Crónica de Jorge Gutman
Además del excelente documental City Hall comentado días atrás, he aquí otros títulos incluidos en la programación de Rencontres Internationales du documentaire de Montréal (RIDM) que merecen ser considerados.
Petite Fille (Francia-Dinamarca), 2020.
Un tema delicado como la disforia de género es analizado con minucioso detalle por Sebastien Lifshitz en este conmovedor documental.
La discordancia existente entre la identidad de género y el sexo físico al momento de nacer es lo que acontece con Sasha de 8 años de edad viviendo con sus padres y hermanos en una pequeña ciudad provincial del nordeste de Francia. Habiendo nacido con el cuerpo de un ser masculino, a los 3 años manifiesta a su madre Karine Novak que cuando crezca él será una chica; si bien al principio sus padres lo atribuyeron como una gracia del pequeño al año siguiente Karine evidencia que no se trata de un mero capricho sino de algo real en la medida que Sacha se identifica por completo como mujercita.
Esta mujer no puede ocultar la angustia que la aflige al recordar que durante su embarazo fervientemente aspiraba a tener una niña y que a lo mejor eso pudo haber influido en la identificación sexual de su hijo. Pero lo que más preocupa a estos padres es la situación que Sasha atraviesa en la escuela al ser marginado por sus compañeros de clase. La tensión se intensifica aún más cuando la institución escolar acusa a Karine de presionar a Sacha para ser una niña.
Después de una visita al doctor local que no es entendido en la materia, con todo el ímpetu y determinación de una madre coraje, Karine junto con Sacha viajan a París; allí se dirigen a un centro hospitalario donde reciben la atención de una abnegada doctora especializada en psicopatología infantil y adolescente. Conla gran ayuda recibida de dicha facultativa, Karine obtiene una carta oficial del hospital donde se certifica el sexo femenino de Sacha para que la escuela la registre como tal.
Además del interés didáctico que ofrece este film, merece destacar la sagacidad del realizador en retratar a esta unida familia y sobre todo el profundo amor y comprensión de los padres hacia su querida hijita. La muy buena narración de Lifshitz se complementa con la magnífica labor del director de fotografía Paul Ghilhaume captando en primeros planos el sentimiento trasuntado por la niña y su progenitora atravesando esta dificultosa odisea.
Pleno de emoción y ternura este impecable documental adquiere especial resonancia al abogar por la tolerancia y la no discriminación, albergando la esperanza de que casos similares sean tratados con la deferencia, consideración y humanidad debida.
Prière pour une mitaine perdue (Canadá)
Este documental del director canadiense Jean François Lesage se centra en los objetos que un ser humano posee y los recuerdos que los mismos generan.
La acción se desarrolla en Montreal donde se ve a diferentes personas acudiendo a la ventanilla de objetos perdidos de una estación de metro a fin de indagar sobre ciertas pertenencias que extraviaron transitando fuera de sus hogares, como pasaportes, llaves, carpetas, etc. En algunos casos la recuperación de lo extraviado produce alivio en sus propietarios, mientras que otros no tienen la misma suerte al no haber sido localizada la pérdida.
Como complemento del tema central el relato se nutre de una serie de viñetas donde se ve a algunas de estas personas en la intimidad de sus hogares comentando lo que significa para ellas haber recobrado lo perdido; así, una mujer se refiere al valor sentimental de su gorro por ella tejido, en tanto que otra revela la importancia que tiene la foto de un ser muy querido guardada en el interior de su tarjeta de transporte.
A todo ello el director expande su narración haciendo referencia a otro tipo de pérdidas, como la de un hombre de mediana edad que mucho siente la muerte de su pareja a causa del SIDA, así como otro individuo lamenta haber sido abandonado por su mujer debido a su desleal conducta.
Como escenario de fondo, la fotografía de Marianne Ploska ofrece la visión de una ciudad cubierta de nieve en pleno período invernal, lo que otorga un aire nostálgico asociado a la naturaleza del relato.
