El Genial Compositor

BEETHO­VEN RELOA­DED. Ale­ma­nia, 2020. Un film de Andy Som­mer. 84 minu­tos. Dis­po­ni­ble en las pla­ta­for­mas digi­ta­les lefifa.com y arts.film 

Mucho se ha habla­do de Beetho­ven el año pasa­do en oca­sión del ses­qui­cen­te­na­rio de su naci­mien­to. Con todo, jamás resul­ta sufi­cien­te pon­de­rar su mag­ní­fi­co lega­do; de allí que este mag­ní­fi­co docu­men­tal de Andy Som­mer con guión de Julia Spi­no­la es capaz de lle­gar al corazón.

Como se comen­ta en el film, Beetho­ven expre­sa un increí­ble ran­go de emo­cio­nes en la medi­da que su músi­ca es con­si­de­ra­da como un espe­jo de la exis­ten­cia huma­na. Sus com­po­si­cio­nes se encuen­tran entre las más eje­cu­ta­das y escu­cha­das en el mun­do con melo­días que cual­quier neó­fi­to en la mate­ria pue­de ento­nar­las con facilidad.

¿Qué es lo que hace a Beetho­ven tan espe­cial? La res­pues­ta está en que su músi­ca es uni­ver­sal y atem­po­ral, tal es así que sue­na como si hubie­se sido com­pues­ta hoy día.

A tra­vés de diver­sos capí­tu­los el docu­men­tal con­si­de­ra la tra­yec­to­ria del excep­cio­nal com­po­si­tor a par­tir de sus pri­me­ros logros cuan­do en 1778, a los 7 años de edad hace su pri­me­ra apa­ri­ción públi­ca como pia­nis­ta en Bonn su ciu­dad natal.

Más allá de rese­ñar su bio­gra­fía, la pelí­cu­la enfa­ti­za cómo su músi­ca reper­cu­te en dife­ren­tes luga­res del mun­do. Así en Japón ‑un país de gran cul­tu­ra musical‑, la nove­na sin­fo­nía ha sido eje­cu­ta­da más de mil veces e impre­sio­na con­tem­plar una esce­na en don­de un coro mul­ti­tu­di­na­rio can­ta a viva voz “todos los hom­bres son her­ma­nos” de la céle­bre Oda a la Ale­gria del movi­mien­to final. Asi­mis­mo asom­bra com­pro­bar cómo el míti­co com­po­si­tor influ­ye en la vida de niños y ado­les­cen­tes que habi­tan en los subur­bios de la ciu­dad de Cape­town en Sudá­fri­ca; emo­cio­na ver­los acom­pa­ñan­do al tenor Siya­bon­ga Maqun­go en algu­nas de las bellas can­cio­nes beetho­ve­nia­nas bajo la direc­ción del direc­tor de ópe­ra suda­fri­cano Kobie van Rens­burg; es allí don­de se cons­ta­ta el aura mági­ca de la cone­xión que se pro­du­ce entre el com­po­si­tor y su audiencia.

Ade­más de Tokio y Cape­town el docu­men­ta­lis­ta y su equi­po tras­la­dan al espec­ta­dor a otras ciu­da­des inclu­yen­do Tepli­ce, Lis­boa y obvia­men­te Vie­na, don­de el genial músi­co desa­rro­lló la mayor par­te de su crea­ti­vi­dad, para cap­tar la gran­de­za de su músi­ca. Así, entre las nume­ro­sas com­po­si­cio­nes del autor que se pue­den dis­fru­tar, eje­cu­ta­dos por con­jun­tos de cáma­ra y orques­tas sin­fó­ni­cas, se encuen­tran extrac­tos de las sona­tas Paté­ti­ca y Walds­tein para piano, la sona­ta para vio­lín N°7, el con­cier­to para piano N°3, dos cuar­te­tos de cuer­das, la ober­tu­ra Egmont, las sin­fo­nías N° 3, 4, 6 y la 9 ya men­cio­na­da, así como la Misa Solem­nis com­pues­ta en 1824 que cons­ti­tu­ye una de sus obras vanguardistas.

Para resal­tar su musi­ca Som­mer con­tó con la valio­sa con­tri­bu­ción de nume­ro­sas per­so­na­li­da­des del mun­do musi­cal quie­nes asi­mis­mo se refie­ren a algu­nas de las enfer­me­da­des que ha sufri­do, sobre todo la nefas­ta pér­di­da de la audi­ción y cómo la mis­ma gra­vi­tó en sus com­po­si­cio­nes. Entre algu­nos de los espe­cia­lis­tas par­ti­ci­pan­tes se encuen­tran el com­po­si­tor y cla­ri­ne­tis­ta Jörg Wid­mann, los pia­nis­tas Igor Levit y Mar­tin Helm­chen, la vio­li­nis­ta Raphaë­lle Moreau, la vio­lis­ta Cátia Ale­xan­dra San­tos, el oboís­ta Yann The­net, el direc­tor musi­cal Omer Meir Well­ber, la musi­có­lo­ga Ann-Katrin Zim­mer­mann y la escri­to­ra Chris­ti­ne Eichel.

Así como su gran popu­la­ri­dad se evi­den­ció en opor­tu­ni­dad de su muer­te acae­ci­da en Vie­na en 1827 don­de 20 mil per­so­nas asis­tie­ron a su fune­ral, el excep­cio­nal com­po­si­tor sigue sien­do vene­ra­do en todo el mun­do. A tra­vés de una pers­pec­ti­va moder­na, este valio­so docu­men­tal expli­ca las razo­nes por las que la músi­ca de Beetho­ven ha sido, es y segui­rá sien­do per­ti­nen­te. Jor­ge Gutman