (Suecia)
Éste es uno de los más fascinantes documentales que el TIFF incluyó en su programación. Su nombre responde a la remarcable activista ambiental Greta Thunberg, una figura que a la hora actual es mundialmente conocida por razones bien justificadas.
Antes de pasar al contenido de este meritorio documento realizado por Nathan Grossman, es necesario aclarar que Greta está afectada por el síndrome de Asperger, que generalmente se caracteriza por las dificultades en la interacción social por parte de quien lo experimenta. Sin embargo, esta prodigiosa adolescente no refleja inconveniente alguno teniendo en cuenta que su mensaje llegó al mundo entero.
Grossman, gratamente sorprendido por la personalidad de Greta de solo 15 años de edad, decidió encararla a través de este film siguiendo sus pasos por espacio de un año en todos sus viajes, además de haber reflejado algunas facetas personales al margen de los encuentros con dignatarios y exposiciones efectuadas.
Todo comienza en agosto de 2018 con la huelga escolar que ella realiza por la campaña ambiental, ubicándose en el exterior del edificio del Parlamento de Suecia en Estocolmo y culmina en septiembre de 2019 con su encendido discurso de protesta pronunciado en Nueva York en el recinto de las Naciones Unidas. Durante ese período su militante activismo abogando por el cambio climático y urgiendo a los líderes del mundo para que salven el planeta Tierra motivó a que millones de personas la sigan.
Lo que llama la atención es la seguridad y naturalidad con que ella se desenvuelve contestando a las preguntas formuladas por el presidente de Francia, el Secretario General de las Unidas, el Papa Francisco, así como su presentación en la sede de la Unión Europea y la espontánea relación mantenida con los cientos de periodistas que la abordan. Asombra igualmente su exigencia en la preparación de sus textos donde no admite error ortográfico alguno.
En todo el periplo realizado se la ve acompañada por su padre Svante donde en algunos casos la recrimina por la falta de atención que presta a su escasa alimentación, como así también por su alienada devoción por el futuro del planeta. En tal sentido, el documental capta el lado frágil de esta heroína reflejando el desgaste emocional que sufre, pero su inquebrantable convicción por la lucha emprendida la impulsa a continuar su misión.
El documental además de considerar a los fervientes simpatizantes de Greta también incluye a quienes se le oponen tratando de desacreditarla o menospreciarla como acontece con los presidentes de Estados Unidos y Brasil así como por parte de Fox News.
Como bien afirma Greta no valen únicamente los firmes discursos de los estadistas suministrando recomendaciones para combatir la crisis climática sino que lo que importa es implementar esa acción para que las futuras generaciones puedan respirar un aire más puro.
Los enormes incendios que recientemente ocurrieron en California y Australia afectando los cambios climáticos del planeta justifican plenamente la realización de este esmerado documental ofreciendo el mensaje de esta admirable adolescente.
NOTTURNO (Italia-Francia-Alemania)
Después de haber obtenido en 2016 el premio mayor en el festival de Berlin con su documental Fuocoammare considerando la situación de desesperados migrantes del norte de África que en abarrotados botes tratan de llegar a la costa de la isla de Lampedusa en procura de libertad, Gianfranco Rosi retorna con este nuevo documental filmado en las fronteras de Iraq, Siria, Kurdistán y El Líbano durante un período de 3 años. Aquí, el realizador trata de captar los diferentes estados anímicos que nutren a quienes viven y sufren el horror de los conflictos bélicos que azotan a esa región.
El tratamiento empleado elude la narración en off limitándose a presentar una serie de viñetas sin que se mencione específicamente el lugar en las que transcurren. Entre otras escenas se observa a madres que lloran por la muerte de sus hijos asesinados, un pescador navegando con su bote mientras resuenan los estruendos de bombardeos, dos jinetes galopando a través de calles semivacías y a un cantante callejero vestido por su mujer antes de dejar su hogar cantando para Allah. Si bien todo ello está expuesto en bellísimas imágenes, el director no ofrece explicación alguna dejando que el público extraiga sus propias conclusiones.
En ese contexto existen dos especiales momentos que proveen legítima emoción. Uno de ellos transcurre en un hospital psiquiátrico en el que sus pacientes ensayan una obra escrita por un doctor con temas vinculados a los problemas que afligen a la zona. En otra escena que transcurre en un aula de clase se contempla a niños que habiendo sufrido la violencia del ISIS expresan sus sentimientos a través de sus dibujos.
Globalmente considerado, el director ha realizado un documento contemplativo ilustrando la vida cotidiana en ese conflictivo lugar del mundo aunque curiosamente no alcanza a gravitar como debiera; una mayor fuerza e intensidad dramática de lo expuesto habría coronado este honesto esfuerzo de manera más productiva.