La Saga de una Fami­lia Italiana

HOU­SE OF GUC­CI. Esta­dos Uni­dos, 2021. Un film de Rid­ley Scott. 157 minutos

A pocas sema­nas de haber­se estre­na­do The Last Duel, el vete­rano rea­li­za­dor Rid­ley Scott retor­na con Hou­se of Guc­ci, un film sobre la fami­lia Guc­ci que de acuer­do con la visión que cada espec­ta­dor ten­ga del mis­mo pue­de cali­fi­car­se como dra­ma, come­dia, melo­dra­ma o tra­ge­dia sha­kes­pe­ria­na. Más allá de la for­ma en que pue­da ser cata­lo­ga­do, este es un tra­ba­jo menor del rea­li­za­dor, sobre todo en com­pa­ra­ción con la exce­len­cia de su pre­ce­den­te film.

Basa­do en el libro de Sarah Gay For­den, el guión de Rober­to Ben­ti­veg­na y Becky Johns­ton se asien­ta en hechos reales, aun­que algu­nos acon­te­ci­mien­tos están con­fu­sa­men­te esbozados.

Lady Gaga y Adam Driver

En un bre­ve pró­lo­go que ocu­rre en la fatí­di­ca maña­na del 27 de mar­zo de 1995 en la ciu­dad de Milán, la acción se retro­trae a media­dos de la déca­da del 70 en el que en una fies­ta Patri­zia Reg­gia­ni (Ste­fa­ni Ger­ma­not­ta cono­ci­da como Lady Gaga) cono­ce a Mau­ri­zio Guc­ci (Adam Dri­ver), nie­to de Guc­cio Guc­ci, quien en 1921 fun­dó en Flo­ren­cia la famo­sa casa de modas. Rápi­da­men­te, la astu­ta joven logra sedu­cir y ena­mo­rar al más bien tími­do Mau­ri­zio quien con su aspi­ra­ción de ser abo­ga­do no está muy invo­lu­cra­do en los nego­cios de su fami­lia mane­ja­do por su padre Rodol­fo (Jeremy Irons) vivien­do en Ita­lia y su tío Aldo (Al Pacino) asen­ta­do en Nue­va York.

Cuan­do Mau­ri­zio mani­fies­ta su inten­ción de casar­se con Patri­zia, su padre con buen olfa­to des­aprue­ba su deci­sión al con­si­de­rar a la joven como una tre­pa­do­ra en pro­cu­ra de fama, pres­ti­gio y dine­ro que le brin­da­rá el ape­lli­do Guc­ci. Eso deter­mi­na una rup­tu­ra entre padre e hijo por lo que Mau­ri­zio comien­za a tra­ba­jar como emplea­do en la com­pa­ñía de trans­por­tes de su sue­gro; a todo ello, el afec­to que aho­ra no encuen­tra en su pro­ge­ni­tor Mau­ri­zio lo obtie­ne de su ver­bo­rrá­gi­co tío Aldo quien por su par­te menos­pre­cia a su inep­to hijo Pao­lo (Jared Leto). Con el naci­mien­to de Ales­san­dra, la pri­me­ra hija de la pare­ja, se pro­du­ce la recon­ci­lia­ción de Mau­ri­zio con Rodol­fo, pero la pron­ta muer­te de su padre abre el camino de las ten­sio­nes fami­lia­res gene­ra­das en gran medi­da por Patri­zia quien con­fa­bu­lan­do y trai­cio­nan­do a los fami­lia­res de su espo­so lo indu­ce para que que­de a su car­go el con­trol com­ple­to de la empresa.

Es en su pri­me­ra par­te don­de el film gene­ra mayor inte­rés; sin embar­go, lo que sigue a con­ti­nua­ción ‑obvian­do des­cri­bir su con­te­ni­do- no está rese­ña­do ade­cua­da­men­te; eso se acen­túa en su tra­mo final en el que el rela­to se ase­me­ja a un tele­film que desem­bo­ca en el ase­si­na­to de Mau­ri­zio come­ti­do por un sica­rio con­tra­ta­do por Patrizia.

Den­tro de un elen­co de pri­me­ras figu­ras, en su segun­da actua­ción cine­ma­to­grá­fi­ca Lady Gaga con­fir­ma que ade­más de ser una bue­na can­tan­te es tam­bién una talen­to­sa intér­pre­te; ella ani­ma mag­ní­fi­ca­men­te a una per­ver­sa Lady Mac­beth ita­lia­na, capaz de no esca­ti­mar medio alguno con tal de satis­fa­cer su ambi­ción de poder y saciar su sed de ven­gan­za. Los demás intér­pre­tes, inclu­yen­do a Jack Hus­ton como el dis­cre­to eje­cu­ti­vo de la com­pa­ñía y abo­ga­do de Mau­ri­zio y a Sal­ma Hayek como la viden­te ami­ga de Patri­zia, actúan correc­ta­men­te; si bien resul­ta obje­ta­ble el cari­ca­tu­res­co per­so­na­je de Pao­lo, el pri­mo de Mau­ri­zio, eso es debi­do a que el efi­cien­te Jared Leto debió ceñir­se a lo deman­da­do por el des­igual guión.

La direc­ción de Scott no per­mi­te que uno se invo­lu­cre dema­sia­do en esta his­to­ria sobre todo al no ilus­trar el modo en que ope­ra la com­pa­ña ni tam­po­co cla­ri­fi­car quién la mane­ja (¿es Aldo o Rodol­fo?). La ausen­cia de un tono pre­ci­so impi­de que el film cobre el alien­to nece­sa­rio para lle­gar a con­mo­ver dramáticamente.

A su favor, resul­ta alta­men­te atrac­ti­vo con­tem­plar la rique­za del ves­tua­rio dise­ña­do por Janty Yates así como el exce­len­te dise­ño de pro­duc­ción de Arthur Max repro­du­cien­do los lujo­sos deco­ra­dos de Milán y Nue­va York en que se des­en­vuel­ven los per­so­na­jes de esta saga. En suma, si bien es apre­cia­ble el esfuer­zo de pro­duc­ción de este film, lle­van­do la rúbri­ca de Rid­ley Scott cabía aguar­dar un mejor resul­ta­do. Jor­ge Gutman