Crónica de Jorge Gutman
He aquí la evaluación de cinco filmes exhibidos en Fantasia que se está desarrollando en Montreal hasta el 3 de agosto.
Island of Lost Girls. (México-Estados Unidos)
Este film se ajusta perfectamente al propósito perseguido por el Festival por ser una fantasía que subyuga a pesar de que su trama no resulte demasiado coherente desde una visión estrictamente lógica. Lo importante a destacar son sus méritos en materia de dirección, interpretación y su majestuosa fotografía.
Los realizadores Brian y Ann-Marie Schmidt han integrado a su familia para relatar una fábula interpretada por sus hijas, Avila, Autumn y Scarlet Schmidt. Ellas animan a tres hermanitas muy unidas que aguardando ser adoptadas deciden escapar a la playa; cuando habiéndose internado en el mar Scarlet se encuentra atrapada por las olas, las otras dos acuden a su rescate pero en su intento van alejándose de la costa. Valiéndose de una balsa dan inicio a una arriesgada aventura en la que deberán superar las amenazas del mar revuelto. Cuando finalmente arriban a la costa de una solitaria isla, al entrar en una gruta deben enfrentar a monstruosos lobos marinos y otros salvajes animales acuáticos. Como en todo cuento de hadas, las inseparables hermanas lograrán sobrevivir.
Dejando a un lado la credibilidad de la historia, lo que cautiva es la forma natural y espontánea en que estas niñas actúan al haberse posesionado de sus personajes atravesando los peligros que arrecian en mar abierto. La simpatía arrolladora del trío, especialmente la de la pequeña Scarlet, conquista de inmediato a la audiencia.
Al propio tiempo resulta asombroso apreciar cómo los cineastas pudieron filmar a las niñas sin que ellas experimentaran daño alguno, teniendo en consideración que aquí no se ha recurrido a dobles que las reemplazaran en las escenas dramáticas.. No menos importante es la remarcable fotógrafa Heather McGrath con las fascinantes imágenes captadas en la costa de la Baja California ubicada en la región noroeste de México que por sí mismas constituyen un valioso documental.
L’Employée du mois (Bélgica)
La conocida frase de Baltasar Gracián afirmando que “Lo bueno, si breve, dos veces bueno” puede aplicarse para la ópera prima de Véronique Jadin. En escasos 78 minutos ha sido capaz de elaborar una comedia negra que además de entretener adquiere actualidad.
El guión de la realizadora compartido con Nina Vanspranghe enfatiza la desigualdad que afecta al género femenino en el mercado de trabajo.. Eso es lo que acontece con Inés (Jasmina Douieb) que es gerente de una compañía dedicada a productos de limpieza donde además de sus específicas funciones se ocupa de otros menesteres propios de una diligente secretaria. Si bien es reconocida como la ejemplar “empleada del mes”, su inepto patrón Patrick, (Peter Van den Begin) valiéndose de triviales excusas le niega el aumento salarial que en justicia le corresponde después de varios años recibiendo el mismo sueldo. Asimismo la desconsideración de que es objeto por parte de sus compañeros de oficina refleja el tóxico machismo imperante en la firma; ese comportamiento es atentamente observado por Melody (Laetitia Mampaka) quien se ha incorporado a la firma para realizar una pasantía. Cuando por un infortunado accidente Patrick muere en su despacho, Inés y Melody deciden encubrir lo acontecido, actitud que generará una sucesión de imprevistos acontecimientos.
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A través de una historia muy bien construida y nutrida de hilarantes giros, se asiste a una deliciosa sátira en la que con personajes pintorescamente concebidos la novel cineasta ilustra el sexismo prevaleciente en las oficinas así como la misoginia y endeble respeto hacia la mujer laburante.
En el marco de una óptica absurdista, la comedia de Jadin está remarcablemente realizada y su dinámico ritmo permite que la atención nunca decaiga a pesar de que el relato transcurre en un escenario limitado. Con las esmeradas actuaciones de Douieb y Mampaka manteniendo una notable complicidad y el eficaz desempeño de Van den Begin, la directora contó con un destacado elenco integrado por Alex Vizorek, Laurence Bibot, Philippe Résimont, Ingrid Heiderscheidt, Christophe Bourdon y Achille Ridolfi, entre otros.
Viejos (España)
Aunque la intención de los realizadores Raúl Cerezo y Fernando González Gómez ha sido presentar una historia enfocando la forma en que tres generaciones de una misma familia conviven en un inquietante ambiente, el drama planteado dista de lograr su objetivo.
El relato comienza con el suicidio de una vieja dama dejando viudo a su marido Manuel (Zorion Eguileor) que comienza a estar afectado de demencia senil. Su hijo Mario (Gustavo Salmerón), muy preocupado de que su padre viva independientemente, desea traerlo a su hogar pero cuenta con la oposición de su mujer Lena (Irene Anula) que se encuentra embarazada. Por su parte Naja (Paula Gallego), la hija de Mario de su matrimonio anterior, muy preocupada por su querido abuelo insiste en que el anciano debe vivir con ellos. A la postre Manuel es trasladado a la casa pero el raro comportamiento que adopta confirma el resquemor de Lena en no haber querido que el anciano viviera con ellos.
