Un Dis­tri­to Multicultural

SCAR­BO­ROUGH. Cana­da, 2021. Un film de Shasha Nakhai y Rich Williamson.136 minutos

No muy lejos de la diná­mi­ca ciu­dad de Toron­to, al este de la mis­ma está ubi­ca­do el subur­bio de Scar­bo­rough con una pobla­ción que supera los 600 mil habi­tan­tes. La escri­to­ra Cathe­ri­ne Her­nán­dez que ha vivi­do allí duran­te varios años le rin­de tri­bu­to en su nove­la homó­ni­ma publi­ca­da en 2017. La bue­na sin­to­nía esta­ble­ci­da entre los direc­to­res Shasha Nakhai y Rich William­son con la nove­lis­ta ha per­mi­ti­do que su libro cobre vida en la pan­ta­lla. Aun­que no siem­pre resul­ta sen­ci­llo el tras­la­do de una obra lite­ra­ria al cine, lo cier­to es que la adap­ta­ción rea­li­za­da por Her­nán­dez es amplia­men­te satis­fac­to­ria; eso ha per­mi­ti­do a los rea­li­za­do­res lograr un film que des­te­lla huma­ni­dad a la vez que gene­ra amplia empa­tía con los 3 per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos que le dan vida.

Si bien el guión es fic­cio­nal, lo que se apre­cia es tan autén­ti­co que bien podría tra­tar­se de un docu­men­tal. A lo lar­go de un año, Scar­bo­rough sigue la tra­yec­to­ria de tres chi­cos de humil­des fami­lias que viven en dicha ciu­dad atra­ve­san­do difi­cul­ta­des de dife­ren­te índo­le. Uno de ellos es Bing (Liam Díaz), un joven fili­pino en pro­cu­ra de su iden­ti­dad sexual cuya madre (Ellie Posa­das) tra­ta de ahu­yen­tar­lo de su padre men­tal­men­te enfer­mo. Syl­vie (Essen­ce Fox) es una chi­ca indí­ge­na cuya madre (Che­rish Vio­let Blood) lucha deno­da­da­men­te por lograr una casa don­de vivir per­ma­nen­te­men­te y ade­más debe lidiar con su hijo menor (Felix Jedi Ingram Issac) que es autis­ta. La joven Lau­ra (Anna Clai­re Bei­tel), des­pués de sopor­tar los abu­sos y deja­da de lado por su adic­ta madre (Kris­ten Mac­Cu­lloch), con­vi­ve con su volá­til padre (Conor Casey) quien la deja apesadumbrada.

A tra­vés de un cen­tro lite­ra­rio del vecin­da­rio des­ti­na­do a los hijos de fami­lias de bajo ingre­so, Bing, Syl­vie y Lau­ra asis­ten a un pro­gra­ma en el que par­ti­ci­pan en acti­vi­da­des edu­ca­cio­na­les bajo la tuto­ría de Hina (Ali­ya Kana­ni), la cáli­da y entra­ña­ble asis­ten­te social. Esa posi­ti­va expe­rien­cia vivi­da en común per­mi­te que el trío for­je un lazo de amis­tad y que gra­cias a la dedi­ca­ción y guía reci­bi­da de Hina vis­lum­bre la espe­ran­za de supe­rar sus trau­mas, avi­zo­ran­do un por­ve­nir más alentador.

Los rea­li­za­do­res han cui­da­do el deta­lle de no caer en el arti­fi­cio­so sen­ti­men­ta­lis­mo ni menos aún en el mise­ra­bi­lis­mo de las con­di­cio­nes de vida aquí expues­tas. Por el con­tra­rio, el espec­ta­dor se encuen­tra con un film ins­pi­ra­dor que demues­tra la soli­da­ri­dad de una comu­ni­dad fren­te a los obs­tácu­los que debe superar.

Con un cali­fi­ca­do elen­co don­de se des­ta­ca la exce­len­te com­po­si­ción rea­li­za­da por Fox, Bei­tel y Díaz, en su ópe­ra pri­ma los direc­to­res demues­tran una sóli­da madu­rez en este con­mo­ve­dor y rea­lis­ta retra­to de un estra­to social des­fa­vo­re­ci­do tra­tan­do de sobre­vi­vir en el mul­ti­cul­tu­ral dis­tri­to de Scar­bo­rough. Jor­ge Gutman