Bien filmado y caracterizado por su sencillez, Lesage ofrece en este film una visión humana y a la vez original sobre cómo valorar lo que uno posee o deja de tener.
The American Sector (Estados Unidos)
Durante 28 años el muro de Berlín controlado por la Unión Soviética separó el este del oeste de la actual capital de Alemania; su demorado desmantelamiento en 1989 significó para los habitantes de Berlín Oriental haber logrado la ansiada libertad que les había sido negada para acceder al sector occidental de la dividida ciudad como así también a los restantes países de Europa. Inspirado por ese importante acontecimiento los documentalistas Courtney Stephens y Pacho Vélez siguieron durante tres años las huellas de 60 inmensos segmentos de esa pared que han sido desplegados en Estados Unidos.
Ciertos pedazos en estado natural y otros adornados con pinturas de artistas se encuentran ubicados en sitios tan disímiles como museos, bibliotecas presidenciales, campus universitarios, estaciones de metros, una cadena de hoteles en Dallas, así como en la sede de grandes corporaciones.
Aunque en algunos casos Stephens y Vélez han captado solamente las imágenes, en otros ofrecen la palabra a moradores cercanos, transeúntes, turistas y artistas para que expresen sus opiniones al respecto: en ese sentido el documental adquiere relevancia al reflejar de qué manera estos interlocutores vinculan los fragmentos del muro con experiencias históricas vividas, como en el caso de un hombre que compara la infame pared con la política sustentada por el gobierno de Trump en lo concerniente a la separación de familias de inmigrantes. Como excepción a la regla, dos estudiantes de la Universidad de Virginia objetan el criterio moral de la instalación de esa pieza argumentando que en su lugar debería existir otro símbolo que expresase la discriminación racial que permanentemente caracterizó al país.
Con un buen montaje de Stephens y Dounia Sichov, este atractivo documental en sus escasos 70 minutos permite vislumbrar la resonancia persistente del desaparecido muro en la historia política de la nación americana.
Piedra Sola (Argentina-México-Qatar-Gran Bretaña)
Después de haber realizado varios cortometrajes, el director Alejandro Telémaco Tarraf ofrece un documental antropológico donde establece la relación del hombre con la naturaleza a través de un subyugante viaje de ensoñación en una Argentina no muy conocida.
La acción se desarrolla en la Puna del norte argentino, próxima a la frontera boliviana, donde a 4000 metros de altura reside una pequeña población rural. Valiéndose de actores no profesionales, el argumento recrea la vida de una familia humilde liderada por su patriarca Fidel (Ricardo Fidel Tolaba). Él es uno de los pastores que habita en la zona quien se ocupa de vender en el mercado carnes y pieles provenientes de su ganado de llamas. Parece ser que un puma al que no se le puede ver hace presa de los animales, a pesar de que no se llega a saber si ese aniquilador realmente existe; esa es la excusa para que el guión del realizador y Lucas Distéfano ilustre las costumbres de una comunidad atendiendo al ritual de ciertas ceremonias en las que se obedece los mandatos de la pachamama (madre-tierra); en este caso consiste en ofrendar un par de llamas al felino depredador para saciar su voracidad. Una nota adicional tiene lugar casi al final del metraje donde se observa a un grupo de extraños portando una pesada plataforma de madera con la efigie de un jinete y Fidel ayudando a ubicar dicha carga al tope de una montaña en donde será quemada.
Teniendo en cuenta que esta exploración mística no ofrece respuestas a lo que su trama plantea, queda claro que el realizador no se preocupa por ofrecer una narrativa convencional sino que su propósito es ofrecer un esplendor visual del medio natural logrando un fascinante resultado. Con una excelente fotografía de Alberto Balazs reflejando los diferentes aspectos que adopta la naturaleza, desde una nocturna tormenta eléctrica hasta un claro amanecer nublado, complementado con los efectos sonoros de Leonardo Cauteruccio, el realizador ‑quien también tuvo a su cargo la edición- obtiene un válido documento etnográfico resaltando el sólido lazo existente entre la cultura y el medio ambiente.
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