Cuando la violencia emergente del viejo pone en jaque a los restantes miembros del núcleo familiar, el relato cobra un giro inesperado; así, apelando a golpes de efecto de escasa sutilidad, los realizadores fuerzan a que la historia adquiera un clima de horror inusitado mediante escenas poco cohesionadas que reflejan la instintiva maldad del longevo.
En los momentos actuales en que se despliegan esfuerzos para tratar con cariño y respeto a la población de la tercera edad, este film desafortunadamente ilustra lo opuesto al mostrar a través de Manuel la indignidad que conlleva el envejecimiento.
Con un final decepcionante destinado a crear una artificial atmósfera terrorífica, lo rescatable de Viejos reside en su muy competente elenco encabezado por la magistral interpretación de Eguileor..
Incroyable mais vrai. Francia)
Entre los realizadores representantes del cine absurdo se encuentra Quentin Dupieux en cuyas comedias predomina la excentricidad de los personajes que la animan. En este caso el cineasta nuevamente transita por el mismo carril ofreciendo una historia cuyo título bien indica que lo que se ve resulta increíble pero indudablemente cierto, ¿o no?
El guón del director introduce en sus primeras escenas a un matrimonio de edad media integrado por Alain (Alain Chabat) y Marie (Léa Drucker) quienes están por adquirir una casa en los suburbios de París; el agente inmobiliario les previene que cuando visiten el subsuelo encontrarán una sorpresa que no quiere develar para que la pareja lo compruebe por sí misma. Es así que los compradores descubren que en el subsuelo hay una puerta trampera y que al descender las escaleras el tiempo se anticipa en 12 horas a la vez que sus usuarios se vuelven tres días más jóvenes. Eso fascina especialmente a Marie y cuando ya viven en el inmueble ella está obsesionada en bajar y subir las escaleras continuadamente a fin de disminuir su verdadera edad y evitar que su cuerpo envejezca.
La incredulidad se acentúa a través de otra historia que transcurre paralelamente. Alain que trabaja en una compañía de seguros invita a cenar a su jefe Gérald (Benoît Magimel) y su novia Jeanne (Anaïs Demoustier). A la hora de la sobremesa Gérald revela a sus anfitriones un jugoso secreto; a fin de lograr la máxima satisfacción sexual y evitar cualquier problema de erección él decidió reemplazar su órgano genital por otro electrónico que es operado a través de una aplicación de su teléfono celular.
Si lo anticipado resulta desatinado, el golpe de gracia se produce cuando el aparato producido en Japón deja de funcionar y es necesario cambiar un repuesto que Gérald solamente puede adquirirlo en el país de origen.
Mediante la historia propuesta, podría reflexionarse sobre lo bien que vendría obtener un sustituto de la fuente de la juventud que asegure la inmortalidad, así como a través de la vanguardista tecnología se podría evitar la inseguridad masculina en el momento de intimar sexualmente. Lo cierto es que el propósito de Dupieux no va más allá que el de provocar la sonrisa a su público mediante un humor asordinado generado por esta fantasiosa historia. Sin que sea el mejor trabajo de su filmografía, el realizador logra una agradable tontería agraciada por la. sólida actuación de sus cuatro protagonistas.
Confession (Corea del Sur)
En su segunda incursión detrás de la cámara el director surcoreano Yoon Jong-seok logra un film remarcable. Esta muestra de cine negro impregnado de cautivante misterio mantiene en ascuas al espectador hasta el momento final permitiendo que las expectativas generadas a lo largo de su desarrollo se justifiquen plenamente.
Basado en su propio guión, el realizador presenta en la primera escena a Yoo Min-ho (So Ji-sub), un rico hombre de negocios, quien despierta en la habitación de un hotel en donde su amante Kim Se-hee (Nana) yace muerta en el suelo; en principio todo haría suponer que él la asesinó y es por esa razón que la policía lo arresta a pesar de declararse inocente. La influencia ejercida por su afluente familia permite que él se encuentre liberado hasta el momento en que comience el proceso judicial.
Mientras se halla en su cabina, el acusado es visitado por una abogada (Kim Yun-jiin) que está dispuesta a defenderlo con la condición de que Yoo no oculte detalle alguno de lo que realmente aconteció entre él y Kim.
A través de flashbacks se van reconstruyendo los acontecimientos en donde Yoo está convencido de que alguien desea vengarse de él y de su amante al haber estado implicados en un accidente de automóvil que produjo involuntariamente la muerte de una persona; en lugar de dar aviso a la policía como Yoo lo sugirió, en aquel momento su compañera lo persuadió de no hacerlo para en cambio ocultar el cadáver.
Con varias idas y venidas y sin agregar más detalles por obvias razones, cabe anticipar que en esta historia nutrida de una espesa narrativa nada resulta previsible de lo que sucederá; en todo caso el realizador la estructuró excelentemente para conducirla a un desenlace inesperado que rememora al remarcable film Witness for the prosecution (1957) basado en la antológica novela de Agatha Christie.
No obstante que esta historia de verdades y mentiras constituye una nueva versión del exitoso film español Contratiempo (2016) de Oriol Paulo, Yoon Jong-seok imprimió su propia visión, sobre todo en lo concerniente a su última parte.
Con las magníficas actuaciones protagónicas de So Ji-sub y Kim Yun-jiin quien carga sobre sus espaldas el peso del relato, el director confirma su talento de maduro cineasta a la vez que ratifica la importante gravitación que por su calidad el cine surcoreano ejerce en el contexto internacional.